Revista: CCCSS Contribuciones a las Ciencias Sociales
ISSN: 1988-7833


LAS SIETE CABEZAS OLMECAS GIGANTES DE SAN LORENZO, TENOCHTITLÁN, MUNICIPIO DE TEXISTEPEC, CUNA DE MESOAMÉRICA QUE ALBERGA EL MUSEO DE XALAPA, VERACRUZ

Autores e infomación del artículo

Mario Gómez Ramírez

Universidad Veracruzana

mariogomez@uv.mx

Resumen
En esta investigación se presentan algunas características generales de siete de las cabezas colosales olmecas de un total de diez, esculpidas y extraídas de la primera ciudad y cuna de Mesoamérica, San Lorenzo Tenochtitlán, Municipio de Texistepec en el sur del Estado de Veracruz. Este entorno geográfico fue el lugar donde la excelente cultura olmeca, plasmó su extraordinario y fecundo arte lítico. El Museo de Antropología de la ciudad de Xalapa alberga y exhibe desde 1986, siete de estas representaciones artísticas labradas en roca volcánica. Un año después de haber abierto sus puertas la Universidad Veracruzana (UV), iniciaron en la zona de San Lorenzo los incipientes descubrimientos de las obras olmecas; una de las dos primeras cabezas colosales que se localizaron en 1945, fue la que recibe el nombre de “El Rey”. En 1946 otras tres más, fueron desenterradas. Estos trabajos los encausó y llevó a cabo el arqueólogo estadounidense Matthew Stirling al frente de la expedición conjunta del Bureau of American Etnology del Smithsonian y la National Geographic Society. Dos décadas después, un campesino encuentra el sexto monumento. A finales de la década de 1960 y principios de 1970 en la zona cálida meridional veracruzana, nuevamente se realizan excavaciones arqueológicas y para la detección se empleó la tecnología de fotointerpretación, así como la magnetometría con cesio. En 1969 se tienen más resultados y Gallegos encuentra la séptima cabeza colosal; al año siguiente el arqueólogo alemán Jürgen Brüggemann encuentra la octava escultura, pero ambas fueron cubiertas nuevamente con suelo y rescatadas hasta 1986. El arqueólogo Román Piña en 1983 obtiene el noveno hallazgo. En el año de 1994 la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) emplazó un proyecto encabezado por Ann Cyphers y rescata el décimo monolito basáltico conocido como “Tiburcio”.
En 1985 los lugareños de Texistepec realizaron un convenio con el gobierno estatal, en el cual negociaron básicamente la construcción de obras de infraestructura para mejorar las condiciones de la comunidad, fue posible la salida de siete cabezas colosales de la gran cultura olmeca de San Lorenzo Tenochtitlán. Con este suceso, el museo de Antropología de Xalapa en 1986 abrió sus puertas para exhibir al público los enormes monolitos, que forman parte del patrimonio cultural de San Lorenzo Tenochtitlán y nacional.
Cada una de las cabezas colosales, presentan características y rasgos estéticos distintos de los gobernantes olmecas e inclusive difieren con las encontradas en La Venta, Tabasco y en Tres Zapotes, también en Veracruz.

Palabras clave: arte, cabeza colosal, cultura, llanura fluvial, Mesoamérica, municipio, museo, olmeca, patrimonio cultural, Preclásico, San Lorenzo Tenochtitlán.

Summary
In this research, some general characteristics of seven of the Olmec colossal heads of a total of ten sculpted and learned from the first town and birthplace of Mesoamerica, San Lorenzo Tenochtitlan, Municipality of Texistepec in the southern state of Veracruz are presented. This geographical area was the place where the great Olmec culture, reflected his extraordinary and fruitful lithic art. The Museum of Anthropology in Xalapa houses and exhibits since 1986, seven of these artistic representations carved into volcanic rock. A year after opening its doors University Veracruzana (UV), began in the San Lorenzo emerging discoveries of Olmec works; one of the first two colossal heads were found in 1945, which was called "The King". In 1946 three more were unearthed. These works were indicted and held the American archaeologist Matthew Stirling in front of the joint expedition of the Bureau of American Etnology the Smithsonian and the National Geographic Society. Two decades later, a farmer is the sixth monument. In the late 1960s and early 1970s in southern Veracruz warm area, archaeological excavations performed again and the detection technology was used photointerpretation and magnetometry with cesium. In 1969, results are more Gallegos is the seventh colossal head; the following year the German archaeologist Jürgen Brüggemann is the eighth sculpture, but both were covered again with soil and bailed until 1986. The archaeologist Roman Piña in 1983 obtained the ninth finding. In 1994 the National Autonomous University of Mexico (UNAM) placed a project headed by Ann Cyphers and rescues the tenth basalt monolith known as "Tiburcio".
In 1985 the villagers of Texistepec made an agreement with the state government, which basically negotiated the construction of infrastructure to improve community conditions, it was possible to dispose seven colossal heads of the great Olmec culture of San Lorenzo Tenochtitlan. With this event, the Museum of Anthropology in Xalapa in 1986 to exhibit opened to the public the huge monoliths, which are part of the cultural heritage of San Lorenzo Tenochtitlan and national.
Each of the colossal heads, have different characteristics and aesthetic features of the Olmec rulers and even differ with those found at La Venta, Tabasco and Tres Zapotes, also in Veracruz.

