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Los equipos multiculturales en la empresa multinacional

Mª del Pino Medina Brito

 

CAPÍTULO 1

FUNDAMENTOS TEÓRICOS


1.1. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA INVESTIGACIÓN



La investigación que se desarrolla en el presente trabajo se fundamenta, principalmente, en dos marcos bien delimitados. Por un lado, nos basamos en los trabajos desarrollados en el ámbito de la cultura nacional, comenzando con una revisión de las clasificaciones propuestas para la producción investigadora y, por otro lado, son los proyectos emprendidos en el seno de los equipos en los que se centra nuestra atención, por cuanto constituyen la unidad de análisis que sostiene nuestro trabajo.


1.1.1. La investigación desarrollada en el ámbito de la cultura nacional



Afrontamos este primer epígrafe con el propósito de presentar la producción científica en el ámbito de la cultura nacional. Con esta finalidad, nos aproximamos inicialmente a su conceptualización para, posteriormente, exponer las líneas de investigación que guían los diversos trabajos desarrollados en dicho marco. Ahora bien, aunque la cultura nacional constituye la piedra angular sobre la que se ha sustentado un gran volumen de investigaciones desarrolladas en diversos ámbitos (e.g., educativo, político, familiar, etc.), en este trabajo de investigación su estudio se aborda desde la perspectiva del campo organizativo.

La cultura es un término complejo y difícil de definir (Groeschl y Doherty, 2000) y, de hecho, debido a la falta de un acuerdo en cómo definirla (Roberts y Boyacigiller, 1984 en Tayeb, 1994) nos encontramos con que la mayoría de los autores que la consideran en sus trabajos aportan su propia definición. Tal es así que en 1952 Kroeber y Kluckhohn pudieron recopilar hasta 164 definiciones diferentes de cultura, y de ello ha pasado ya medio siglo.

De hecho, unos definen la cultura mediante lo que consideran que es “[…] combinación de normas, valores, sentimientos, pensamientos, roles, reglas de comportamiento, actitudes, expectativas, significados, etc.” (Tayeb, 1994:430), denominadas por Mead (1994) características implícitas de la vida social; mientras que otros se aproximan a la cultura nacional desde lo que no es “[…] economía, política, leyes, religión, lenguaje, educación, tecnología, entorno sectorial, sociedad, mercado” (Tayeb, 1994:430).

Ahora bien, Groeschl y Doherty (2000), tras revisar y comparar conceptos de cultura sugeridos en diferentes disciplinas, han llegado a la conclusión de que muchas de las definiciones de cultura desarrolladas más recientemente están principalmente basadas en dos de las primeras definiciones aportadas por los académicos: la orientación de valores de Kluckhohn y Strodtbeck (1961) y las predicciones de los problemas humanos de Inkeles y Levison (1969 en Groeschl y Doherty, 2000). Así, se plantea un paralelismo entre las orientaciones de los valores que en el ámbito de las sociedades identificaron Kluckhohn y Strodtbeck y las presunciones básicas que en 1985 desarrolla Schein en el ámbito organizativo (véase cuadro 1).


Cuadro 1. Comparación de las orientaciones de los valores de Kluckhohn y Strodtbeck (1961) con las presunciones básicas de Schein (1988)
Fuente: Elaboración propia a partir de Groeschl y Doherty (2000)
KLUCKHOHN Y STRODTBECK (1961) SCHEIN (1988)
¿Cuál es el carácter de la naturaleza humana? ¿Cuál es la naturaleza del género humano?
¿Cuál es la relación entre el hombre y la naturaleza? ¿Relación con el entorno?
¿Naturaleza de la realidad, tiempo, espacio? ¿Cuál es el núcleo temporal de la vida humana?
¿Cuál es la modalidad de la actividad? ¿Naturaleza de la actividad humana?
¿Cuál es la relación de los hombres con los otros hombres? ¿Naturaleza de la relación humana?


Asimismo, cuatro de las dimensiones de la cultura nacional identificadas por Hofstede (1984), tienen su reflejo en la descripción del carácter nacional que en 1969 realizan en su trabajo Inkeles y Levison (véase cuadro 2).

