Tesis doctorales de Economía


LA FORMACIÓN LABORAL DE LOS ESCOLARES DE 5TO Y 6TO GRADOS DE LA EDUCACIÓN PRIMARIA EN EL CONTEXTO SOCIOCULTURAL DE LA ZONA DEL PLAN TURQUINO

Eduardo Rafael Ávila Rumayor



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2.1.1 Principales direcciones para la construcción de la metodología.

Teniendo en cuenta los anteriores elementos, los fundamentos epistemológi-cos de la investigación y la política educacional, expresada en el Modelo de la Es-cuela Primaria, se determinan y argumentan las siguientes direcciones hacia las cuales debe dirigir su atención la instrumentación del proceso de formación laboral en los escolares de 5to y 6to grados de la Educación Primaria en el contexto so-ciocultural de la zona del Plan Turquino.

Dirección sociolaboral.

La asunción del proceso de formación laboral desde la perspectiva de la interacción con el contexto educativo viene a ser parte recurrente en esta propuesta. Debido funda-mentalmente a la conveniencia de facilitar que la escuela ajuste su labor formativa a las condiciones en las cuales se ejecuta el desarrollo de la sociedad en su conjunto y especí-ficamente las necesidades que hoy tienen los sujetos para insertarse en ella.

Según nuestro punto de vista el papel de la escuela, como institución que cuenta con el personal capacitado para dirigir el proceso formativo, debe ser mediadora del sistema de influencias educativas que ejerce el contexto y las exigencias sociales que a ella se plantean. Teniendo en cuenta que no siempre existe una relación directamente proporcio-nal entre estos.

La polémica se presenta entre la estructuración del contenido de las asignaturas, en-tendido como saber válido en tanto es parte de una ciencia y el conocimiento de lo que rodea a los sujetos. En este sentido el tratamiento al conocimiento cotidiano debe articu-larse en función de la solución de problemas prácticos, sin reducirlo solo a eso.

No se debe entender como vía de solución a problemas de índole rutinaria; sino sobre bases de respuestas complejas, atendiendo a que no se puede admitir la homo-geneidad en la respuesta a las problemáticas, pues estos responden a la idiosincrasia y a las situaciones concretas en las que se encuentran.

El tratamiento al conocimiento cotidiano debe posibilitar la asunción de posturas definidas ante problemas de desarrollo sustentable en la comunidad: qué sistema de valores asumir ante el hecho productivo en sí y con respecto a su posición en el siste-ma laboral, qué hacer y qué proyecto de vida trazarse, entre otros.

La apertura a lo cotidiano debe proyectarse desde una óptica que revalorice su función y el nivel de impacto que ejerce en la formación de los individuos y no solo co-mo conocimiento inacabado sobre los procesos y fenómenos de orden natural que ad-quiere el individuo sin un estudio profundo de la ciencia.

Lo laboral dentro del currículum no puede ser percibido como una dicotomía entre el conocimiento cotidiano y el conocimiento científico, sino desde la óptica de una conver-gencia que permita que ambos evolucionen y se activen en la solución de problemas com-plejos que permitan el cambio del entorno del sujeto.

La propuesta de análisis del proceso de formación laboral desde una perspectiva so-ciolaboral, en la cual se incluyan como elementos centrales de estudio el medio geográfi-co, la composición demográfica de la comunidad y las condiciones económicas y laborales de la misma, entre otras, se debe al hecho del papel que juega el medio sociocultural en el desarrollo de la personalidad de los individuos.

Esta dirección facilita la diferenciación, de acuerdo con el contexto, de las necesida-des de formación laboral de los sujetos y por ende el ajuste a una cultura laboral comunita-ria que está precedida por elementos identatarios que lo relacionan.

Para las zonas del Plan Turquino, zonas eminentemente rurales y que de acuerdo con sus características geográficas asume determinadas formas de producción, el desa-rrollo de cualquiera de los procesos que en el orden formativo se lleven a cabo, deben estar fuertemente ligados al ámbito de la cultura del montañés.

Los valores culturales del montañés deben enriquecerse, transformarse, pero sin ob-viar las raíces de que se nutre, sin operar prejuiciadamente. La variante más aconsejable será realizar su estudio y potenciar su desarrollo teniendo en cuenta el carácter relativo de la cultura, donde se tenga en cuenta que no existe una cultura totalmente transformadora y otra solo vista como objeto, proceso o fenómeno a transformar.

