Tesis doctorales de Economía


LA EDUCACIÓN SUPERIOR TECNOLÓGICA FRENTE AL PROCESO DE GLOBALIZACIÓN: LA INFLUENCIA DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN EN EL INSTITUTO TECNOLÓGICO DE PUEBLA

Saúl Corral García



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6.3 Hacia un nuevo marco de referencias para la educación en México

La década de los noventa mostró grandes y profundas transformaciones del mundo contemporáneo. La geografía planetaria no es como la de hace dos décadas, y los efectos de la gran metamorfosis de la economía y la política mundiales han cambiado los referentes de la acción de los estados nacionales, las instituciones, los grupos y los individuos. Los cambios de la geopolítica de las naciones, como el término de la guerra fría y su consecuente efecto de desestructuración de la bipolaridad hegemónica entre liberalismo y socialismo, han llevado a una reintegración mundial más en búsqueda de ventajas competitivas para la acumulación económica de intereses cifrados en filiaciones ideológicas. (ANUIES, 2001)

A ellos se agrega una nueva revolución tecnológica que incide en diferentes ámbitos de la vida social, rearticulando la cultura, los valores y la propia vida en formas de interacción de naturaleza instrumental. La época de los medios electrónicos y de comunicación –como insumos necesarios de la acción social–, ha producido una extraordinaria reacción y creatividad en los individuos, las instituciones y los propios Estados. La lógica de las eficiencias instrumentales y de las tecnologías productivas y comunicativas pareciera indicar que se ha convertido en el referente ineludible para la procuración de justicia del crecimiento económico, el desarrollo social y la convivencia política. (ANUIES, 2001)

El impacto de la revolución tecnológica ha instaurado un sistema complejo de riesgos y oportunidades. Ha reinsertado la tensión entre civilización y cultura y, por ello, plantea nuevos desafíos políticos para encontrar fórmulas de interacción pertinentes y socialmente integradas. Como lo ha advertido Edgar Morín (1993), se trata de “una profunda contradicción entre la noción de civilización que cubre fundamentalmente lo que es universalizable: técnicas, objetos utilitarios, modas y géneros de vida basados en el uso y el consumo de esas técnicas y objetos, y la noción de cultura que abarca todo lo que es singular, original, propio de una etnia o una nación”. (Morín, 1993: 36)

De ahí que los procesos de globalización económica que hoy se perfilan como los nuevos espacios de la reproducción económica y social no solamente remiten a problemas técnicos de movilización de capitales de inversión, sino que pasan necesariamente por las exigencias de integración política y cultural entre las naciones. La mundialización de la economía, que marca las tendencias de una homogeneización y estandarización de formas de producir y consumir, se enfrenta ahora a los riesgos de la mundialización de la cultura, donde ésta se expresa por consiguiente en degradación, pérdida de diversidades y oposiciones catastróficas, cuando el proceso no siempre resulta creativo, como se perfilaría supuestamente por las instituciones sociales existentes.

Así, los retos de la desigualdad en el marco de la competitividad global plantean a cada país la necesidad de nuevos proyectos y mecanismos que puedan rearticular las viejas estructuras, actores y cosmovisiones con las energías sociales emergentes que pretenden enfrentar competitividad, integrando el rezago de las desigualdades heredadas en un nuevo programa político sustentable.

Históricamente las revoluciones industriales han constituido un conjunto de transformaciones radicales en los procesos productivos derivados de la introducción de nuevos equipos e instrumentos y de nuevos materiales y fuentes de energía. Tales transformaciones se reflejan en la dinamización de las estructuras económicas y generan una nueva configuración en las relaciones sociales, políticas, económicas y culturales de un período dado. La actual revolución científico-tecnológica relaciona sistemáticamente nuevos conocimientos, insumos, productos y procesos, acompañados de innovaciones organizacionales y gerenciales en las unidades productivas, los que en conjunto cambian el modo de producir y consumir de la sociedad, es decir el estilo de vida, y la geografía económica del mundo. Esto se va a reflejar de manera reproductiva en el proceso de la educación al tratar de formar nuevos profesionales con esa visión de competitividad para alcanzar un mayor bienestar económico y social, cuando en realidad con la problemática educativa y las limitaciones que enfrentan en su formación, en el sistema educativo en México, su realización profesional puede quedarse sólo en una expectativa más de vida.

