Abel Hugo Ruiz-Velazco Castañeda*
Rubén Alfonso Rodríguez Vera**
Gustavo Saavedra de la Cruz***
Universidad de Guadalajara, México
abel_ruiz@yahoo.com
Resumen
Las nuevas vertientes del desarrollo territorial enfatizan sobre aprovechar el potencial endógeno como mecanismo para mejorar la calidad de vida de las personas. Este artículo analiza los factores socioeconómicos que contribuyen a generar entornos favorables para el desarrollo, en la región Valles, Jalisco; México. Se aplicaron los modelos de regresión a un conjunto de indicadores espaciales para determinar su impacto sobre una de las condiciones de progreso más significativas de la población: el potencial de desarrollo socioeconómico. El análisis estadístico demuestra que algunos componentes se destacan como principales impulsores del bienestar social en la región. Lo que posibilita la definición de escenarios para la planificación territorial y la toma de decisiones.
Palabras clave: desarrollo local, factores socioeconómicos, análisis estadístico, potencial endógeno, territorio.
Abstrac
The new aspects of territorial development emphasize the endogenous potential as a mechanism to improve the quality of life of people. This article analyzes the socioeconomic factors that contribute to development in the region Valleys, Jalisco; Mexico. Regression models were applied to a set of spatial indicators to determine its impact on one of the most significant aspect of the population: the potential for socio-economic development. Statistical analysis shows that some components stand out as major drivers of social welfare in the region. This enables the definition of scenarios for territorial planning and decision-making.
Key words: local development - socioeconomic factors - statistical analysis - endogenous potential - territory.
Clasificación JEL: C35, O18, R11
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato: 
Abel Hugo Ruiz-Velazco Castañeda, Rubén Alfonso Rodríguez Vera y Gustavo Saavedra de la Cruz (2016): “Indicadores estratégicos de desarrollo: un análisis estadístico para la región Valles, Jalisco; México”, Revista OIDLES, n. 21 (diciembre 2016). En línea:
 http://www.eumed.net/rev/oidles/21/valles.html
 http://hdl.handle.net/20.500.11763/oidles21valles
Introducción
La  región Valles es una de las 12 regiones político administrativas en que se  divide el estado de Jalisco y está conformada por un total de 14 municipios.  Posee una fuerte estructura económica tradicional orientada principalmente a  las actividades agropecuarias, mismas que gozan de los beneficios de una  localización geográfica privilegiada. La región además mantiene una importante  participación en sectores como la minería y la industria manufacturera, pero  sobre todo se destaca por su añeja vocación productiva en la destilación del  tequila y el procesamiento de la caña de azúcar.
              La riqueza y diversidad de recursos  naturales y culturales con que cuenta, le dotan de un alto potencial para el  desarrollo agroindustrial y turístico, no obstante también se presentan  importantes desequilibrios espaciales en su territorio. El perfil  socioeconómico de los municipios dista de ser homogéneo y estos participan de  manera muy diferente en las funciones económico-productivas de la región; en  consecuencia, los niveles de progreso y bienestar social no son iguales para  todos sus habitantes.
   Las nuevas vertientes del desarrollo territorial enfatizan sobre el  aprovechamiento del potencial endógeno local como uno de los mecanismos para acceder  a mejores condiciones de bienestar social. Bajo tal argumento, este artículo analiza  el Índice de Desarrollo Municipal de la región Valles, contrastando los cuatro  componentes que lo integran. En un primer acercamiento, los municipios se  clasificaron en tres horizontes según el entorno en que se encuentran: a) condiciones  óptimas para el desarrollo, b) condiciones favorables para el desarrollo, y c)  condiciones desfavorables para el desarrollo.
   Sin embargo, el manejo de elaboradas técnicas estadísticas ha permitido un  análisis mucho más detallado sobre el conjunto de factores que intervienen en  el desarrollo municipal. Así que verificar la correlación subyacente entre las características  socioeconómicas de la población y el potencial de desarrollo se convierte en la  hipótesis de trabajo.
   Entonces, el objetivo fundamental de la investigación consiste en determinar  el conjunto de factores socioeconómicos que potencian el desarrollo en la región.  Para ello, se recurrió a uno de  los métodos  estadísticos del análisis espacial: el modelo de regresión lineal. El empleo de  esta técnica reveló una correspondencia entre el potencial de desarrollo  socioeconómico municipal y los indicadores considerados como estratégicos para el  desarrollo.
