Tesis doctorales de Economía


CAMBIOS DEMOGRÁFICOS EN LA ESTRUCTURA FAMILIAR DEL MUNICIPIO DE SAN MARCOS, GUERRERO, COMO CONSECUENCIA DE LA EMIGRACIÓN INTERNACIONAL Y SUS EFECTOS EN LO SOCIAL Y ECONÓMICO

Darbelio Agatón Lorenzo



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III.1. 2 Teorías de la migración internacional

La necesidad de explicar el fenómeno de la migración internacional la cual “se origina en el campo social y que afecta a toda la sociedad, tanto en las áreas de salida como en las de llegada” (Castles y Millar, 2004: 33), ha motivado una serie de posiciones en los investigadores, que derivan en diferentes teorías.

Cada autor con su enfoque particular, a veces coincidiendo, a veces con discrepancias entre ellos -en virtud de que están explicadas sobre distintas bases de las ciencias sociales- pero que esas divergencias obligan en consecuencia, a dilucidar por ese mundo de ideas que conllevan a seguir debatiendo y escribiendo sobre la permanencia del fenómeno migratorio, a través del “espacio y del tiempo”. (Durand y Massey, 2003: 14).

Como sostiene Arango (2003) inevitablemente cualquier repertorio de explicaciones teóricas disponibles acerca de las migraciones, deben de revisarse para una mejor comprensión de las causas de las migraciones y de los mecanismos que concurren a su autoperpetuación.

Aún estando concientes, que ninguna teoría por sí sola, es capaz de explicar la complejidad del fenómeno migratorio internacional que se da entre México y los EUA, se hacen necesarias la complementariedad y la interdisciplinariedad para un estudio que pretenda ser completamente terminado.

Con el propósito de precisar y para fines de posicionar teóricamente la investigación, se señalan algunas de estas teorías.

Se inicia con la primera teoría surgida al respecto, denominada, teoría neoclásica de la migración, por dos razones principales “porque sin duda es la más influyente de las producidas hasta la fecha, la que más adeptos tiene, además de ser la más antigua de las existentes. De hecho, puede decirse que es la primera teoría merecedora de tal nombre”. (Arango, 2003: 2), o conocida con el nombre de teoría migratoria economía neoclásica , como también la llaman Jorge Durand y Douglas Massey (2003).

Su origen se debe a George Ravenstein, producto de su obra las leyes de las migraciones (1885 - 1889) analizado por Durand y Massey (2003), quien señaló que distintos motivos pueden provocar el desplazamiento de las personas, pero ninguno es más fuerte que el deseo de la población por mejorar sus condiciones de vida.

Así como, “la maximización de la utilidad, los rendimientos netos esperados, la movilidad de factores y las diferencias salariales”, (Arango, 2003: 3), que se dan de un lugar a otro o entre los países de origen y destino.

Esa historia de la movilidad poblacional que ha tenido la humanidad y la cual se ha perpetuado en todo los rincones del mundo, se debe a ese deseo del ser humano por mejorar su calidad de vida propia y la de su familia, buscando la maximización de su fuerza de trabajo, y en donde los rendimientos de su salario sean saldos positivos en sus ingresos.

Es este el principio de los estudios migratorios poblacionales, que explica Ravenstein, una de las escuelas del pensamiento migratorio, que posteriormente siguieron enriqueciendo alrededor de la segunda mitad del siglo XX, Lewis (1954), Ranis Fei, (1961), posteriormente, Sjaastad L. (1962), Harris y Todaro (1976) hasta alcanzar su debate en las dos últimas década del siglo pasado, con el propio Todaro y Maruszko en los años 80’s y ya para los 90´s con Borjas.

La corriente teórica neoclásica, está considerada como la más antigua ya que no se tiene antecedente alguno de otra; se esboza a dos niveles de estudio: la apreciación macroeconómica, que la ubica como una “teoría de la redistribución espacial de los factores de producción en respuesta a diferentes precios relativos. Las migraciones resultan de la desigual distribución espacial del capital y del trabajo. En algunos países el factor trabajo es escaso en relación con el capital y por consiguiente, su precio es elevado, mientras que en otros países ocurre lo contrario”. (Arango, 2003: 3).

Durand y Massey (2003), también platean de forma similar que esta teoría, tiene sus raíces en los modelos desarrollados, originalmente para explicar la migración laboral interna en el proceso de desarrollo económico. La migración internacional, así como su contraparte interna, está causada por diferencias geográficas (disparidades regionales) en la oferta y demanda de trabajo, que se da principalmente entre dos países, uno desarrollado y otros en vías de desarrollo.

Tales autores sostienen que, los flujos migratorios entre un país y otro, son una consecuencia lógica producto de los diferentes niveles de oferta y demanda en el mercado de trabajo que presentan las distintas regiones. Esto como consecuencia de las diferencias salariales entre los países de origen y de destino, no importando los costos del viaje, ni la dificultad de adaptación a las nuevas culturas, ni a la forma de trabajo. La esperanza y el deseo de superación es lo primero.

Y la segunda apreciación microeconomica, postulada por Castles y Millar (2004) quienes argumentan que la teoría neoclásica supone que los individuos buscan el país de residencia que maximice su bienestar, la búsqueda se restringe por los recursos financieros individuales, por las reglas de inmigración impuestas por los países anfitriones en competencia y por las reglas de emigración de los países de salida, además de las decisiones personales de los actores como seres pensantes, que deciden trasladarse de un lugar otro, en donde sean más productivos y mejor remunerados.

