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Influencia de la legislación en la información medioambiental suministrada por las empresas

Enrique Rafael Blanco Richart

 

EL DIVORCIO ENTRE EL MUNDO FÍSICO Y EL ECONÓMICO

Tendencias actuales

La Economía Ecológica: Esta corriente analiza la interacción del hombre y la biosfera. Ya no se habla de un sistema económico sino de infinidad de sistemas que podrían idearse para representarlos atendiendo a contextos y finalidades diferentes. Por lo tanto su objeto de estudio es toda la biosfera y los recursos naturales, no solo de los objetos útiles, apropiables, valorables y producibles de la economía convencional.

La economía ecológica es una ciencia con otra perspectiva de análisis de las cuestiones ambientales, ahora es la ecología la que se integra con la economía adquiriendo un carácter multidisciplinar en lugar de formar parte de otra ciencia, tratando de integrar la metodología analítica e instrumental de diversas ciencias como la ecología, la termodinámica, la economía, etc. El mercado ya no es el centro del sistema, y a diferencia de la economía ambiental que necesita valorar la economía ecológica no. Las principales características de esta corriente serían:

-                    El abandono de los valores de cambio de la economía tradicional, estudiando toda la biosfera aunque no se pueda valorar.

-                    El mercado deja de ser el centro e instrumento del análisis económico, pasando a ser otras fuentes de información e instituciones externas al mismo.

-                    Es una ciencia multidisciplinar al integrar metodología analítica e instrumental de diversas ciencias como la ecología, la termodinámica, etc.

-                    Además apoyándose en las Leyes de la Termodinámica, busca la consecución de la sostenibilidad, es decir el equilibrio entre el uso que el sistema económico hace del sistema ecológico y la posibilidad de regeneración de éste.

Por lo tanto la economía ecológica se va a articular sobre nociones biofísicas centradas fundamentalmente en principios energéticos como son[1]:

 

1.-               Reconocimiento de la Primera Ley de la Termodinámica. La materia y la energía ni se crea ni se destruye, sino que sólo se transforma. No se puede realizar ningún trabajo mecánico sin utilizar energía o materia. Según esta ley la generación de residuos es algo inherente a los procesos de producción y consumo. Esta ley echa por tierra la noción de externalidad ambiental, es decir, de acuerdo con ella la generación de residuos es algo inherente a los procesos de producción y consumo.

2.-               La Segunda Ley de la Termodinámica o Ley de la Entropía. La materia y la energía se degradan continua e irrevocablemente desde una forma disponible a una forma no disponible, o de una forma ordenada a otra desordenada independientemente de que la usemos o no. Así lo que confiere valor económico a la materia y la energía es su disponibilidad para ser utilizada. La forma disponible es la única que pueden usar los seres humanos para derivar trabajo, mientras que la no disponible es la que existe dispersa por todos los rincones del mundo por lo que está irremisiblemente perdida para el hombre y por ende desperdiciada aunque no aniquilada[2].

3.-               La tercera noción presenta una doble vertiente. La primera se refiere a la imposibilidad de generar más residuos de los que puede tolerar la capacidad de asimilación de los ecosistemas, so pena de destrucción de los mismos. La segunda advierte sobre la imposibilidad de extraer de los sistemas biológicos más de lo que se puede considerar su rendimiento sostenible o renovable, pues de lo contrario acabaremos con ellos.

4.-               Podríamos agregar como complemento la denominada Ley de Planck, “ningún gas, ni líquido, ni sólido, puede liberarse por completo de los últimos residuos de sustancias forzadamente contaminantes”. Lo que cuestiona la idea de alcanzar el pleno reciclaje o depuración de los residuos por que aunque teóricamente pudiera alcanzarse habría que plantearse a que costo. 

La principal crítica que la economía ecológica hace a la economía tradicional es que ésta se ha despreocupado por el marco biofísico en el que se desarrolla la actividad humana. Propone estudiar la compatibilidad entre la economía humana y los sistemas ecológicos con la idea de que ni el sistema de precios existente, ni un complemento de precios sombra que intenten internalizar las externalidades, garantizan esta compatibilidad[3], y a su vez plantea la ruptura con el paradigma clásico, al introducir la consideración de que lo que se consume no es sólo lo que se produce, sino también una parte del patrimonio físico del planeta. El sistema ecológico es un sistema abierto y dependiente de la energía que intercambia con su medio natural.

El principal representante de esta corriente es Nicholas Georgescu-Roegen (= 1994), este autor aplica a la economía la Ley de la Entropía y la relación existente entre esta ley, la biología y la economía. La ley de la Entropía de un sistema indica que el crecimiento o expansión entrópica marca la degradación energética de dicho sistema si éste no se comunica termodinámicamente con el exterior. Por lo tanto el crecimiento exponencial de la economía es imposible. Es decir, la consecuencia económica de esta idea supone la existencia de límites en los recursos y en los procesos y a la imposibilidad de sustituir infinitamente recursos agotables o agotados por nuevo capital o nuevas tecnologías.

Georgescu afirmaba que la termodinámica es, de todos los conceptos físicos, la que tiene sus raíces en el valor económico, mientras que el objetivo principal de la economía es la autopreservación de la especie humana lo que exige la satisfacción de las necesidades básicas que son exclusivamente biológicas, y la vida biológica depende de estructuras altamente ordenadas. Esto significa que la baja entropía es la condición necesaria para que algo sea útil. Por lo tanto afirmaba que es la termodinámica, y no la utilidad de las cosas, la que explica por qué las cosas útiles tienen un valor económico, que no hay que confundir con el precio, diciendo que dos son las razones que lo explica:

a.-               La cantidad de baja entropía en nuestro entorno disminuye continua e inevitablemente.

b.-              Cualquier cantidad de baja entropía sólo puede ser utilizada una vez.