Keywords: art-head colossal-culture-plain fluvial-Mesoamerica-town-museum-Olmec culture-heritage-Preclassic-San Lorenzo Tenochtitlan.



Para citar este artículo puede uitlizar el siguiente formato:

Mario Gómez Ramírez (2015): “Las siete cabezas olmecas gigantes de San Lorenzo, Tenochtitlán, municipio de Texistepec, cuna de Mesoamérica que alberga el museo de Xalapa, Veracruz”, Revista Contribuciones a las Ciencias Sociales, n. 27 (enero-marzo 2015). En línea: http://www.eumed.net/rev/cccss/2015/01/olmecas.html


Introducción
En la parte sur de la planicie costera veracruzana, se localiza la cuenca baja de inundación de la gran llanura fluvial que ha modelado el río Coatzacoalcos en interacción con sus afluentes como el río Chiquito en las cercanías de la desembocadura del golfo de México meridional, compuesta de meandros abandonados con sedimentos aluviales fértiles, en un clima cálido húmedo y recurrentemente inundada en la temporada de lluvias durante el verano por la afluencia de los vientos alisios húmedos y en ocasiones por el impacto de los ciclones tropicales, así como en la época fría del año, expuesta la incidencia de los eventos de “norte”. Asimismo en un paisaje natural compuesto entre una gran variedad de recursos naturales tanto de flora y fauna, entre otros, se establecieron los primeros asentamientos humanos hace más de tres milenios y con ello, floreció la primera gran cultura y cuna de Mesoamérica nombrada como olmeca. En la lengua náhuatl, el término olmeca, se refiere a los habitantes de ollman, es decir, los “habitantes del país del hule o caucho.” Hoy en día, es el lugar de asentamiento de la población de San Lorenzo Tenochtitlán, en el actual municipio de Texistepec que se localiza en la parte sur del Estado de Veracruz. El sitio de San Lorenzo, es considerado la capital más antigua de los olmecas. Sin duda, que los municipios actuales como Jáltipan de Morelos con sus recursos azufreros o Coatzacoalcos localizado en la línea litoral entre otros, fueron espacios del dominio y dispersión olmeca.
Los olmecas al paso de los siglos adquirieron un desarrollo cultural vertiginoso hasta alcanzar su máximo esplendor. Con este logro, pudieron extender su influencia y hegemonía a otros sitios más distantes de lo que es hoy en día la República Mexicana. En la decadencia de San Lorenzo Tenochtitlán, los olmecas se establecieron en la parte occidental de Tabasco, propiamente en la zona de la Venta y la influencia de esta gran civilización llegó a incidir a otras zonas más distantes como “Guatemala, Guerrero y Oaxaca”. (Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2014:1).
En esta investigación solamente se tratan siete cabezas colosales que reúne el museo de Antropología de Xalapa (MAX), de un total de diez encontradas en San Lorenzo Tenochtitlán y que cautivan al visitante desde la entrada al recinto cultural.
Cada una de las obras de arte esculpidas por los olmecas, reúnen características distintas y ninguna es igual, lo cual causa intriga del trabajo realizado en sus representaciones líticas de la primera gran civilización mesoamericana.

SAN LORENZO TENOCHTITLÁN

1.1 Localización
El municipio de Texistepec se localiza entre los paralelos 17° 35’ y 17° 59’ de latitud norte; los meridianos 94° 42’ y 94° 54’ de longitud oeste; a una altitud entre 10 y 100 m, en el sur del Estado de Veracruz.
Colinda al norte con los municipios de Oluta, Soconusco y Jáltipan; al este con los municipios de Jáltipan e Hidalgotitlán; al sur con los municipios de Hidalgotitlán, Jesús Carranza y Sayula de Alemán; al oeste con los municipios de Sayula de Alemán y Oluta. (Fig. 1).
Está conformado por 163 localidades y reúne una población total de 18 114 habitantes. (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, 2010).
En el municipio de Texistepec se asienta el poblado de San Lorenzo Tenochtitlán, el cual se localiza al sursureste, aproximadamente a 16 km en línea recta. Se consideró como punto de referencia la cabeza olmeca exhibida en el museo comunitario, la cual se encuentra en las coordenadas geográficas de 17° 45´ 04.27” latitud norte y 94° 45´41.96” longitud oeste y a una altitud de 27 msnm. (Fig. 1).

