Tesis doctorales de Economía


LA EDUCACIÓN SUPERIOR TECNOLÓGICA FRENTE AL PROCESO DE GLOBALIZACIÓN: LA INFLUENCIA DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN EN EL INSTITUTO TECNOLÓGICO DE PUEBLA

Saúl Corral García



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2.1.1 El contexto global

La sociedad mexicana vive inmersa en una comunidad mundial cada vez más interdependiente, en un proceso de transición en todos los órdenes: económico, político, social y cultural. El cambio debe involucrar necesariamente a todos, pero aún no se ha dado de manera homogénea en los distintos ámbitos de la sociedad. En lo económico, se han puesto en operación en los últimos tres lustros estrategias que buscan la incorporación de México a los mercados mundiales, el aumento de la competitividad de la planta productiva y la modernización de las unidades económicas. En lo político, el país ha venido ampliando su vida democrática con la consolidación de la estructura de partidos y asociaciones políticas, la alternancia en el poder y la emergencia de nuevos actores en el seno de la sociedad civil. En lo social, han aparecido nuevos procesos y estructuras que apuntan a la conformación de una sociedad más urbana y moderna, pero al mismo tiempo se tienen amplias regiones del país, sectores y grupos sociales que todavía no participan de los beneficios del crecimiento económico. En el ámbito cultural, están apareciendo nuevos fenómenos como: el avance acelerado de los conocimientos científicos, humanísticos y tecnológicos; la creciente escolaridad de la población en los niveles de la educación básica; y los avances en las tecnologías de la información y la comunicación.

Con el cambio se extienden las actividades que requieren de innovaciones continuas y de una mayor participación de la dimensión intelectual del trabajo; se modifican las costumbres, los patrones de conducta y los modos de vida de los individuos y de los grupos sociales; se extienden los ámbitos de acción de la sociedad civil, se redefinen los campos de intervención del Estado y se va conformando una sociedad más democrática y más participativa, al menos eso es lo que se espera en un sentido positivo con la instauración de nuevas políticas en la educación actual.

Sin embargo, la transición que vive el país se da en un contexto de crisis recurrentes, no solamente de dimensión nacional, sino también internacional. Al término de la década anterior del siglo pasado, México se enfrentó a un panorama mundial y nacional de crisis económica global, de tal magnitud que ha llevado a los organismos internacionales a plantear correcciones a las estrategias económicas que depositaron un excesivo optimismo en la regulación de los mercados sin intervención de los estados nacionales.

Una sociedad, sea mundial o nacional, inmersa en un proceso de cambio acelerado en todas las esferas de la vida humana exige transformaciones profundas en la organización y operación de la educación en general y en la educación terciaria en lo particular. Del cambio surgen nuevas necesidades y exigencias relativas a las competencias y conocimientos de los hombres y mujeres para insertarse activamente en el mundo laboral.

Un ámbito que particularmente incide en el desarrollo de la educación superior es el relativo a la revolución científica y tecnológica que se vive en el planeta. La progresión geométrica de los acervos de conocimientos científicos y tecnológicos y de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación presentan múltiples oportunidades para el desarrollo de la educación superior. (internet, acceso a bases de datos, enseñanza a distancia, redes virtuales de intercambio, flexibilidad en el proceso de formación, etcétera) El fácil acceso a la información y a su distribución por medios electrónicos multiplica el impacto formativo de las Instituciones de Educación Superior. (IES)

La mayor interacción entre las comunidades académicas permite un proceso continuo de mejoramiento de la calidad educativa, aunque sabemos que en realidad no siempre es así; ya que la apertura a la interacción mundial potencia los procesos de transformación de las instituciones educativas, y el surgimiento de nuevos valores en la sociedad permite la construcción de espacios académicos más consolidados. Sin embargo, México enfrenta la amenaza, al igual que otros países, de quedar rezagado en el desarrollo científico y tecnológico.

