Tesis doctorales de Economía


PERSPECTIVA DE LA MIGRACIÓN MÉXICO-ESTADOS UNIDOS. UNA INTERPRETACIÓN DESDE EL SUBDESARROLLO

José Luis Hernández Suárez



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1.5. El destino de la plusvalía y sus consecuencias. Una interpretación desde el subdesarrollo.

En este apartado no pretendemos resolver la “crisis teórica” que existe en torno de la migración internacional sino contribuir a la discusión desde el marxismo, y más concretamente, apoyándonos en la teoría del subdesarrollo de Víctor M. Figueroa.

Iremos viendo cómo las aportaciones teóricas de Víctor M. Figueroa contienen los elementos necesarios para explicarnos la migración de trabajadores desde México hacia Estados Unidos como resultado de la relación capital-trabajo asalariado específica del subdesarrollo que, invirtiendo las palabras de Zolberg, determina tanto la “expulsión” como la “atracción” y, a diferencia de Singer, en su obra Figueroa sí trata el destino de la plusvalía generada en el subdesarrollo lo cual ayuda a estudiar el fenómeno desde una óptica diferente.

Carlos Marx descubrió que una vez instalado el régimen de producción capitalista éste instaura su propia ley de población, una ley peculiar, “…pues en realidad todo régimen histórico concreto de producción tiene sus leyes de población propias, leyes que rigen de un modo históricamente concreto.” Esta ley en el capitalismo resulta de la dinámica de la acumulación misma que consiste en el aumento progresivo de la cantidad de productos convertidos en medios de producción y enfrentados con el obrero en forma de capital en la cual la población obrera produce los medios para su propio exceso relativo. Visto de otro modo, es la tendencia del capital a propagarse por un lado y por otro a modificar la proporción entre los componentes del capital.

La tendencia general es que el capital constante adelantado, esto es el que se destina a la compra de medios de producción, aumente en relación al capital variable destinado a la compra de fuerza de trabajo. De este modo los obreros producen los medios para su propio exceso relativo, esto es, para que se forme “…una población obrera excesiva para las necesidades medias de explotación del capital, es decir, una población obrera remanente o sobrante.”

Pero Marx señala que esta población obrera excesiva:

…se convierte a su vez en palanca de la acumulación del capital, más aún, en una de las condiciones de vida del régimen capitalista de producción. Constituye un ejército industrial de reserva, un contingente disponible, que pertenece al capital de un modo tan absoluto como si se criase y mantuviese a sus expensas. Le brinda el material humano, dispuesto siempre para ser explotado a medida que lo reclamen sus necesidades variables de explotación, e independiente, además, de los límites que pueda oponer el aumento real de población.

Es muy importante destacar esto de las “necesidades variables de explotación” del capital puesto que señala cómo en el transcurso de la acumulación existen:

…períodos de animación media, producción a todo vapor, crisis y estancamiento [y la acumulación] descansa en la constante formación, absorción más o menos intensa y reanimación del ejército industrial de reserva o superpoblación obrera.”

Esto significa que, independientemente del aumento natural de la población, el capital tiene a su disposición la fuerza de trabajo que imprime dinamismo a la acumulación, sea porque se encuentra activa dentro del proceso de generación de valor o porque se encuentre afuera de él presionando sobre las condiciones de trabajo, grado de explotación, los niveles salariales y la capacidad de negociación de la clase obrera en activo. Los grados en que esto se dé se corresponden con la expansión o contracción del ejército de reserva que a su vez obedecen a la periodicidad de la industria.

Es digno de mención el que Marx nos haga ver que el movimiento del ejército industrial de reserva está supeditado al movimiento del capital y no éste a los movimientos absolutos del censo de población, como lo pensaba el “dogma económico” de su tiempo confundiendo “…las leyes que regulan el movimiento general de los salarios o la relación entre la clase obrera, es decir, la fuerza de trabajo total, y el capital global de la sociedad, con las leyes que distribuyen la población entre las diferentes órbitas de producción.”