En este sentido, Hofstede (1984:14), después de realizar su estudio empírico en IBM e identificar las dimensiones de la cultura nacional, destaca en el capítulo uno de su libro Culture’s Consequences que “De las dimensiones encontradas en la literatura, las sugeridas por Inkeles y Levison en un artículo publicado en 1969 son las que más se acercan a las que han sido encontradas empíricamente en el estudio en el que se basa este libro”.

Cuadro 2. Comparación de la descripción del carácter nacional de Inkeles y Levison (1969) con las dimensiones de cultura nacional de Hofstede (1984)
Fuente: Groeschl y Doherty (2000)
INKELES Y LEVISON (1969) HOFSTEDE (1984)
Relación con la autoridad Distancia al poder
Concepción de uno mismo, en particular a) relación entre individuo y sociedad Individualismo versus colectivismo
b) el concepto individual de masculinidad y feminidad Masculinidad versus feminidad
c) formas de tratar con los conflictos, incluyendo el control de la agresión y la expresión de sentimientos Aversión a la incertidumbre

La elevada importancia actual de los trabajos de Schein y Hofstede, así como el apoyo que han recibido en numerosas investigaciones posteriores, ponen de manifiesto la trascendencia y vigencia de los planteamientos conceptuales de Kluckhohn y Strodtbeck y de Inkeles y Levison establecidos a mediados del siglo pasado. Ambos planteamientos constituyen los pilares en los que se sustenta la conceptualización de cultura nacional que se establece en este trabajo de investigación.

Ahora bien, aun reconociendo la disparidad de conceptos dispensados a la cultura, la gran mayoría de las definiciones aportadas por los académicos coinciden en identificar en ella varios elementos, algunos de los cuales son implícitos y otros explícitos, existiendo además consonancia al utilizar las “capas de la cebolla” (figura 1) para representarlos (Groeschl y Doherty, 2000).

Figura 1. Elementos de la cultura
Fuente: Groeschl y Doherty (2000)
A este respecto, García Falcón y García Cabrera (1994) proponen una combinación de cuatro variables –grado de visibilidad, grado de aprehensión, grado de profundidad y grado de arraigo- que permiten diferenciar, desde una perspectiva teórica, los diferentes niveles de análisis cultural que anteriormente enunciamos, lo que nos llevaría a la representación de los niveles de análisis de la cultura recogidos en la figura 2:

a. El grado de visibilidad es la facilidad con que se pueden observar y analizar individualmente los elementos culturales.

b. El grado de aprehensión es la facilidad para captar o conocer el contenido de los elementos que integran la cultura.

c. El grado de profundidad es el grado de conciencia en el que están situados los elementos de la cultura.

d. El grado de arraigo es el nivel de resistencia que se ofrece a la discusión y a las acciones de cambio.

Figura 2. Niveles de análisis cultural y sus variables de categorización
Fuente: Adaptado de García Falcón y García Cabrera (1994)

Esclarecidos los fundamentos y características de los elementos culturales, estamos en disposición de aportar una conceptualización de la cultura tomando en consideración que nuestro énfasis se sitúa en el nivel intermedio de análisis cultural. Así, concebimos la cultura como los valores, creencias y actitudes compartidos por los individuos de un grupo humano (e.g., sociedades, etnias, razas, etc.) que influyen en el comportamiento de los mismos y en las relaciones sociales que se establecen entre ellos, por lo que nos adherimos, en gran medida, a la definición propuesta por Hofstede (2001, 1984) y que considera la cultura nacional como el programa mental compartido por todos los individuos que conforman una nación particular y que forma los valores, actitudes, competencias, comportamientos y percepciones de prioridad de esa nacionalidad. De esta forma, mientras en el estudio de los valores los trabajos de investigación comparan a los individuos, en el estudio de la cultura se confrontan sociedades (Hofstede, 2001).

Conceptualizada la cultura nacional, corresponde profundizar en su conocimiento desde las investigaciones que en torno a ella se han emprendido. Esta tarea, igualmente, no resulta nada sencilla dado el elevado número de trabajos que se ha publicado, diferenciándose en el propósito, el contexto, el nivel de análisis, la metodología, etc. Por ello, algunos autores, a raíz de sus revisiones, han aportado esquemas que nos permiten clasificar y, al mismo tiempo, ilustrar las exploraciones que se han realizado en el campo.

