ASUNTO REGIONAL EN EL ESTADO DE TLAXCALA
Tesis doctorales de Economía

 

HACIA UN MODELO DE CRECIMIENTO ORDENADO DE LOS CENTROS DE POBLACIÓN EN EL ESTADO DE TLAXCALA
 

Ramos Montalvo Vargas

 

 

 

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1.1 Sobre el asunto regional

Abordar el concepto de región, no es tarea sencilla por cuanto implica la necesidad de un trabajo inter y transdisciplinario; sin embargo, en el marco de la presente investigación, se le da mayor importancia al enfoque geográfico, por tratarse de un estudio que tiene por referente al territorio como espacio dado. En este contexto, se asume que “el conocimiento regional es sinónimo de conocimiento geográfico en tanto la necesidad de comprender un fenómeno o conflicto regional remita unívocamente a considerar el problema como metodológico y que por lo tanto, conocimiento geográfico y conocimiento regional son una misma cosa” (Geocalli, 2002:14); se asume en consecuencia que el método regional es entonces, el método de la geografía para el caso de la presente investigación, porque el enfoque geográfico permite realizar estudios regionales por su multidisciplinariedad sin que ello signifique desprenderse del apoyo de otras importantes ramas de la ciencia.

Sin embargo, no es la única forma de abordar este complicado concepto, porque además del enfoque geográfico, los economistas, los políticos, los sociólogos y otros especialistas; tienen una forma particular de entenderlo y construirlo, por ello se sugiere distinguir esas dimensiones de articulación con otras de tipo territorial, que deben ser precedidas por una adecuada expresión territorial de los problemas, objetivos y acciones de cada una de las dimensiones (Ferreira, 2003), y aunque la forma tradicional de definir el concepto de región, privilegia aquellos elementos que se suponen estáticos de la realidad; muchos de estos, por su fácil identificación son derivados de los criterios estrictamente geográficos .

Para efectos de esta investigación se pretende encontrar un sano equilibrio en su comprensión; por ello, una aproximación teórica y práctica del concepto de región asume que las regiones mexicanas intentan incorporarse en los procesos globales, pero ahora se encuentran con una realidad marcada por el protagonismo del capital privado y la reducción o incluso desaparición de esquemas de regulación estatal, con lo cual los territorios operan bajo lógicas difíciles de prever y controlar desde la administración pública, por este motivo, se intenta rescatar desde el nivel de gobierno municipal, una propuesta para hacer frente a los problemas derivados del creciente influjo de la globalización; entre otros, el desbordante crecimiento desequilibrado de los centros de población en México; y, donde Tlaxcala no podía escapar a este complicado panorama.

De esta forma, independientemente desde la óptica geográfica, económica, sociológica, demográfica, política, ecológica, etc., se debe asumir un enfoque acerca del contexto regional, porque el asunto de las regiones no es un tema reciente y más desde el enfoque geográfico; y aunque llegó a ser considerada la geografía como el pariente pobre e incluso simple apéndice de la historia (Hiernaux, 1997), es necesario hoy más que nunca, destacar su importancia y apoyo a otras ramas de la ciencia, por ello y para ubicar la concepción dominante acerca del conocimiento científico en esta materia, hay que referirse a la práctica científica de Estrabón (64/63 a.C.-24/25 d.C.), en la época de mayor esplendor del Imperio Romano, el siglo de Augusto; ello es importante por dos razones, porque su forma de conocer resume el conocimiento universalista del mundo grecorromano y porque su condición de geógrafo está vinculada a una forma de hacer geografía que en nuestro mundo moderno especialmente, tiene características revolucionarias. La referencia hecha a Estrabón es indispensable, porque si bien es cierto se asume un enfoque más geográfico, el contexto regional se basa en un sentido transdisciplinario, donde las acciones del hombre determinan su construcción, Estrabón decía “el geógrafo debe primeramente tomar su punto de partida del hombre que ha medido la tierra como un todo, para entonces explicar en primer término el mundo habitado y sus relaciones con la tierra como un todo, pues esta es la peculiar tarea del geógrafo, que deberá intentar la explicación a partir de las teorías y leyes generales de la sociedad, así como de las elaboraciones teóricas particularmente referidas a la región, apelando a la lógica analítica para relacionar información cuantitativa y cualitativa, con un adecuado aprovechamiento del instrumento lógico matemático” (Estrabón citado por Geocalli, 2002:56).