De allí que, años después del origen de la teoría neoclásica, Todaro (1989), en su estudio “Economic Development in the Third World”, sostiene que los actores, como seres racionales e individuales, deciden emigrar debido a un cálculo de costo-beneficio que los lleva a esperar ingresos netos positivos, por lo general monetarios, como resultado de la opción migratoria, supuesto que justifica para los migrantes, correr todos los riesgos que implica moverse de un territorio a otro -aún desconocido- y a cualquier parte del mundo, pero en especial al país vecino del norte de la República Mexicana.

George Borjas (1989), da continuidad a tal argumento afirmando que un migrante internacional se traslada a cualquier zona o lugar, en que espera que los rendimientos netos sean mayores, coincidiendo así con la afirmación que hace Todaro. No importa cuales sean las consecuencias, si estos saldos netos (económicos o sociales) de los que habla Borjas, son favorables para las familias de estos migrantes.

Concluyen su análisis diciendo, “que el mercado de inmigración distribuye a estos individuos de manera no aleatoria en los países receptores” (Borjas, 1989: 461). De manera personal, él o los individuos emigrantes, por decisión personal, buscan el mejor país, que les proporcione lo que en el lugar de origen no han podido encontrar.

Teoría que en sus postulados, explica en buena parte el fenómeno migratorio internacional, que se da entre las localidades urbanas y rurales expulsoras, hacia otro país destino, principalmente hacia los EUA.

Los pobladores de estas localidades de estudio del municipio de San Marcos, prácticamente su salida se sustenta en esta teoría neoclásica, ya que buscan otros espacios geográficos, en donde sean bien remunerados, con tal de mejorar sus condiciones de vida y buscando maximizar la utilidad de su fuerza de trabajo, todo ello, debido a estas grandes desigualdades que tiene el territorio guerrerense en comparación con el resto del país y con los EUA.

Otra de las teorías, es la nueva economía de la migración laboral o New economics of labor migration, como la llama Arango (2003), corre toda la década de los 80´s con Stara, Bloom y Taylor, estos autores sostienen que las decisiones de emigrar no obedecen exclusivamente a la voluntad de los actores de manera individual, sino, que se insertan en unidades más amplias de grupos humanos, que están compuestos por familiares o amigos de los propios migrantes y que en ocasiones, grupos de personas de comunidades enteras que, con la esperanza de obtener empleos e ingresos, así como también, aumentar el estatus social dentro de la jerarquía local que tienen actualmente, están dispuestos a correr el riesgo y las consecuencias que pueda traer la emigración internacional.

Lo que les permitirá mejorar sus relaciones sociales en función de la posición económica, producto del envío de las remesas, además de superar en ese mismo lugar, una variedad de posibles fracasos que no hubiesen superados si no tuvieran la oportunidad de ser migrante.

Esta teoría cuestiona la tesis de la teoría neoclásica, en su nivel microeconomico, “haciendo una crítica interna de algunos detalles de la versión micro o como una variante de ésta (neoclásica), que la perfecciona y enriquece con una serie de enmiendas y adiciones” .(Arango, 2003: 12).

Arango, apoyado en Oded Stark (1991), refiere que la teoría New economics of labor migration, su primer mérito reside en reducir la importancia preeminente otorgada a las diferencias salariales, que no constituyen los determinantes decisivos de la migración.

Y refiere ésta migración puede producirse por motivos distintos a aquéllos (disparidades regionales) y, por el contrario, la existencia de aquéllos (principalmente en la oferta y demanda del trabajo) no asegura la existencia de las migraciones.

Contraria a ésta teoría neoclásica, da un gran peso a las decisiones que se toman en familia y a la información que pueden tener los familiares de estos migrantes en sus lugares de origen, que les permitan continuar con este proceso migratorio.

Esto constituye de manera primordial el merito de la teoría, economía de la migración laboral, surgida en un época de gran auge migratorio como son los años 80’s.

Sin restar su importancia a la fundamentación teórica de la economía de la migración laboral, se considera insuficiente para explicar por si sola la salida de emigrantes de una localidad. En virtud de que no es esencialmente las decisiones que se puedan tomar en familia, para decidir quien de sus integrantes quiere emigrar a los EUA, esta decisión se inserta en otros factores más fuertes que esa aprobación grupal.

La anuencia de emigrar también es tomada por querer elevar el estatus social que se tiene al interior de sus comunidades de origen, complementación que se tiene con la teoría neoclásica, la partida de su localidad, es para mejorar sus condiciones de vida, ya que con el ingreso que perciben en su comunidad no lo lograrían o tardarían más tiempo en alcanzarlo.

Otra de las teorías, es la llamada, de los mercados laborales segmentados, representada por Michael Piore (1979), o de los mercados de trabajos duales como la denomina Arango (2003), esta teoría descarta las decisiones tomadas por los individuos o los grupos familiares a partir de intereses personales, contradiciendo a la teoría neoclásica y la de migración laboral, que le antecedió.

Plantea que la migración internacional se genera por la demanda de fuerza de trabajo intrínseca a las sociedades industriales modernas y que “esa dualidad entre capital y trabajo (necesarios como insumos de la producción) se extiende a la fuerza de trabajo y toma la forma de un mercado laboral segmentado”. (Durand y Massey, 2003: 20).

Por consiguiente, esta teoría le da peso a la atracción de mano de obra que es demandada bajo un contexto macroeconómico, donde existen países altamente desarrollados, con una estructura económica sólida y consolidada, producto del alto grado de industrialización que han alcanzado y no a las decisiones o intereses familiares o a la oferta y demanda de trabajo que existen en algunos países, como se estableció en la teoría economía de la migración laboral.