Así, Adler en 1983, tras hacer una revisión de la metodología empleada en la investigación de la dirección a través de las culturas, propone una tipología que considera fundamentalmente las presunciones sobre las similitudes y diferencias entre culturas y el grado en el que el fenómeno de la dirección es o no universal. Sackmann (1997) se apoya en las características socioeconómicas de distintos periodos temporales del siglo XX para plantear una evolución de los trabajos realizados en el área; y, por último, podemos también hacer uso de esquemas clasificatorios construidos para otros niveles de análisis cultural -e.g., cultura organizativa (Green, 1986)- pero que son igualmente útiles para organizar la investigación realizada en el contexto nacional.

La clasificación propuesta por Adler (1983) distingue seis categorías de estudios representadas en la figura 3 y que su autora denomina con los términos siguientes: estudios parroquiales o pueblerinos, etnocéntricos, policéntricos, comparativos, geocéntricos y sinérgicos, cuyas características principales aparecen recogidas en el cuadro 3.

Figura 3. Clasificación de las corrientes de investigación
cross-cultural según Adler (1983)
Fuente: Elaboración propia

Así, los estudios parroquiales aglutinan aquellos trabajos en los que el investigador no considera la existencia de otras realidades distintas a la suya. Estas investigaciones, emprendidas generalmente por investigadores americanos en su propio país, son igualmente factibles por los nacionales de otros países, siempre y cuando reúnan una gran población y una base intelectual y económica significativa (Usunier, 1998). Sin embargo, se asocian, fundamentalmente, a las investigaciones emprendidas en Estados Unidos porque la supremacía económica, política y editorial mundial que ostentó este país tras la segunda guerra mundial fraguó una consistente base para los trabajos centrados en Estados Unidos.

Ahora bien, y a pesar de la presunción de universalidad de los trabajos desarrollados en esta línea por parte de los autores, la mayoría de estas investigaciones sólo son aplicables a la cultura en la que son desarrolladas (Boyacigiller y Adler, 1991 en Sackmann, 1997). Debido a ello, y a que no incluyen la cultura como una variable a considerar en la investigación, muchos estudiosos no consideran esta corriente dentro de la historia de la dirección cross-cultural.

Los estudios etnocéntricos se caracterizan por la exaltación de la realidad del país del investigador frente a otras realidades, es decir, se reconoce que su problemática no es única pero sí que es superior a las otras existentes. El investigador, en su mayoría de origen estadounidense, se esfuerza entonces por replicar las prácticas de dirección americana en otros entornos nacionales de tal forma que se valoren las hipótesis desarrolladas en una cultura y se incremente el rango predictivo de dichas hipótesis. Estos estudios buscan, principalmente, similitudes a través de las condiciones culturales, para alcanzar la validación al extender su marco teórico bajo las diferentes condiciones encontradas en una segunda cultura. Así pues, consideran suficiente dos culturas para alcanzar la universalidad de los resultados obtenidos.

Cuando las investigaciones se centran en describir, explicar e interpretar los modelos de dirección en países distintos, se denominan policéntricas. Así pues, se reconoce que existen distintas realidades y que cada una tiene sus peculiaridades, por lo que se intenta describirlas. En definitiva, estos trabajos no son más que estudios nacionales independientes, realizados en varios países. Los resultados de estas investigaciones son, por tanto, teorías aplicables únicamente en las respectivas culturas específicas que están siendo estudiadas y la universalidad de los mismos se niega rotundamente.

Los trabajos incluidos en la corriente comparativa confrontan las distintas problemáticas organizativas que tienen lugar en diferentes culturas de tal forma que lo que intentan es identificar similitudes y diferencias a través de diversos entornos culturales. De esta forma, lo que se pretende es distinguir los aspectos de la teoría organizativa que, desde un punto de vista cultural, son universales o específicos. Los autores de investigaciones comparativas asumen que no existe una cultura dominante; por tanto, desde el momento en que implícita o explícitamente se considere en la investigación que la realidad de una cultura es superior a la de otra o que la forma de resolver los problemas organizativos de una cultura es mejor, el trabajo dejaría de ser considerado comparativo y se catalogaría como etnocéntrico.