La concepción de una formación laboral ajustada al contexto sociolaboral potencia un acercamiento a la realidad en la cual se desenvuelve el sujeto, un conocimiento mayor de su esfera de actuación y una verdadera contribución a la transformación comunitaria, sin dejar de valorar el necesario goce espiritual que debe expresarse en la realización de las actividades laborales.

Dirección didáctica.

A la escuela es asignada la misión de preparar a las nuevas generaciones para el trabajo desde edades tempranas: primero, al crear sentimientos de amor y de respeto hacia los trabajadores y el trabajo; al dirigir la atención hacia aquellas profesiones de ma-yor necesidad para la comunidad; y al potenciar el desarrollo de habilidades manuales e intelectuales generales, que permitan una posterior inserción laboral. Y en segundo lugar, preparando adecuadamente para un oficio, en específico a los jóvenes.

La articulación del proceso de formación laboral debe superar las limitaciones que en el orden procedimental aún lastran su alcance formativo. La forma de concebirlo debe en-marcarse en reconocer, en primer lugar, el carácter rector del principio estudio trabajo de-ntro del proceso docente–educativo.

En segundo lugar, se debe fomentar sobre la base de las características de las co-munidades en las que se encuentran enclavadas las escuelas. Este reconocimiento está dirigido a particularizar cuáles son las necesidades y potencialidades que en el orden labo-ral presenta el entorno comunitario.

En tercer lugar, su concreción curricular debe enfocar elementos tanto del orden re-lativo a los sujetos en específico, así como de las perspectivas de los grupos poblaciona-les que se servirán de este enfoque. En ello es preciso destacar que la necesidad laboral que manifiestan los sujetos repercute en el grado de interés hacia determinadas profesio-nes u oficios y por el aporte que puedan realizar en la formación de su propia cultura labo-ral.

En la realización de las actividades responde a aspectos no solo de orden económi-co, sino también a las implicaciones que tiene para la construcción de la identidad de las comunidades. Estos elementos posibilitan concretar el diseño del componente laboral de los subniveles de la Enseñanza Primaria (ciclo, grado, momentos del desarrollo y asigna-turas).

En el diseño del componente laboral de cada una de las asignaturas se debe partir de determinar las potencialidades que posee el contenido en cuanto a lo laboral, seleccio-nando aquellos que posibilitan el tratamiento a determinados aspectos que conforman lo laboral, entre ellos: características de algunos oficios, valores relacionados con el trabajo, actividades que propicien el desarrollo de habilidades intelectuales o manuales básicas, entre otras.

La concreción práctica del diseño del componente laboral de las asignaturas se ma-nifiesta en las distintas actividades laborales concebidas para el nivel de enseñanza, las tareas extraescolares derivadas del proceso docente educativo, en la materialización de acciones comunitarias que sean planificadas por las organizaciones políticas y de masas y en el ámbito familiar, a partir de la conexión directa de los padres con la dirección del pro-ceso educativo de los hijos.

En el caso de las zonas montañosas ocupa un relevante espacio las movilizaciones que se llevan a cabo en sesiones contrarias a la docencia o los fines de semana, en perio-do de cosechas cafetaleras, en las cuales los alumnos comparten con sus maestros las labores de recolección del grano, manifestando elevados resultados por la experiencia que poseen en la misma. Un ejemplo de esta variante lo constituye la creación del contingente de pioneros recolectores “Los Ernesticos”, en el municipio guantanamero de Maisí.

Dirección psicológica.

El análisis desde el punto de vista de la relación que se establece entre el proceso de formación laboral y el desarrollo de la personalidad está dado en que la proyec-ción de lo que el individuo aspira a ser, de no articularse adecuadamente, puede provocar desajustes comportamentales que inducirán a los individuos a una in-adaptación dentro del conjunto de las relaciones sociales.

El conocimiento por parte del maestro de las particularidades psicológicas de los alumnos posibilitará que al elaborar o trazarse objetivos a corto y largo plazo, en función de su formación laboral, se articule de manera coherente el tipo de activi-dad laboral a que puede aspirar este escolar una vez adulto.

Atendiendo a las características psicológicas de la personalidad y a los niveles de integración de los contenidos en esta esfera, expresados por Fernando González Rey y referidos en el capítulo anterior, se puede valorar que los escolares de 5to y 6to grados han desarrollado un conjunto de unidades psicológicas primarias que le posibilitan transitar hacia un nivel en que se manifiestan, con cierto grado de desa-rrollo, algunas de las formaciones psicológicas particulares de la personalidad.