   El potencial de desarrollo socioeconómico evalúa el conjunto de  características territoriales que suelen representar ventajas comparativas para  una comunidad. Y la importancia de ciertos factores en la promoción del  desarrollo ha quedado clara al contrastar la fuerza de asociación entre las  variables. La concentración sectorial del aparato productivo, por ejemplo, fomenta  la participación laboral y propicia el incremento de la tasa de actividad  económica.
   Por consiguiente, el mercado de trabajo demanda perfiles socio-profesionales  más preparados, de tal forma que si los municipios elevan la aptitud laboral de  la población económicamente activa, aumentando el grado de instrucción escolar,  las personas disfrutarán de mejores ingresos; lo que sin duda influiría sobre las  condiciones de desarrollo en la región.
   Los resultados del modelo también permiten cuantificar los impactos  territoriales positivos que se derivan del desarrollo de las vías de  comunicación. La evolución de la red de caminos y carreteras incentiva la  competitividad económica, las relaciones de producción se estrechan y los  vínculos comerciales se multiplican. El espacio, mejor conectado, se vuelve más  eficiente. La organización territorial facilita la distribución de mercancías y  la difusión de servicios, entonces los lugares expanden su potencial de  desarrollo.
   Finalmente se puede concluir que algunos de los componentes evaluados se  destacan como los principales factores que impulsan el progreso y bienestar  social de la región. La configuración de tres horizontes de desarrollo a partir  de la caracterización socioeconómica y la tipología municipal, perfilan diferentes  escenarios para la planificación y la toma de decisiones. El análisis de los  indicadores revela además que ante el surgimiento de nuevos nichos productivos,  la articulación regional será tan importante como la integración económica a  los mercados extralocales. Por lo que en el futuro inmediato resultará esencial  definir  las políticas territoriales más adecuadas para lograr los objetivos que  persigue el desarrollo.
1. Evaluación del Índice de Desarrollo Municipal como factor de desarrollo
El  Índice de Desarrollo Municipal (IDM) es un indicador elaborado por el Consejo  Estatal de Población del estado de Jalisco (COEPO, 2012), y se construye a  partir de información diversa generada por distintos organismos públicos  federales y estatales. Su propósito es medir el grado de progreso que han  alcanzado los municipios que integran el territorio jalisciense, evaluando las  condiciones particulares de desarrollo para cada uno; al tiempo que ofrece una  perspectiva única de las diferencias espaciales respecto a la distribución  desigual del bienestar social de la población.
              De acuerdo con el COEPO, el IDM se  convierte entonces en un instrumento de evaluación que “parte de tres premisas  vinculadas con el concepto de desarrollo humano: 1) que el principal objetivo  del desarrollo es beneficiar a las personas, 2) que las actividades de los  gobiernos afectan el nivel de desarrollo de sus comunidades y 3) que el  desarrollo sostenible posibilita el bienestar de los individuos a largo plazo” (COEPO,  2012: 1). En ese sentido, el IDM mide el nivel de progreso considerando cuatro  dimensiones del desarrollo: la social, la económica, la ambiental y la institucional.
              Al evaluar el desempeño del IDM a  nivel regional para el estado de Jalisco, se han perfilado tres distintos  escenarios que reflejan las condiciones de desarrollo municipal en que se  encuentra la población. Así, por ejemplo, los factores de concentración  demográfica polarizan la región Centro al registrar los umbrales más altos de  población en condiciones óptimas de desarrollo (Cuadro 1); le siguen las  regiones Altos Sur, Valles y Costa Norte. Y se puede observar que al final de  la escala subyacen las regiones Norte y Sierra Occidental, con prácticamente  ninguno de sus habitantes en condiciones favorables para el desarrollo.
Este desarrollo desigual propicia que sólo la región Centro agrupe poco  más del 72% de la población en un entorno óptimo de desarrollo, mientras que la  región Altos Sur, que le sigue en la jerarquía, sólo representa al 4.8%. Por último,  las diez regiones restantes revelan una escasa participación demográfica con  altos niveles de desarrollo municipal.
              Por otro lado, los municipios que  integran las regiones Ciénega, Sur, Altos Norte y Altos Sur, concentran  mayormente las condiciones medias de desarrollo, contabilizando en conjunto el  63.5% de la población para esta categoría. En tanto que la distribución  porcentual que expresa los niveles más desfavorables del IDM corresponde a las  regiones: Ciénega con 30.8%, Altos Norte con 16.1% y Norte con 11.2%; que en  suma representan el 58% de la población estatal que registra bajos niveles de  desarrollo municipal (Gráfica 1).