Los estudios son denominados geocéntricos cuando el interés del investigador es estudiar organizaciones que trabajan en más de una cultura para detectar las similitudes que le permiten unificar sus sistemas de dirección. La presunción que sustenta esta línea de investigación es que existen enfoques universalmente eficaces para organizar y dirigir culturas diversas y que son aplicables en todo el mundo, asumiéndose la universalidad cross-cultural sin cuestionar su validez.
Y, por último, los estudios culturalmente sinérgicos son los que se centran en las interacciones cross-cultural e intentan construir, sobre la base de las similitudes y de las diferencias, procesos organizativos que ofrezcan relevancia mundial y puedan ser, al mismo tiempo, adaptados a las especificidades locales. Estos trabajos pretenden entender los modelos de relaciones así como las teorías que se aplican cuando las personas de diferentes culturas interaccionan dentro de una organización.


Cuadro 3. Clasificación de las corrientes de investigación
cross-cultural según Adler (1983)
Fuente: Elaboración propia
TIPO DE INVESTIGACIÓN CONSIDERA OTRAS REALIDADES ... RESULTADOS OBTENIDOS
PARROQUIALES ... Inexistentes Descripción de la cultura nacional del autor
ETNOCÉNTRICOS ... Inferiores Exaltación de la cultura nacional del autor
POLICÉNTRICOS ... En el mismo nivel Descripción de diferentes culturas nacionales
COMPARATIVOS ... Comparativamente Identificación de similitudes y diferencias entre distintas culturas nacionales
GEOCÉNTRICOS ... Comparativamente Unificación de similitudes entre distintas culturas nacionales dando lugar a procesos globales
SINÉRGICOS ... Comparativamente Conjunción de similitudes y diferencias entre distintas culturas nacionales dando lugar a procesos globales junto a adaptaciones locales


Sobre la base de la revisión realizada por Adler en 1983, que concluyó en la tipología que se acaba de exponer, Sackmann (1997) propone una clasificación alternativa y más actualizada de la investigación que distingue tres períodos temporales, cada uno de ellos asociado con una línea de investigación (véase figura 4): cross-national, intercultural y múltiples culturas, cuyas características principales se insertan en el cuadro 4. En el ánimo de aportar una mayor claridad a nuestra exposición, detallaremos las correspondencias que existen entre ambas clasificaciones de la investigación cross-cultural.

En los años 50 y principios de los 60, donde los desastres ocasionados por la II Guerra Mundial y la necesidad de reconstruir muchas ciudades propiciaron la expansión de las empresas americanas por todo el mundo, surgió en Estados Unidos una imperiosa necesidad de estudiar los contextos nacionales de los diferentes países. El acercamiento a la realidad nacional, así como a sus implicaciones más directas en la dirección y gestión interna de las organizaciones, proporcionaría un mínimo de garantías para la expansión americana.


Figura 4. Integración de las clasificaciones de las corrientes de investigación
cross-cultural realizadas por Sackmann (1997) y Adler (1983)
Fuente: Elaboración propia


Se desarrolla entonces un enorme interés en el mundo empresarial y en el académico por conocer las culturas nacionales y las comparaciones entre ellas, dando lugar a las investigaciones cross-national. Estos estudios y análisis, que persiguen calcular las distancias culturales entre países, conocer y comprender grupos de países, así como los enlaces entre los valores culturales del país y las culturas empresariales (Sackmann, 1997), se extienden hasta nuestros días, por cuanto los intereses expansionistas de las organizaciones siguen existiendo (Okabe, 2002; Mellahi, 2001; Black, 1999; Abraham, 1998; Collett, 1998; Tung, 1993; Hofstede, 1984).

