Tesis doctorales de Economía


LA DIRECCIÓN DE RESULTADOS EN LAS EMPRESAS PRIVATIZADAS

Julián Castaño Guillén




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CAPÍTULO SEIS: PRIVATIZACIONES EN ÁFRICA

La propiedad privada no es nueva en África, sin embargo, el papel del sector privado en la economía de muchos países del continente, y más concretamente varios países subsaharianos, ha sido limitada deliberadamente por los Gobiernos con la intención de dirigir el crecimiento y desarrollo económico. Esta limitación de la propiedad privada es consecuencia del sistema colonial y de la ideología post-independencia1.

Los años coloniales han afectado negativamente al desarrollo del talento empresarial en África. El empresario autóctono era incapaz de aprender a utilizar las herramientas de gestión debido a que los poderes coloniales utilizaban a su propia gente para dirigir las empresas.

Tras la independencia, el Estado asumió el papel de empresario y con la expansión de las empresas públicas los empresarios africanos se movieron hacia donde tenían oportunidades: la economía sumergida. Por tanto uno de los objetivos del movimiento privatizador en África ha de ser atraer a los empresarios con talento a la legalidad económica.

La presión ejercida por las agencias internacionales2 ha hecho pensar a algunos africanos que la privatización se trataba de una nueva recolonización. Por otra parte, la privatización completa requiere un cambio de actitud y de valores. A pesar de todo, la privatización se está llevando a cabo en muchos países, aunque el problema está en cómo privatizar.

Un método de privatización utilizado en algunos países africanos ha sido los contratos de dirección, mediante los cuales la dirección pasa a ser privada, entregando el contratista los bienes y servicios producidos por la empresa pública al Gobierno o al público en los términos establecidos en el contrato.

Así, por ejemplo en el caso de Togo, cuando la empresa de fundición de acero tenía excesivas pérdidas acumuladas y amenazaba con el cierre y liquidación, el Gobierno togalese pasó la dirección, mediante contrato, a los contratistas privados y en solo cinco años se pudo salvar la empresa (Bergeron, 1992).

Otro sistema que también se ha utilizado es el contrato de franquicia. Por regla general, el franquiciado es una empresa que goza de economías de escala importantes y, en consecuencia, puede proporcionar el producto a más bajo precio. Iniciada por el Banco Mundial, esta técnica se ha utilizado en algunos países como Benin, Burundi, Congo, etc. (Nellis, 1989). La ventaja del sistema es que cuando la empresa ha remontado sus resultados se puede privatizar a un precio superior o incluso puede conservarse como pública.

Según el Banco Mundial, en África se han privatizado 3.529 empresas públicas, por las que los Estados han recaudado alrededor de 8.000 millones $. Concretamente en el período 1995 a 1999 se han completado 1.018 transacciones, la mayoría del sector manufacturero y agrícola.

La privatización ha traído una serie de cambios, entre los que destacamos la reducción del déficit, la atracción de la inversión extranjera directa y las inversiones posteriores, el estímulo para el desarrollo del sector privado generando nuevas oportunidades de inversión, estímulo para el desarrollo de un mercado de capitales y un ambiente más competitivo.

Un estudio del Banco Mundial de 54 empresas privatizadas, en Benin, Burkina Faso, Ghana, Togo y Zambia, concluye que entre el inicio de la privatización y el primer trimestre de 1996 el empleo en estas compañías privatizadas había descendido el 15%. En este mismo sentido, según la Unión de federaciones de Obreros de Sudan desde 1992 se han perdido 40.000 empleos en las empresas privatizadas.

Los países más privatizadores han sido Mozambique, con 580 privatizaciones, seguido de Angola ( 331), Tanzania (283), Zambia (268), etc..

En el período citado se han producido 631 liquidaciones de empresas públicas. El método más utilizado de privatización ha sido la venta competitiva de acciones o de activos. En algunos casos los Gobiernos han retenido parte de la propiedad, destacando el caso de Kenya, que ha practicado este sistema en 104 ocasiones.

Un objetivo necesario es la ampliación de la participación local en los programas de privatización para satisfacer así las aspiraciones nacionales y la aceptación política, además de estimular el ahorro doméstico. Por ejemplo, en la privatización de las líneas aéreas de Kenya, aunque se buscó un inversor estratégico externo, un porcentaje de acciones quedó cotizando en la bolsa de valores. De todas formas la mayoría de las personas son demasiado pobres para comprar acciones, lo que ha llevado a los Gobiernos a retener participaciones minoritarias de las privatizaciones para ofertas públicas futuras.

El Banco Mundial ha estado involucrado en el servicio de telecomunicaciones desde los sesenta, financiando inversiones de modernización y ampliación; en los ochenta se hicieron esfuerzos para fortalecer la organización y dirección.

Scoot (1999), utilizando una base de datos compuesta por 30 países de África y América Latina, entre los años 1984 y 1997, obtiene evidencia empírica de que la competencia está asociada con el incremento de la introducción de teléfonos públicos, capacidad de conexión y bajada del precio de las llamadas locales. La privatización de las telecomunicaciones por si misma, está asociada de forma insignificante con un incremento de teléfonos públicos, sin otro beneficio. En cambio, la privatización, combinada con la existencia de un regulador independiente, está asociada a un aumento de teléfonos públicos, capacidad de conexión e incremento de la productividad laboral medida como empleados por línea.

Los resultados son consistentes con otros estudios, en el sentido de que la competencia parece estar relacionada con la introducción de líneas, mayor número de teléfonos públicos, capacidad de conexión y menores precios de las llamadas locales. Recomienda Scoot que, al ser la competencia el factor clave, no se conceda la exclusividad a los proveedores de telecomunicaciones.

Como dice Wellenins (1997), un monopolio tanto público como privado es cada vez más incapaz de satisfacer las demandas cambiantes de los usuarios. La competencia estimula a las empresas a mejorar el producto o servicio, reducir costes y bajar los precios. Además de la privatización se hace necesaria la regulación.


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