Contribuciones a las Ciencias Sociales
Diciembre 2009

 

Reseña a Comunalismos y Liberalismos Campesinos. “Identidad comunitaria, empresa social forestal y poder corporado en el México contemporáneo”. Garibay Orozco, Claudio. (México, Ed. El Colegio de Michoacán, 2008) 466 páginas.


Ricardo García Jiménez
rgarcia2000_mx_1@hotmail.com

 

Reseña:

Es un hecho que las aceleradas transformaciones sociales, económicas, políticas y tecnológicas de la sociedad moderna, propician cambios dramáticos en las comunidades indígenas a sus formas de tradicionales.

En el mundo actual se sigue presentando una bipolaridad, que por un lado presentan al libre mercado como la única opción para superar la marginación y pobreza, estableciendo reglas sobre las decisiones políticas y económicas de los recursos naturales y, por otra parte, la resistencia de grupos organizados a esta avasallante medida depredadora de los recursos naturales, mediante la organización autogestiva de las comunidades indígenas, mediante la lucha que reafirman la identidad étnica y comunal que se manifiestan a través de elementos culturales, sociales y políticos, tales como: la lengua, formas de gobierno, organización, territorio, bajo una constante demanda de autonomía y de autodeterminación.
 



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
García Jiménez, R.: Reseña a Comunalismos y Liberalismos Campesinos. “Identidad comunitaria, empresa social forestal y poder corporado en el México contemporáneo”, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, diciembre 2009, www.eumed.net/rev/cccss/06/rgj.htm


Claudio Garibay Orozco, Doctor en antropología social e investigador del Colegio de Michoacán, plantea en su libro Comunalismos y Liberalismos Campesinos, que en algunas regiones rurales de México, se han desarrollado singulares formas de comunalismo social en oposición al desarrollo y explotación industrial, centrando su estudio en aquellas comunidades poseedoras de bosques, municipios indígenas o mestizas que han emprendido formas de organización muy peculiares.

Este comunalismo cita el autor “[…] parece combinar formas ancestrales de reciprocidad social con una moderna modalidad económica industrial, que en su desarrollo altera la organización social de origen y en un complejo proceso político de ‘ingeniería social’ que reconstruye en un nuevo orden social”.

El lector podrá encontrar que el argumento central del texto, Comunalismos y Liberalismos Campesinos, se ubica en aquellas sociedades campesinas donde se ha asentado empresas forestales industrial comunal, donde se inicia un proceso de "revolución" del orden social local que apunta a la construcción de una comunidad colectivista corporada. Que es un modelo campesino antagónico al capitalismo depredador.

Esta revolución comuna lista, señala Garibay, apunta hacia transformaciones de los arreglos institucionales que pueden ser distinguidos en los siguientes puntos: 1) cuando se dan regímenes de apropiación territorial de carácter privado a otro colec tivo; 2) de un control fragmentado de recursos naturales, trabajo y capital a otro de carácter centralizado; 3) de un régimen voluntario de reciprocidades a otro obligatorio; 4) de un gobierno local de autoridad débil a otro fuerte.

Según Garibay cuando esta "revolución" local apunta a la resignificación de prácticas y valores tradicionales con un nuevo discurso moral que prescribe deberes, exige lealtades, exalta valores, perfila identidades y demarca fronteras simbólicas de adscripción, se transfigura una especie de comunismo aldeano.

El lector podrá ir descubriendo en el texto que las Comunidades Forestales Industriales (CFI), incorporan a sus formas de organización económico-social-productivas modelos de empresas forestales industrial comunal, que combinan una serie de características que las distinguen de otros intentos de organización, siendo estas: a) sociedades de ascendiente campesino con culturas tradicionales específicas relacionadas a formas de vida de comunidades pequeñas; b) tienen en propiedad mancomunada amplios territorios, y a su interior, bosques que controlan como una sola unidad de explotación forestal; c) tienen además una empresa industrial de propiedad comunal que, desde una administración central, organiza la extracción y transformación del bosque en productos maderables y no maderables que comercializan en las redes de mercado local, regional y global; d) desarrollan robustos sistemas locales de autogobierno con márgenes relativos de autonomía frente a poderes externos; e) elaboran una idea comunal de comunidad -ethos comunitario- que organiza los valores y prácticas de su orden social.

En la obra Comunalismos y Liberalismos Campesinos, su autor señala que a diferencia de la mayoría de las sociedades campesinas tradicionales caracterizadas por un patrón de relaciones sociales donde la familia campesina es el centro organizador de la reproducción económica de la población local, en las CFI el eje organizador parece moverse hacia una economía industrial colectivista de alcance aldeano y hacia un orden social de carácter comunitario-corporativo.

Garibay afirma que en esa transformación comunalista, las sociedades campesinas parecen haber encontrado una alternativa diferente a la quiebra general de su economía campesina tradicional y al recurso emergente de la migración. Una opción diferente al languidecimiento y disolución de la vida social comunitaria.

