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Influencia de la legislación en la información medioambiental suministrada por las empresas

Enrique Rafael Blanco Richart

 

Contabilidad y Medio Ambiente

 

El Marco Conceptual de la A.E.C.A y el Medio Ambiente.

Definición y Reconocimiento de los elementos de los estados financieros.

 

Hay que diferenciar entre definir y reconocer, así [1] para definir una operación, es necesario poder categorizar cualquier tipo de transacción, si los derechos, bienes u obligaciones tienen características que para la sociedad se constituyan como activo, pasivo exigible o fondos propios, así como si las transacciones asociadas han generado un ingreso o un gasto en términos conceptuales. Los que satisfagan dichas características estarán definidos y para el reconocimiento contable, una vez configurada la naturaleza de un elemento u operación, el reconocimiento estará sujeto al cumplimiento de otras condiciones adicionales. Por lo tanto, los elementos que cumplen la definición de ser activos, pasivos exigibles y fondos propios (situación económico-financiera) o de ser ingresos o gastos (actividad), serán registrados como tales si además satisfacen los criterios de reconocimiento que les corresponda en su caso. Si cumplen sólo con la definición, pero no con los criterios de reconocimiento, no se incluirán en el Balance o en la Cuenta de Resultados, pero será necesaria su descripción en la Memoria tanto de sus características como de los motivos por los que no cumplen con las condiciones para su registro contable.

 

Los Hechos Medioambientales.

 

Antes de proceder al desarrollo de los conceptos de definición y reconocimiento de los elementos es necesario realizar un análisis previo de los hechos medioambientales, que son objetivo de nuestro trabajo y que nos ayudará para ubicarlos correctamente en los estados financieros. Como ya hemos mencionado la problemática medioambiental se ha de centrar en la transmisión por parte de la empresa de una carga interna al entorno exterior correspondiendo a lo que se denomina externalización de costes. Este traspaso de cargas implica un ahorro para la empresa que lo provoca, por lo tanto aparece la necesidad de que ésta pase a una internalización del coste. Esta necesidad se deriva de los riesgos que pueden generar sus actividades, de la legislación vigente e incluso como exigencia de los partícipes.

La asimilación de los criterios medioambientales en la empresa se está convirtiendo en una exigencia ineludible, por dos razones[2]: Primero porque esta exigencia adquiere una fisonomía legal, es decir la conservación del medio se está imponiendo jurídicamente y en segundo lugar por la presión social que se une a la imposición legal.

Prescindir de los costes medioambientales supondría[3]:

-                     No calcular adecuadamente el coste del producto por omitir uno de sus elementos por lo que dejaría de ser un coste social para ser un coste privado.

-                     No reconocer costes hasta que no se emprendan las correspondientes acciones legales, lo cual supone un problema ante la escasa cobertura de las pólizas.

-                     No detectar las repercusiones económico-financieras que todo lo anterior supone, desde el punto de vista económico y de supervivencia de la empresa.

Esta situación provoca cuestionarse qué hechos debe recoger el proceso contable y cuáles no, afectando, por lo tanto, al proceso de definición y reconocimiento de los elementos de los estados financieros dentro del Marco Conceptual y para lo cual se necesita definir y acotar los hechos que deben formar parte de la información medioambiental, así como la ubicación de los mismos en los diferentes documentos contables existentes y como paso previo es necesario conocer qué problemas medioambientales se plantean en la gestión de una entidad y que necesitan ser reflejados en su contabilidad.

Un problema importante de la contabilidad tradicional es que muchos de los hechos económicos que recoge, lo hace porque están basados en contratos explícitos, en términos de derechos, obligaciones o beneficio, entre partes conocidas como son los clientes, proveedores, accionistas, acreedores y deudores. Es decir la contabilidad adolece de ciertas limitaciones para dar respuesta a la información medioambiental que se le demanda, aunque hay que partir de la noción de que la función de la contabilidad no es la de tomar decisiones, sino la de generar información para sustentar las mismas.

Las limitaciones de la contabilidad para el suministro de información medioambiental se deben a que[4]:

 

1.-               No recoge los costes de tipo social generados como consecuencia de su actividad productiva. Por lo que no se contabilizan costes como son el consumo de elementos tales como el aire, el agua o los recursos no renovables.

2.-               La contabilidad tradicional dispone de mecanismos para imputar los costes de producción e I+D, pero no reconoce los beneficios intangibles que la empresa puede obtener con su buen hacer medioambiental (prestigio y buena imagen).

3.-               La contabilidad no tiene en cuenta ni el concepto de limitación en el crecimiento económico ni el de crecimiento sostenible, sino únicamente los conceptos de beneficio o pérdida generados durante el ejercicio económico.

4.-               Algunos de los problemas medioambientales aparecen transcurrido algún tiempo, por lo que las cuentas anuales no recogen sus efectos hasta después de haber sido originados no formando parte de ellas en su momento oportuno, contraviniendo las hipótesis de devengo y correlación.

5.-               La contabilidad se basa en la propiedad de los bienes que se utilizan. Existen bienes como el aire o las aguas comunes que no son de su propiedad y sin embargo se utilizan y se degradan sin que se repare el daño causado.

6.-               El beneficio contable constituye el pago al capital aportado y al riesgo soportado por los accionistas. Sin embargo la contabilidad no tiene en cuenta casi nunca los riesgos medioambientales debido a su dificultad de estimar la posibilidad de que ocurran, el momento y las consecuencias que se derivan.

7.-               La empresa tiene problemas a la hora de valorar los daños medioambientales que puede originar y más si afectan a zonas de máximo interés ecológico ya que su valoración en términos de precio de adquisición resulta imposible (caso Boliden).

8.-               Existen problemas derivados de la contaminación gradual y de la transfronteriza que dificultan la existencia de una relación causal entre la actividad de la empresa y el daño producido al medio ambiente.


 


[1] Yebra Cemborain, Raul Óscar. (2000). Definición y reconocimiento de los elementos de los estados financieros. Incluido en El Marco Conceptual para la Información Financiera. Análisis y comentarios. AECA. Pag. 197.

[2] Bilbao Saralegui, Jon. (1990). “Industria y medio ambiente: De la colisión a la sinergia”. Ekonomiaz. Nº 17, pag. 153.

[3] Fernández Cuesta, Carmen. (1994). “El coste de descontaminación y restauración del entorno natural”. Revista Española de Financiación y Contabilidad. Nº 81. Pag. 1015.

[4] Bonilla Priego, Mª Jesús – Molero López, Juan José – Sevillano Martín, Fco. Javier. (1999). Art. Cit.

 


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