Tesis doctorales de Economía


DISTRITO TURÍSTICO RURAL UN MODELO TEÓRICO DESDE LA PERSPECTIVA DE LA OFERTA. ESPECIAL REFERENCIA AL CASO ANDALUZ

Francisco José Calderón Vázquez

 

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II.5.2.4.- El Recurso Turístico: Referencia al análisis de recursos

A tenor de los párrafos anteriores un primer paso en la definición de la vocación o aptitud turística de un emplazamiento determinado y en la elección de alternativas más favorables para el desarrollo turístico, será el análisis de la potencialidad y eficacia de los recursos turísticos localizados en el territorio, y muy específicamente su aptitud para ser transformados en productos turísticos que se muevan en la longitud de onda de los requerimientos demandados por el mercado.

Para que exista el fenómeno turístico es fundamental que se produzca un desplazamiento de un flujo de personas a un determinado lugar y para que ello suceda es necesario que exista una motivación clara por parte de dicho conjunto, de manera que se cierre el proceso de compra. De ahí que, en sentido laxo, se entienda como recurso o atractivo turístico aquellos elementos que provocan, incentivan o motivan el desplazamiento turístico, (Solsona Monsonis, 1999;; Leno Cerro, 1993)Es clásica la distinción realizada por la Organización Mundial del Turismo (OMT) entre Patrimonio Turístico y Recurso Turístico, entendiendo por Patrimonio turístico de un área territorial determinada el conjunto potencial de bienes materiales o inmateriales a disposición del hombre y que pueden utilizarse, mediante un proceso de transformación para la satisfacción de sus necesidades turísticas. Mientras que recursos turísticos son todos aquellos bienes y servicios que hacen posible la actividad turística y satisfacen las necesidades de la demanda, mediante la actividad del hombre y de los medios con los que cuenta. Es decir, el patrimonio deviene recurso a través de la actividad humana, que lo hace utilizable desde una óptica turística.

Leno Cerro, (1993) siguiendo a Zimmerman (1933), considera que un recurso solo es tal cuando contribuye a satisfacer una necesidad humana; en el contexto turístico el recurso puede considerarse como tal si está vinculado a la motivación de un potencial consumidor, actuando como tal incentivo al desplazamiento turístico. Por ello, este autor considera a los recursos y las motivaciones como los dos pilares esenciales del fenómeno turístico, que en ultima instancia determinan la decisión de realizar un desplazamiento turístico (Leno Cerro,1993).

Al constituir el recurso turístico la materia prima del turismo, elemento fundamental de la Oferta, su importancia es estratégica tanto en la configuración de la actividad turística, como en la determinación de la aptitud turística de un territorio. De ahí que la identificación y evaluación de los atractivos turísticos sea una tarea cardinal en la fase de diagnóstico de cualquier planificación turística.

La identificación de los recursos turísticos se lleva a cabo normalmente mediante la confección de un listado de recursos y emplazamientos con potencialidad y posibilidad de explotación turística, por ello se procede a la elaboración de un Inventario o Catálogo de recursos turísticos, es decir, una relación de los recursos turísticos de un área territorial determinada, donde los mismos se enumeran, clasifican y describen mediante una metodología. El problema radica en la inexistencia de una base metodológica comúnmente aceptada de cara a la configuración de dicho inventario. (Leno Cerro, 93) Leno Cerro (1993) proporciona una visión panorámica de los distintos métodos de clasificación existentes, partiendo de una distinción básica entre métodos basados en la naturaleza del recurso y métodos sustentados en la funcionalidad del mismo o en una combinación de ambos criterios, siendo las más abundantes las primeras, si bien su utilidad es discutible por cuanto que no ofrecen valoración alguna del recurso o de su potencialidad en cuestión. Las clasificaciones de recursos con criterios funcionales (Clawson y Knetsch, 1966; Corna Pellegrini, 1973; Burkart y Medlik,1986) responde a perfiles muy pragmáticos o de evidente simplicidad, nuevos y más sofisticados criterios clasificatorios serán introducidos por autores como Pierre Defert (1972) que diseña una matriz clasificadora cimentada en la obra de Aristóteles la Cosmología, estructurada en torno a cuatro grandes tipologías clasificatorias Hidromo, Phitomo, Litomo, y Antropomo organizadas a su vez en subtipos y vinculados a series de actividades concretas; configurando en su conjunto lo que Defert denomina tipología integrada de recursos y actividades turísticas, empleada difusamente por toda la Europa Continental. Esta primera matriz será ampliada por Defert (1982) a 5 tipologías, incluyendo una tipología clasificatoria la denominada Mnemome que podría ser traducida por mnemotécnica o evocadora. A su vez, Claire Gunn (1988) propone una tipología clasificatoria vinculada con la valoración de la importancia del recurso.

