Tesis doctorales de Economía


LA EDUCACIÓN SUPERIOR TECNOLÓGICA FRENTE AL PROCESO DE GLOBALIZACIÓN: LA INFLUENCIA DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN EN EL INSTITUTO TECNOLÓGICO DE PUEBLA

Saúl Corral García



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1.2 La globalización como nuevo sistema de producción y consumo

Por lo que respecta al contexto del trabajo en la nueva economía capitalista, el impacto de la globalización en éste se ha vuelto global según investigadores como Octavio Ianni. (1999: 104-126) Él señala que la globalización del mundo del trabajo en el ámbito de la fábrica global se ha creado con la nueva división transnacional del trabajo y producción, la tercera revolución científico-tecnológico-industrial y la transición del fordismo al toyotismo.

Se plantean nuevas formas y significados del trabajo, de manera desigual, dispersos y heterogéneos, atravesando nacionalidades, culturas, etnias, religiones y lenguas. Se puede observar tal impacto global en:

1. La reducción y posible cierre de áreas industriales tradicionales con alta concentración del empleo (minas, siderúrgicas y otras empresas) en las que generalmente había sindicalismo fuerte;

2. El carácter temporal del empleo y mayor movilidad de trabajadores.

3. El contexto nuevo de coexistencia del trabajo en condiciones de capitalismo global con el nacional, competitivo, monopólico y de Estado, por lo que hay segmentos, instituciones y estructuras de unos y otros.

4. La transición del sistema técnico-productivo de la máquina-herramienta al sistema automatizado de máquinas autorreguladas, lo cual implica (tendencialmente) la capacidad de las instalaciones automatizadas para sustituir no sólo la fuerza de trabajo, sino también las funciones cerebrales requeridas para la vigilancia de las máquinas-herramienta. Se podría definir entonces a la automatización por la autorregulación de las máquinas en circuito cerrado, la máquina se vigila y se regula a sí misma. (Lojkine, 1990: 18)

Pero según Lojkine, ello no significa “la fábrica sin trabajadores”, sino el cambio de la intervención humana hacia funciones mucho más abstractas e intelectuales: control de la máquina, prevenir defectos y optimizar su funcionamiento. “Así, nuevas convergencias surgen entre concepción, mantenimiento y producción material con cada vez más, menos trabajo manual y mayor manipulación simbólica”. (Lojkine, 1990: 18) Se trata de una “acumulación capitalista flexible”, es decir una flexibilización de procesos de trabajo y producción implicando una acentuada y generalizada potenciación de la capacidad productiva de la fuerza laboral. (Ianni, 1999: 107)

La fuerza laboral tiene su base en la flexibilidad de los mercados de trabajo, de los productos y patrones de consumo; con surgimiento de sectores productivos por completo nuevos; nuevas formas de suministro de servicios (financieros principalmente); nuevos mercados; altas tasas de innovación tecnológica, comercial y organizacional; y vasto movimiento en el empleo del sector terciario o de servicios. Se da también el surgimiento de sectores industriales nuevos en regiones subdesarrolladas, tales como: la Tercera Italia, Valle de Silicio y nuevos países industrializados. Este se refleja en niveles altos de desempleo estructural, destrucción-reconstrucción de habilidades, disminución del poder sindical (columna política del régimen fordista) y aprovechamiento de la gran cantidad de fuerza de trabajo excedente (desempleo y subempleo) para imponer contratos flexibles de trabajo.

La nueva flexibilización del trabajo y trabajadores está comandada por un nuevo modelo de racionalidad del proceso de producción y reproducción ampliada lanzada por el capital global. Tal racionalidad incluye una combinación de las ciencias sociales con la ingeniería: electrónica, informática y demás disciplinas técnicas para alcanzar niveles óptimos de productividad, producción, calidad y competitividad. Pero no todos los trabajadores entran en el mismo nivel de racionalidad técnico-productivo-instrumental. Las empresas practican una estrategia de flexibilización en dos niveles simultáneos: el núcleo estable de los trabajadores de la firma debe tener una flexibilidad funcional; mientras la mano de obra periférica debe presentar una flexibilidad numérica. En otros términos, alrededor de un núcleo de trabajadores estables, que presentan un amplio abanico de calificaciones, fluctúa la mano de obra periférica, de calificaciones menores y más limitadas, sometida a la suerte de la coyuntura. (Ianni, 1999: 111)

Como efecto de lo anterior, se multiplican las direcciones de los movimientos migratorios en función del mercado laboral, continua disolución de la sociedad agrícola, urbanización creciente y avance de la fábrica global. Es decir, se desarrolla una reserva internacional de fuerza laboral potencial, prácticamente inagotable, principalmente en América Latina, África y Asia y en los países ex-socialistas. La mayor parte de esta fuerza de trabajo proviene de la sobrepoblación latente en áreas rurales, que, debido al empleo del capital en la agricultura (revolución verde y biotecnológica) desencadena un flujo constante de personas hacia áreas urbanas en busca de empleos. (Ianni, 1999: 112) El tamaño total del ejército de reserva en los países en desarrollo, excede fácilmente el total de empleados en la manufactura en Europa, EEUU y Japón. (Frobel, 1980)

Este fenómeno de correlación entre desempleo-migración-tecnología-globalización ha repercutido en lo expresado por el director del Fondo Monetario Internacional (FMI), el cual en 1993 señaló al desempleo como el mayor problema a enfrentar por los países industrializados. Citó la existencia de 32 millones de personas más que hace diez años, sin empleo dentro del mundo rico. (Ianni, 1999: 115) Esto es precisamente lo que Ulrich Beck ha notado: la consecuencia involuntaria de la utopía neoliberal del libre mercado es la brasileñización de Occidente. (Beck, 2000: 9) Esto quiere decir que en un país semi-industrializado como Brasil, los trabajadores que tienen empleo de tiempo completo representan solo una minoría respecto a la gran masa económicamente activa. La mayoría vive en condiciones laborales precarias. Abundan los vendedores ambulantes, pequeños comerciantes y artesanos, los que se ofrecen como asistentes domésticos de toda suerte, o los nómadas laborales que se mueven entre los campos de actividad más variados. (Beck, 2000: 9)

Esta multiactividad nómada no es una magnitud residual premoderna sino una forma de crecimiento rápido del trabajo flexible.

La situación de Alemania refleja la situación de otras sociedades occidentales. En los años sesenta, sólo la décima parte de la población laboral pertenecía al grupo de los precariamente ocupados. En los setenta, era ya la quinta parte; en los ochenta la cuarta parte, y en los noventa, la tercera parte. De mantenerse esta tendencia galopante, dentro de diez años uno de cada dos trabajadores dependientes tendrá un puesto de trabajo duradero a tiempo completo, mientras que la otra mitad trabajará, por así decir, a la brasileña. (Beck, 2000: 10)

Según la tesis de Beck, esto marca una economía política de la inseguridad y desigualdad – sociedad del riesgo – como impacto de la globalización. Actualmente, hay agentes vinculados a un territorio (gobierno, parlamento, sindicatos) y otros desvinculados de todo territorio (capital, finanzas y comercio).


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