Tesis doctorales de Economía


TOMA DE DECISIONES EN LA ELECCIÓN Y ADOPCIÓN DE OPCIONES PRODUCTIVAS EN UNIDADES DOMÉSTICAS DE DOS GRUPOS DE PRODUCTORES CAMPESINOS DEL MUNICIPIO DE HOCABÁ, YUCATÁN, MÉXICO

Wilian de Jesús Aguilar Cordero


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3.1.2. Experiencias, aprendizajes en la intervención comunitaria, transferencia y adopción de tecnología agrícola a pequeños productores rurales.

Dentro del contexto histórico del desarrollo agrario mexicano y retomando la postura de Macossay (2000) que señala que la población campesina pobre sigue siendo un factor importante en el México agrario, se considera importante analizar, algunas de las experiencias que se han generado en los procesos de transferencia de tecnologías agrícolas a campesinos y campesinas e indígenas, tanto las realizadas por organizaciones gubernamentales como no gubernamentales, por académicas y científicas, sobre todo con respecto a la sistematización de dichas experiencias. Algunas de éstas han sido reportadas y publicadas en la Revista de la Red de Gestión de Recursos Naturales, que forma parte del Programa de Gestión de Recursos Naturales en México apoyado desde 1993 por la Fundación Rockefeller (Blanco, 1997; Pérezgrovas, 1997; Alemán, 1998; Santos et al., 1998, Ramos, 1998; Chapela, 1999; Moya, 2003).

En cada estudio de caso reportado en la Revista, los actores principales son los productores: campesinos y agricultores, indígenas en su mayoría, que interactúan con instituciones de investigación, educación, con organizaciones no gubernamentales, con equipos técnicos. Los documentos son el resultado de la actividad de campo de grupos interdisciplinarios con grupos de campesinos, que buscan a través de la investigación científica y el rescate del conocimiento tradicional, el diseño y evaluación de sistemas de producción más sustentables y mejor adaptados a las condiciones socioeconómicas y culturales de cada comunidad. Como ejemplos tenemos las siguientes experiencias:

1) En la primera experiencia se analiza el trabajo de un grupo multidisciplinario de la Universidad de Carletón, Canadá, el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y el Centro de Estudios Agrarios de México (CEA) quienes comenzaron desde 1989 a gestionar recursos para trabajar en el área natural protegida de Sierra Santa Marta, Veracruz, con grupos de indígenas marginados, en especial los Popolucas y Nahuas, con quienes han desarrollado interesantes trabajos de experimentación participativa en las parcelas de ellos mismos. Han ensayado el comportamiento de variedades introducidas y el mejoramiento de materiales criollos de maíz regional aspirando lograr una agricultura sustentable (Blanco, 1997).

El principal aprendizaje del grupo de trabajo fue reflexionar sobre la conveniencia de validar cualquier tecnología alternativa con pruebas en el terreno de los productores que consideren sus condiciones socioeconómicas y hábitos culturales, así como las ventajas y vulnerabilidades genéticas y de manejo tanto de las variedades introducidas como de las criollas. Esta experiencia puede servir de base para desarrollar trabajos de este tipo en otras regiones marginadas del país (Blanco, 1997).

2) La segunda experiencia es con un grupo de técnicos conformado por 3 forestales, un economista y un biólogo, integrantes de un programa gubernamental denominado Plan Piloto Forestal de la Zona Maya, que en 1984 iniciaron un trabajo con un grupo de campesinos quiénes en 1986 formaron la Organización de Ejidos Productores Forestales de la Zona Maya (OEPFZM) para aprovechar racionalmente sus recursos forestales. En el proyecto de la OEPFZM se ha trabajado al ritmo y en los aspectos que los campesinos han aceptado y que coinciden con su forma tradicional de vida. Al principio evadieron proyectos de desarrollo industrial (aserraderos, maquinaria de extracción) porque no se habían convencido de la necesidad de tenerlos (Santos et al., 1998).