            La distribución desigual del IDM a  escala regional señala importantes desequilibrios  territoriales para los municipios y sus  oportunidades de desarrollo. Como regla, los municipios que registran los  índices más altos se caracterizan por una fuerte presencia de población urbana,  en su mayoría disponen de buena infraestructura como vías de comunicación,  transporte público y una amplia cobertura de servicios básicos dentro de sus  viviendas, entre otros servicios locales.
   Su economía regional depende del comercio de bienes y mercancías y la  prestación de servicios, o del desarrollo de actividades secundarias dedicadas  a la industria de la transformación. Son territorios donde se manifiesta con  mayor intensidad la concentración del empleo. Otros en cambio, alternan su  producción económica básica con algún tipo de actividad agroindustrial  orientada a la generación de bienes de consumo no perdurables como los  alimentos.
              En cambio, para las regiones en las  que el proceso de urbanización se ha incorporado recientemente, sólo predomina un  factor económico que constituye su motor de desarrollo; por ejemplo: la  actividad turística, las promociones inmobiliarias y el acelerado crecimiento  urbano, la especialización en una rama de producción muy específica o la  concentración poblacional en alguna de sus localidades.
              En estos dos primeros grupos se  ubican los municipios con las denominadas ciudades medias del estado. Y en  buena medida el elevado índice de desarrollo que alcanza cada uno de ellos se  debe a la influencia territorial que ejerce la cabecera municipal como  principal centro de aglomeración económica y demográfica del municipio.
              Por el contrario, las regiones cuyos  municipios califican con los índices medios de desarrollo, presentan  puntuaciones más bajas en los componentes económicos y sociales; lo que  ocasiona una disminución progresiva del IDM. Por lo general son municipios sin  una población urbana dominante y con una diversidad de actividades  agropecuarias básicas.
   En contraste, los territorios que presentan las condiciones más  desfavorables son municipios cuyos componentes económicos, sociales e  institucionales no registran un progreso tal que les permita elevar su grado de  desarrollo. Esencialmente son territorios donde predominan las actividades  económicas orientadas al sector primario y manifiestan además profundas  desigualdades internas e intensos procesos de marginación social.
   El comportamiento del IDM que registra la región Valles no es muy  distinto al que experimenta el conjunto del estado (Cuadro 2). Al analizar los componentes  que intervienen en el avance socioeconómico de la población para cada uno de  los municipios, ha sido posible establecer una clasificación de tres distintos  horizontes de desarrollo:
La caracterización se corresponde con los índices alcanzados en las  cuatro dimensiones evaluadas por municipio, es decir, el componente social, el  componente institucional, el componente económico y el componente ambiental.
   Establecer las categorías en los umbrales de desarrollo no solamente  resulta útil para determinar el nivel de progreso de cada municipio, sino que  ofrece la posibilidad de trazar las mejores estrategias para un horizonte  específico, dentro de un escenario que maximice los recursos y permita orientarlos  selectivamente.
   La composición del primer grupo presenta condiciones óptimas para el  desarrollo y se integra por los municipios de Tequila, Amatitán, Ameca y Tala. Estas  entidades territoriales se caracterizan por registrar al menos tres parámetros  altos en el IDM, el proceso de urbanización suele ser intenso y cuentan con una  infraestructura básica que cubre los servicios más esenciales. En su aparato  productivo prevalecen las actividades agropecuarias pero con una fuerte  presencia de una rama del sector secundario altamente especializada, como el  caso de la industria tequilera para Amatitán y Tequila, o el ingenio azucarero  para Ameca y Tala. Aquí, las estrategias se podrían orientar a mejorar el grado  de desarrollo ambiental, específicamente de los municipios de Amatitán y Ameca,  donde los umbrales no sobrepasan el nivel medio.
   El segundo horizonte agrupa a los municipios que obtuvieron un grado  alto en el IDM, lo que les asegura condiciones favorables para el desarrollo.  Sin embargo, en por lo menos alguno de los parámetros individuales calificaron  medianamente en el indicador, lo que representa un obstáculo para maximizar su  progreso. En particular, los componentes institucional, económico y ambiental  se presentan como los eslabones más débiles en su nivel de desarrollo. Aquí se  encuentran los municipios de Etzatlán, Magdalena, Cocula, Hostotipaquillo y El  Arenal, donde prevalece una diversidad de actividades agropecuarias pero sin  alcanzar algún grado de especialización funcional. En algunos casos su economía  se complementa con actividades extractivas o la prestación de servicios básicos.