El amable lector podrá encontrar en el texto que algunos elementos y/o factores que propician los movimientos campesinos de organización colectivista de hoy, han controlado para sí el manejo de sus bosques, levantado una industria forestal, y construido un sistema económico marcadamente centralizado como factor a la protección de sus recursos naturales y los usos y costumbres formas de luchas al sistema imperante.

Para lograrlo, apunta Garibay, estas comunidades han reeditado versiones nuevas de corporativismo que recuerdan la eficacia defensiva de las antiguas “repúblicas de indios” del periodo novohispano. Han impulsado versiones locales de ideologías comunalistas que exaltan la lealtad moral por un “nosotros” que recuerda el afecto del creyente a su comunidad religiosa. Y a la par, han establecido prácticas de trabajo y organización propias de las empresas industriales modernas.

De manera sustancial, estos comunalismos forestales han implantado un nuevo “orden social” que impone una dura disciplina a sus miembros, a cambio de una continuada oferta de seguridad económica y certidumbre social en su vida cotidiana.

Para ilustrar estas viejas-nuevas transiciones socio-económica, el autor da algunos ejemplos muy destacados de Comunidades Forestales Industriales en las comunidades de Ixtlán de Juárez y San Pedro el Alto en el estado de Oaxaca; San Juan Nuevo en Michoacán; Ejido El Balcón en Guerrero, Pueblo Nuevo en Durango o El Largo en el estado de Chihuahua, entre otros casos.

Pero advierte que la colectivización económica es sólo una condición necesaria, más no suficiente. El triunfo comunalista dependerá, sobre todo, de la capacidad de la organización comunal para derrotar a su oposición liberal y lograr la hegemonía comunal en los ámbitos relevantes de la vida local. Es decir, cuando ha logrado el control efectivo de los recursos del territorio; de las instituciones políticas locales (municipio, agencias); de las prácticas religiosas y cívicas; del monopolio en la intermediación política y social con los poderes del exterior.

En suma, cuando la organización comunal ha logrado construir una “comunidad total” que integra a la población aldeana en una sola estructura organizacional y en un sólo discurso moral, el resultado final y extremo de ese proceso es la implantación de una sociedad campesina colectivista corporada. Una especie de comunismo aldeano.

Esta transformación, más que un sentido progresivo, sentencia el autor, tiene un fuerte carácter defensivo y restaurador. Son una reacción defensiva contra una transformación marcada por la desvinculación de los compromisos locales, y la inserción plena de recursos e individuos e individuos a la matriz de la modernización global.

Como toda transformación social esta “revolución comunalista” presente en varias comunidades de México, se convierte en un “proceso político” que provoca resistencias, tomas de postura y alineamientos de grupos que disputan el control hegemónico de la sociedad local. En el ojo del huracán está la disputa por el significado compartido de la idea de “comunidad”; un tema que pone en juego el alcance del poder de la entidad comunal en relación con individuos, familias, grupos y recursos que le constituyen; y también la forma de acceder, legitimar, controlar y ejercer el poder comunal.

En esta investigación realizada por Claudio Garibay Orozco, acude a una “analogía profunda” de dos estudios de caso que son ejemplos de un fenómeno social que hemos calificado como Comunalismo forestal.

El lector notará que cada estudio de caso está escrito como una totalidad comprensiva en sí misma; que se ubica a cada comunidad en su espacio social y en su tiempo histórico; que se desarrolla su historia local desde la fundación colonial hasta la actualidad; que esa historia centra la atención en aspectos cruciales de su organización social tales como el régimen de propiedad, las jerarquías sociales, las prácticas colectivas, los vínculos con poderes externos y con el Estado.

En el contraste de ambos casos el lector encontrará el dominio de un mismo argumento, analogías y divergencias que sin duda enriquecen la visión de cada uno de los casos; ya por lo que tienen de similar el uno con el otro, extraen el rescate de las viejas y nuevas formas de organización comunitaria. Añadiendo un valor al fenómeno imposible de obtener si sólo hubiésemos realizado un estudio de caso. Pero aún más, este procedimiento nos ha permitido soportar un argumento de orden general que apunta no sólo a discutir los procesos de corporativización o fragmentación liberal en comunidades estudiadas en otros estudios, sino incluso más, a discutir de manera renovada los problemas de resistencia, disolución y transformación de las sociedades campesinas en México.

Esperamos que la obra de Claudio Garibay Orozco, Comunalismos y Liberalismos Campesinos. “Identidad comunitaria, empresa social forestal y poder corporado en el México contemporáneo”, pueda brindar al lector elementos para una discusión amplia y profunda, no sólo en el plano filosófico que confronta individuos abstractos frente a una sociedad abstracta, sino también el ejemplo ilustrado de individuos concretos ubicados en sociedades concretas y constreñidas por su tiempo histórico y en su espacio social.

Deseamos que las reflexiones que nos aporta la obra de Garibay Orozco sobre la construcción de los comunalismos aldeanos, sea un referente importante en el análisis de este nuevo fenómeno social.

 


Editor:
Juan Carlos M. Coll (CV)
ISSN: 1988-7833
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