A pesar de haber motivado a los campesinos para organizarse y hacer un uso racional de la selva maya de Quintana Roo, la realidad fue que los recursos forestales estaban severamente impactados, lo cual colocaba en una situación difícil a los productores madereros debido a que no alcanzaban a pagar con sus ingresos la elaboración e implementación de planes de manejo forestal que revirtieran este proceso de deterioro, ni tampoco podían pagar la contratación de técnicos especialistas que los apoyaran en ello. Por lo que esto se convirtió en un círculo vicioso, dado que para generar mayores beneficios económicos se requería valorizar estos recursos a través de la transformación primaria y secundaria, pero la industria actual resultaba obsoleta, por lo que era urgente una reconversión de la misma para la cual los productores no contaban con los recursos económicos, por lo tanto era necesario gestionar el apoyo del gobierno para lograrlo y darle impulso a la actividad forestal que hasta ahora todavía se encuentra desvalorizada (Santos et al., 1998).

3) La tercera experiencia, es sobre el rescate, sistematización y divulgación de tecnología agrícola del cultivo del café por parte de la Unión de Ejidos y Comunidades del Beneficio Majomut, ubicada en la región de los Altos de Chiapas. Resulta interesante ver como esta organización campesina e indígena ha realizando un proceso de investigación participativa y desarrollo para el cultivo, cosecha y comercialización del café, como parte de la cimentación de su autonomía. También se registró el papel que ha desempeñado el equipo de asesoría técnica en este proceso tomando como base la cultura productiva indígena, el cultivo de café orgánico aquí, además de cumplir un importante papel en la obtención de excedentes económicos, ha permitido el aprovechamiento y conservación de los recursos naturales como un patrimonio para las futuras generaciones (Pérezgrovas et al., 1997).

En cuanto a las experiencias significativas se destacó que los resultados corresponden a condiciones concretas de la población y ambiente y no es considerada como un modelo aplicable a otro tipo de condiciones. Sin embargo, algunos elementos pueden considerarse en los procesos de investigación participativa y desarrollo, como: a) partir de la base de conocimientos locales, de la experiencia presente en los productores, antes de aventurar procesos de generación o transferencia tecnológica; b) las formas tradicionales de organización entre las comunidades indígenas posibilitan la discusión amplia de los problemas y los procesos colectivos de investigación; c) la comunicación horizontal entre los productores representa un mecanismo adecuado para la divulgación, cuando la investigación y experimentación demuestran buenos resultados; y d) finalmente, cuando hay realmente un papel activo de los productores en la definición de los problemas y en la ejecución de los procesos de investigación y experimentación hay una garantía de confiabilidad en los resultados que se obtienen (Pérezgrovas et al., 1997).

De las múltiples experiencias documentadas en la Revista de la Red de Gestión de Recursos Naturales de la Rockefeller, dos experiencias son muy interesantes para analizar:

a) La realizada por el Biol. Trinidad Alemán Santillana de ECOSUR-San Cristóbal, Chiapas denominada “Investigación participativa para el desarrollo rural. La experiencia de los altos de Chiapas”. Efectuada en el Municipio de San Juan Chamula, Chiapas; y

b) La realizada por el Tec. Miguel Mijangos Leal, del Programa de Aprovechamiento Integral de Recursos Naturales (PAIR) con la investigación denominada “La investigación-desarrollo en San Nicolás Zoyatlan, Montaña de Guerrero”.

En el primer trabajo el grupo de ECOSUR-San Cristóbal, tuvo como objetivos del proyecto “Investigación participativa para el desarrollo rural, la experiencia de los altos de Chiapas”, donde se buscaba generar alternativas tecnológicas económicamente viables y ecológicamente sustentables. También se planteó analizar el proceso de investigación (fenómeno eminentemente social, con sus gentes, sus expectativas, sus intereses, sus tiempos, sus compromisos y sus circunstancias), y no los resultados alcanzados por la carencia de fuentes adecuadas para tal fin en el municipio de San Juan Chamula, Chiapas y en tres regiones del Estado de Campeche (Alemán 1998:14). Con financiamiento del Instituto Nacional indigenista (INI) se apoyó con infraestructura, un molino de rastrojo, un galerón, instalación eléctrica y tambores. Se impartieron talleres de capacitación a la “Sociedad cooperativa de productores agropecuarios de San Juan Chamula, de Bautista Chico. Este trabajo según Alemán (1988:74) se hizo sin considerar las dinámicas internas de la comunidad y las relaciones entre los productores no participantes y autoridades del paraje, ignorando el efecto que la formalización propuesta por el Plan Piloto generaría en ellos. Además de que al promover la toma de decisiones sin tomar en cuenta a los caciques generó conflictos comunitarios.