   Por último, la tipología de los indicadores estratégicos de desarrollo  sitúa a los municipios de Ahualulco de Mercado, San Martín Hidalgo, San J. de  Escobedo, Teuchitlán y San Marcos en un horizonte que enfrenta condiciones  desfavorables para el progreso de sus comunidades. Las condiciones adversas se deben  básicamente por el grado de desarrollo municipal que oscila entre el nivel  medio y bajo en la escala. En este caso, el desarrollo económico se presenta  como el factor menos evolucionado en el territorio, aunque otros componentes  con escaso desempeño como el ambiental y el institucional, también influyen de  manera significativa para que los municipios se ubiquen al final de la tabla.
Como se ha visto, la evaluación de los componentes que integran el IDM  permite trazar distintos horizontes en el nivel de desarrollo para los  municipios de la región Valles; posibilitando con ello la construcción de una diversidad  de escenarios para la planificación territorial y la definición de estrategias de  desarrollo con una base selectiva. Pero ante la oportunidad de intervenir el  territorio de una forma más eficiente, surge una pregunta: ¿cuáles son los  factores que determinan en mayor medida el nivel de desarrollo municipal para  los municipios de la región Valles? Para responder a este cuestionamiento se ha  optado por el empleo de una técnica del análisis estadístico inferencial: el  modelo de regresión lineal.
   El procedimiento metodológico implica la estimación de algunos  parámetros estadísticos, y por ello se utilizan los valores de los cuatro  componentes del IDM (Cuadro 3). La matriz de datos permite determinar los  factores de correlación y dependencia entre las variables, es decir, si el  nivel de desarrollo municipal se considera como la variable dependiente, entonces  de qué forma y en qué proporción los vectores social, económico, institucional  y ambiental –como variables independientes– influyen en sus puntuaciones.
   La hipótesis de investigación para el modelo estadístico consiste en identificar  si el grado de desarrollo municipal alcanzado en la región Valles depende de un  factor o de la suma de estos. En ese sentido, la técnica de regresión lineal establece  tanto el grado de asociación de las variables al medir el cambio sistemático  entre ellas, como los efectos de los componentes sobre el grado de desarrollo  municipal.
De acuerdo con los resultados de los coeficientes de correlación y regresión lineal, se puede afirmar inequívocamente el impacto directo de tres de los componentes sobre el grado de desarrollo municipal. Los parámetros que registran los coeficientes de correlación para el factor económico, el institucional y el ambiental, no dejan de ser significativos al poner de manifiesto el elevado nivel de asociación estadística ente las variables; exceptuando al componente social que presenta una escasa relación de dependencia (Cuadro 4).
La influencia que ejerce cada uno de los vectores de desarrollo sobre el  IDM se analiza a continuación. El procedimiento evalúa las puntuaciones  alcanzadas tanto por los coeficientes de correlación como por los coeficientes  de determinación, además de interpretar las líneas de regresión y los factores  de cambio en función de la dependencia estadística registrada por las  variables.
   Según los cálculos del modelo, el componente económico es el factor que ejerce  más influencia sobre el grado de desarrollo municipal. Dicho factor alcanza una  puntuación de 0.86, es decir, la correlación entre las variables es del 86%; y no  sólo eso, las variaciones en sus registros explican el 74% de los cambio  experimentados por el nivel de desarrollo municipal. Como se observa en la Gráfica  2 la pendiente de la línea de regresión es positiva, de tal forma que un  incremento en el componente económico incidirá directamente en el nivel de  desarrollo. Aquí, la relación de cambio es prácticamente de tres a uno, es  decir, si el componente económico eleva su participación territorial en el  orden del 30% entre los municipios que conforman la región Valles, el IDM habrá  mejorado alrededor del 10%.
