Contribuciones a las Ciencias Sociales
Noviembre 2009

 

BREVE HISTORIA DE LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO INDUSTRIAL
 


Ignacio Casado Galván (CV)
dphicg@yahoo.es
 


 

Resumen: La falta de sensibilización y las presiones por parte de los intereses especulativos e inmobiliarios han hecho y hacen que cada día desaparezcan más edificios de carácter industrial que además sufren las adaptaciones de los nuevos métodos tecnológicos y de producción. Fue en Inglaterra, a comienzos de los años sesenta, donde comenzó a desarrollarse un interés creciente por los restos físicos de la Revolución Industrial. Posteriormente (sobre todo en los años 70) el interés se irá extendiendo el resto de países europeos, en el caso español hay que esperar a la década de los ochenta para que se comiencen a dar los primeros pasos La preocupación por salvaguardar las huellas físicas del pasado industrial adquiere un carácter internacional con la creación en 1978 del TICCIH The International Comittee for the Conservation of de Industrial Heritage.

Palabras clave: patrimonio industrial, arqueología industrial, ecomuseos, industria, reconversión industrial
 



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Casado Galván, I.: Breve historia de la protección del patrimonio industrial, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, noviembre 2009, www.eumed.net/rev/cccss/06/icg4.htm



El patrimonio industrial.

El patrimonio industrial está estrechamente ligado al proceso de urbanización de los siglos XIX y XX, también al abandono de la vida rural y a la progresiva concentración de la industria en la ciudad. Por eso la falta de sensibilización y las presiones por parte de los intereses especulativos e inmobiliarios han hecho y hacen que cada día desaparezcan más edificios de carácter industrial que además sufren las adaptaciones de los nuevos métodos tecnológicos y de producción. Todo ello suele desaparecer sin dejar rastro, sin dejar huella, aunque tan solo fuera su fotografía, su pequeña historia, su documento gráfico.

El caso inglés.

Fue en Inglaterra, a comienzos de los años sesenta, donde comenzó a desarrollarse un interés creciente por los restos físicos de la Revolución Industrial. Aunque el origen de este interés es anterior, se remonta al siglo XIX, cuando se crean los museos de ciencias y técnicas, pero no es hasta ese momento cuando se convierte en una conciencia generalizada , propiciada por las destrucciones masivas de edificios industriales durante la II Guerra Mundial y por el desarrollo urbanístico de muchas ciudades: “el propio progreso empezó a poner en peligro los restos de su pasado”, como manifestó la destrucción en 1962 de la Euston Station de Londres en 1962, que había sido construida en 1835-39 y que contenía un pórtico dórico; destrucción que levantó corrientes de opinión de historiadores y científicos contrarios a esta demolición que encontraron un positivo eco popular para salvaguardar el patrimonio industrial británico, surgiendo múltiples asociaciones espontáneas de ciudadanos en el ámbito local interesados en la preservación de su patrimonio industrial.

Este interés se canaliza a través de una nueva disciplina: la arqueologia industrial. Este término comienza a usarse por autores como Donald Dudley o Michel Rix y se desarrolla rápidamente: muy pronto, ya en 1966, la arqueología industrial se convirtió en sección universitaria en la Universidad de Bath.

En 1968 se creó el Museo de Ironbridge, que pretende la conservación in situ de las instalaciones industriales de este valle, situado en plena zona industrial de Coalbrookdale y que conserva sin apenas modificaciones todo un complejo minero y siderúrgico de la primera industrialización . A la vez que se inicia la primera publicación sobre el tema titulada Journal of Industrial Archaeology que tendrá continuidad hasta ahora con otros títulos. Entre las primeras labores emprendidas se comenzó a inventariar los restos de la Revolución Industrial con la confección del Indice de Monumentos Industriales con el fin de conocer y conservar lo que aún quedaba. Paralelamente se fundan numerosos grupos y sociedades de Arqueología Industrial.

En este proceso la Arqueología industrial fue derivando hacia el análisis de áreas limitadas en el espacio, áreas regionales, comarcales e incluso municipales, “dónde el monumento industrial, como parte de un desarrollo más general adquiere su verdadera significación. En este aspecto la historia local es el ámbito más adecuado” .

Su extensión al resto de Europa.