Además se han desarrollado en la geografía otras herramientas que si bien son indispensables, incluso para la presente investigación, no han tenido la difusión y ampliación necesaria en favor de la ciencia y aunque la mayoría de los aportes recientes a los estudios geográficos tienden a diluir la reflexión teórica, no se niega su alcance y potencial científico.

Sin embargo, tan importante es la geografía que incluso se ha señalado que el esquema lógico a través del cual se generan las formas espaciales y que para el caso del comportamiento de los servicios sería la misma situación, estaría dado entre otras cosas por (Trinca, 2000:125):

a). Propiedades intrínsecas de la clase de fenómenos;

b). Su comportamiento en el espacio;

c). Tipo de espacio correspondiente a la clase de fenómenos y sus propiedades, y

d). Configuración (forma) espacial de los fenómenos.

El señalamiento anterior es fundamental para aspirar a un modelo congruente y factible con la realidad de los centros de población en Tlaxcala, ya que la misma “noción de espacio relativo permite afirmar ahora que la geografía estudia el patrón directamente observable de las distribuciones espaciales de los fenómenos -y buscar sus leyes- en la superficie de la tierra” (Trinca, 2000:126); hay que observar por tanto, que los servicios públicos tienen una naturaleza propia de cobertura, responde a un comportamiento en forma de red en su distribución sobre el territorio; pero además las propiedades de los servicios son tan diversas que su configuración espacial, asume formas y problemáticas diferentes, que subyacen en los requerimientos primarios de la población y la forma en su uso y aprovechamiento en el municipio.

De esta manera abordar las regiones desde el enfoque geográfico, tiene igual sus aseveraciones porque se circunscribe al territorio o medio físico, y desde luego ello amerita una definición más precisa del término y aunque su uso es reciente, en la década de 1980 ya se tenía avanzada la siguiente definición: “la región no es sino un recipiente neutral susceptible de llenarse con contenidos diversos” (Palacios, 1993:5, citado por Geocalli, 2001:19), en esta definición, también se hacen prevalecer los límites del perímetro regional por sobre los elementos distintivos; donde el marco o porción territorial está dado por un contorno causado por un accidente geográfico, una demarcación administrativa, un patrón de poblamiento, un tipo de suelo o sustrato geológico entre otros muchos criterios más donde la naturaleza de la estructura de las regiones aparece en una acción combinada entre los rasgos y propiedades múltiples que la conforman, que sin desatender la acción del hombre, la región es de forma simultánea y conjunta un objeto dado, una construcción social e histórica y una categoría analítica.

La idea de región adquiere diversas modalidades para la discusión, que van desde la forma más compleja hasta la más coloquial y analógica; por ejemplo, dice Van Young: “las regiones son como el amor, difíciles de describir, pero cuando las vemos las sabemos reconocer” (Van Young, 1992:3 citado por Rosales, 2000:34); incluso esa carga subjetiva la llevan implícita, independientemente del enfoque que se le quiera dar; por ejemplo aquí la óptica geográfica está más referida al territorio; pero no por ello, se impide crear regiones bajo criterios simultáneos o paralelos con otras ciencias o disciplinas; y en efecto, otros más asumen que la región “es una representación espacial confusa que recubre realidades extremadamente diversas en cuanto a su extensión y a su contenido” (Giblin-Delvallet, 1993:1264 citado por Rosales, 2000:34) y para ello es recomendable hacer uso de la transdisciplinariedad, para efectuar análisis de los cortes posibles realizados en el espacio, sean cortes sociales, políticos, ecológicos, etc., de esta forma, se trata por tanto, de una subdivisión que corresponde a una escala intermedia entre la del estado -entidad federativa de Tlaxcala para el presente estudio- y los municipios, que para efectos de esta investigación se llamarán microregiones representadas por las cabeceras municipales; y aunque algunos autores citan que “la región es un espacio geográfico más amplio que una localidad pero menos que la correspondiente a una Nación-Estado, y sus límites estarían determinados por el alcance efectivo de ciertos sistemas donde sus partes interactúan en mayor medida entre sí que con sistemas externos” (Rosales, 2000:34), aquí se plantea que la región igual puede ser una forma de organización mínima, incluso un nivel inferior a las cabeceras municipales representadas por el sistema de barrios, colonias o manzanas. Pero aquí no se requiere que sus fronteras sean impenetrables; el mismo Boisier (1999) establece la existencia de regiones virtuales; y por otro, tampoco se requiere que dichas fronteras regionales coincidan con las divisiones políticas o administrativas más fácilmente identificables o incluso con accidentes topográficos; a todo esto, se tiene el cuidado porque al no haber una definición consensual, se complica la aceptación de estudios con esta naturaleza.