Bajo el principio teórico de los mercados laborales segmentados, argumentan que, esos países por su propia actividad productiva alcanzada por el nivel de industrialización, demandan mano de obra, de cualquier otro país, misma que es abundante en naciones menos desarrolladas, en donde los salarios son bajos y existe un alto índice de desempleo, como consecuencia de la falta de inversión en las actividades altamente productivas. Tal es el caso de México.

O bajo las razones que sostiene Arango (2003) que las economías muy desarrolladas necesitan trabajadores extranjeros para ocupar los trabajos que soslayan los trabajadores autóctonos y que ya no realizan las mujeres ni los adolescentes, si es que alguna vez lo hicieron.

Así concluye en su análisis, “las migraciones internacionales obedecen a una demanda permanente de mano de obra en las sociedades industriales avanzadas y que tiene su origen en ciertas características intrínsecas de éstas y que, a su vez, produce una segmentación en sus mercados de trabajo”. (Arango, 2003: 13)

Naturalmente, las economías con alto índice de ingresos per cápita que provoca una alta productividad y rentabilidad que tienen las compañías insertadas en estas economías industrializadas, como es el caso de los EUA, genera en sus habitantes la necesidad de ser selectivos en la oferta de empleos brindada por dichas firmas comerciales, que les permite a los nativos estadounidenses “soslayar” como sostiene Arango, empleos que no quieran realizar por cuestiones de status social o por razones de beneficios que el propio Estado les proporciona, como es el seguro de desempleo.

Es decir, darse el lujo de rechazar ofertas de trabajos que sienten no ser dignos, mal pagados, inestables, peligrosos, degradante y de bajo prestigio, para una persona nacida en los EUA.

Por ello, la necesidad de esas economías de recurrir a la mano de obra extranjera, de hombres y mujeres de países menos favorecidos por el capital y con una oferta de mano de obra abundante y con altos índices de natalidad, que les asegura a las empresas norteamericanas, contar siempre con esa mano de obra que es escasa en su país y que pueden importar de las naciones llamadas en desarrollo; en las cuales siempre la oferta rebasará la demanda de mano de obra por la composición demográfica que tienen y por la falta de generación de estos empleos.

Situación que es muy común en los EUA y México, en donde al primero, les es escasa la mano de obra en los sectores económicos como el campo, la construcción, servicios, entre otros, lo cual obliga a los productores y empresarios, a emplear y demandar mano de obra latina que les resuelva el problema de manera satisfactoria. En múltiples ocasiones, son ellos mismos quienes provocan la inmigración hacia su país, contratando desde los EUA, la mano de obra ya conocida y que regresaron a sus lugares de origen de los migrantes y que con una llamada telefónica o un aviso verbal por medio de otro migrante del mismo lugar de origen, les facilitan los medios para que vuelvan a retornar y a insertarse por una segunda o tercera ocasión a la economía estadounidense, como se puede observar en los resultados de la encuesta de esta tesis, cuando se les preguntó cuantas veces habían estado en los EUA como migrantes, hubo quienes contestaron que desde dos, hasta en cinco ocasiones.

Y México, en condiciones de abundancia de mano de obra productiva, la escasez de oferta de trabajo y los bajos salarios que tienen los migrantes en su patria, conlleva a aceptar cualquier oportunidad de trabajo en el país receptor, a un sabiendo que es un sueldo por debajo de lo que pagan a un ciudadano norteamericano, pero, que en comparación a su lugar de origen, les representa un ingreso que les permite resolver sus problemas económicos por los que atraviesa en ese momento su familia y generar la esperanza de superación.

En consecuencia, la teoría de los mercados laborales, viene a complementar el estudio realizado en las comunidades de estudio, ya que una de las razones principales por las que emigra una persona de la zona urbana y rural del Municipio de San Marcos, es por la falta de empleo, además, por los bajos salarios que se perciben en la región.

La teoría, de los sistemas mundiales ó de sistemas migratorios como lo mencionan Castles y Millar (2004) tiene su origen en los años cincuenta.

Tal teoría llegó a su consolidación, en las décadas de los años 60´s y 70´s, con sus principales ponentes latinoamericanos Celso Furtado (1965), Fernando Cardoso y Enzo Faletto (1969), (todos ellos de corte Marxista, por su posición continental y por sus postulados antagónicos entre países pobres y ricos) quienes observaron que existe un deterioro en las condiciones del comercio entre los países capitalistas ricos y las naciones pobres en los años que siguieron a la segunda guerra mundial, en donde las naciones en desarrollo estaban siendo forzadas a la dependencia por condiciones estructurales impuestas por los países capitalistas poderosos.

Indudablemente, bajo este principio posbélico, por esta época es cuando se da el reparto del mundo en términos geográficos y económicos, en donde, los triunfadores se convirtieron en países poderosos y los derrotados en países dependientes.

Es en estas fechas también, segunda mitad de la década de los 40’s, cuando surge el concepto económico de subdesarrollo, para clasificar a los países que habían de una u otra manera sucumbido al poderío militar de los países triunfadores de la guerra mundial que culminó en el año de 1945, para llamarlos países subdesarrollados.

Imponiendo los primeros, una estructura económica que les permitía generar abundante riqueza a costa de los países débiles, consolidando su economía interna y exterior, logrando una hegemonía política que les aseguraba la intervención e injerencia en las actividades de los países dependientes o subdesarrollados.

La migración internacional surge como consecuencia de estas desigualdades económicas , que inevitablemente ocurren en el proceso del desarrollo capitalista.

