Revista: CCCSS Contribuciones a las Ciencias Sociales
ISSN: 1988-7833


¿DOCENTE EFICAZ O DOCENTE REPRODUCTOR?

Autores e infomación del artículo

David Mendoza Armas

Universidad Virtual del Estado de Michoacán

drmendozaarmas@me.com

Resumen
El presente artículo intenta esbozar el rol tradicional que los docentes tenemos al interior de los espacios escolares, el cual para el sistema educativo es un anhelado “buen desempeño” del proceso de enseñanza-aprendizaje, características más comunes de la función docente, así como una critica y reflexión en la quehacer dentro del aula, que por ende involucra a docentes de todos los niveles educativos.
Mucho se ha dicho que la experiencia es la mejor herramienta, desafortunadamente la experiencia se reproduce a lo largo de casi toda la vida laboral, lo que al final, convierte esa experiencia, en una sola experiencia profesional, por otro lado,  es importante destacar que su “formación profesional” va en detrimento de la de sus alumnos/as, ya que mientras el docente camina por escenarios de técnicas poco interesantes para los alumnos del siglo XXI, que poco impactan en los procesos cognitivos de los mismos, los alumnos se encuentran más interesados en procesos de competencias tecnológicas.
Palabras claves: docente, eficacia, alumnos, aprendizaje.



Para citar este artículo puede uitlizar el siguiente formato:

David Mendoza Armas (2015): “¿Docente eficaz o docente reproductor?”, Revista Contribuciones a las Ciencias Sociales, n. 29 (julio-septiembre 2015). En línea: http://www.eumed.net/rev/cccss/2015/03/docente.html


Introducción
Frecuentemente la eficacia es un elemento que se intenta implicar en el proceso educativo, el cual es asociado a la inmediatez, lo que conlleva a éxitos o fracasos en la labor educativa del docente. Las autoridades educativas esperan ver frutos de la eficacia en el proceso más directo del mismo es decir, en el aula, donde es esperada una condición objetivable de la anhelada calidad educativa de nuestro sistema educativo.

Cierto es que hoy en día, se encuentra permeada la educación, por el paradigma vigente de una educación tecnofuncionalista, donde la educación es tratada como un elemento de consumo, ponderando soluciones de tipo técnicas, en calidad de urgentes, antes de reflexionar sobre el valor y repercusión a mediano y largo plazo de la acción emprendida. Por lo que, los procesos educativos del sistema apuntan  a una obsesión por la eficacia antes que la reflexión. Lo que conlleva a pensar en una racionalidad burocrática lejos de la racionalidad del sujeto que vive en el proceso educativo (el docente) es decir, una primacía  del  pensamiento funcionalista o empírico de un supuesto bienestar a corto plazo para ciertos sectores de la sociedad.

Desarrollo
Acudir a la retórica de la eficacia por parte de las autoridades tiene su costo, donde se involucra lo menos costoso (aspectos técnicos) con lo más costoso (conocimiento)  creando un vació sistemático en el campo de la educación formal,  ponderándose un pensamiento único y dogmático de la labor docente. 

El documento intenta alentar un proceso diferente de realizar la eficacia en la labor educativa, es decir  trasladar un valor dogmático a un elemento razonado en la educación, lejos de ese pensamiento democrático, de que la educación es un derecho y pasar a escenarios en condiciones naturales donde los sujetos realizan el majestuoso proceso educativo (el de enseñar compartiendo).

Pensar la eficacia desde un apartado meramente comercial, lejos de una racionalidad técnica o burocrática, obliga a los docentes a comprometerse eficazmente en un compromiso moral con sentido, dentro de un contexto educativo, el salón de clases. Es encontrarse en un constante cuestionamiento sobre las acciones y decisiones a tomar, reflexionando las decisiones impuestas por las autoridades. Siendo reflexivo  sobre las indicaciones o acciones precipitadas y aprisa. Reflexionar sobre los elementos del programa, por que ahí se genera un aprendizaje, introduciendo modificaciones convenientes por consenso, sin renunciar a la capacidad de argumentación como docente, gestor de reflexión y por supuesto de los demás. Sin renunciar además, a tratar de entender el punto de vista de otros, sin que conlleve a exponer mis razones, entendiendo que esto se opone a los referentes economicistas que desde una óptica mercantil de la educación justifican sus acciones funcionalistas para intentar cumplir en plazos previstos las previsiones. Por lo que, se vuelve una trivialidad al pensar como eficaz,  lo que consume poco tiempo y  da resultados “buenos”.