Ahora bien, visto en su transcurrir histórico por países el capitalismo no se ha desarrollado de manera, por decirlo de algún modo, normal. Víctor M. Figueroa encontró que mientras en los países desarrollados se dio la separación entre, por un lado, el trabajo inmediato, esto es, el trabajo manual, operario y ejecutor de las actividades al interior del proceso productivo; y, por el otro, el trabajo científico generador de inventos, procesos e innovaciones aplicables al proceso productivo, esto es, el trabajo general; en los países subdesarrollados esta separación no tuvo lugar y es justamente eso lo que les confiere el carácter de países subdesarrollados.

Los países subdesarrollados tienen industria, ejecutan la explotación capitalista, pero no lo hacen con tecnología y métodos generados por ellos mismos. La burguesía de estos países, antes que promover el avance científico propio aplicable a la producción como una estrategia de desarrollo a largo plazo, históricamente ha preferido comprar la tecnología y los métodos en los países desarrollados.

Al adquirir los productos del trabajo general en los países desarrollados, los países subdesarrollados efectúan transferencias netas de valor porque este tipo de compras no tienen contrapartida, son compras sin ventas. Esta es una dinámica interminable debido a que la acumulación en el subdesarrollo, para que se dé, necesita constantemente la introducción de mejoramientos al proceso productivo por medio de nueva maquinaria o mejores esquemas de aplicación de la existente, novedosos procesos y diseños de organización, administración y coordinación, etcétera.

Estas transferencias de valor entrañan una gran variedad de consecuencias entre las cuales, para efectos de esta investigación, resaltamos las siguientes:

1. Se ve disminuida la capacidad de inversión en los países subdesarrollados y al mismo tiempo es aumentada en los desarrollados más allá de los límites de un desarrollo normal del capitalismo.

2. Es mermada la capacidad para generar empleo en los países subdesarrollados y se incrementa en los desarrollados más allá de los límites normales.

3. En los países subdesarrollados se conforma una sobrepoblación absolutamente redundante, esto es, un nivel de población que no puede tener cabida de ningún modo dentro de la esfera de la producción capitalista y por lo tanto sobra desde la perspectiva del capital, teniendo que sobrevivir en un polo de subsistencia mientras ello sea posible según las condiciones materiales y los cánones históricos, sociales y culturales lo permitan.

4. La generación de empleo por sobre los límites normales en los países desarrollados debido a la capacidad de inversión sobre aumentada hace que el ejército industrial de reserva no adquiera magnitudes absolutas sino relativas y en niveles tales que permiten salarios comparativamente altos respecto a los que prevalecen en el subdesarrollo.

5. Todo lo anterior conforma las condiciones para que ocurra la migración desde los países subdesarrollados hacia los desarrollados. De este modo, la ley de población opera a nivel mundial haciendo que la sobrepoblación absoluta de los primeros aparezca como sobrepoblación relativa en el nivel internacional.

6. La migración de trabajadores calificados adquiere un carácter particular porque al no existir en los países subdesarrollados los talleres de progreso, esto es, los espacios y condiciones para desarrollar investigaciones e innovaciones aplicables al proceso productivo, los países desarrollados, en cambio, dada su capacidad de inversión sobre aumentada, tienen un mayor potencial para atraer a este tipo de trabajadores, especialmente a los mejores, truncando aún más las posibilidades de los países subdesarrollados para impulsar su propio desarrollo.

Esto significa que paralelamente a las transferencias de valor por concepto de la compra de los productos del trabajo general se transfieran también desde el subdesarrollo hacia el desarrollo los recursos invertidos en los países subdesarrollados para educar a este tipo de trabajadores. Ello refuerza la perpetuación del subdesarrollo y, en consecuencia, la prevalencia de las condiciones para que siga ocurriendo la emigración.