Por lo tanto la economía ha de dejar de ser un sistema cerrado y abrirse al mundo físico circundante, para ser un sistema marcado por sus intercambios con el entorno físico, hay que extender el objeto de reflexión y de valoración hacía aquellas partes del proceso físico de producción y consumo que no eran tenidos en cuenta, ya que el proceso económico no es circular sino unidireccional y consiste en la continua e irrevocable transformación de baja entropía en alta entropía, es decir en residuo.

Los objetos económicos ya no deben nacer dentro del sistema (cuando la producción les infunde valor), ni extinguirse dentro del mismo cuando lo hace su valor de cambio mediante el consumo. La reflexión ahora debe llevar hacía la existencia física anterior a toda valoración en forma de recursos y posterior a su pérdida de valor en forma de residuos, extremos ligados ya que la utilización de los recursos condiciona la obtención de residuos[4].

Considera que el proceso económico es entrópico, ya que ni crea ni consume materia sino que transforma baja en alta entropía. Las diferencias entre el proceso económico y el proceso material del entorno natural serían[5]:

§                    El proceso económico depende de la actividad humana, mientras que el proceso material es automático, en el sentido de que funciona por su cuenta.

§                    El auténtico output del proceso económico no es la producción de residuos, sino el disfrute de la vida, por lo que nos limitamos a los conceptos puramente físicos no podemos describir de forma completa e inteligible el proceso económico.

Lo que realmente distingue el proceso económico del biológico, es que mientras los animales utilizan para vivir órganos biológicos o instrumentos endosomáticos con los que nace cada individuo, el hombre es el único ser viviente que utiliza para su actividad órganos que no forman parte de su constitución biológica a los que los economistas llaman capital productivo  y los biólogos instrumentos exosomáticos.

La búsqueda de un nuevo sistema económico ha de suponer:

-                    Que el nuevo sistema no puede ser tan absoluto como el anterior, sino que ha de tener un enfoque muldimensional. Ya no ha de ser El sistema económico, sino Los sistemas económicos.

-                    Ante la imposibilidad de una sistematización completa de la economía hay que señalar las características sobre las que debería asentarse el objeto que se busca y que es la supervivencia de la especie humana, evitando así la disociación entre el enfoque económico y el ecológico.

 

Otro importante representante de esta corriente es José Manuel Naredo que llama enfoque ecointegrador a la nueva visión que ha de tenerse sobre la economía tradicional tratando de reconciliar en la misma raíz ECO, la utilidad que propugna lo económico con la estabilidad de lo ecológico. Así:

§                    El objeto económico ya no ha de ser aquél que sólo tenga valor de cambio, ahora serán los materiales y la energía relacionados con un territorio y los procesos vitales que en él se desenvuelven. Los objetos económicos han de ser clasificados a partir de las definiciones de su funcionalidad para sus usos actuales y potenciales y no a través de sus valores de cambio, sólo después de esto se plantea la posible valoración monetaria.

§                    La propiedad entendida bajo el concepto de propiedad común, donde la cooperación es superior a la competencia, puede ser una pieza fundamental en la reconstrucción conceptual de la economía, permitiendo un nuevo enfoque de la gestión de los recursos, de los ecosistemas.

§                    Flujo y Stock. El enfoque ecointegrador ha de diferenciar entre stock de recursos disponibles y los flujos de materiales y energía a que puedan dar lugar. (Entre los bienes fondo y las riquezas renacientes de los fisiócratas). En la economía el objeto consumido ha de ser previamente producido ignorando su existencia física anterior en forma de recurso y olvidándose de la posterior en forma de residuos, el cambio ha de suponer la conservación, mejora o reciclaje de buena parte de los bienes fondo utilizados que aparecen ahora como objetos económicos.

§                    Sistema económico. Frente al sistema cerrado y equilibrado, el enfoque ecointegrador acomoda su noción a un sistema económico abierto y desequilibrado que busca mantenerse estable en determinado estado, tratando de compensar los factores que inducen a su degradación, mediante un continuo flujo e intercambio de materiales y energía en su medio ambiente.

El campo científico y tecnológico han de ser el área en la que se ha de apoyar la acción bajo este nuevo enfoque del sistema que ha de buscar soluciones económicas a la gestión de los recursos del territorio que sean técnicamente viables y ha de preocuparse por asegurar su viabilidad desde el punto de vista financiero con los precios y demandas actuales o previsibles.

§                    El crecimiento cero no es el objetivo a asumir por este nuevo enfoque ya que sólo busca proporcionar las orientaciones que permitan alcanzar la estabilidad ecológica y el equilibrio financiero que garantice la viabilidad a largo plazo, lo que supone la expansión de ciertas actividades y la regresión de otras. Este doble objetivo depende de:

-                    La relación entre los recursos, la tecnología y las exigencias de la población.

-                    La incidencia sobre el medio natural de las actividades humanas.

-                    Las características demográficas, sociales e institucionales.  Es decir que exista voluntad política que permita alcanzar las metas propuestas del enfoque integrador y que la población que pueda sumir sus objetivos y oriente sus actuaciones de acuerdo con ellos.


 

[1] Aguilera Klink, Federico. (1992a). Art. Cit.. Pag. 39.

[2] Georgescu-Roegen, Nicholas. (1983). Art. Cit. Pag. 840.

[3] González de Molina, Manuel - Martínez Alier, Juan. Eds (1993). Op. Cit . pag.22.

[4] Naredo, J. Manuel. (1992b). Art. cit. Pag. 22.

[5] Aguilera Klint, Federico. (1991). Art. Cit. Pag. 184.


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