Uno de los problemas que no ha sido resuelto y causa conflicto, es el de “la región concebida como espacio dado y no como producto de una forma de conocer” (Geocalli, 2002:16), esta discusión se acarrea desde la polémica que se suscita con la progresiva ausencia de los geógrafos en el campo de las ciencias sociales, pero con crecientes demandas y espacios que empezaron a asumir y copar los planificadores; con labores diferentes pero determinantes en el análisis del territorio. Ambas posturas son válidas para diferentes tipos de trabajos a realizar, siendo para los estudiosos de ciencias puras más aceptada la región como concepto dado; a diferencia de los estudiosos de las ciencias sociales que por tener en el centro de la discusión al hombre, se rige más por la región como producto de una forma de conocer. Aquí se comparte la óptica geográfica y se cuida la forma de abordarlo, porque se reconoce la inevitable necesidad de considerar sus fundamentos para alcanzar objetividad y mayor aproximación científica.

Hiernaux (1997:11) por su parte define la región como “aquella porción del espacio global en la cual se pueden identificar procesos (individuos, grupos y acciones) societarios particulares, distinguibles de los que se ejercen en los espacios vecinos o distantes, respondiendo a una temporalidad propia y con una identidad propia”, lo interesante de este concepto es el carácter de distinción entre grupos; así como los rasgos de identidad y la influencia que ejerce la temporalidad en esa posible distinción, lo anterior permite inferir que conforme transcurre el tiempo se pueden crear o configurar nuevas regiones.

Si se analiza el concepto de región alejado de su comprensión a los problemas de desarrollo, de nada servirá comprender la realidad en su justa dimensión; es por ello que se sugiere la aportación a los problemas del desarrollo regional; lo anterior reclama la intervención decidida de quienes pueden responder a estos problemas territoriales e implica dejar espacios al aporte local donde se tiene la ventaja del conocimiento de la realidad concreta. Por tanto, el espacio municipal es el más fértil del desarrollar porque cuenta con el respaldo legal del artículo 115 constitucional, la energía renovada de sus actores y la posibilidad de entender sus problemas por la cercanía a su realidad, para en consecuencia actuar sobre ellos. Finalmente, es un asunto de valoración, de conocer qué tanto han aportado las autoridades o si están en condiciones de modificar estructuralmente los problemas de su territorio.

Para efectos de esta investigación y dentro de la clasificación de los tipos de región, se considera que las cabeceras de los municipios bajo estudio, se inscriben en un tipo de región económico-administrativa, según la clasificación realizada por Delgadillo (1999), donde se destaca que esas regiones se refieren a propuestas de ordenamiento (apoyado en la cartografía) y de ejecución de objetivos administrativos, fundamentalmente en cuanto a ordenación municipal y por ende, resulta interesante ya que se encuadra en los objetivos de la presente investigación.

Sin embargo, no hay que perder de vista a las regiones-plan, ya que son parte de la clasificación más recurrente en los estudios regionales, donde además están las regiones homogéneas y polarizadas; pero “dicha región-plan o espacio-plan, es el análisis de la elección de los medios geográficos disponibles para llevar a la práctica un fin determinado dentro de un plazo previsto” (Gutiérrez, 1984:74), siendo por tanto característico de las circunscripciones territoriales donde los gobiernos tienen su espacio de acción y donde el tiempo es factor para el cumplimiento de los propósitos establecidos.

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