Tesis doctorales de Economía


SISTEMA DE CIUDADES, CENTROS POBLADOS Y DESARROLLO REGIONAL
LA MICRORREGIONALIZACIÓN EN EL ORIENTE DEL ESTADO DE TLAXCALA

Daniel Hernández Hernández

 

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CAPÍTULO 5. ASPECTOS PROPOSITIVOS DEL DESARROLLO REGIONAL A PARTIR DE LA MICRORREGIONALIZACIÓN

5.1 Modelo de microrregionalización a partir de centros de integración

El sistema de asentamientos humanos es el conjunto de localidades que contiene cada microrregión considerando su rango-tamaño poblacional, su nivel de equipamiento, infraestructura y accesibilidad; de tal manera que las que tienen mejores condiciones y vínculos con otras representan los asentamientos que se han catalogado como centros de integración microrregional. La ocupación territorial ha presentado cambios y consolidaciones relevantes en los últimos años, como consecuencia de obras e inversiones estratégicas, tales como carreteras y equipamiento urbano que generan empleo, aunque no de manera suficiente y sostenida. Dentro del sistema de asentamientos humanos de la región, algunas poblaciones o centros rurales , pueden llegar a cumplir con las características que tipifican a los llamados núcleos de concentración, o también llamados, centros de apoyo o de integración rural, dada su importancia en el estímulo al desarrollo regional; en tanto que pueden presentar cierta capacidad para retener la población que inevitablemente continúa abandonando las áreas rurales con condiciones de vida más difíciles. Como elementos de justificación del modelo de desarrollo microrregional que se explicará más adelante, se exponen los siguientes datos de población, lo que permite constatar su dispersión ya que sólo El Carmen Tequexquitla superó ligeramente para el año 2000 la densidad de población promedio del Estado (237 de habs/km2), y los seis municipios restantes se ubicaron por abajo (cuadro 68).

Cartográfica del Estado de Tlaxcala.

En cuanto a las tendencias de crecimiento de la población de los municipios de la región, si se considera un periodo largo de 1970 al 2000, se observan las tasas más bajas para los municipios de Ixtenco y Zitlaltepec, y con un crecimiento más alto para Huamantla que no obstante tiende a decrecer para la década siguiente; El Carmen Tequexquitla a partir de los años 90 aumenta su población. Y las tendencias de crecimiento al año 2010 y al 2020, apuntan a la baja en la mayoría de los municipios, excepto Tequexquitla y Cuapiaxtla (cuadros 69 y 70).

Con respecto al crecimiento de la población económicamente activa, se observa que son los sectores secundario y terciario los que tendrán un mayor dinamismo en los próximos años, con una gran demanda de empleos para los años 2010 y 2020 (cuadro 71), por lo que desde ahora se deben tomar las medidas necesarias para hacerle frente a esta situación en términos de reactivar la economía regional que de acuerdo a índices de desarrollo sustentable del año 2000 , si se compara la región Huamantla con la de mayor desarrollo en el estado que es la región Tlaxcala, es la que muestra durante un largo periodo de 30 años, después de la región Tlaxco, una diferencia considerable (2.17118) que implica rezago, como se indica en el cuadro 72.

Sergio Flores González, Sistema de Ciudades y Desarrollo Regional en el Estado de Tlaxcala, 1970-2000, El Colegio de Tlaxcala, 2004.

Dicha reactivación económica debe poner especial atención en el nivel microrregional a partir de los centros de integración que tienen el carácter de ser unidades espacio-funcionales múltiples, principalmente por la cobertura y diversidad de servicios que ofrecen, ya que esto es lo que determina el número y la frecuencia de personas que tienen acceso a ellos, como ya se mostró con información empírica en el apartado anterior. Con base en ello, se logró aproximarse al concepto de región funcional, precisamente porque se hizo un análisis de la jerarquía de asentamientos y los flujos que los caracterizan.