Ser eficaz, puede llevar al sujeto a reconocer  que existen dificultades en el proceso educativo, lo que hace al docente entrar en negociaciones implícitas, reconociendo que deben existir consensos comunes para acercarse  a un acuerdo conjunto, mediante estrategias pactadas con el grupo para coincidir en puntos de vista comunes, por lo que las estrategias deben de empatarse mediante la confrontación de ideas, el debate y la discusión dirigida, bajo un sustento critico y argumentado, con la intención de llegar a la comprensión de ideas comunes y colectivas, sin tener que renunciar a la postura intelectual de tipo personal.

Cierre
Se es eficaz, al momento en que se logra problematizar el aspecto teórico de los programas escolares, las formas en que son ejecutada o llevadas las sesiones, la forma en que se presentan y se aplican las calificaciones, sin asumir  que lo valorado, ¡no calificado!, es definitivo, ya que es un deber del docente capacitado y eficaz, aceptar la dinamicidad y apertura del pensamiento e inteligencia del de enfrente, siempre bajo la anhelada dirección de alcanzar satisfacciones en un aprendizaje común.

Lo anterior, conlleva a pensar dentro de un proceso incluyente, ya que al generar aprendizajes, estos no solo se presentan en el alumno, al momento de compartir  tiempo, teoría y espacio ya que, se presentan relaciones psicosociales en forma multidireccional, repercutiendo en la reflexión en situ del docente. Una vez que nuestros alumnos se asuman dentro de un rol diferente en el proceso educativo y se reconozcan como sujetos críticos, analíticos y reflexivos, despertará en ellos el sentido de establecer y levantar juicios responsables, entendiéndose como el alejamiento de un pensamiento alienado del individuo.

Ser consciente que el verdadero proceso de aprendizaje implica asumir responsabilidades al tratar con individuos que reaccionan, sienten y participan, merecedores de profundo respeto y, que el docente no se presente como obstáculo de sus aprehensiones intelectuales, favoreciendo la reedificación en las relaciones interpersonales en un departir de saberes enriquecedores.

Es conveniente señalar que, el profesor verticalista intenta dejar un marcado halo de obediencias y saberes únicos en sus alumnos, donde lo que él transmite es lo único que no deja lugar a dudas, estableciendo certidumbres  para el progreso individual, contrastándose lo anterior, con un proceso de crecimiento dialéctico, donde  surge la confrontación de ideas, fuentes distintas de información a las que el docente posee, fortaleciendo un pensamiento critico y divergente en el alumno, como lo menciona Edward De bono (1996), aceptando, confrontando y creando ideas, alejándose de esquemas rutinarios de  absorción, lo cual aleja a la calificación (clasificación de alumnos) de un proceso de verdadera cualificación (valoración) que permita ampliar tiempo para actividades de aprendizaje, inferencias, estrategias, análisis y respuestas de los alumnos, en forma más gratificante para los participantes del proceso educativo; Generando sensaciones de inseguridad por descubrir lo desconocido en los corpóreos teóricos al momento de analizarlos, ya que no es posible una educación eficaz que renuncie a la acción reflexiva bajo la amenaza  de una eficacia pragmática de corto plazo, lo que ocasionaría un detrimento del conocimiento.

Conocedores que el cambio se debe presentar, pero no en un slogan por demás político y desgastado, se requiere que el docente acompañe y forje a los alumnos, en la formación de ciudadanos responsables y educados, con una cultura en común, que sean capaces de aporta conocimientos y capaces de aprehender del  conocimiento de otros, alejados de esa preparación para y hacia un mundo laboral, alejados de la obediencia a la palabra del profesor y de las superestructuras, a los libros de texto que fortalecen la dependencia del sujeto y encarcelan la libertad del pensamiento.

Referencias de consulta
Bisquerra Rafael, “Métodos de investigación educativa”. Guía practica, CEAC, Barcelona, 1998.
Delgado Juan Manuel y Gutiérrez Juan, Coords. “Métodos y técnicas cualitativas de investigación en Ciencias sociales”, Madrid, 1999
Mayntz Renate, ... [et al.], “Introducción a los métodos de la sociología empírica”, Alianza Universidad, Madrid, 1985.
Rodríguez Gómez Gregorio, et.al., “Metodología de la investigación cualitativa”, Ediciones ALTEA-ALJIBE, Málaga, 1999
Ruíz Olabuénaga J. Ignacio, Metodología de la investigación cualitativa, universidad de Deusto, Bilbao, 2ª. Ed., 1999.
Valles Miguel S., “Técnicas cualitativas de investigación social”, Ed. Síntesis S.A., Madrid, 1ª. Reimp. 1999.


Recibido: 16/05/2015 Aceptado: 15/07/2015 Publicado: Julio de 2015

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