En el segundo caso se trata del análisis y reflexión de la experiencia del PAIR en un trabajo comunitario de cuatro años con productores de San Nicolás Zoyotlán, Guerrero, y expresa las formas de experimentación e intervención técnico-campesino; cómo ha sido la validación y transferencia de las alternativas generadas; cómo se ha promovido la participación y autogestión comunitaria, destacando los éxitos y fracasos (Mijangos et al., 1998:19).

El PAIR en 1983 comenzó a trabajar en el Municipio de Alcozauca, Guerrero, por invitación del gobierno con investigadores de la UNAM y la UAM. Esta coyuntura política permitió la implementación de trabajos orientados en tres líneas:

1) La búsqueda de recursos naturales que pudieran incorporarse a la producción;

2) El mejoramiento de las prácticas productivas y;

3) La restauración de ambientes deteriorados para incorporarlos nuevamente a la producción (Mijangos et al., 1998)

Las investigaciones que se ejecutaron en ese sentido fueron:

• Diagnóstico ecológico.

• Caracterización de las formas actuales de producción agropecuaria.

• Experimentación agroecológica.

• Detección, rescate y fomento del conocimiento tradicional de los recursos naturales regionales.

4) Adecuación de las técnicas de acuacultura a las condiciones particulares de la Montaña (Mijangos et al., 1998: 20,21).

En el aspecto metodológico implementado por los investigadores destacan la importancia de lograr una mayor participación de los campesinos (as) a los proyectos desarrollados en su comunidad. En contraste con lo señalado, para el caso de ECOSUR:

...existieron algunos problemas internos, metodológicos, en específico dos: 1) oposición de enfoques: ciencia (diseño experimental), trabajo comunitario (experencial); 2) desacuerdo sobre los fines supuestos de la investigación. Por otro lado, el Plan piloto pretendía ser una estrategia para demostrar, en terrenos de los productores, los problemas-beneficios de las propuestas surgidas de los proyectos de investigación institucional. Aparecieron dos grupos que entraron en conflicto: el grupo piloto formado por un sociólogo, dos agrónomos y un biólogo; y el grupo académico (Alemán, 1988).

En el proceso de investigación se encontró que la participación del productor y sus circunstancias dentro de los proyectos de investigación, las técnicas de trabajo comunitario utilizadas y, la organización institucional de la investigación, deben estar íntimamente articulado a lo que podríamos llamar la interdisciplina (Alemán,1988).

En el segundo caso, se trató de involucrar en forma permanente al campesino en todas las actividades de investigación y generación de tecnologías. Sin embargo, los resultados reflejaron algunas limitantes por parte de los productores en cuanto a actitudes relacionadas a la reflexión-acción desde los primeros pasos metodológicos; el diagnóstico y la generación-validación, así como equivocada concepción comunitaria y organizativa durante el proceso de extensión y transferencia. Esto llevó a tener obstáculos para transmitir las experiencias y obligó a entrar en una etapa de serios cuestionamientos sobre el proceso metodológico y sobre la actitud de los investigadores al controlar la información y no socializarla dentro del equipo (Mijangos et al., 1998: 55-56).

En cuanto a los compromisos con la comunidad algo fundamental de reflexionar es el compromiso con el trabajo comunitario que se ha desarrollado, como bien señala Alemán (1988:26) es la urgencia de crear nuevas formas de interacción con los productores, que tomen en cuenta sus necesidades, intereses y expectativas, y que se promueva que la toma de decisiones sobres sus elementos culturales (tecnologías agrícolas y pecuarias) sean ellos los que decidan si lo adoptan o no. Esta búsqueda forzosamente pasa por una reconsideración de las estrategias y técnicas que hasta hoy se han utilizado, y que demuestran graves limitaciones para responder adecuadamente a la actual actitud del campesino indígena de la región.

Ahora bien, el proceso de transferencia tecnológica no sólo propone herramientas manuales o habilidades prácticas, sino que transfiere también conocimiento, metodología, expectativas, nuevas formas de ver el mundo, en suma, se genera un proceso de transformación social, que muchas veces perdura aun cuando la propuesta tecnológica hubiese sido rechazada. Desafortunadamente, la mayoría de los investigadores no consideran importante atender estos otros componentes de la transferencia, es decir, los componentes ideológicos, sociales, subjetivos (Alemán, 1998:77). En este mismo sentido, Velásquez (2002:17) afirma que la estrategia convencional de producción y transferencia de tecnología no se acomoda a las condiciones sociales, económicas y culturales de la agricultura campesina y ubica al agricultor como un receptor pasivo.


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