Generalidades

El espacio geográfico de San Lorenzo Tenochtitlán, es la cuna de la cultura olmeca en Mesoamérica; además, su importancia lo realza por ser considerada la “capital más antigua de la cultura Olmeca”. (Vieyra, 2013). Los análisis arqueológicos establecen que la gran ciudad capital olmeca, se desarrolló en el periodo Preclásico y fue “fundada en el año mil 800 antes de la era actual y llegó a su apogeo entre los años mil 400 y mil”. (Ibídem).
En la cuenca baja meándrica del río Coatzacoalcos, en particular sobre las márgenes de sus afluentes como el río Chiquito, se estableció la población olmeca hace más de tres mil años, hoy en día nombrada como San Lorenzo Tenochtitlán. El clima cálido húmedo de la zona intertropical y las precipitaciones anuales abundantes, sin duda lograban rebasar las márgenes de los seniles cursos fluviales anastomosados e inundar la planicie costera del golfo sur. Los pobladores en el transcurso de su vida cotidiana, observaron fenómenos naturales como los ciclones tropicales durante la época cálida del año, en el período frío la invasión de los “nortes”, asimismo percibieron los movimientos de la corteza producidos por los seísmos y avistaron eventos volcánicos, entre otros.
La población olmeca básicamente rivereña, tuvo que adaptarse al medio y realizar adecuaciones al relieve, diseñar y construir una red hidrográfica planificada, con ello pudieron resguardarse de las inclemencias del ambiente y proteger su monumental arte arquitectónico. Sin duda que los suelos de la zona con su gran retención de humedad contribuyeron en sus actividades económicas, los cuales propiciaron cosechas agrícolas favorables, para satisfacer sus necesidades básicas. Las zonas anegadas con flora compuesta de tulares (Typha, sp.), popales (Thaliageniculata L.), entre otras plantas hidrófilas, así como las selvas tropicales y fauna diversa fue una interacción cotidiana que prevaleció durante el esplendor olmeca.
Los cauces fluviales no solamente fungieron como un espacio de abastecimiento alimenticio y de medio de transporte. La cercanía de las aguas marinas cálidas del golfo de México y la interacción con la desembocadura del río Coatzacoalcos, los encausaron a adquirir destreza en la navegación, con ello también aprovecharon la explotación de los recursos marinos que contribuyeron a diversificar la dieta de la población olmeca.
San Lorenzo Tenochtitlán fue el sitio que eligió, para su asentamiento la cultura olmeca. La fundación del emplazamiento urbano, lo llevaron a cabo mediante la búsqueda de “un terreno elevado y seguro para construir sus viviendas y protegerse de las inundaciones anuales. En el lomerío bajo que cruza la isla en sentido norte-sur, los primeros olmecas fundaron en un punto alto y céntrico una aldea importante, San Lorenzo, la cual llegó a tener entre 100 y 200 habitantes antes de 1200 a. C. La región en que se hizo el reconocimiento de superficie, que abarca 400 kilómetros cuadrados, contaba con pocos habitantes, entre 426 y 1017 personas”. (Instituto Nacional de Antropología, 2013b:1). Los habitantes olmecas trabajaron en la construcción de una gran “meseta artificial construida con miles de toneladas de tierra y de escombros; se percibe como una montaña poco elevada y tiene unos cuarenta metros de altura, y su mayor extensión de norte a sur mide aproximadamente un kilómetro”. (De la Fuente, 1975c:29).
La relevancia del medio y localización geográfica del entorno olmeca, fue fundamental en el nivel de desarrollo que alcanzaron. “Es evidente que la ubicación de los sitios se relaciona con muchos factores tales como el agua potable, fuente de materias primas, terrenos agrícolas y la defensa. No obstante, en la llanura formada por el delta del bajo río Coatzacoalcos, los terrenos óptimos para la ocupación humana son las lomas, cuya ventaja principal es la seguridad frente a las inundaciones, además el nivel freático accesible para el agua potable.” (Lunagomez, 2004: 309). Asimismo, la geografía de la planicie costera del Golfo de México sur presentaba ciertas ventajas para el emplazamiento humano de dicha cultura. “En esta porción de la costa del Golfo de México, la propia geografía condicionó de alguna manera el asentamiento humano, de tal manera que los mejores lugares dentro de la red fluvial fueron ocupados por los sitios más importantes… Por lo tanto, la importancia de la arquitectura dentro de la dinámica social de los sitios desempeño un papel clave, asociada a la ubicación estratégica dentro de su región fisiográfica inmediata creando una interrelación arquitectura-medio ambiente.” (Ibidem).
Esta fase es la primera que abarcó de 1500 a 1200 a. C y se le conoce como Ojochi y retoma el nombre de un árbol de la región conocido como ojoche (Brosimum alicastrum) el cual desafortunadamente se exterminó.
En una segunda fase nombrada como Bajío que abarcó entre el 1200 y 850 a. C, se tuvo un acelerado “crecimiento poblacional y se intensificaron las actividades productivas y de subsistencia, con un progresivo interés en el cultivo de maíz. Una de las más notables actividades constructivas fue la modificación del terreno donde se encuentra San Lorenzo. Mediante millones de metros cúbicos de rellenos sedimentarios se le dio una nueva forma al sitio y se crearon distintos niveles de terrazas habitacionales alrededor de la cima de la loma. Este magno esfuerzo es testimonio de una planificación que no tiene paralelo en otros sitios de la misma época”. (Idem).
Las investigaciones realizadas por Cyphers por más de veinticinco años, indican que la decadencia de la civilización olmeca, se debió a que sufrieron crisis similares a las que se viven en la actualidad, como inundaciones grandes, sequías, conflictos políticos, sociales y económicos, así como la falta de alimentación, tras un incremento acelerado de la población”. (Meléndez, 2014). También desecha la idea de que el maíz era la base la alimentación puesto que “la semilla no fue importante en la dieta olmeca, incluso los vestigios demuestran que era utilizada como bebida”. (Op. cit). El entorno fluvial posiblemente influyó en la dieta porqué “los antiguos mexicanos en épocas de inundación y sequía era el pescado ahumado, almacenado previamente a sabiendas de las contingencias naturales y es que las inundaciones eran muy frecuentes en la zona.” (Idem). Entre otros hechos establece que los gobernantes fallaron al enfrentar la crisis alimentaria por lo que la población migró a otros puntos del sur del país”. (Meléndez, 2014).
En la actualidad se observa un paisaje modificado; la vegetación tropical está alterada y deforestada, los terrenos de gran extensión, son potreros, es decir, los cambios que se perciben del medio, son drásticos.
Las primeras exploraciones en la zona meridional de Veracruz y septentrional de Tabasco, las realizó el arqueólogo estadounidense Matthew W. Stirling jefe del Bureau of American Ethnology, mediante la participación del Smithsonian Institution y la National Geographic Society.
La zona arqueológica de San Lorenzo Tenochtitlán, fue descubierta por Stirling en 1945 y se realizaron los primeros trabajos de excavación, así como el hallazgo de las dos primeras cabezas colosales olmecas. En 1946 los rescates arqueológicos más sobresalientes, consistieron en la recuperación de tres cabezas gigantes del arte olmeca que finalmente sumaron un total de cinco durante la expedición realizada. Posteriormente, a finales de los años sesenta y principios de los setenta, se lograron descubrir cuatro cabezas colosales más, pero algunas hasta la década de los 80´s se desenterraron. En 1994 se encontró la más reciente, llamada “Tiburcio”. Estas enormes moles de roca, reúnen tonelajes considerables y los materiales con que se esculpieron fueron extraídos de la región fisiográfica del Sistema Volcánico Transversal en las estribaciones de los Tuxtlas, propiamente del cerro de volcánico de Cintepec y transportados hasta la zona del dominio olmeca.
Las comunidades de San Lorenzo, Tenochtitlán y Potrero Nuevo conforman lo que en su momento Stirling se refirió a “los tres lugares como la zona de río Chiquito, y hoy en día los arqueólogos lo llaman colectivamente San Lorenzo Tenochtitlán”. (De la Fuente, 1975c:29).