El efecto de las variables independientes sobre la variable dependiente también se puede medir a partir del análisis de otro de los componentes del desarrollo: el institucional. Este factor es el segundo en orden de importancia respecto al grado del IDM para la región Valles, y aunque su puntuación se sitúa por debajo del componente económico, su registro es crucial. El coeficiente de correlación respecto al índice de desarrollo es del 62%, y el valor del coeficiente de determinación asciende al 38%; lo que sugiere que el nivel de desarrollo institucional alcanzado por los ayuntamientos explica en esencia más de la tercera parte del progreso que los municipios puedan lograr en la región. De acuerdo a la pendiente de la recta, cualquier variación positiva de este factor se verá reflejada en un incremento del IDM (Gráfica 3). Sin duda, el grado de madurez política de los gobiernos locales, la gobernanza y la eficacia administrativa terminan por contribuir con el desarrollo territorial.
El tercero de los factores analizados como determinante en el desarrollo corresponde al componente ambiental. En general la variable obtuvo una correlación del 46% respecto al IDM, y su coeficiente de determinación sólo explica cerca del 22% de las variaciones experimentadas por el grado de desarrollo. Pero aún con los registros más bajos que los que alcanzaron los componentes económicos e institucionales, el factor de cambio (o la influencia directa por variación) se sitúa como la más alta de las tres variables independientes. El sentido de la línea de regresión pone de manifiesto que cualquier incremento del componente ambiental reflejará un alza en los niveles de desarrollo municipal, en una proporción de cinco a dos. Esto es, si las condiciones ambientales mejoran en el orden del 25%, el IDM escalará alrededor del 10% (Gráfica 4).
A este punto, la evaluación de los factores determinantes del desarrollo municipal a través de los parámetros del IDM, ha permitido identificar los grandes vectores que inciden en el avance socioeconómico de la región Valles. Ahora, con la premisa confirmada que tres de los factores intervienen en el grado de desarrollo municipal, se procederá con un análisis estadístico más detallado. En el siguiente apartado se aplican los modelos de regresión lineal a un conjunto de indicadores territoriales para tratar de determinar su impacto sobre una de las condiciones de progreso más significativas de la población: el potencial de desarrollo socioeconómico.
2. Indicadores estratégicos de desarrollo
Análisis anteriores sobre la estructura demográfica y el potencial de desarrollo de la región Valles lograron establecer que “existen ciertas características de la población que bien se pueden considerar como ventajas comparativas para alcanzar el desarrollo territorial” (Rodríguez y Ruiz Velazco, 2008: 62). Sin embargo, la evaluación del potencial de desarrollo socioeconómico reveló importantes diferencias entre los indicadores de los municipios que conforman la región, y son justamente estos factores diferenciales los que se someten al escrutinio estadístico:
Al considerar el potencial de desarrollo socioeconómico como la variable dependiente y cada uno de los ocho indicadores como las variables independientes, se procedió a calcular los efectos que estas últimas tienen sobre la primera. Es decir, cómo y en qué proporción cada uno de los vectores interviene en el potencial de desarrollo. El cuadro 5 muestra al conjunto de indicadores y sus puntuaciones para los coeficientes de correlación, determinación y regresión. El valor del coeficiente de regresión múltiple de 0.97 (al final de la tabla), le otorga al modelo matemático un alto grado de confiabilidad estadística. Lo que permite confirmar la influencia que las variables independientes ejercen sobre el potencial de desarrollo.
            Los parámetros registrados por los indicadores  fluctúan de manera significativa. Estas diferencias en el sentido de la  correlación determinan el impacto que cada variable tiene sobre el potencial de  desarrollo. Así, en seis casos los resultados son positivos, entonces las  variables favorecen el potencial de desarrollo, de manera que se puede afirmar  que estos indicadores son estratégicos para el progreso de la región. Mientras  que en los otros dos la correlación es inversa, es decir, asume valores negativos;  concluyendo que sus efectos territoriales son adversos para las condiciones de  desarrollo.
              La concentración sectorial es el indicador socioeconómico que obtuvo  las estimaciones más altas en el modelo de regresión lineal. Con un registro de  0.826 en el coeficiente de  correlación,  se sitúa como la variable que más estrechamente se vinculada al potencial de  desarrollo. La pendiente de la recta (Gráfica 5) no sólo indica el sentido de  la relación estadística positiva, sino la fuerte dependencia del potencial ante  las puntuaciones crecientes que experimenta la concentración sectorial de las  actividades económico-productivas.