Pero además, no todos los trabajadores calificados que emigran hacia los países desarrollados se insertan en talleres de progreso. Muchos de ellos van a desempeñarse en actividades especializadas como por ejemplo la salud y la educación o a ejecutar tareas que requieren ciertos grados de capacitación como, por ejemplo, operarios de ciertas maquinarias o ejecutores de procesos.

7. La migración internacional implica el cruce de fronteras en busca de empleo. Por lo mismo los migrantes, en especial los menos capacitados, se enfrentan a las políticas implementadas por los países receptores caracterizadas por un constante ajetreo que obedece a las luchas que a su vez efectúan los trabajadores de los países desarrollados contra los empleadores por los niveles salariales, grado de explotación y condiciones de trabajo que repercuten sobre el nivel de la tasa de ganancia del capital. Esto hace que los trabajadores inmigrantes sean más vulnerables en términos de salario, grado de explotación, condiciones de trabajo y tipos de actividades que desempeñan.

8. Con la migración internacional surgen las remesas, esto es, parte del salario de los inmigrantes es asignado a sus familiares en el país de origen, y por lo mismo, es flujo de valor en sentido contrario a las transferencias de valor por concepto de adquisición de los productos del trabajo general que efectúan los países subdesarrollados provocando en ellos, entre otras consecuencias: a) la sobrevivencia o mejoramiento de las condiciones de vida de las familias de los migrantes en el país subdesarrollado; b) mayor dinamismo de ciertas actividades económicas, especialmente las de bienes salario; c) efectos positivos sobre las cuentas externas, lo cual no quiere decir que éstas logren solucionarse favorablemente; d) aumento de las posibilidades para que ocurran mayores desplazamientos al tener los familiares recursos para el traslado mientras las condiciones de expulsión continúen convirtiéndose la emigración en una de las ramas más rentables de la industria de exportación. Es de esperar que los países desarrollados reaccionen ante lo que para ellos son fugas de valor tratando de atenuarlas.

Ahora bien, a partir de sus hallazgos, Figueroa descubre que en los países subdesarrollados históricamente el capitalismo transcurre por fases que se suceden y que “…aún cuando sea sobre bases distintas, según el caso, hace descansar su suerte en la evolución de las exportaciones.” Así, por una parte está la que él llama fase de crecimiento absoluto y que es la primera en hacer su aparición en la región latinoamericana, caracterizada porque durante ella la dinámica de la acumulación está enfocada a favorecer al sector exportador; la otra es la fase del crecimiento relativo en la cual la dinámica de la acumulación está orientada a favorecer al mercado interno.

En la fase de crecimiento absoluto, que es en la que se encuentra México desde la década de los ochenta del siglo XX, la sobrepoblación alcanza mayores niveles expresados en más desempleo debido a la tendencia a una más elevada composición del capital tanto en los sectores que producen para el mercado externo como en los que lo hacen para el mercado interno si no desean sucumbir, todo lo cual establece además una férrea competencia por el empleo reforzando la tendencia de los salarios a la baja.

Mientras tanto se intensifica la migración rural ante la imposibilidad de la economía campesina para hacer frente a los embates de la competencia extranjera en el marco de un mercado drásticamente abierto debido, entre otras causas, a que: a) cuenta con una base material atrasada o permanentemente rezagada; b) no obstante no producir con el fin de obtener ganancias, parte de sus productos deben entrar a un mercado dominado por el capital que establece bajos precios mientras los costos casi siempre van a la alza; c) además de la baja productividad que caracteriza a estas unidades de producción, su tamaño reducido hace difícil encontrar tecnologías apropiadas que disminuyan costos mientras que los factores de orden natural como la baja calidad de la tierra y las contingencias climáticas también le provocan pérdidas. La apertura de las fronteras a la entrada de los productos que compiten directamente con los bienes elaborados por la economía campesina no hace más que exhibir en su forma más cruda la triste realidad de ésta.