Para otros autores como Castles y Millar (2004), ésta teoría sugiere “que los movimientos migratorios por lo general se generan por la existencia de vínculos previos entre los países de envío y recepción basados en la colonización, la influencia política, el intercambio, la inversión o los vínculos culturales”.

Todos estos factores combinados entre si y además por esas relaciones comerciales, políticas, sociales y las mencionadas por Castles y Millar, a decir de estos autores, son las generadoras de las condiciones favorables para una migración permanente hacia los EUA.

Aunque para el caso de las relaciones México-EUA no aplica, ya que la migración internacional, aunque existen estas relaciones políticas, así como los vínculos culturales entre estos dos países, como lo sostienen Castles y Millar, estos factores no son los principales atrayentes de mano de obra hacia el país vecino del norte, como en el caso de Europa y África por ejemplo.

En esta teoría, se da énfasis a las relaciones binacionales que deben tener los gobiernos actores e involucrados en el fenómeno migratorio. El gobierno mexicano, no ha tenido el buen oficio de promover una ley y reforma migratoria que apoye y facilite este tránsito de manera documentada hacia los EUA, quien tampoco han mostrado sensibilidad hacia la problemática de la migración mexicana.

Esto aún a petición de muchos organismos nacionales radicados en ambos países, quienes no vislumbran una solución rápida a su problema, a decir de Durand y Massey (2003). Esto es producto por que en las sociedades de origen de la migración los ciudadanos y los encargados de trazar las políticas enfrentan problemas diferentes pero igualmente incómodos. Que afectan intereses tanto de los gobernantes en turno como a las grandes firmas trasnacionales que está en ambos lados de México y de los EUA.

Por el contrario, los representantes de las relaciones internacionales de México cuyo responsable es el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, se han ocupado de firmar convenios, pero no migratorios, sino de libre comercio entre estos países; pero únicamente, para lograr libres zonas geográficas para el tránsito de mercancías y de capitales, que es lo único importante para EUA. Todo lo demás, es asunto de segundo plano, incluyendo el tema de la migración México-Norteamericana.

Por lo que, estos acuerdos macroeconómicos del comercio mundial, “como procesos de integración económica llevados a cabo a partir de los años ochenta, que planteaban contribuir al desarrollo y la expansión armónica y servir de catalizador para una cooperación mundial más amplia” (Delgado Wise y Mañan, 2003: 11), a las regiones y localidades expulsoras de migrantes no han demostrado su beneficio.

En virtud de que, en lugar de arraigarlos para que produzcan y siembren sus tierras o se dediquen a las actividades productivas, este libre comercio de mercancías, provoca desventajas comparativas, que vienen a afectar en el precio de los productos locales, originando con ello la no rentabilidad de su trabajo, obligándolos a buscar forzosamente otra alternativa de ingreso.

La siguiente teoría denominada capital social, se encuentra representada principalmente en su origen por Glenn Loury (1977), continuándoles Pierre Bourdieu y Loic Wacquant, (1992), luego Alarcón y González, (1987).

Así, el iniciador de esta teoría (Loury, 1977), tiene el mérito de introducir al estudio de la migración internacional el concepto de capital social, para distinguir a un “conjunto de recursos intangibles (invisible) en las familias y en las comunidades que ayudan a promover el desarrollo social entre los jóvenes”. (Durand y Massey, 2003: 30).

Para Loury al igual que Pierre Bourdieu y Wacquant “el capital social es la suma de recursos reales o virtuales que corresponden a un individuo o grupo en virtud de su pertenencia a una red duradera de relaciones más o menos institucionalizada de conocimiento y reconocimiento mutuo” (Bourdieu y Wacquant, 1992: 119).

Esta teoría del capital social o redes migratorias como la llama Arango (2003), está relacionada a la vinculación con redes e instituciones sociales no gubernamentales, coincidencia entre lo que deja entrever también Bourdieu y Wacquant al mencionarlas como relaciones “más o menos institucionalizadas”, sin dejar de pensar que en un futuro pueden adquirir dicha connotación.

Estas redes de las que hablan los autores antes mencionados, se refieren principalmente a las formas de organización social que se van conformando entre los exmigrantes que les antecedieron en el viaje, con migrantes actuales, con los parientes de éstos y con los amigos de unos y otros, tanto en los lugares de arribo como en los de salida, que les permiten a estos integrantes de esa red, acceder a una serie de beneficios, que con el paso del tiempo, van favoreciendo las condiciones de salida de sus comunidades de origen.

Razonamiento que de igual manera aprecia Joaquín Arango, cuando asevera que estas redes migratorias pueden ser vistas como una forma de capital social, “en la medida en que se trata de relaciones sociales que permiten el acceso a otros bienes de importancia económica, tales como el empleo o mejores salarios” (Arango, 2003: 18). Acciones como, el pago de coyotes para llevarlos hacia el otro lado, por ejemplo, así como, proporcionarles desde su salida los recursos económicos para su viaje y ya en los lugares de arribo, proveerles alojamiento, comida e integrarlos a la vida productiva lo más rápido posible, consiguiéndoles trabajo por medio de estas relaciones que ya tienen con sus patrones. Son algunos de los beneficios que se obtienen de estas redes migratorias, al ir generando capital social producto de la emigración, forjado por los propios migrantes en cada proceso migratorio.

Define a las redes migratorias como “conjuntos de relaciones interpersonales que vinculan a los inmigrantes, a emigrantes retornados o a candidatos a la emigración, con parientes, amigos o compatriotas, ya sea en el país de origen o en el de destino”. (Arango, 2003: 19).