LAS CABEZAS OLMECAS GIGANTES DE SAN LORENZO TENOCHTITLÁN

Las piezas arqueológicas rescatadas en San Lorenzo Tenochtitlán, son patrimonio cultural de las comunidades del lugar, del municipio de Texistepec, de la entidad veracruzana y del resto de los habitantes de la República Mexicana, entre las que se encuentran las cabezas colosales olmecas.
Las características que muestran cada una de las cabezas colosales, son distintas y el arte peculiar que plasmaron en cada representación, son las evidencias del extraordinario trabajo artístico que labraron los olmecas. En los trabajos efectuados por la antropóloga Cyphers menciona que las “cabezas colosales, emblema de la cultura olmeca, portan cascos sobre los cuales tienen grabadas insignias que hacen referencia a los nombres de los gobernantes que representan”. (Organización Editorial Mexicana, 2013).
Los puntos de vista sobre las cabezas olmecas son distintos, algunos consideran que “tal vez la más armónica de todas las cabezas monumentales sea la cabeza 4 de San Lorenzo”. (Tajonar, 2010: 51). Aún más, según su apreciación resulta “formalmente perfecta, es una obra maestra que expresa los más altos valores de la espiritualidad humana, aunados a una serena sensibilidad”. (Ibid). En cambio, la número 8 de “San Lorenzo destaca por la pureza y el rigor de su composición simétrica”. (Idem). También algunos estudiosos argumentan, que las cabezas olmecas fueron labradas en materiales líticos reciclados.
3.1 Salida de las cabezas olmecas a Xalapa
Las cabezas enormes olmecas, obras de arte antiguo, fueron trasladadas de San Lorenzo Tenochtitlán al Museo de Antropología en la capital del Estado de Veracruz a partir de su inauguración en 1986, para exhibirlas al público. Para ello el gobierno estatal llevó a cabo negociaciones con los pobladores de San Lorenzo que viéndose en la necesidad de su rezago marginal y pobreza, convinieron la construcción de pequeñas obras de infraestructura para la comunidad. La “región de San Lorenzo, requirió, en décadas anteriores, del traslado de las piezas a los grandes museos nacionales y estatales porque en la región no se contaba con las condiciones adecuadas para salvaguardarlas. En 1986 la congregación de Tenochtitlán accedió a la remoción de tres cabezas colosales de sus tierras para albergarlas en el entonces nuevo Museo de Antropología de Xalapa. Dicha comunidad exigió un contrato para prestar las esculturas y de esta manera obtuvieron beneficios como la escuela primaria, la electrificación y el camino de terracería. A raíz de las negociaciones con el gobierno, los habitantes de Tenochtitlán, al exigir beneficios en infraestructura a cambio del patrimonio nacional, sentaron un precedente regional que ha afectado todos los siguientes descubrimientos arqueológicos. Lamentablemente, la negociación de los recursos arqueológicos se ha vuelto común en los poblados del sur de Veracruz”. (Cyphers, 2004c:13).
El descontento de los pobladores de San Lorenzo Tenochtitlán por encontrarse su patrimonio cultural fuera de su comunidad, no se ha hecho esperar. Al inicio de la segunda década del siglo XXI la presidenta municipal de Texistepec, pretendió negociar con el gobierno para que las cabezas olmecas las reintegraran al municipio, debido a “que en 1985 el entonces gobernador Agustín Acosta Lagunes firmó un convenio para que estas piezas fueran sacadas del municipio a la capital del estado a cambio de que se construyera la carretera de acceso”. (Chiñas, 2011). Además “el convenio acababa 20 años después, en el 2005, pero hasta el momento no han podido acordar cuándo retornarán estas piezas que forman parte de la historia y patrimonio de los pueblos indígenas”. (ibíd.). Los habitantes tienen el propósito de que “se construya un museo comunitario y que sean ellos los que vigilen las cabezas colosales, son parte del patrimonio de todos los pueblos indígenas y se podría desarrollar una serie de actividades alternas al turismo, como ya pasa con otros municipios”. (op. cit.). La comunidad además visualiza, que de esta manera podrían diversificar sus actividades económicas, que se basan principalmente en la agricultura y así lograr otra fuente de ingresos.
3.2 Características generales de las cabezas olmecas gigantes de San Lorenzo Tenochtitlán
Hasta el momento se han encontrado en el entorno de San Lorenzo, diez cabezas gigantes colosales esculpidas por los artistas olmecas en materiales pétreos ígneos.