Posteriormente (sobre todo en los años 70) el interés se irá extendiendo el resto de países europeos, unida también a un creciente interés por salvaguardar el patrimonio industrial. En Francia sus orígenes se encuentran en la creación del Ecomuseo Le Creusot y en la aceptación por parte del centro de Documentación de Historia de las Técnicas de la Arqueología Industrial como disciplina histórica. Aunque se puede encontrar un lejano antecedente en la Ilustración con su s intercambios entre cultura científica y cultura humanística, como demuestra la Enciclopedia de Diderot y D´Alembert y en la tradición de formación estatal de ingenieros en L´École des Ponts et Chaussés (1774). En Suecia las dos industrias nacionales -papel y siderurgia- protegen a título privado su patrimonio industrial. En Bélgica se rehabilita el centro industrial del Grand Hornu , poco después se funda el Groupe de Travail sur Archéologie Industrielle (1971) y el Centre d´Archéologie Industrielle (1974). Especial interés se muestra hacia la relación entre industria y paisaje, por la conciencia de la acción irreversible de la industrialización sobre el paisaje y la fisonomía urbana, como demuestra la realización de la exposición Le paysage de l´industrie en Bruselas en 1975.. En Alemania (en la antigua Alemania Occidental) aunque la disciplina se incluye en un marco institucional y universitario la aportación financiera que recibe de la industria alemana es fundamental, así se crea en Munich el Deutches Museum, el modelo más completo de museo técnico. Hay que destacar el museo de Bochum en el Ruhr, una intervención de conservación in situ, auténtico documento de historia de la tecnología y de la incidencia de la industria sobre el paisaje . En Italia el nacimiento de la AI se remonta a 1976 con la creación del Centro de Documentación e Investigación de Arqueología Industrial en Milán, seguido de la celebración al año siguiente del Convegno Internacional de Arqueología Industrial. Aunque ya antes habían surgido iniciativas aisladas como la investigación en las universidades de Milán, Florencia o Turín sobre todo en lo referente a vivienda obrera e incluso la región de Emilia-Romagna había incluido en su programa de tutela de los bienes culturales los monumentos industriales. En Austria desde 1976 se inician trabajos creando un departamento especial dentro de la Oficina Federal de Monumentos Históricos y poco después, en 1978, se incluye dentro de la Ley de protección de monumentos a los monumentos industriales. En 1980 la AI se introduce en los estudios de la Universidad Técnica de Viena.

Lo mismo ocurre en los países del este como Checoslovaquia donde en 1979 se considera la necesidad de salvaguardar los edificios antiguos de carácter industrial dentro de un programa de renovación de los monumentos históricos. Por otra parte tienen gran relevancia los museos técnicos y tecnológicos dentro de la idea de la formación de una cultura de masa fundada sobre el principio politécnico; se centran en la máquina interpretada como producto de una situación social y a la vez agente de una transformación de las relaciones entre los hombres. En Polonia el concepto de arqueología industrial se refiere a la noción de cultura material, en torno al Instituto de cultura material de Varsovia se proyectan una serie de actividades como la publicación del Catálogo de los vestigios industriales en Polonia y la revitalización de edificios industriales destinándolos a fines culturales, turísticos y didácticos. De él dependen numerosos museos locales situados en las áreas industrializadas, entre ellos la ciudad de Lodz, verdadera ciudad-museo de la primera industrialización. La antigua República Democrática Alemana tenía toda una legislación específica para la política de conservación de los monumentos industriales. Se había instituido un catálogo nacional y se habían potenciado los museos como parte integrante del proyecto educativo.. Con la consideración de la historia de la industria y de la tecnología como elementos esenciales de la historia alemana.

Resto del mundo.

Fuera de Europa hay que destacar a Estados Unidos donde comenzó primero en el sector privado y fue luego reorganizada por el sector público con la creación en 1978 del Heritage Conservation and Recration Service, (la actividad norteamericana se caracteriza por la creación de campañas de estudio realizadas por equipos interdisciplinares y por que en general la conservación se deja a la iniciativa privada). También en Japón esta disciplina cuenta con cierta solidez, se funda ya en 1977 la Sociedad de Arqueología Industrial. Es interesante el caso de Argentina ya que, como afirma Massimo Negri , en su caso se trata de una revolución industrial exportada según la exigencia de la política imperialista inglesa del XIX. El Instituto de Arte Americano y de Investigaciones Estéticas de la facultad de Arquitectura y Urbanismo de Buenos Aires se ha ocupado de la Arqueología Industrial sobre todo desde un punto de vista arquitectónico, estudiando los proyectos y obras de los arquitectos e ingenieros ingleses, lo que ha constatado por un lado el proceso de colonización del país y por otro la universalidad de las tipologías industriales que tienen su origen en un único centro de decisión, capaz de extender su influencia a escala mundial.

La preocupación por salvaguardar las huellas físicas del pasado industrial adquiere un carácter internacional con la creación en 1978 del TICCIH The International Comittee for the Conservation of de Industrial Heritage.

El patrimonio industrial español.

Sin embargo en el caso español hay que esperar a la década de los ochenta para que se comiencen a dar los primeros pasos. Se habían producido pérdidas de importantes “monumentos” industriales en los setenta: la Estación Central de Aragón en Valencia (1974), el Mercado de Olavide (1975), el puente de Molins del Rey sobre el Llobregat (1977)... y seguirán produciéndose posteriormente: Fábrica Seat de Madrid (1991), la Real Fábrica Textil de Ávila (1996). A

Su punto de arranque podemos considerarlo el año 1982 cuando se organizan en Bilbao por el Gobierno Vasco y la Generalitat de Cataluña las I Jornadas sobre protección y revalorización del Patrimonio Industrial, seguidas en 1988 por las II Jornadas realizadas en Barcelona. A partir de aquí se han realizado numerosos encuentros y congresos donde podemos ir rastreando la difusión y la consolidación de la Arqueología industrial en nuestro país , como también a través de la reflexión teórica desarrollada en numerosas revistas especializadas .

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Editor:
Juan Carlos M. Coll (CV)
ISSN: 1988-7833
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