De este modo aumentan los flujos migratorios del campo a la ciudad o también desde zonas rurales y urbanas hacia ciudades con fuerte orientación exportadora o hacia regiones de agricultura empresarial de exportación que, por estar en una fase de crecimiento absoluto, son de las más impulsadas.

Pero ni la agricultura empresarial de exportación en el campo ni la industria en las ciudades cuentan con capacidad para dar empleo a la sobrepoblación. En éstas, por las características que presenta la acumulación en el subdesarrollo, principalmente por la elevada composición del capital, la generación de empleos es baja o incluso decrece y muchos trabajadores deben buscar el sustento en actividades que están por fuera de la órbita del trabajo asalariado, como por ejemplo vendedores ambulantes y prestadores de servicios ocasionales o incluso en la esfera de actividades ilegales como la prostitución, contrabando y narcotráfico. La sobrepoblación es de tal magnitud que las ciudades turísticas y aquellas con gran dinamismo resultado de su orientación a la exportación se ven inmediatamente colmadas de seres humanos dispuestos a ser explotados a cambio de ínfimas remuneraciones.

Por lo tanto, en el subdesarrollo muchos trabajadores deben desplazarse hacia fuera del país, en el caso de los mexicanos hacia el vecino Estados Unidos, donde encontrarán oferta de empleos generada en parte por las transferencias de valor producido en su país de origen.

Es de esperarse, bajo esta teoría del subdesarrollo, que en la fase de crecimiento absoluto la migración internacional se intensifique dado que también los procesos que llevan a la desocupación de trabajadores asalariados se profundizan y la capacidad de generar empleos disminuye porque:

...el crecimiento absoluto tiende a operar con elevadas composiciones del capital en los sectores de exportación, pero también en los sectores orientados al mercado interno que deseen sobrevivir […] Las altas composiciones de capital que exige este tipo de crecimiento [deben] a su vez, traducirse en elevadas tasas de incremento de la productividad y en una prácticamente nula capacidad de la acumulación para absorber empleo, o mejor, en una capacidad más reducida de lo que es en condiciones de crecimiento relativo […] el aumento de la producción va permanentemente acompañado de una caída del empleo en la manufactura.

Dado que la economía se encuentra orientada al exterior, todo el esfuerzo se concentra en conseguir que las exportaciones sean más competitivas, es decir, que puedan ser realizadas en el exterior a precios bajos pero que arrojen elevado margen de ganancia, para lo cual el capital requiere bajar costos y exige de los trabajadores mayores sacrificios a través de la reducción de su salario o el despido cuando la empresa puede prescindir de ellos porque la organización y composición del capital lo permiten. Además, el bajo nivel de los salarios internos no le perjudica al capital anclado en el sector exportador porque la producción habrá de realizarse en el exterior.

En este contexto el Estado muestra claramente su carácter como instrumento de la clase capitalista y de las facciones en el poder cuando interviene en la modificación de la legislación laboral, los conflictos obrero patronal y hasta en la implementación de medidas represivas contra los trabajadores para contribuir a la reducción de los costos empresariales. La competitividad empresarial en estos países no consiste pues en otra cosa que no sea la reducción del salario y de los niveles de empleo de los trabajadores. Lo que para los capitalistas que operan en los sectores más dinámicos de esta fase significa más progreso, para los trabajadores encarna empeoramiento y ensanchamiento del pauperismo.

América Latina en general y México en lo particular vivieron una fase de crecimiento relativo más o menos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta finales de los años setenta cuando esta fase comenzó a agotarse para dar lugar a una fase de crecimiento absoluto que en estos momentos sigue vigente.

El cambio de la estrategia de crecimiento relativo hacia el crecimiento absoluto es lo que explica el aumento sin precedentes en las tasas y flujos de la migración de mexicanos hacia Estados Unidos y en la composición de los mismos donde necesariamente aumenta el número de mujeres y trabajadores de procedencia urbana.