Las cabezas olmecas gigantes originales, se encuentran distribuidas en sitios distintos del territorio nacional. En el Museo de Antropología que se localiza en la ciudad capital de Estado de Veracruz (MAX), se exhiben siete cabezas olmecas que corresponden a los números 1, 3, 4, 5, 7 monumento (53), 8 monumento (61) y 9 monumento (66). Las cabezas con los números 2 y 6, se trasladaron al Museo Nacional de Antropología, en la ciudad de México y la más reciente, la décima cabeza monumento (89) nombrada como “Tiburcio”, que se exhibe a la entrada del pequeño museo comunitario de localidad de San Lorenzo Tenochtitlán.
3.3 Cabeza olmeca gigante 1. (El Rey).
Se localizó en un declive de una cañada a 2.75 m al sureste del montículo principal; el hallazgo lo realizó Stirling en 1945. El mismo la restauró in situ al unir con cemento la parte desprendida del ojo derecho. Más tarde, en el museo de Xalapa fue restaurada en su parte posterior. Se labró en material basáltico, con la técnica de escultura y relieve. Las dimensiones con que cuenta son: 2.85 m de alto, una circunferencia de 5.90 m y su peso es de 25.3 toneladas. Entre algunas de sus características físicas destacan: “el entrecejo con dos abultamientos carnosos, sobre el nacimiento de la nariz, los ojos grandes, en forma de almendra, oblicuos, con las comisuras externas hacia abajo, y con los iris completos en relieve; se aprecian los lagrimales en las comisuras internas. La nariz es ancha y plana; la boca entreabierta no muestra dientes, y los labios son gruesos, arqueados, con un resalte en los bordes superior e inferior; las comisuras terminan en orificios circulares. Vista de perfil, el labio inferior se proyecta hacia el frente y el mentón destaca entre los carrillos carnosos, abultados hacia abajo. Las orejas, estilizadas, son visibles bajo el tocado y atrás de los protectores”. (De la Fuente, 1973b:172 - 173). El tocado se compone de una “banda inferior que rodea la cabeza y un casquete que cubre la parte superior. La banda, ligeramente inclinada hacia atrás, está seccionada en tramos rectangulares; al frente, sobre el entrecejo, un elemento en forma de U sirve de base a cuatro figuras de U más pequeñas situadas en la acanaladura entre la banda y el casquete, y después se abre hacia arriba en dos lengüetas que se unen en la parte superior, dejando en su centro un disco rehundido. Hacia atrás la banda es el elemento semejante a una U. Una faja protectora parte de la banda y se extiende a cada lado al frente de la oreja, terminando a la altura del pendiente”. (De la Fuente, 1973b:172-173). (Fig. 2)
3.4 Cabeza olmeca gigante 3.
Se localizó en el fondo de una barranca, a 800 m. en línea recta al suroeste del montículo principal, entre la elevación suroeste y la sur-central de la meseta de San Lorenzo; el hallazgo lo realizó Stirling en 1946. Se labró en material basáltico, con la técnica de escultura, relieve y grabado. Las dimensiones con que cuenta son: 1.78 m de alto, una circunferencia de 4.02 m y su peso es de 9.4 toneladas. Entre algunas de sus características físicas destacan: “el entrecejo tiene dos abultamientos carnosos muy marcados, directamente sobre el nacimiento de la nariz. Ojos grandes en forma de almendras oblicuos, con las comisuras externas apuntadas; en las comisuras internas, el párpado superior se traslapa sobre el inferior y se marcan los lagrimales. Los iris están aplanados y delimitados por una línea incisa. La nariz es amplia y muy chata. La boca entreabierta con el labio superior arqueado y el inferior totalmente destruido. Los pómulos se destacan notablemente y el mentón se define por una línea curva hacia arriba. Contribuye a su individualidad la ausencia de carrillos prominentes. Las orejas están cubiertas”. (De la Fuente, 1973b:177–178). El tocado se compone de la “integración de la banda y del casquete dan la apariencia de imitar un material más rígido que los tocados de San Lorenzo 1 y San Lorenzo 2. La banda está compuesta por cuatro fajas horizontales y paralelas con incisiones rectas y diagonales que dan la apariencia de un material torcido como cordón; no hay evidencia de nudo en la parte de atrás. Sobre la banda hay una sección horizontal plana, ligeramente remetida y arriba de ella, en la parte alta de la cabeza, una cubierta más o menos redonda del mismo material torcido. De esta cubierta cuelgan a ambos lados, y sobre la banda frontal, unas tiras anchas que cubren las orejas y se continúan hasta el nivel de los carrillos. Están tiras están compuestas a su vez por cuatro fajas paralelas verticales, semejantes a las de la banda, y se prolongan a la altura de las orejas por tres bandas horizontales sin decoración”. (De la Fuente, 1973b:177-178). (Fig. 3).
3.5 Cabeza olmeca gigante 4.