En ese mismo sentido, otros autores en el transcurso del tiempo, han agregado en sus análisis, características fundamentales del capital social, sosteniendo que, cada evento migratorio crea capital social entre las personas con las que el nuevo migrante se relaciona.

Potenciando así las probabilidades de la migración, convirtiendo a todos los que conforman esa red social, en firmes candidatos para ser parte de este proceso migratorio indocumentado, en virtud, de que los que emigraron primero, generan las condiciones económicas y sociales favorables para sus parientes y amigos que emigran posteriormente, reduciéndoles con ello los costos de la migración.

Esta teoría del capital social, junto con la teoría neoclásica, representan para los teóricos de la migración internacional, dos de las más importantes y por ello las más estudiadas, ya que el origen que tiene la emigración (la familia y los amigos, así como el deseo de superación) se han convertido en una plataforma de lanzamiento para otros aspirantes a migrantes tejiendo una red de personas, que son aprovechadas de manera individual o por toda una familia de los lugares expulsores.

Otros autores, como Cristóbal Mendoza y Doña Reveco (2003), han estudiado este capital social que representan estas redes sociales, aduciendo que son producto de este transnacionalismo, que se ha encargado a través del tiempo y del espacio como lo sentencia Mendoza, en la “constitución de redes migratorias y clubes de migrantes que encajan dentro de una perspectiva transnacional del fenómeno migratorio”. (Mendoza, 2003: 2).

La relación que mantienen a través de esas redes y clubes transnacionales, conservan un conjunto de procesos de “interconectividad en su alcance y densidad entre las comunidades, estados, instituciones internacionales, organizaciones no gubernamentales y corporaciones multinacional que constituyen el orden mundial”. (Doña Reveco, 2003: 11).

Esa característica de no perder la identidad y costumbre, de estar presente aunque estén ausente físicamente de las comunidades expulsoras, a través de la cooperación colectiva para los eventos más relevantes de su pueblo, o en la cooperación para la construcción de obras sociales, les permite a los migrantes seguir conservando las raíces que les identifica con la comunidad a la que en algún momento pueden retornar.

Los migrantes transnacionales, constituyen un capital social que “cruza fronteras geográficas, culturales y políticas, que provoca multiplicidad de relaciones que los transmigrates sostienen en ambas sociedades” (Doña Reveco, 2003: 14). Los cuales a través el tiempo constituyen redes y circuitos migratorios tanto en el país de origen como en el de destino, cuyo base fundamental es la solidaridad que existe en ellos.

Como se puede apreciar, la teoría del capital social aplicada a la migración internacional, además de referir a esta forma de organizarse de los actores sociales que intervienen en este proceso migratorio internacional en ambas direcciones (lugar de salida y de llegada), analiza las consecuencias que provoca este ir y venir de un país a otro, lo que genera en el migrante, un comportamiento de extraterritorialidad que trastoca la vida social y cultural propia y la de su familia, adquiriendo nuevas conductas y un comportamiento similar al lugar donde emigró y que viene a manifestarlo a su lugar de origen.

Provocando en consecuencia, una recomposición en la estructura social familiar, ya que el establecerse por un tiempo o definitivamente en ese lugar de destino, le ha provocado a éste, cambios en su conducta social para bien o para mal (existen estas posiciones de los teóricos, sobre la teoría del capital social), como lo señalan Portes y Sensenbrenner (1993), al sostener que este ir y venir de migrantes que van generando capital social, modifican sus raíces de pertenencia de manera positiva o negativa.

La permanencia de estas redes y clubes sociales que se van conformando en los lugares de destino, “puede explicar que la inmigración continúe, con independencia de las causas que llevaron al desplazamiento inicial, por lo que son, con frecuencia, los mejores predictores de flujos futuros, convirtiéndose en el principal mecanismo que hace de la migración, un fenómeno que se perpetúa a sí mismo”. (Arango, 2003: 20)

Se ha convertido en toda una tradición en dónde, al venir de visita un migrante a su pueblo, se regrese a los EUA, con su hermano o el amigo más cercano de esa misma localidad. Por ello, se ha retomado esta teoría del capital social, para explicar en gran medida, la emigración que se tiene de las zonas urbanas y rurales estudiadas del municipio de San Marcos.

La salida de jóvenes hombres y mujeres e hijos de los migrantes o exmigrantes, se debe dentro de otras causas, a las redes migratorias que se han formado a través del tiempo con familiares y amigos, que han regresado al lugar de origen o con aquellos que aún en territorio de los EUA. Tales redes facilitan en todos los aspectos, la salida de estas comunidades donde nacieron o donde radican.

De acuerdo a los testimonios obtenidos de los actores sociales, la emigración hacia ese país, en un primer momento la iniciaron los padres de familia, quienes al estar allá, facilitaron la salida de sus hijos hombres y mujeres y/o familiares cercanos, que en un segundo momento, extendieron la relación de atracción con otros parientes y/o sus amigos más cercanos; y así sucesivamente se va construyendo el eslabón migratorio, conformando una red social de esta migración internacional.

En este municipio de San Marcos, no se ha reconocido ninguna organización como tal, esta manifestación y solidaridad social, se ha dado de manera natural entre los lazos de parentesco y amistad, que se describieron con anterioridad, sin que a la fecha se vislumbre alguna estructura organizativa formal entre los residentes de estas localidades expulsoras y los lugares de destino de los migrantes.