              En este caso el potencial de  desarrollo se orienta hacia la conformación de perfiles socioprofesionales con una  abrumadora presencia en los sectores secundario y terciario de la economía  regional. De hecho, la redistribución de la fuerza de trabajo termina por  favorecer la conformación de escenarios altamente productivos (Ruiz Velazco,  2016), al punto que los valores más altos en la concentración sectorial se asocian  al incremento del potencial de desarrollo; si la variable independiente registra  un aumento del 10%, el cambio sobre la variable dependiente (según el factor estimado  por el coeficiente de regresión) situarán al potencial de desarrollo por encima  del 5% de su base. Como se observa, los efectos son directos y bastante selectivos.
Otro de los indicadores estratégicos de desarrollo para el análisis de  la región Valles corresponde a la tasa  bruta de actividad económica. Al determinar el grado de participación de la  población económicamente activa en la distribución del empleo, supone que los  niveles de bienestar aumentan tanto mayor sea la intervención de la sociedad en  el plano productivo. Resulta evidente que los niveles del potencial de  desarrollo se disparan cuanto más se involucra la población en la base  económica; de manera que los coeficientes de correlación y determinación  apuntan hacia una fuerte dependencia entre las variables.
   La curva de regresión ajustada muestra los efectos de la tasa bruta de  actividad económica sobre el potencial de desarrollo (Gráfica 6). La asociación  estadística entre variables se sitúa en el orden del 81%, mientras que su  variación positiva explica 65% del potencial a la alza; aquí un incremento del  6% en la variable independiente se traduce en un aumento del 3% para la  variable dependiente.
   El impacto generado por la concentración sectorial de las actividades secundarias  y terciarias y la tasa bruta de actividad económica sobre el potencial de  desarrollo, se corresponde con el análisis previo del componente económico y  sus efectos en el grado de desarrollo municipal; ubicando a estos vectores en  una posición clave al momento de considerar las estrategias espaciales de  desarrollo.
Si bien la aglomeración de actividades productivas altamente rentables y  la creciente participación económica de la sociedad estimulan las condiciones  de desarrollo, no se puede negar el hecho que estos nuevos nichos productivos  demandan una elevada especialización socioprofesional. La integración económica  a mercados locales y extralocales implica necesariamente la selectividad del  empleo, por lo que cada vez los puestos de trabajo exigen cuadros profesionales  mejor capacitados.
   El grado de calificación de la  población es un indicador que se refiere al nivel de preparación escolar que  la sociedad ha logrado para insertarse en el aparato económico-productivo,  resultando que a mayor instrucción profesional de las personas, sus percepciones  salariales también se incrementan.
   Para el caso de la región Valles, el análisis de regresión indica que el  potencial de desarrollo socioeconómico aumenta conforme el grado de  calificación también lo hace (Gráfica 7). La correlación es positiva con un  factor del 72% y el coeficiente de determinación sugiere que las condiciones de  desarrollo dependen en 52% del nivel de instrucción escolar de la población.
   En síntesis, una sociedad mayormente capacitada para desempeñar un  trabajo no sólo accederá a más y mejores ingresos, sino que al modificar sus  condiciones materiales y elevar su calidad de vida, incrementa su productividad  y por consiguiente su potencial de desarrollo.
Hasta aquí se han analizado algunos indicadores socioeconómicos que  resumen las características productivas y la orientación laboral de la  población. No obstante en el territorio prevalecen ciertos factores espaciales que  son el reflejo de relaciones y funciones económicas que se estructuran a  diferentes escalas.
   Para Troitiño (2013: 23), “el territorio juega siempre un papel decisivo  en los procesos de desarrollo local, en la medida que se trata de impulsar la  actividad económica y la mejora del nivel de vida en un territorio dado, a  partir de sus propios recursos y de sus potencialidades”. En ese sentido, a  continuación se analiza el mecanismo de tres vectores territoriales bajo los  cuales se gestan las condiciones de desarrollo.
   La densidad de carreteras  pavimentadas constituye una de los factores espaciales más significativos  al momento de evaluar el potencial de desarrollo socioeconómico a nivel  regional. La infraestructura de las vías de comunicación permite la  conectividad entre diferentes lugares, y las relaciones económico-productivas y  los intercambios de bienes y servicios mucho dependen de una red de caminos que  articule al territorio.
   En el cálculo, la línea de regresión ascendente confirma la correlación  entre las dos variables (Gráfica 8). El potencial de desarrollo aumenta a  medida que los municipios que conforman la región Valles disponen de una red  con más carreteras pavimentadas. Con una fuerza de asociación media de 56%, el  factor de cambio sitúa a los vectores en un punto donde si la densidad de  caminos se eleva 30%, el potencial de desarrollo experimentará un incremento cercano  al 12%.