En los escolares de 5to y 6to grados existe un notable enriquecimiento de su esfera afectiva, ligado fundamentalmente al aumento de su experiencia personal y al in-tercambio que establece en los nuevos espacios de realización de las actividades, que alcanzan los ámbitos escolar, familiar, laboral, artístico, recreativo, entre otros.

El grado en que se expresan las vivencias afectivas constituye un punto referencial para los docentes, pues refleja el grado de relevancia que tienen los objetos procesos y fenómenos para los escolares y; en la intervención orientadora y reguladora de su activi-dad. La dirección psicológica de la formación laboral expresa el grado de relevancia que tiene el contexto sociolaboral y el conjunto de las relaciones que en él se instauran en la configuración de la personalidad.

Para los escolares de estos grados resulta esencial un acercamiento progresivo al contexto sociolaboral, potenciando el disfrute en la realización de actividades prácticas, donde conozca y participe de la obra de los trabajadores. Se debe garantizar una relación favorable con los trabajadores, se incluye, en primer lugar, al maestro. En el seno de la familia, los padres, expresarán la satisfacción por sus profesiones u oficios, así como por otros que conozcan.

En ocasiones, la actividad afectiva de estos escolares, se manifiesta inestable, cam-biando bruscamente de un estado a otro, lo que no debe ser considerado una alteración, sino que es producto del propio desarrollo que está alcanzando su personalidad. La direc-ción del maestro debe conducirse a dotarlos de procedimientos de control y autorregula-ción que potencien su participación en las actividades con el máximo aprovechamiento.

Estos procesos de control posibilitarán una actividad volitiva garante de los fines que se persiguen como parte del proceso docente educativo y de las propias expectativas que tienen los escolares. En los niños del segundo ciclo, se expresan con mayor nitidez una orientación más definida en torno a las profesiones que quisieran ejercer, aunque tienen una representación modelada que no se dirige fundamentalmente al contenido de la profe-sión, sino que se expresa mayormente a partir del grado de significación social de la mis-ma.

La orientación del maestro en esta etapa debe dirigirse a dotar al alumno de los re-cursos intelectuales para el establecimiento y cumplimiento de las metas y acciones que debe ejecutar para alcanzar tal objetivo. Es indispensable que el docente tenga una prepa-ración adecuada para orientar el proceso docente educativo en función de habilidades intelectuales como la reflexión, la comparación y la valoración, entre otras.

El proceso de formación laboral se apoya en la integralidad del desarrollo de la personalidad de los escolares. La esfera ejecutora y los procesos que en ella se desarrollan, intervienen directamente en la consecución del proceso objeto de es-tudio. “Los alumnos de diez a doce años, a diferencia de sus congéneres más chi-cos, experimentan un aumento notable, en las posibilidades cognoscitivas, en sus funciones y procesos psíquicos, lo cual sirve de base para que se hagan más altas exigencias a su intelecto.”

Esas posibilidades cognoscitivas se expresan en un desarrollo del pensamiento que posibilita hacer abstracciones, lo que le ayuda a hacer deducciones, juicios y formular hipótesis. Estas regularidades permiten un mayor aprovechamiento de las potencialidades de los contenidos de las asignaturas para su formación laboral, pues reconocen con mayor facilidad las relaciones que se establecen entre las pro-fesiones y el contenido sugerido; o en la vinculación de los problemas de la prácti-ca social en general y en específico del mundo del trabajo con los fundamentos de las ciencias que sirven de base a esas asignaturas.

El grado de independencia que logra le posibilita interactuar de forma directa con los espacios laborales de la comunidad, ya sea en actividades dirigidas por la es-cuela y la familia o de forma individual. En estas edades son capaces de asumir responsabilidades dentro del hogar y como parte de los colectivos pioneriles lo que les desarrolla el sentido de la responsabilidad. En este sentido es preciso que los adultos reconozcan adecuadamente, sin subvalorar ni sobrevalorar, el trabajo que realizan estos niños.

Este nivel de independencia le permite también, interactuar de forma directa con el medio que lo rodea, por lo que es capaz de percibir toda la información que en él se genera. Resultará significativo el intercambio y visita a los centros de trabajo, la observación de las actividades que realizan los trabajadores, el conocimiento del contenido de las profesiones. Todo esto le posibilitará formarse juicios sobre las distintas actividades laborales y profesiones.