Sackmann (1997) sitúa en esta línea de investigación, consecutivamente en el tiempo, todos aquellos trabajos que Adler (1983) denota parroquiales, etnocéntricos, policéntricos y comparativos. En un principio, las dos primeras líneas de investigación –estudios parroquiales y etnocéntricos- constituían la mayor parte de la investigación publicada, llegando a estimar la autora que un ochenta por ciento de los 11.000 artículos publicados en 24 revistas de dirección entre 1971 y 1980 fueron elaborados por americanos en Estados Unidos (Adler, 1983), lo que sustenta la importancia que se le dispensó a las mismas. Tal relevancia va perdiendo peso a favor de los estudios policéntricos y comparativos, cuya creciente importancia culmina con el trabajo emprendido por Hofstede en 1980. Éste compara distintas culturas para identificar tanto similitudes como diferencias entre ellas, obteniendo primero cuatro y luego cinco dimensiones universales a partir de las que se puede medir la cultura nacional (Hofstede y Bond, 1988; The Chinese Culture Connection, 1987; Hofstede, 1984); así pues, es el trabajo de Hofstede, enclavado en esta corriente cross-national, el que marca un antes y un después en la investigación cross-cultural (Sackmann, 1997; Søndergaard, 1994).

La corriente cross-national se sustenta en la concepción de que cada estado o nación constituye una única unidad de análisis y, por tanto, está caracterizado por una única cultura. Esta concepción ha sido justificada por distintos autores. Así, Farh et al. (1997) señalan que las personas expuestas a un mismo entorno nacional desarrollan una comprensión compartida del mundo que les rodea -valores, en definitiva- y que pueden distinguirse de aquellos otros que no han participado de la misma; en opinión de Sackmann (1997), por otra parte, la tendencia a considerar que una nación se corresponde con una cultura ha venido propiciada porque si bien la investigación era necesaria al objeto de comprender mejor cómo dirigir los negocios en y con otras naciones, existían muchas dificultades para recopilar la información en investigaciones internacionales (Hambrick et al., 1998; Rodrigues y Kaplan, 1998; Hofstede, 1994a; Smith, 1992). En cualquier caso, este axioma ha sido cuestionado por estos y otros autores (e.g., Arbak et al., 1997; Farh et al., 1997).








Cuadro 4. Clasificación de las corrientes de investigación
cross-cultural según Sackmann (1997)
Fuente: Elaboración propia
LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN OBJETIVO TRATADO FUNDAMENTOS

CROSS-NATIONAL Conocer grupos de países.

Relacionar la cultura nacional con la cultura empresarial.

Medir distancias culturales entre países. “Una nación, una cultura”.

La cultura nacional condiciona el comportamiento de los individuos.
INTERACCIÓN INTERCULTURAL Estudiar las distintas culturas y subculturas existentes.

Analizar la comunicación intercultural, las formas de hacer negocios entre distintas culturas, mecanismos de resolución de los conflictos entre naturales de distintas culturas, etc.

Integrar múltiples culturas nacionales. “Una nación, una cultura”.

La cultura nacional condiciona el comportamiento de los individuos.

La organización como contexto para el intercambio cultural.



MÚLTIPLES CULTURAS Identificar las subculturas nacionales.

Estudiar la multiplicidad de niveles culturales que existen en la organización.

Identificación y aprovechamiento de las sinergias. “Una nación, una cultura”.

La cultura nacional condiciona el comportamiento de los individuos.

La organización como contexto para el intercambio cultural.

La organización es portadora de múltiples culturas -e.g., profesional, religiosa, política, nacional, etc.

Los empleados pertenecen simultáneamente a múltiples culturas -e.g., profesional, religiosa, política, nacional, etc.-


La segunda de las corrientes de investigación propuesta por Sackmann (1997), la intercultural, se comienza a hacer patente a medida que se empieza a superar la crisis económica aparejada al período de posguerra. Es entonces cuando se produce el auge económico de Japón frente a Estados Unidos, un incremento de las inversiones extranjeras en este último país y un movimiento global de personas desde sus países de origen, lo que forzó a los estadounidenses a negociar y a trabajar con y en empresas gestionadas por personas procedentes de diferentes países, surgiendo así un interés extremo por conocer las interacciones de las culturas nacionales, así como sus consecuencias.