La siguiente teoría, de la causalidad acumulada, planteada en un su inicio por Gunnar Myrdal (1957) en los años 50´s, Michael Piore 70’s y retomada en los 90´s por Douglas Massey. Este último autor junto con Jorge Durand (2003) retomando a Myrdal a quien consideran su principal defensor, aseveran con fundamento en esta teoría, que la migración internacional tiende a reconfigurar las estructuras demográficas de las localidades expulsoras (en donde existe una desigualdad del desarrollo económico y social), en donde los adultos mayores son los que permanecen en sus lugares de origen, mientras que los más capacitados buscan salir de esas lugares en donde no existe posibilidad del desarrollo. Por lo que, con el paso del tiempo, la migración internacional tiende a mantenerse a sí misma, de tal forma que posibilita movimientos adicionales, cuyo acto migratorio consecuente o recurrente (de allí la teoría acumulada) altera el contexto social, dentro del cual se toman las decisiones migratorias futuras.

Esta teoría de la causalidad acumulada, tiene sus efectos migratorios en los cambios que se perciben en las indistintas formas de organización social y económica que asumen los migrantes en sus lugares de origen, “se ve afectada, en la expansión de las redes, la distribución de la ganancia, la distribución de la tierra, la organización de la agricultura, la cultura, la distribución regional del capital humano, el sentido social del trabajo y la estructura de la producción”. (Durand y Massey, 2003: 34).

Así esta teoría plantea, que existe un reacomodo, un reposicionamiento y una recomposición en la estructura social y económica, de las familias de los migrantes internacionales en sus lugares de destino y de origen, “la idea básica es que éstas modifican la realidad en formas que inducen a desplazamientos subsiguientes, a través de una serie de procesos socioeconómicos”. (Arango, 2003: 22).

Esta teoría de la causalidad acumulada, a decir de los teóricos, perpetúa la emigración a través del afianzamiento, expansión y solidez que vaya adquiriendo la red migratoria del lugar.

Una de las causas que provoca la emigración constante a decir de esta teoría, es que, los que emigraron primero, tienden a ser ubicados dentro de la sociedad local como grupos de mayor poder adquisitivo que logran gracias a las remesas que envían sus familiares. Provocando con ello que otras personas de ese mismo lugar, al ver que estas familias con migrantes, han incrementado sus ingresos económicos sin necesidad de trabajar en el campo, se sientan en desventaja relativa entre ellos, como lo asienta Taylor (1987), lo que les provoca el deseo de la migración de más familias y así sucesivamente.

La emigración internacional genera al nivel local, una serie de trastrocamiento de las estructuras demográficas, sociales y económicas en los hogares. Primero, por que empiezan a emigrar los jóvenes hombres y mujeres, dejando un campo envejecido y “feminizado” como lo aprecia Gloria Sierra (2007). Las consecuencias económicas que esto trae son: la no productividad de la tierra, y vivir en la zona rural, a expensas de las remesas que envían los familiares o, de los programas asistenciales implementados por el gobierno para las personas de la tercera edad.

Amén de la pérdida de esta población económicamente activa, que ya no cultiva la tierra y no se emplean en otra actividad productiva en las zonas rurales y urbanas, como lo señala Edward Taylor (1987), quien es uno de los críticos de esta teoría, esta emigración contínua y constante de personas en edad de producir puede llevar a la reducción del capital humano en las regiones de origen y a su acumulación en las regiones receptoras, con lo cual se potencia la producción en las últimas y se disminuye en las primeras.

Ello va transformando las estructuras productivas de las regiones expulsoras, principalmente del campo, ya que como lo señala Michael Piore (1979) la experiencia de trabajo en una economía industrial cambia los gustos y motivaciones de los migrantes, es decir, una vez que los migrantes se han dedicado a otra actividad distinta a la que realizaban en sus lugares de origen, ya no quieren dedicarse a la cosecha y siembras de sus tierras, prefieren mejor rentarlas, prestarlas a medias , o abandonarlas para siempre.

Aún cuando, estando en los EUA, envíen remesas para la compra de esas mismas tierras, a veces improductivas, pero que le ayudan a elevar su estatus social dentro de la localidad, con el sólo hecho de trabajarla a medias.

De manera particular, para la investigación realizada en el poblado del Estero Verde situada dentro de la zona rural del municipio de San Marcos, esta teoría explica en mucho lo que en estos momentos está ocurriendo en esa área del municipio: la emigración de jóvenes hombre y mujeres, esposas y esposos, hijos e hijas de campesinos, está dejando una localidad con un estructura demográfica, donde prevalecen mujeres sin esposos, niños y hombres adultos, los cuales asumen nuevos roles y patrones de conductas sociales diferentes a los que tenían hasta antes de que algún miembro del hogar fuera migrante.

Así también, esta migración, ha trastocado las actividades económicas y comerciales, ya que no están produciendo en el campo y está viviendo a expensas de las remesas que les envían, provocando con ello el encarecimiento de los productos mismos de la actividad agrícola, así como de los insumos de la producción. Debido a la modificación que ésta tiene, por ejemplo, los pocos que se quedaron a cultivar las tierras, como están en una edad adulta, prefieren comprar herbicidas para limpiar sus tierras y no hacerlo de la forma tradicional, provocando con ello, el incremento de los costos de la cosecha y efectos secundarios que pueda tener.

Esta teoría podría conducir a que, si las condiciones de la emigración no cambian en un corto plazo, el sector rural se convertirá en campo descampesinado, con pueblos fantasmas o como se dijo en párrafos anteriores, un sector rural con mujeres sin esposos, en compañía únicamente de sus hijos menores. Y que en la medida que va creciendo los hijos cobra mayor fuerza la ilusión de querer ser como el papá o el hermano que se encuentra en EUA. Además de un campo con adultos mayores de los sesenta años y más, que ya no están en capacidad de producir ni su propio sustento, menos aún el de su familia, condenados a vivir de las remesas o de los programas asistenciales del gobierno.