Contrastes como este permiten medir los efectos directos e indirectos de  los indicadores clave para el desarrollo. Así por ejemplo, al incrementar la  cobertura de una red carretera regional se desencadena una serie de procesos  locales donde las conexiones entre los centros económico-productivos se multiplican,  las relaciones comerciales aumentan y el flujo de productos y servicios se hace  más intenso. Invariablemente “los espacios que se encuentren mejor articulados  sumarán ventajas competitivas al territorio” (Ruiz Velazco, 2016: 23).
   Lo anterior se confirma con la tendencia positiva del coeficiente de suficiencia de la red vial (Gráfica 9). El modelo estadístico sugiere que cuanto más eficiente sea la red  vial que conecta la región, el potencial de desarrollo será mayor. Este factor no  sólo cuantifica la disponibilidad de caminos y carreteras, sino que evalúa su  eficacia al comprobar el funcionamiento de la red.
   El parámetro que registra el coeficiente de correlación de 35% es  suficiente para entender que la estructura territorial de la región Valles se  encuentra fuertemente influenciada por la configuración de la red carretera que  la articula. Aquí el factor de cambio es de cuatro a uno, y la variación del  coeficiente explica el 13% del incremento en el potencial de desarrollo.
Otra de las variables consideradas en el análisis es el grado de urbanización. La disposición de  los servicios básico es clave para el progreso material y desarrollo de una  sociedad, con ellos su calidad de vida se expande al proveerle de un entorno  favorable que potencia las habilidades para perseguir sus metas.
   En general, un aumento del grado de urbanización repercute de forma positiva  en el potencial de desarrollo (Gráfica 10). Cualquier mejora en los servicios o  la calidad de estos, impulsa a la población hacia umbrales económicos más  productivos.
Los factores examinados hasta ahora muestran una fuerte influencia  positiva sobre el potencial de desarrollo socioeconómico. Cualquier incremento  experimentado en sus puntuaciones se traduce en un aumento sistemático para la  variable dependiente. Sin embargo, la aplicación del modelo estadístico logró  identificar dos vectores que describen una relación inversa para el conjunto de  variables, dando como resultado un efecto opuesto al sentido de la correlación.
   Tanto el índice de marginación como el de dependencia económica son  los factores que obtuvieron puntuaciones negativas (Gráficas 11 y 12). Los  coeficientes de regresión expresan que ante una mayor proporción de personas  que atraviesen por alguna condición de marginación social que los aleje de una  calidad de vida satisfactoria, o ante la presencia de grupos vulnerables sin  recursos que dependen materialmente de una base laboral estrecha; el potencial  de desarrollo socioeconómico disminuirá de manera progresiva. El impacto sobre  el potencial de desarrollo es tal, que los coeficientes de determinación para  ambos vectores se sitúan entre los valores más altos registrados por los ocho indicadores.
   Resulta evidente entonces que para incrementar las oportunidades del  desarrollo territorial en la región Valles, se habrá de reducir la tendencia  negativa que imponen los elevados índices de marginación, así como evitar la  carga excesiva que representan los altos niveles de dependencia económica para  la sociedad. El análisis de estos vectores regionales facilita el entendimiento  de los procesos económico-productivos y nos acerca a la comprensión de la  estructura socioeconómica del territorio. Este es el tipo de conocimiento que  sin duda contribuye a impulsar y promover el desarrollo a escala municipal  (Cota, et al. 2011).
Conclusiones
La  evaluación del Índice de Desarrollo Municipal en la región Valles a través del  análisis estadístico y los modelos de regresión lineal que se aplicaron a los indicadores  territoriales de desarrollo, confirman la correlación que subyace entre algunas  características socioeconómicas de la población y el potencial de desarrollo.  Las puntuaciones alcanzadas por el grado de dependencia de las variables  muestran una fuerte asociación espacial.
   Las dos escalas de análisis, una sobre los grandes ejes que definen el  nivel de progreso de los municipios, y la otra que considera la influencia de  los factores sociales sobre el potencial de desarrollo, dejan ver los efectos  selectivos que el rango de las variables independientes tiene sobre el avance de  las condiciones de vida y el bienestar social de la región.