Se localizó enterrada cerca de 550 m. al noroeste del montículo principal; el hallazgo lo realizó Stirling en 1946. Se labró en material basáltico, con la técnica de escultura, relieve y grabado. Las dimensiones con que cuenta son: 1.78 m de alto, una circunferencia de 3.08 m y su peso es de 6 toneladas. Entre algunas de sus características físicas destacan: “el entrecejo tiene dos abultamientos carnosos sobre un triángulo muy marcado en el nacimiento de la nariz. Los ojos grandes son en forma de almendra, casi horizontales, con las comisuras redondeadas y los lagrimales señalados. Los párpados superiores son amplios y planos, y los inferiores abultados. Los ojos muy rehundidos arrancan inmediatamente a los lados de la nariz y producen la impresión de estar más cerca uno del otro. La nariz es muy grande y chata, con amplias ventanas. La boca entre abierta de labios sumamente gruesos, el superior ondulado en forma de arco y el inferior más bien recto; tiene orificios circulares en las comisuras. El mentón es pequeño, pero señalado, y está rodeado por porciones carnosas de los carrillos; tiene los pómulos bien marcados. Solamente es visible la oreja derecha”. (De la Fuente, 1973b:180–181). El tocado se compone de la “banda y el casquete están integrados. La banda visible en el lado frontal izquierdo y en la región lateral derecha, está compuesta por cuatro fajas horizontales paralelas con incisiones diagonales que dan la apariencia de un material torcido, semejante al que se ve en San Lorenzo 3. El casquete superior es liso con excepción de lado izquierdo en donde ocho fajas verticales cuelgan de tres discos y caen encima de la banda. En el lado derecho dos fajas torcidas salen del tocado frente a las orejas y se continúan hacia abajo a manera de barboquejo. En el lado izquierdo el material del casquete se prolonga hasta parte lateral inferior de la cara; está decorado con tres elementos horizontales seccionados en rectángulos y que rematan en dos lengüetas”. (De la Fuente, 1973b:180-181). (Fig. 4).
3.6 Cabeza olmeca gigante 5.
Se localizó en una barranca, en las cercanías de la laguna sur del montículo principal, en el extremo noreste de la elevación suroeste de la meseta de San Lorenzo; el hallazgo lo realizó Stirling en 1946 y fue el último que encontró. Se labró en material basáltico, con la técnica de escultura, relieve y grabado. Las dimensiones con que cuenta son: 1.86 m de alto, una circunferencia de 4.60 m y su peso es de 11.6 toneladas. Entre algunas de sus características físicas destacan: “el entrecejo tiene en la parte superior dos pequeños y muy marcados abultamientos carnosos, separados entre sí por otra carnosidad triangular en el nacimiento de la nariz. Los ojos son grandes y rasgados, tienen forma de almendra y su posición, a diferencia de los de otras cabezas, es horizontal. Los iris están aplanados y el contorno inciso; las comisuras externas son apuntadas y en las internas se aprecian los lagrimales. Los párpados superiores son también carnosos y dan el aspecto de estar hinchados. La nariz amplia y chata con ventanas circulares. La boca entreabierta, de labios gruesos y arqueados; en las comisuras hay orificios circulares. La barba es redondeada; los pómulos marcados y los carrillos carnosos contribuyen a la apariencia cuboide. Las orejas están estilizadas en líneas espirales”. (De la Fuente, 1973:182–183). El tocado se compone de la “banda y el casquete están integrados. La banda muy ancha, es lisa y más alta al frente; sobre el entrecejo tiene una hendidura en forma de V invertida. El casquete es como una celosía de fajas entrecruzadas y de discos; al frente y muy arriba una faja horizontal recoge otra serie de fajas que continúan hacia atrás; a los lados cuelgan, sobre la banda y en eje con los ojos, dos elementos en relieve plano, que parecen garras. Cada una de está compuesta por tres dedos con sus respectivas uñas. A cada lado, frente a las orejas, cuelga una faja protectora que termina a la altura del pendiente”. (De la Fuente, 1973b:182-183). (Fig. 5).
3.7 Cabeza olmeca gigante 7.