Más que comparar, esta segunda corriente de investigación -i.e., investigación intercultural- trata de profundizar en la interacción que se produce entre personas procedentes de diferentes culturas en un contexto organizativo dado (Sackmann, 1997) y, dentro de ella, deben mencionarse dos líneas básicas de trabajo que aportaron el esquema necesario para su desarrollo: (1) los estudios sobre la cultura organizativa, con incidencia, por ejemplo, en las subculturas que como consecuencia de la multiplicidad de orígenes se produce -las organizaciones abarcan una multiplicidad de culturas, siendo una de ellas la de componente nacional-; y (2) las teorías sobre la comunicación intercultural -influencia de las culturas nacionales en las manifestaciones culturales, tales como el lenguaje, las formas de hacer negocio o las formas de negociar- (e.g., Canney Davison, 1995; Morden, 1995; Maznevski, 1994; Schneider y De Meyer, 1991; Leung et al., 1990).

Por consiguiente, es preciso aceptar que en las organizaciones multinacionales existen, además de una cultura organizativa, diversas culturas nacionales, dependiendo de la procedencia geográfica de los empleados. “Aunque esta corriente se centra en la naturaleza cross-national de la interacción, reconoce que la organización ofrece un contexto cultural para este intercambio” (Sackmann, 1997:29) y considera que la cultura nacional es de importancia crítica, asumiéndose que la identidad que le aporta al individuo permanece incólume durante el proceso de interacción mientras se reconoce que su pensamiento y comportamiento podría ser alterado por las experiencias interculturales. Es decir, la cultura nacional individual determina el comportamiento de cada individuo en el trabajo, pudiéndose ver modificada por medio de la interacción intercultural que tiene lugar en el seno de la organización. Ahora bien, este cambio afectaría al nivel más visible -i.e., las manifestaciones, tales como el comportamiento-, si bien permanecen intactos los niveles más profundos -i.e., valores y presunciones- (Hofstede, 2001, 1994a, 1984), lo que puede propiciar que el individuo se desvíe, en cierta medida, del prototipo correspondiente a su país de origen (Tayeb, 2001; Salk y Brannen, 2000).

A este respecto, Cox et al. (1991) plantean y debaten el sentido de los términos biculturalidad y etnicidad situacional. Con el primero hacen referencia a la posibilidad de que un individuo haya asimilado, simultáneamente, dos conjuntos de esquemas culturales (en el supuesto de su trabajo los valores nacionales americanos y los propios de la raíz étnica de sus encuestados, a saber, asiáticos, hispanos y negros); con el segundo término explican el fenómeno que se da en estas personas y que ellos contrastan empíricamente en su trabajo, en el que demuestran que los individuos biculturales responden utilizando conjuntos de normas procedentes de ambos antecedentes culturales y que será sólo el momento y los factores del contexto los que dicten a los individuos biculturales el conjunto de normas que deben hacer uso en una situación dada (e.g., en el lugar de trabajo se puede hacer uso de las normas propias de la cultura anfitriona y en el hogar de aquellas otras que se corresponden con la cultura de origen).

Admitiendo este planteamiento, los investigadores de esta corriente amplían su interés de investigación e incluyen la cultura organizativa como un elemento contextual crítico en la interacción. A diferencia de la perspectiva comparativa de la corriente anterior, que entendía la cultura nacional como algo único, dado y permanente, la corriente de la interacción ofrece una nueva visión al señalar que pueden surgir nuevas formas culturales a partir de un conjunto de individuos de diversos orígenes nacionales que interactúan dentro de un contexto organizativo único (Tung, 1993; Vertinsky et al., 1990; Adler et al., 1986) y, al mismo tiempo, y fruto de la interacción de los empleados que trabajan en ella, se produce una nueva creación de conocimiento a medida que los participantes, interactivamente, dotan de sentido a los nuevos acontecimientos organizativos (Bettenhausen, 1991).

Retomando para esta segunda línea de investigación propuesta por Sackmann (1997) la clasificación de Adler (1983), se pueden incluir en ella los trabajos geocéntricos y los sinérgicos por cuanto ambos se enmarcan en el contexto organizativo. Así, los estudios geocéntricos se centran expresamente en las multinacionales y en una cultura compartida construida sobre las similitudes. Los segundos, tal y como se expuso anteriormente, además de considerar el contexto organizativo buscan las sinergias, tanto en las similitudes como en las diferencias.