   De la inferencia estadística se desprende además que los componentes  económico, institucional y ambiental, son los vectores que más influyen en la  dimensión del desarrollo municipal. La regresión lineal confirma que el  desempeño de estas variables impacta de manera positiva al Índice de Desarrollo.  Así, la transformación y perfeccionamiento del aparato productivo, la  explotación racional de los recursos naturales o su conservación, y una  administración pública eficiente; proveerá a los municipios de un espacio de  oportunidad para posicionarse en mercados más competitivos, donde las posibilidades  de integración económica se traduzcan en verdaderas condiciones de desarrollo  para la población.
   Otra de las dimensiones estudiada se refirió al conjunto de indicadores  socioeconómicos que intervienen en la generación de ambientes favorables para  el desarrollo. En este segmento, la concentración sectorial de actividades  productivas y la tasa bruta de actividad económica se posicionaron como los  factores territoriales que más influyen en el potencial de desarrollo. En la  práctica, prevalece una tendencia a la concentración económico-productiva donde  las actividades primarias son sustituidas gradualmente por funciones urbanas.
   La mayor rentabilidad que ofrecen los sectores secundario y terciario imprime  en el espacio una serie de nuevas relaciones productivas que trastocan la  estructura socioeconómica de la región. De este modo, la transformación de los  sectores tradicionales implica la especialización de la mano de obra y para  atender esta demanda se requiere una base laboral mejor calificada. Por tanto,  si los municipios incrementan el nivel de instrucción escolar de sus  habitantes, su capacidad productiva también lo hará. En consecuencia, el grado  de calificación de la población se convierte en uno de los indicadores  estratégicos para el desarrollo.
   Además, el análisis estadístico logró establecer que desde el punto de  vista espacial, existen determinados vectores territoriales que potencian las  condiciones de desarrollo. El examen de la densidad de carreteras pavimentadas  y el coeficiente de suficiencia de la red vial, no sólo permitió evaluar las  condiciones de las vías de comunicación en la región Valles; el escrutinio reveló  que aquellos municipios que cuentan con mas infraestructura, gozan de mejores  condiciones al momento de establecer relaciones económico-productivas,  convirtiéndose esencialmente en territorios más competitivos.
   El grado de urbanización es otra de las variables que incrementan el  potencial de desarrollo, si bien su influencia a nivel regional resulta bastante  selectiva cuando se le compara con el impacto registrado en las grandes  aglomeraciones metropolitanas. Tal parece que la concentración demográfica resulta  menos relevante para la región que la diversidad de funciones productivas al  momento de evaluar su capacidad de desarrollo.
   Hasta aquí, han quedado claros los efectos territoriales de los  indicadores al incrementar el potencial de desarrollo socioeconómico. En todos  los casos, estos representan algunas ventajas comparativas para los municipios  que conforman la región, y más al ofrecer un ambiente propicio para alcanzar  mejores condiciones de desarrollo.
   Por último, los modelos estadísticos también consideraron los efectos  negativos de dos vectores socioeconómicos sobre las oportunidades de progreso.  En buena medida el avance en las condiciones de bienestar social y calidad de  vida se restringe por los altos índices de marginación y la elevada dependencia  económica de la población. 
   Sin duda, el análisis de la influencia directa de los factores  socioeconómicos sobre el desarrollo permite esbozar varias líneas en el ámbito  de la planificación regional. Como las estrategias de cooperación territorial  para incrementar la competitividad de los municipios, o la especialización  funcional productiva reorientando los sectores tradicionales hacia la  innovación. Pero quizá el  reto más grande será potenciar el desarrollo desde el ámbito de lo local,  partiendo de políticas sectoriales que se adapten a cada entorno,  con el  único propósito de promover e incentivar aquellas características que  distinguen a la región, convirtiéndolas en ventajas reales que incidan en mejores  niveles de bienestar para las personas que la habitan.
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** Maestro en desarrollo local y licenciado en Geografía (UDG). Profesor-investigador Titular en el Departamento de Geografía y Ordenación Territorial, Universidad de Guadalajara, México. Líneas de investigación: legislación territorial y desarrollo local y organización participativa.
*** Maestro en desarrollo local y licenciado en Geografía (UDG). Profesor-investigador Titular en el Departamento de Geografía y Ordenación Territorial, Universidad de Guadalajara, México. Líneas de investigación: los factores de riego y la vulnerabilidad social en el ámbito del desarrollo territorial.
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