Hoy la tercera revolución industrial y la reestructuración económica mundial son un proceso en marcha, con dinámica y alcance propios, que contribuyen a redefinir las relaciones entre naciones, creando bloques bajo esquemas de asociación comercial y tecnológica y de integración. Así, la globalización, entendida como un proceso que involucra a distintas economías nacionales mediante la producción y comercialización mundial de bienes y servicios, y la regionalización, entendida como una forma de articulación de políticas comerciales y económicas entre naciones con el propósito de agilizar el intercambio para lograr la mejor utilización de los recursos y el máximo de bienestar para la población, son hechos presentes. Con esto, se pretende la búsqueda de integración, entendida como una forma de relaciones entre Estados nación que trasciende lo estrictamente comercial y económico.

El marco de las transformaciones mundiales obliga a pensar en los contextos emergentes que producen para los distintos ámbitos de la acción social en el entendido de que para cada uno de ellos hay niveles de impacto y significados distintos. El reto es, justamente, reconocer como lo ha apuntado Didriksson (1998), para los distintos espacios de interacción social, las tensiones, las opciones y las estrategias alternativas que produce la dialéctica entre cultura, tecnología e instituciones. Es decir, la relación entre las formas de ver el mundo, de transformarlo y de instalarse en él (Didriksson, 1998), remite a conjuntos diferenciados de diagnósticos, criterios y programas teórico políticos. Por lo tanto, abre la posibilidad de repensar distintas realidades problemáticas de acuerdo con los procesos que incluyen, sus niveles de autonomía y determinación, así como lo que concierne a su integración o contradicción respecto a realidades más generales y tendencias estructurantes.

Lo anterior justifica la necesidad de pensar en estos procesos emergentes que vive el mundo para beneficiar a la educación tecnológica en México, que recibe y reacciona, produce, reproduce e innova, desde su espacio particular de acción, vale decir, incorpora su propia dialéctica entre cultura, tecnología e instituciones, y cuya expresión plantea problemas de envergadura nacional, no sólo por sus dimensiones, sino también por su impacto y significado en el cambio social del país, de individuos y grupos.

El efecto esperado, es que México se vea y se sienta “motivado” a fin de participar en forma activa en este nuevo discurso neoliberal y tenga la “oportunidad” de actuar también en este gran “concierto del progreso”, en el que sólo los países subordinados son los que podrán ser también los protagonistas de sus propio desarrollo, aunque esto implique la transformación de su propia realidad y ésta se vea trastocada en sus formas tradicionales del proceso educativo, cambiando sus prácticas cotidianas con nuevos lenguajes en su quehacer académico, presentando como efecto de este proceso modernizador nuevos significados en sus relaciones sociales, tanto grupales como institucionales.

Partiendo del problema donde nos planteamos la necesidad de investigar sobre las repercusiones que pudieran darse con la implantación de nuevos modelos en la educación superior tecnológica, y eligiendo como caso de estudio al Instituto Tecnológico de Puebla, ha sido con la finalidad de poder observar y analizar la influencia de los nuevos paradigmas vertidos en las políticas educativas por parte del Estado, a través de la introducción de las nuevas tecnologías de información en la educación superior.

Si bien, por influencia entendemos un proceso de transformación que viene a modificar o a cambiar la estructura organizacional de cualquier proceso en el desarrollo de una actividad, en la educación superior y concretamente en la tecnológica, ésta se observa incompleta y limitada en el cumplimiento de objetivos por parte del Estado, que vierte sus instrucciones a través de mecanismos de regulación por medio de acciones específicas traducidas en políticas modernizadoras y aplicadas al sector educativo del país. El efecto de estas nuevas políticas es más importante al que se da en la realidad social, ya que ésta resulta contradictoria, porque su desarrollo es dinámico y el proceso de cambio no sólo está en las decisiones que toma el Estado, como en las necesidades concretas que enfrenta toda la sociedad en todos sus sectores y en todos sus ámbitos.

Es decir, se ha tratado de observar cómo la educación superior enfrenta el proceso de globalización en el espacio social del Instituto Tecnológico de Puebla. Este es un espacio social integrado por actores o sujetos sociales que experimentan las nuevas políticas modernizadoras del Estado en las prácticas cotidianas del proceso de enseñanza-aprendizaje. Con las cuales, se pueda reproducir no sólo el desarrollo en forma eficientista de los paradigmas globalizadores, sino también de institucionalizar esas prácticas con nuevos mecanismos integradores por medio de la ideología dominante, para preservar la legitimación del poder del Estado.

Pero, al observar y analizar el problema, además de tener clara la hipótesis, ésta se refuerza con lo planteado por la pregunta de investigación; ya que al conocer la parte de la realidad como ha sido en este caso, es necesario que todo el problema social lo observemos también como un hecho social donde logremos ver al fenómeno como parte de la estructura total que es la sociedad, a través de los nuevos retos que debe enfrentar la educación mexicana ante el proceso de globalización. Es decir, debemos saber ¿qué le espera y qué debe hacer ante esta panorámica de cambios económicos, políticos y sociales?


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