La tercera línea de investigación que distingue Sackmann (1997) surge en la década de los noventa, cuando se produce un importante desarrollo de organizaciones supranacionales en diferentes partes del mundo -e.g. Unión Europea- o el establecimiento de nuevas fronteras como reconocimiento de las identidades étnicas -e.g., Rusia o Yugoslavia. De esta forma, comienza a cuestionarse el axioma “una nación, una cultura”, exigiendo la apertura de los estudios al establecer la necesidad de admitir la multiplicidad de culturas que coexisten en un contexto dado.

La premisa fundamental de esta corriente de investigación denominada de múltiples culturas es que una organización es un sistema plural y heterogéneo en el que coexisten personas que, además de desarrollar conjuntos de presunciones compartidas a nivel global para toda la organización o a nivel de subgrupo -subculturas-, también mantienen otros conjuntos diferentes de presunciones que han adquirido fuera de la organización -e.g., profesión, religión, política, región geográfica, país, organizaciones supranacionales, etc. De esta forma, la organización es portadora de una multiplicidad de culturas anidadas, aunque independientes, perteneciendo cada uno de sus miembros a diferentes grupos simultáneamente (Sackmann, 1997).

De las principales implicaciones derivadas de los trabajos desarrollados en el marco de la perspectiva de múltiples culturas, Sackmann (1997) destaca, en primer lugar, que la cultura nacional tiene una gran importancia, en la medida en que constituye una identidad permanente para los individuos, es decir, se asume la cultura nacional en el mismo sentido en que lo hacía la corriente comparativa cross-national, diferenciándose de ella en el hecho de que no la considera una realidad única. En segundo lugar, que se han identificado los orígenes de los procesos de diferenciación cultural tanto en el ámbito suborganizativo (áreas funcionales, jerarquía, roles, localización geográfica, género, etc.) como en los ámbitos organizativo y supraorganizativo -culturas nacionales, regiones geográficas de un país, región económica, sector, etc. En tercer lugar, y siguiendo esta corriente, que es pertinente distinguir entre las dimensiones o comportamientos que son definitivos, sólo modificables en sus formas pero no en su contenido, de los que sí se pueden cambiar (Globokar, 1997). Y, por último, que se buscan las sinergias culturales en el ámbito organizativo (Chen et al., 1998).

Por consiguiente, “[…] las personas vinculadas a la nueva realidad global de los negocios necesitan desarrollar una valoración de las múltiples culturas que existen simultáneamente. Esto exige que los profesionales desarrollen habilidades especiales para facilitar la gestión de este contexto cultural diverso y utilizarlo de forma sinérgica, más que considerar las diferencias culturales como un problema al que debe hacerse frente” (Sackmann, 1997:38). Con esta tercera aportación Sackmann (1997) da un paso más allá en la clasificación propuesta por Adler para recoger la investigación más reciente desarrollada en el campo y que considera múltiples culturas simultáneamente -e.g., profesional, religiosa, política, nacional, organizativa, etc.-, trabajos que han surgido con posterioridad a la taxonomía de Adler (Watson et al., 1993).

Asimismo, en nuestro afán por definir y aclarar las investigaciones realizadas en el marco de la cultura nacional, consideramos ilustrativo extender el modelo propuesto por Green (1986) para clasificar los trabajos de investigación realizados en torno a la cultura organizativa a nuestro marco de investigación. Este autor cataloga la investigación desarrollada en torno a la cultura organizativa en tres grandes grupos: morfología, fisiología e ingeniería social.

Atendiendo a la terminología de Green (1986), la morfología social aglutina los estudios que persiguen aclarar el significado del término cultura organizativa, las formas de clasificar los tipos existentes, las formas de diagnosticarla, etc.; la fisiología social, por su parte, recoge los trabajos que persiguen revelar la forma en que la cultura organizativa afecta o se relaciona con otras variables de la empresa y su ajuste con las mismas; y la ingeniería social abarca los estudios relacionados con la forma en que evoluciona y cambia la cultura organizativa por sí misma, así como la forma en que puede ser cambiada o gestionada para mejorar su ajuste con la estrategia.