Se localizó en el pozo 2 del reticulado G-9 del plano de R. Krotser, en la esquina sureste, a no más de 40 cm. de profundidad; el hallazgo lo realizó Gallegos en 1969. Se labró en material andesítico, con la técnica de escultura y grabado. Las dimensiones con que cuenta son: 2.55 m de alto, una circunferencia de 5.50 m y su peso es de 18.2 toneladas. Entre algunas de sus características físicas destacan: al parecer “tuvo dos abultamientos carnosos a los lados del nacimiento de la nariz. Los ojos almendrados son grandes y ligeramente oblicuos, con las comisuras externas hacia abajo; tienen el iris completo en relieve, y lagrimales. Los párpados superiores están marcados por una incisión y los inferiores son ligeramente abultados. La nariz es ancha y chata; los labios gruesos, ligeramente entreabiertos, muestra cuatro dientes superiores; el labio superior es arqueado, pero ambos están muy destruidos”. (De la Fuente, 1973b:231–233). El tocado se compone “desde las cejas, cubriéndolas; carece de banda frontal. Lleva dos elementos que parecen simétricos y en eje con los ojos; consisten en anillos incisos de contorno irregular, sobre los cuales se aprecian unas bandas paralelas hasta en número de cuatro que se prolongan hasta el centro superior de la cabeza”. (De la Fuente, 1973b:231-233). (Fig. 6).
3.8 Cabeza olmeca gigante 8.
Se localizó al suroeste de la plaza sur, enterrada en un pozo 2 m. adentro de la formación natural, con una profundidad de 4 m.; el hallazgo lo realizó J. Brüggemann en 1970 y la volvió a cubrir con suelo. Se labró en material andesítico, con la técnica de escultura, relieve y grabado. Las dimensiones con que cuenta son: 2.20 m de alto, una circunferencia de 5.60 m y su peso es de 12 toneladas. Entre algunas de sus características físicas destacan: “el entrecejo con dos pliegues carnosos separados por el abultamiento en el nacimiento de la nariz. Ojos grandes oblicuos, con las comisuras externas hacia abajo y con el iris en relieve. Los párpados son abultados, la nariz es ancha y chata con una ligera ondulación vista de perfil. La boca está entreabierta mostrando los dientes según Brüggemann y Hers, 1970, y los labios arqueados con un resalte en el borde superior e inferior. Parece tener orificios circulares en las comisuras. Tiene los pómulos señalados y los carrillos prominentes y carnosos en sus partes bajas. Las orejas, estilizadas a manera de espiral de doble contorno, son aparentemente más grandes que las de otras cabezas de San Lorenzo”. (De la Fuente, 1973b:238–240). El tocado se compone “por una banda inferior y un casquete que cae un poco hacia atrás. La banda horizontal tiene repetido en cuatro ocasiones un elemento que consiste en una faja que se bifurca en dos lengüetas planas y redondeadas en sus extremos, en los que entra otro elemento curvo que las cierra. Sobre la banda se ve una sección plana horizontal remetida, y en la parte superior una serie de fajas paralelas cruzan la cabeza hacia atrás. De la banda inferior salen dos fajas planas de forma trapezoidal que dejan libres las orejas y terminan al nivel de éstas”. (De la Fuente, 1973b:238-240). (Fig. 7).
3.9 Cabeza olmeca gigante 9.
Se localizó ligeramente inclinada sobre “su costado derecho mirando hacia arriba, medio sepultado por los desprendimientos de la cañada y descubierto por el agua en el arroyo formado en la llamada Barranca del Ojochi”. (Retomado Casellas, 2004:215-216). El hallazgo lo realizó un campesino en 1982. Se labró en material basáltico, con la técnica de escultura y relieve. Las dimensiones con que cuenta son: 1.65 m de alto, una circunferencia de 4.20 m y su peso es de 9.2 toneladas. Entre algunas de sus características físicas destacan: “el ceño es abultado y fruncido, los ojos, en forma de almendra, son muy grandes y resaltados; sus comisuras terminan en punta: las exteriores están ligeramente inclinadas hacia abajo. La línea bien perfilada del párpado superior traslapa la del inferior, y los iris, círculos perfectos, se advierten apenas relevados y exhiben notorio estrabismo. La nariz es aplastada, de las anchas y grandes fosas.
Pronunciadas son las mejillas a la altura de los pómulos; al descenderse remeten, para ampliarse sobre los maxilares mostrando así la anchura del rostro. Surcos profundos se advierten a los lados de la nariz y de las comisuras de los labios; le otorgan su fisonomía sonriente por la marcada contracción muscular.
Los labios muy juntos, apretados, se miran divididos por una línea en cuyos extremos se tallaron sendos hoyuelos que contribuyen a su expresión suave, casi amable. Su mentón es pronunciado”. (De la Fuente, 1987d:23-24). El tocado se compone de “un casquete hemisférico sólo se aprecia al frente y a los lados; la parte posterior es plana. De su diseño se advierten, en el lado izquierdo, bandas paralelas verticales con líneas diagonales en su interior; recuerdan cordones enrollados y se asemejan a los tocados de San Lorenzo3 y 4; por el lado derecho y en el centro, permanecen restos de un diseño ondulado. Frente a las orejas bajan dos bandas cortas que reproducen las que, acaso, sirvieran para asegurar los sombreros y protegerse las orejas”. (De la Fuente, 1987d:23-24). (Fig. 8).