Sumados los trabajadores inmigrantes mexicanos en Estados Unidos a los flujos que llegan de otros países le permiten a los empleadores norteamericanos acrecentar su ejército de reserva a niveles tales que facilitan la fijación paulatina de salarios y condiciones de trabajo flexibles, esto es, sujetas a las decisiones unilaterales de los patrones, además de tasas de desempleo relativamente altas que hacen posible tener a disposición una gran masa de trabajadores dispuestos para desempeñar actividades cuando les sea requerido y bajo condiciones mínimas de contratación, fijadas, además, por los mismos patrones.

Lo descrito en el párrafo anterior se ve reforzado aún más por la evolución del capital de vanguardia el cual, representado por la empresa transnacional, progresa incesantemente con el fin último de disminuir costos e incrementar su tasa y masa de ganancias. Especialmente en las últimas tres décadas una de sus principales estrategias ha sido la fragmentación de varias fases de su proceso productivo por prácticamente cualquier país del mundo que le ofrezca las condiciones más propicias a sus intereses provocando cambios profundos en las estructuras nacionales. Esto significa para el país desarrollado, en consecuencia, salida de inversiones y disminución en la capacidad para generar empleo.

Pero no por ello los problemas de empleo y salario de los países que reciben las fases fragmentadas del proceso de producción de la empresa transnacional se ven resueltos o mejorados. Hacia los países subdesarrollados ésta traslada solamente las fases intensivas en trabajo ofreciendo muy bajos salarios y pésimas condiciones de trabajo y seguridad sin establecer un encadenamiento con la estructura económica del país que la acoge y, en general, sin atenuar los factores fundamentales para que ocurra la migración. Antes bien, en cierta forma, tiende a reforzarla en la medida que hace posible la consecución de recursos por parte de trabajadores que no cuentan con familiares en el país desarrollado para trasladarse hacia allá.

El flujo de migrantes es de una magnitud tan grande que les genera a los países involucrados toda una serie de problemas, por lo cual los Estados tienen que intervenir. Es aquí cuando entra en escena la posibilidad de contratar a trabajadores temporalmente para tener flujos ordenados por un lado pero, por otro, y especialmente por eso, contar con mano de obra cautiva, dócil, barata, acorde con las necesidades variables de los empleadores, es decir, fácil de despedir y de volver a contratar. Sin embargo, en caso de llevarse a cabo la aplicación masiva de programas de contratación temporal de inmigrantes el fenómeno de las remesas, indeseable para los países desarrollados, se refuerza en la medida que el inmigrante considerará necesario hacer los mayores ahorros posibles para sobrevivir en los períodos de tiempo que se encuentre en su país de origen.

De este modo, en ausencia de programas de trabajo temporal en el país de destino gran parte de los migrantes deben irse para no volver, con la tendencia a llevarse a las familias puesto que en su país de origen las posibilidades de obtener un nivel de vida digno se vuelven cada vez más remotas lo cual tarde o temprano provoca que la tasa y masa de remesas bajen generándole serios problemas al país receptor. Sin embargo, la aplicación de programas de trabajo temporales da continuidad y mayor estabilidad a las remesas porque los migrantes deben regresar periódicamente.

Ahora estamos en condiciones de concluir que el objetivo planteado de plasmar en este capítulo nuestra propuesta teórica a partir del análisis de la forma como transcurre la acumulación en el subdesarrollo se ha cumplido y la hipótesis ha quedado demostrada en términos de argumentación.

Efectivamente, la condición de subdesarrollo de países como México hace necesarias las transferencias interminables de valor hacia los países desarrollados por la compra de los productos del trabajo general convirtiéndose ello en transferencias de capacidad de inversión que son la base de la migración internacional.

En el capítulo siguiente analizamos el desbordamiento de la migración hacia Estados Unidos en la fase de la acumulación sustentada en el sector exportador debido al aumento del desempleo y las condiciones de empleo precario que resultan de esta fase en la que el ahorro de mano de obra por parte del capital cobra mayor impulso.


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