Extendiendo la anterior clasificación al marco de la cultura nacional, estaríamos en disposición de categorizar la investigación llevada a cabo en ella en dos categorías, morfología y fisiología nacional, tal y como se recoge en la figura 5, rechazando la categoría de ingeniería nacional por los motivos que seguidamente se argumentan.

Figura 5. Clasificación de las corrientes de investigación
cross-cultural según Green (1986)
Fuente: Elaboración propia

Bajo el epígrafe morfología nacional se recogen los estudios que persiguen esclarecer el significado del término cultura nacional, las formas posibles de clasificar los distintos tipos existentes y las tentativas de operativizar el término que permiten la diagnosis o identificación de la misma (Berrell et al., 2001; Peppas, 2001; Fan, 2000; Groeschl y Doherty, 2000; Schramm-Nielsen, 2000; Silva et al., 2000).

La corriente de investigación que denominamos fisiología nacional aglutina los trabajos que persiguen revelar la forma en que la cultura nacional -de la matriz, de la subsidiaria, de los integrantes del equipo, etc.- afecta a las variables estratégicas y al ajuste de la misma con la estrategia global de la organización. Esta categoría abarca un amplio volumen de investigaciones que vinculan la cultura nacional a cuestiones tan relevantes como el papel desempeñado por la mujer en las organizaciones (Culpan y Wright, 2002; Rodrigues y Blumberg, 2000; Wu et al., 2000), la problemática asociada a los expatriados (Clegg et al., 2002; Legewie, 2002; Selmer, 2002), la gestión de los recursos humanos (Rowley y Benson, 2002; Black, 2001; Fang, 2000), los mecanismos de negociación (Fraser y Zarkada-Fraser, 2002; Triandis, 2001; Gulbro y Herbig, 1999), las formas de llevar a cabo la comercialización (Albaum y Smith, 2002; Gregory et al., 2002; Rose et al., 2002), la gestión de los equipos (Tjosvold et al., 2003; Li et al., 2002; Payne et al., 2002), etc.

Finalmente, el término ingeniería nacional quedaría reservado para los estudios relacionados con la gestión de la cultura nacional y, más específicamente, con la dirección de la diversidad cultural en el contexto que nos ocupa (Earley y Mosakowski, 2000) que en definitiva son cuestiones relacionadas con la gestión de los recursos humanos. Así pues, esta corriente de investigación en el nivel nacional, a diferencia de las anteriores, no permite un paralelismo con la corriente de investigación definida en el marco de la cultura organizativa por cuanto partimos de la imposibilidad de modificar la cultura nacional (Hofstede, 2001, 1984).

Utilizando como esquema básico el propuesto por Green (1986) con las modificaciones antes señaladas, en la tabla 1 presentamos la clasificación de los trabajos más recientes consultados para el desarrollo de esta investigación. En esta recopilación se puede apreciar cómo las investigaciones en torno a la cultura nacional se han cuadruplicado en el período 1996-2002. Sin embargo, el peso de los trabajos emprendidos en morfología nacional, un 15 por ciento de la producción anual por término medio, se mantiene prácticamente constante en todo el período analizado, correspondiéndole el 85 por ciento restante a la categoría de fisiología nacional, en la que hemos catalogado el resto de investigaciones.


Tabla 1. Evolución de artículos sobre cultura nacional
publicados en revistas (1996-2002)
Fuente: Elaboración propia
LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN TÓPICOS ESTUDIADOS Total PORCENTAJE
1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
Morfología nacional Concepto, tipología, subculturas, proceso de gestación, etc., de la cultura nacional 35 12,5 16,7 21,9 5,5 24,1 18,7 12,3
Fisiología nacional Relación de la cultura nacional con los estilos de dirección, dirección de los recursos humanos, el conflicto, la coordinación, la negociación, el equipo, etc. 183 87,5 83,3 78,1 94,5 75,9 81,3 87,7
Total de investigaciones consultadas 218 16 18 32 18 29 32 73

Las anteriores taxonomías nos han permitido acercarnos a las investigaciones realizadas en el marco de la cultura nacional que constituye el primero de los pilares sobre los que se sustenta nuestro trabajo de investigación, orientado al estudio de las repercusiones que la misma tiene en los equipos, tema, este último, que constituye el núcleo del siguiente epígrafe.
 


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