METODOLOGÍA

En esta investigación, se realizaron tres recorridos de campo en la zona de San Lorenzo Tenochtitlán y sus alrededores. Además de visitó el museo comunitario y obtuvo material fotográfico en julio, diciembre de 2013 y junio de 2014. También se consultaron diversas fuentes bibliográficas, hemerográficas, se recorrió el museo de Antropología en la ciudad de Xalapa y tomaron fotografías. También se interpretaron cartas temáticas del entorno del sur del Estado de Veracruz en las escalas 1:50 000 y 1:250 000 del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática y elaboró material cartográfico.

5. CONCLUSIONES
La investigación contribuyó para adentrase en la información sobre las características generales de cada una de las cabezas gigantes, que los olmecas esculpieron en la cuna de Mesoamérica, como fue San Lorenzo Tenochtitlán.
Las características que reúne cada una de las siete cabezas, es evidente el avance que alcanzó el arte de la representación lítica de la cultura olmeca.
San Lorenzo Tenochtitlán es el primer santuario de arte en Mesoamérica, en esculpir esculturas con la técnica en relieve y grabado sobre materiales pétreos.
El espacio geográfico de San Lorenzo Tenochtitlán, favoreció para el florecimiento de la primera ciudad urbanística en Mesoamérica, como lo plasmó la civilización olmeca, mediante las obras monumentales que desarrolló, entre ellas las cabezas gigantes.
Es recomendable y loable construir la casa de la cuna de la cultura olmeca, pionera en Mesoamérica por parte de la Universidad Veracruzana (UV) en el entorno de San Lorenzo Tenochtitlán, municipio de Texistepec.
Es injusto que el acervo arqueológico de las cabezas olmecas gigantes de San Lorenzo Tenochtitlán, en pleno siglo XXI no se reconozca como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
El acervo de información que se ha obtenido a través de las investigaciones de las cabezas olmecas, es mayor a la que se muestra al público en el recinto cultural del Museo de Antropología de Xalapa (MAX).
Es sustancial conocer y difundir nuestro patrimonio cultural, así como dedicarle más recursos a los trabajos arqueológicos e interdisciplinarios en la República Mexicana, así como encausarlos hacia la población en general.

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Se agradece a la familia Pérez Sánchez del municipio de Jáltipan de Morelos, su hospitalidad y apoyo en los recorridos por la zona. También al estudiante Pablo Sandoval Rivera de la Licenciatura en Geografía, campus Xalapa, UV, en la obtención del material fotográfico del Museo de Antropología de Xalapa (MAX).


Recibido: 23/01/2015 Aceptado: 05/03/2015 Publicado: Marzo de 2015

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