Por lo tanto, la esencia de la propuesta de desarrollo microrregional que se ha venido planteando descansa en tres elementos fundamentales, los cuales le dan forma y la hacen viable y cuyo único objetivo es mejorar la calidad de vida de la población: en primer lugar, están las estructuras territoriales que se han analizado desde los niveles inferiores que son precisamente las microrregiones; en éstas, como ya se señaló, se tienen establecidas una serie de interrelaciones territoriales o flujos de bienes, servicios y mano de obra, con lo cual se han establecido las jerarquías con base en las intensidades de intercambios territoriales hacia localidades más pequeñas y dependientes. Entonces, esta condición estructural marca un determinado nivel de desarrollo que existe en ciertos territorios, y al mismo tiempo, permite visualizar estrategias que puedan fortalecer algunos territorios como microrregiones integradoras y dinamizadoras, con lo que se estarían realmente creando las circunstancias para mejorar la calidad de vida de la población más necesitada, precisamente porque este enfoque del desarrollo microrregional parte de la concepción de dinamizar a los territorios deprimidos sin crecimiento económico suficiente. En segundo lugar, resulta fundamental enmarcar esta propuesta metodológica microrregional desde la perspectiva del desarrollo local, entendiendo como tal al proceso de desarrollo participativo que fomenta en un territorio determinado, la cooperación entre los principales actores sociales, públicos y privados para el diseño y la implementación de una estrategia de desarrollo común, con el objetivo final de estimular la actividad económica y crear trabajo decente (Alburquerque, 2006) a partir del aprovechamiento de los recursos, potencialidades locales y las oportunidades del contexto global.

El elemento que cohesiona el desarrollo microrregional y desarrollo local es la aproximación territorial al análisis a diferencia de la visión tradicional del desarrollo que le da prioridad al enfoque sectorial agregado a partir del reconocimiento de las circunstancias específicas de cada ámbito territorial, donde se deben tomar en cuenta las necesidades y las aspiraciones de su población, de sus organizaciones y de su cultura, así como el capital social y las instituciones del territorio, todo lo cual constituye las potencialidades endógenas y las oportunidades que se derivan del dinamismo externo existente. En este contexto, es prioritaria la participación de la administración pública en tanto que puede garantizar las condiciones generales de estabilidad macroeconómica y financiera, así como el establecimiento y respeto de un marco jurídico general de derechos fundamentales en el trabajo; también asegurar el acceso al crédito a las micro y pequeñas empresas. Particularmente, las acciones en el territorio se pueden dirigir hacia la implementación de políticas activas de empleo en donde se diseñen sistemas territoriales de capacitación de recursos humanos, según las necesidades de cada ámbito local, fomentando el desarrollo de micro, pequeñas y medianas empresas, y la construcción de sistemas territoriales de investigación y desarrollo para la innovación local (I+D+i).

En tercer lugar, la aproximación territorial consiste en definir la política de desarrollo microrregional y local a partir de las características específicas de cada zona, la cual debe constituir una unidad de actuación territorial dotada de determinada homogeneidad en aspectos de tipo ambiental, con cohesión interna, historia y tradiciones comunes, con sentimientos de identidad compartidos. Por lo tanto, el fundamento del enfoque territorial se vincula a la toma de conciencia creciente por parte de los agentes locales del aprovechamiento de los recursos endógenos en la búsqueda de un desarrollo duradero y sostenible. En este proceso es de gran relevancia fomentar en forma ascendente la toma de decisiones participativas a nivel territorial, buscando con ello que los agentes locales, esto es, la población local, los agentes económicos y sociales, y las instituciones públicas y privadas existentes, se inmiscuyan en actividades propias para el impulso del desarrollo local y microrregional, esto es desde abajo, tal y como se ha venido proponiendo en el sentido de avanzar en el diseño de los planes de desarrollo desde los niveles territoriales inferiores, es decir, desde las microrregiones. Estas son las premisas que dan sustento a la propuesta del modelo de desarrollo microrregional (figura 6) que se expone enseguida:


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