Los citados métodos clasificatorios presentan como denominador común la elaboración de una relación mas o menos estructurada y detallada de los recursos turísticos existentes. Por tanto su funcionalidad radica en el conocimiento de los mismos y en su identificación, lo cual es sin lugar a dudas importante, pero asimismo es fundamental tener noticia cierta de su relevancia de cara al establecimiento de una jerarquía de prioridades en los instrumentos de la planificación es decir en los programas y planes.

Va a ser la Organización de Estados Americanos (OEA) la entidad promotora de una metodología que posibilita tanto la clasificación como la jerarquización de los recursos turísticos, partiendo de la “tradicional” recopilación de datos en el área territorial a planificar, establece una matriz clasificadora organizada en cinco grandes categorías: Sitios Naturales, Museos y Manifestaciones histórico-artísticas, Folklore, Realizaciones científicas, técnicas y artísticas contemporáneas, Acontecimientos programados subdivididas a su vez en tipos y subtipos. (Leno Cerro,1993)Realizada la clasificación se procede a la evaluación de dichos recursos, o lo que es igual a la jerarquización de los mismos en base a un análisis critico de su interés turístico sustentado en fundamentos objetivos y comparativos. El método propone un desglose de prioridades de 4 niveles jerárquicos, El “Inventario de Recursos Turísticos” viene complementado por el inventario de “Facilidades Turísticas” que integra el análisis de las infraestructuras y del Equipamiento, elementos sustanciales para que el recurso pueda insertarse adecuadamente en la oferta turística zonal. Para el inventario del equipamiento turístico los elementos se ordenan en función de una clasificación que comprende categorías (Alojamiento, alimentación, esparcimiento y otros servicios) tipos y subtipos. Para el componente infraestructural las categorías son transportes y comunicaciones y los diversos tipos y subtipos. (Leno Cerro, 1993) El principal activo de la Metodología OEA es el haber constituido un referente prioritario en toda la problemática de la ordenación, catalogación y valoración de los recursos turísticos, a resaltar las posteriores reformulaciones y adaptaciones realizadas (Álvarez Cuervo y Leno Cerro, 1986; Bote Gómez, 1990; López Olivares,1996; Solsona Monsonís, 1999).

Solsona Monsonís, (1999) en su análisis de los recursos turísticos de la comarca del Alto Mijares, realiza una adaptación particularmente atractiva de la metodología OEA orientada hacia la actividad turística en el medio rural. Su característica más interesante radica en sintetizar mediante una matriz relacional, tanto la clasificación de los recursos con una primera valoración de los mismos, introduciendo variables como el nivel de explotación actual de los recursos, definiendo 5 niveles que van desde la sobreexplotación hasta la no explotación y las posibilidades de explotación turística, así como las actuaciones necesarias a realizar sobre cada uno de los recursos para optimizar su funcionalidad turística y evitar posibles conflictos. Las 4 grandes categorías definidas son: 1) Recursos o atractivos naturales; 2) Recursos histórico monumentales o artísticos; 3) Recursos Gastronómicos y artesanales; 4) Folklore, fiestas, eventos y acontecimientos programados.