En el ámbito planetario, la revolución científica, tecnológica e informática se da en un contexto polarizado. La segunda mitad de nuestro siglo pasará a la historia de la educación superior como la época de expansión más espectacular, aunque la ANUIES no presenta datos específicos al respecto, podemos observar las cifras que la OCDE (2004) destaca sobre el desarrollo de la educación de manera general y comparativa en la última década. En 1994, México gastaba en educación, el 5.4% del PIB, cifra muy cercana al promedio de los países de la OCDE, que era entonces de 5.9%, y más o menos lo mismo que gastaba Irlanda (5.6%) o Chile. (5.7%) Pero al revisar los datos como gasto por alumno, México como consecuencia del alto crecimiento demográfico, estaba muy por abajo. Mientras México gastaba menos de 5 mil dólares anuales por alumno de educación superior, el promedio de la OCDE era de 8, 134 dólares, Chile invertía 8,436 y Corea 5, 203. Diez años después, el gasto educativo mexicano había subido al 7.1 % del PIB, uno de los más altos entre los países de la OCDE. En principio, se supone que es un buen nivel de gasto y que, teóricamente, debería arrojar buenos resultados.

Pero cuando se comparan los datos de lo que se gasta contra los resultados de las evaluaciones internacionales, las cosas se vuelven particularmente críticas. A pesar de que nuestro nivel de gasto es comparable al de Corea, Irlanda o de la República Checa, los resultados alcanzados por los estudiantes mexicanos son tremendamente bajos. En un estudio reciente de la OCDE entre 31 países, México ocupó el lugar número 30 en comprensión de la escritura, en matemáticas y en ciencias. En cambio, Irlanda alcanzó el sitio número 5, Corea el 6 y la República Checa el 19. (OCDE, 2004)

Pero también es la época en que se ha agudizado aún más la disparidad, que ya era enorme, entre los países industrialmente desarrollados, los países en desarrollo y en particular los países menos adelantados en lo que respecta al acceso a la educación superior y la investigación y los recursos de que disponen. (ANUIES, 1998) El gran reto – como fue reconocido en la Conferencia Mundial sobre Educación Superior organizada por la UNESCO en 1998 – es disminuir la brecha existente entre países ricos y pobres, una disminución que exige de una nueva distribución del conocimiento en el ámbito mundial. En los primeros años de este nuevo siglo este reto no se ha visto reflejado en la realidad. Al contrario, su incursión presenta diversas contradicciones estructurales.

De este modo, no puede entenderse a la educación superior sin tener como referente este contexto de transición mundial y nacional. Las instituciones educativas actúan hoy en contextos cualitativamente distintos a aquellos en que la mayoría de ellas iniciaron operaciones tan sólo apenas hace tres décadas. Ante situaciones, problemas y necesidades emergentes, las respuestas a los nuevos retos en México tendrán que darse bajo paradigmas, además de novedosos, más objetivos y pertinentes, puesto que ya no son viables las respuestas pensadas para condiciones de épocas pasadas.

Los desafíos que la educación superior tiene ante sí son múltiples y muy diversos. Su contexto social no es siempre favorable para el óptimo desempeño de sus funciones y en ocasiones le representa amenazas que tiene que sortear con estrategias creativas. Sin embargo, el contexto social cambiante le abre nuevas oportunidades de acción. La crisis genera otros retos a la imaginación y al quehacer de las instituciones educativas y les exige buscar nuevas formas en el cumplimiento de sus funciones sustantivas.

Como fue reconocido en la Conferencia Mundial sobre Educación Superior, a través del documento de la UNESCO (1998), en una sociedad basada cada vez más en el conocimiento, “la educación superior y la investigación forman hoy en día la parte fundamental del desarrollo cultural, socioeconómico y ecológicamente sostenible de los individuos, las comunidades y las naciones”. (UNESCO, 1998: 16) Por consiguiente, y dado que tiene que hacer frente a imponentes desafíos, la propia educación superior ha de emprender la transformación y la renovación más radicales que jamás haya tenido por delante.


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