Estas experiencias que se obtienen en la edad infantil conforman una huella que perdurará durante toda su vida y que serán rememorados en las situaciones en que tenga que trazar, corregir o ejecutar una meta planteada. En el caso de la elección de una profesión, ya siendo adulto, incide notablemente el recuerdo que se tenga de ella, a partir de la interacción con los espacios donde se desarrolla y, fundamentalmente, por el contenido de la misma.

La escuela, la familia y la comunidad tienen que ser capaces de potenciar viven-cias en torno al mundo del trabajo que sirvan de orientación sobre la verdadera esencia del mismo, fundamentándolo en la necesidad social de su ejecución, en el comprometimiento en la transformación de la realidad y en la dirección de la solu-ción de las problemáticas que se presentan en ella.

En el estudio de la personalidad de los escolares, además del estudio de las uni-dades psicológicas primarias es preciso que se preste atención también a las for-maciones psicológicas particulares, en especial a la autovaloración, las intenciones y los ideales. A las primeras corresponde “un papel importante como valoración de las posibilidades del sujeto en la consecución de los fines planteados.”

En el nivel primario comienza a manifestarse la función reguladora de la autovalo-ración, con independencia de la función valorativa, la cual alcanza su pleno desa-rrollo en edades posteriores. Los escolares de diez a doce años se identifican con personas y personajes de la vida pública (artistas, líderes, deportistas, etc.), lle-gando a constituirse en modelos. Generalmente se produce sobre la base de una valoración crítica de los mismos. Sin embargo, la asunción del modelo no siempre se manifiesta a partir de la autovaloración de sus posibilidades y capacidades.

En este aspecto es preciso que los docentes muestren modelos cercanos a los alumnos, alcanzables y que tengan un significado positivo. El modelo más cercano que siempre tendrá el alumno para destacar las cualidades de un buen trabajador será el maestro, a partir del grado de responsabilidad, el nivel de preparación y los valores sociales que sea capaz de trasmitir. De esta forma también se puede orien-tar hacia otras profesiones que sean de interés potenciar como parte de la proyec-ción sociolaboral de la comunidad.

Estas actividades posibilitarán, en gran medida, el desarrollo de las intenciones profesionales. En la etapa escolar infantil, específicamente para los escolares de 5to y 6to grados, el alumno no alcanza a elaborar personalmente el contenido de una profesión, pero sí se le puede dar a conocer los elementos que componen ese contenido, a partir de la caracterización que debe tener la escuela de las necesida-des sociolaborales de la comunidad. Se puede también, a partir de las actividades que planifique la escuela, favorecer un vínculo afectivo del alumno con ese conte-nido, que lo relacione positivamente con las profesiones que se practican en la co-munidad.

La relación que logre establecer el alumno, a partir de las acciones que desarrolle la escuela, con las instituciones laborales de la comunidad y con los trabajadores que se destacan dentro de sus esferas de actuación, además de conformar y favo-recer el desarrollo de las intenciones profesionales, contribuye a formar ideales que tendrán como modelos a esos trabajadores y las cualidades que los caracterizan.

El amor al trabajo, el respeto a los trabajadores, la comprensión de la importancia social del mismo y la asimilación de la necesidad de su realización como única vía para el desarrollo de las potencialidades físicas y psíquicas, son cualidades concre-tas que se expresan en la figura de aquellos que pueden ser tomados como mode-los positivo dentro del marco de las relaciones laborales.

Para el escolar primario, generalmente, los ideales no se expresan de forma gene-ralizada, es decir a partir de la discriminación de determinadas cualidades de varios modelos, sino que se toma como referente uno solo que se destaca y sirve de guía para orientar la actividad de los mismos. El maestro, a partir de su consagración al trabajo y los niveles de entrega en sus clases debe convertirse en el primer refe-rente que puede asumir el alumno.

La importancia que tiene para el desarrollo de la personalidad una formación labo-ral realista que prepare y acerque a los escolares desde edades tempranas al uni-verso laboral de su comunidad no está solo en los niveles de eficiencia que puede alcanzar en la actividad productiva, sino en la posibilidad de que los individuos al-cancen niveles de desarrollo físico y psíquico acordes con su edad, analizando las condiciones, tanto externas como internas, que tienen para el logro de sus metas, y en función de estos proyecten sus acciones futuras.


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