Se enlistan por último, otras teorías que están dentro de los planos de las corrientes de la migración internacional, con investigadores de la última década del siglo XX, (años 90´s) y principios del presente siglo XXI, que han tomado posiciones, y han generado pensamientos teóricos recientes, como la estructuralista, la funcionalista y la positiva-negativa.

La teoría de la perspectiva histórico - estructural, originalmente construida por Immanuel Wallerstein (1974), quien realizó su análisis en un mundo económico globalizado, en donde históricamente, fueron formándose y expandiéndose estructuras políticas y económicas que incorporaban regiones no capitalista y precapitalistas mediante mecanismos políticos, hasta conformar una economía global de mercado.

Esta teoría, de los años 70´s y 80´s, en la última década del siglo pasado, es representada por Alejandro Portes y Luís Guarnizo (1990), quienes con una visión histórico-estructuralista enraizada en el pensamiento económico marxista, conciben a la migración internacional como resultado de la pobreza y el desempleo en los países de origen, países principalmente con características económicas de pobreza, que día a día van envolviéndose en un mundo globalizado y sin fronteras.

También sostiene Castles y Millar (2004) ésta teoría tuvo sus raíces intelectuales en la economía política marxista y en la teoría del sistema mundial. La migración era vista principalmente como una manera de movilizar fuerza de trabajo barata a cambio de capital. Perpetuaba el desarrollo desigual, explotando los recursos de los países para hacer los ricos aún más ricos.

Es de considerar que a partir de la década de los 80’s, América Latina se ve envuelta en una serie de dificultades económicas provocada por sus crisis recurrentes, países como México, con altos índices de pobreza y marginación, aunado a las altas tasas de desempleo, provocaron la salida de sus pobladores hacia otros destinos donde se les brindara fundamentalmente la oportunidad de desarrollo y de empleo.

La teoría reseñada no produce nada nuevo al estudio de las migraciones internacionales, ya que es consecuencia de la teoría de los sistemas migratorios (60’s y 70’s) como lo señala Castles y Millar (2004) en donde esta migración se daba como consecuencia de las relaciones políticas que tienen dos países o la influencia e intercambios culturales que existen entre ellos, producto del dominio que tienen las naciones industrializadas sobre las que están en vías de lograrlo, como es el caso de los países de Latinoamérica.

Por ello, consideramos al igual que se dijo con anterioridad, ésta no explica la profundidad del fenómeno migratorio internacional que está ocurriendo en las zonas de nuestra investigación.

Otra teoría llamada de cambio social y desarrollo de la cual da cuenta Durand y Massey (2003), cuyo principio original establece que los países se desarrollan económicamente por medio del progreso, en un proceso ordenado de estadios de evolución que culminan en la modernización y la industrialización.

Representada principalmente en la actualidad por Canales y Montiel (2001), los cuales aprecian que la migración mexicana a los EUA, es un fenómeno eminentemente laboral y, por tanto, los ingresos de los migrantes constituyen ese fondo salarial destinado a cubrir los mismos usos y gastos de cualquier otro salario, que les permita lograr mejores niveles de vida.

Esa misma modernización producto de esa industrialización que se da y de la cual participan los países desarrollados, les obligan a demandar mano de obra para sus sectores económicos de los países en desarrollo, para los trabajos que en un primer momento eran rechazados por los ciudadanos de esas naciones y que a los migrantes les resulta una solución a la problema del desempleo.

Teoría moderna, pero que viene fundamentada también con muchos principios similares a la teoría de los mercados laborales segmentados de Michael Piore (1979), el cual por igual sostiene que la migración laboral se genera por la demanda de fuerza de trabajo intrínseca a las sociedades industriales modernas.

Y por último, la teoría llamada Positiva-Negativa, (Pesimista - Optimista) representada por un grupo nutrido de investigadores, por un lado se encuentran los que asumen una posición pesimistas respecto al impacto que tienen las remesas en las localidades expulsoras de migrantes, como Douglas y Massey (1991), Russell, (1992), Taylor, et al. (1996), Rodolfo García Zamora (2003) entre otros, quienes observan que las remesas desde el punto de vista económico, no tienen ningún impacto en el desarrollo regional y local y que sólo son paliativos a las economías de las familias receptoras y que sólo una mínima parte se destina a las actividades productivas, sobre todo en la agricultura. Y los optimistas como Waller (1998); Zárate (1998), Alarcón (2000), Serrano (2000), Alejandro Canales (2004), Cruz (2004), Ghosh (2006), entre otros, los cuales ilustran los efectos positivos que provocan las remesas, en virtud de que éstas generan inversión en actividades productivas, así como, inversiones en capital humano vía gastos en educación y en salud en las localidades expulsoras, además de que los familiares de migrantes viven mejor que aquellos que no cuentan con algún integrante en los EUA.

Por último, se encuentran los investigadores que guardan una posición intermedia como Lozano y Olivera (2007), aduciendo que el impacto económico de las remesas puede ser de manera positiva o negativa dependiendo de la situación geográfica, social, política y cultural en que se encuentra los hogares y la localidad receptora de esos recursos económicos, ó como Morales (2006), aduce con referencia a México que “a nivel país, aún cuando las remesas no modifican los indicadores económicos sociales de toda una región, no quiere decir que sus efectos no impacten a algunas entidades que la conforman” (Morales, 2006: 251-264), a decir del propio investigador, a nivel macroeconómico no se percibe un impacto en el mejoramiento de los indicadores de desarrollo y económicos, como se aprecia a nivel de cada entidad federativa o estado, sobre todo en el incremento de los niveles de calidad de vida de su población.