En la adaptación metodológica realizada por Álvarez Cuervo y Leno Cerro, (1986) para un estudio turístico de la Rioja, parten de una visión crítica de la metodología OEA, considerando que la misma presenta ciertas carencias, presentes por una parte en la subjetividad de determinadas calificaciones jerárquicas en función del tipo de demanda atraído por el recurso, debido a la inexistencia de datos cuantitativos de consistencia que la respalden, y, por otra parte, la no apreciación de una serie de factores externos al recurso en sí que de una u otra manera van a afectar de forma notoria a su mayor o menor potencialidad turística. Tratando de superar dichas carencias los autores proponen la incorporación de un factor de ponderación directamente relacionado con las características de la zona donde se ubica el recurso.

El factor de ponderación tiende a la corrección de la primera jerarquía concedida al recurso en cuestión, introduciendo en tres criterios que podríamos considerar “territoriales”: la conectividad o accesibilidad física, la concentración de recursos y la oferta de alojamiento y restauración, asimismo establecen 5 categorías jerárquicas. Para ello procedieron a la división territorial, en base a la comarcalización existente en el territorio riojano. La originalidad de la reformulación radica fundamentalmente en la perspectiva territorial y empresarial del recurso turístico, que en la metodología OEA es básicamente geográfico–administrativa, lo que hace necesariamente relevante la superación de dicho esquema, si pretendemos actuar en modelos de promoción del desarrollo socioeconómico a partir del turismo, de ahí que sea muy importante la consideración de las sinergias y de las economías externas y de aglomeración que provoca tanto la accesibilidad, como la concentración de recursos que permite plantear lógicas en red, o la incorporación de la dimensión empresarial y de la oferta turística existente en la zona, en definitiva un esfuerzo de realidad, puesto que se trata de promover la transformación del recurso en producto, lo que sería el leiv emotiv del desarrollo turístico. El hecho de centrar la cuestión en factores externos al producto en vez de insistir en los sempiternos factores internos, es de gran importancia para el desarrollo turístico de áreas rurales, donde normalmente pueden encontrarse recursos con alto potencial turístico combinados a muy bajos niveles de accesibilidad y de equipamiento, lo que obstaculiza enormemente la transformación del recurso en producto.

Solsona Monsonis, (1999) una vez realizada el inventario a de recursos turísticos, va a proceder a la definición de los índices de potencialidad de los mismos, de cara a definir el esquema de prioridades de la planificación turística e identificar las zonas de concentración de recursos. Este autor propone como unidad territorial o zona de trabajo la comarca, constituida por una agrupación de municipios, que se convierten en la unidad espacial mínima de planificación.

Por tanto en dicho esquema, cada municipio en función de la cantidad y calidad de sus recursos turísticos obtiene un número índice que deberá ser ponderado teniendo en cuenta en función de una serie de factores que inciden directamente en la funcionalidad de los recursos como elementos del Sistema turístico Local: Accesibilidad (incluyendo la accesibilidad ad intra o intercomarcal y ad extra o de la demanda), Equipamiento (incluyéndose el comercial, turístico y recreativo deportivo) y las Preferencias de la Demanda.

El conjunto se sintetiza en una matriz relacional donde se exponen por municipios los recursos turísticos existentes, su categoría y jerarquía. También pueden incluirse una fila dedicada a los recursos genéricos de la comarca que presentan un carisma supramunicipal, y otra dedicada a recursos supracomarcales que están en relación directa con el producto turístico comarcal la comarca en cuestión, sea por su vinculación o por su influencia. Los recursos comprendidos en estas filas no se someten a ponderación, si podrían hacerlo en el caso de que se realicen comparaciones con otras comarcas o territorios. Una vez realizado el inventario la de recursos turísticos, va a proceder a la definición de los índices de potencialidad de los mismos, de cara a definir el esquema de prioridades de la planificación turística e identificar las zonas de concentración de recursos.


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