Estos últimos investigadores mencionados, ven a la migración internacional como un recurso utilizado por las familias, para elevar sus ingresos y obtener fondos adicionales que les permitan invertir en otras actividades productivas, como las microempresas o insumos de la producción. Aunque esto, no implique que las remesas sean un detonador del desarrollo rural, ya que son consideradas únicamente como apoyo en la sobrevivencia de las familias receptoras.

A modo de conclusión.

Cada una de las teorías migratorias analizadas, tiene un papel importante en el análisis teórico de la migración internacional, es de reconsiderar también, que ninguna por sí sóla explica la complejidad de este fenómeno, aceptando en estos términos lo sostenido por Durand y Massey (2003), aunque cada perspectiva puede tener mayor relevancia para explicar flujos migratorios particulares y las diferentes explicaciones tienen un peso específico diferente en función de la distintas regiones del mundo, dependiendo de circunstancia históricas, políticas y geográficas locales. Cada teoría es importante, pero hay que retomarla de acuerdo a las circunstancia en que se está presentando el fenómeno migratorio.

En este momento y a principios del siglo XXI, las migraciones son diversas y multifacéticos los contextos en los que se producen como para que una sola y única teoría pueda explicarlas. El fenómeno de la migración internacional, es un problema que amalgama una serie de factores estructurales, que van desde la relación bilateral entre los dos países, la vecindad en nuestra geografía, la dependencia económica de México con el país vecino, entre otros.

Donde el desarrollo y potencialidad económica de los EUA, sirve como un fuerte impulso de atracción de la mano de obra calificada y no calificada, pero que además es abundante en los países expulsores, con un alto índice de desempleo y dependencia hacia ese país, tal es el caso de México. Cada uno de los problemas estructurales, puede ser estudiado en su justa dimensión y apoyado con su correspondiente teoría migratoria.

Así se puede concluir, que de las diferentes teorías de la migración, una que explica el proceso de la migración internacional de la presente investigación, es la teoría de la economía neoclásica, aún cuando es la más antigua (dos últimas décadas del siglo XIX, con Ravenstein) sigue estando presente en la explicación del fenómeno migratorio con autores del siglo XX.

Sus postulados microeconómicos principales como: el deseo de superación y mejoramiento de las condiciones de vida de la persona como lo ilustró Ravenstein o la maximización de su bienestar como lo apuntan Castells y Millar (2004), son hasta el momento las principales causas que provocan este flujo migratorio hacia los EUA.

Así como el aspecto macroeconómico, donde esta diferencia geográfica y económica que representa dicho país, como lo establece Duran y Massey (2003), que da como resultado una mayor oferta de mano de obra de los países expulsores y una gran demanda de estos países receptores, mano de obra que es mejor pagada en esa economía, como lo apunta Lewis (1954), Todaro (1976) y Arango (2003) entre otros, lo cual provoca que las personas busquen la maximización de la utilidad fundada en la renta de su fuerza de trabajo.

Otras de las teorías fundamentales y pilar de la presente investigación, es la teoría del capital social, ésta se centra fundamentalmente, en la formación de estructuras que sirven de atracción a los familiares de estos migrantes, a través de las redes sociales que se van generando y formando en el transcurso del tiempo, tanto en los lugares de origen como de destino.

Redes sociales, que como lo señalan su iniciador de esta teoría Loury (1977) Bourdieu (1986 y 1992) y Wacquant (1992) entre otros, en los estados de mayor tradición migratoria, estas organizaciones sociales juegan un papel preponderante en el desarrollo regional y local de sus lugares de origen, mismas que en las entidades emergentes de la migración internacional, se empiezan a formar y fomentar su participación activa en varios ámbitos de la vida cotidiana de las localidades expulsoras.

Así, estas redes migratorias en la medida que se van afianzando y consolidando van generando capital social, que son utilizados por los familiares de los migrantes del municipio de San Marcos, aprovechando las condiciones favorables que éstos les generan, tales como el prestamos de dinero en efectivo para el pago de su vuelo al interior de la república mexicana hasta llegar a la frontera norte, pago de coyotes, alojamiento y alimentos por un tiempo en los lugares de destino, hasta la obtención del empleo, condiciones que motivan e incentivan constantemente esta emigración.

Otras teorías como la migración laboral, la de mercados de trabajos duales, la teoría de la causalidad acumulativa y de las reciente incorporación al estudio como, la de cambio social y desarrollo de Durand y Massey (2003) y finalmente la teoría sustentada básicamente en el envío de las remesas, la optimista - pesimista, todas ellas vienen a amalgamarse para tener unos resultados más ilustrativos, ricos en sus análisis pero sobre todo muy objetivos, del fenómeno migratorio en las localidades del Municipio de San Marcos, Guerrero.

Finalmente las diferentes aplicaciones y desarrollo de las teorías aquí expuestas, como sostiene Arango (2003), están contribuyendo a una mejor comprensión de las causas de las migraciones y de los mecanismos que concurren a su autoperpetuación. No obstante, el panorama general dista de ser satisfactorio. Y concluye su análisis el propio investigador parafraseando una conocida metáfora que comparaba las teorías con las farolas de la luz, en el caso de las migraciones, las teorías sirven más para apoyarse en ellas que para iluminar.

Así, en la manifestación del fenómeno de la migración internacional, las teorías apoyarán los resultados de la investigación, pero no resolverán la problemática del mismo, mientras los responsables de hacerlo no se ocupen de ello y entre los actores de la migración no exista un fin de beneficio común.


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