Alan Tonatiuh López Niño*
Instituto de Investigaciones Sociales y Humanas, México
zagato00@gmail.comResumen: 
  Nuestro sistema educativo persigue como  uno de sus principios fundamentales la atención a la diversidad de aptitudes,  intereses, expectativas y necesidades de nuestros estudiantes, que debe regir  toda la enseñanza básica, con el objetivo de proporcionar a todo el alumnado  una adecuada educación. Esta atención se centra fundamentalmente en los diferentes  ritmos de aprendizaje, capacidades intelectuales (medidas en forma de cociente  intelectual), materias optativas, desdoblamientos de grupos, o programas de  diversificación. Poca atención se centra en la manera en que el alumnado  resuelve intelectualmente una tarea con base a sus diferentes inteligencias. De  ahí la importancia que para el aprendizaje presenta la teoría de las  inteligencias múltiples propuesta por Howard Gardner. Se trata de este enfoque  basado en las inteligencias múltiples como medida de atención a la diversidad  en el aula de clases sobre el que se busca profundizar a través de éste  estudio. 
  Descriptores: Inteligencias Múltiples,  Inteligencia, Howard Gardner, Educación, Enseñanza-Aprendizaje.
  Abstract:
  Our educational system pursues as one of  its fundamental principles attention to the diversity of skills, interests,  expectations and needs of our students, which should govern all basic  education, with the aim of providing all students an adequate education. This  focus is mainly on the different rates of learning, intellectual abilities  (measured as IQ), optional subjects, splitting groups, or diversification  programs. Little attention is focused on the way the students intellectually  solve a task based on their different intelligences. Hence the importance of  learning presents the theory of multiple intelligences proposed by Howard  Gardner. It is this based on multiple intelligences as a measure of attention  to diversity in the classroom on which it seeks to deepen through this study approach.
  Descriptors: Multiple Intelligences Intelligence  Howard Gardner, Education, Teaching and Learning.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato: 
Alan Tonatiuh López Niño (2016): “La teoría de las inteligencias múltiples en el aula”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (agosto 2016). En línea: http://www.eumed.net/rev/atlante/2016/08/inteligencia.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/ATLANTE-2016-08-inteligencia
1. Introducción.
El fracaso educativo y el abandono  escolar temprano en nuestro país nos presentan en la actualidad un panorama  bastante desolador. Los programas de éxito educativo centrados en un refuerzo  adicional en el área lingüístico-matemático y las medidas de atención a la  diversidad de los estudiantes parecen no ser suficientes. El profesorado se  encuentra con grandes dificultades para enfrentarse a la diversidad de estudiantes  que hay en el aula, ya sea por la alta variación de estudiantes por clase,  escasez de recursos, aspectos disciplinarios, tiempo, o falta de orientaciones  pedagógicas. Existe en la actualidad un esquema de enseñanza fijado en una  visión cerrada del currículo escolar, un predominio de la educación de  conceptos frente a la educación afectiva, una fuerte presión por los  resultados, carencia de atención personal y humana al alumnado, desmotivación,  pérdida de creatividad, énfasis sobredimensionado en el área  lingüístico-matemático que etiqueta y estresa al estudiante y al docente, y que  nos llevan a obtener pobres resultados a mediano y largo plazo, y a una gran  desigualdad para aquellos estudiantes que no siguen los ritmos. 
La pedagogía socrática centrada en un  único discurso del profesor o una única serie de actividades iguales para todo  el alumnado parece no tener cabida en un sistema de enseñanza que pretende  atender a la variedad de estudiantes que componen el aula. La teoría de las  inteligencias múltiples creada por Howard Gardner (Frames of mind: the theory  of multiple intelligences, 1983) aporta algo de luz sobre la diversidad mental  humana y establece siete inteligencias en contraposición a la tradicional  visión de la inteligencia como un elemento único. Sostiene Howard Gardner  (1987) que todos somos tan diferentes en parte porque todos poseemos  combinaciones distintas de inteligencias, y que si reconocemos éste hecho, al  menos tendremos posibilidades de enfrentarnos adecuadamente a los problemas que  se nos plantean en ésta vida. Gardner define inteligencia como “la capacidad de  resolver problemas o de crear productos valiosos en uno o más ambientes  culturales” (Gardner, 1983) y establece siete inteligencias que posee el ser  humano (inteligencias múltiples): inteligencia lingüística, inteligencia  lógico-matemática, inteligencia espacial, inteligencia cinético-corporal,  inteligencia musical, inteligencia interpersonal e inteligencia intrapersonal,  a las cuales añadió posteriormente una octava inteligencia denominada  inteligencia naturalista. Además, Gardner afirma que todos poseemos todas estas  inteligencias, en mayor o menor medida, y que todas ellas pueden ser  desarrolladas. 
La inteligencia lingüística se refiere a  la capacidad de expresarse oralmente o por escrito a través del lenguaje, de  aprender idiomas y de usar el lenguaje para conseguir ciertos objetivos.  Abogados, escritores, políticos están entre las personas con una alta  inteligencia lingüística. Actualmente, se otorga una gran importancia a esta  inteligencia en el aula, en detrimento de otras posibilidades del conocimiento  o inteligencias. La enseñanza de la competencia lingüística centra la mayor  parte de la clase, y se realiza mayoritariamente a través de la puesta en  marcha de la inteligencia lingüística (escribe, completa por escrito, une, lee,  etcetera.) sin tener en cuenta la aportación que el resto de inteligencias  podría ofrecer a aquellos estudiantes que tengan más desarrolladas otras  inteligencias (visual, cinético-corporal, intra o interpersonal). En el marco  de la atención a la diversidad estudiantil es importante preguntarse si basarse  en una sola inteligencia es adecuado para afrontar el complejo proceso de  enseñanza-aprendizaje de una lengua extranjera. 
La inteligencia lógico-matemática  implica la capacidad de analizar problemas usando la lógica, realizar  operaciones matemáticas, establecer categorías e investigar asuntos  científicamente. Matemáticos, científicos explotan ésta inteligencia lógico-matemática. 
La inteligencia espacial se refiere a la  capacidad de percibir el mundo visio-espacial de forma precisa. Implica  sensibilidad hacia el color, las líneas, la forma, el espacio y las relaciones  entre éstos elementos. Incluye la capacidad de visualizar, de representar  gráficamente ideas visuales o espaciales, y de orientarse correctamente en un  matriz espacial. Arquitectos o pilotos son un buen ejemplo de alta inteligencia  espacial. 
La inteligencia cinético-corporal se  refiere al uso del propio cuerpo para expresar ideas o sentimientos y facilidad  para manipular objetos o realizar trabajos manuales, como mecánicos o  bailarines. 
La inteligencia musical se refiere a la  capacidad de percibir, discernir, transformar o expresar formas musicales. Esta  inteligencia incluye sensibilidad al ritmo, tono, melodía, y al timbre de una  pieza musical. 
La inteligencia interpersonal denota la  capacidad de una persona para comprender la intención, motivación y deseos de  otras personas y en consecuencia, trabajar de manera efectiva con los demás. Se  trata de una inteligencia social, donde se aprenden comportamientos mediante su  interacción con los demás, que se puede encontrar muy profusa en profesiones  como líderes políticos o religiosos, profesores, o comerciales. La cooperación  e interacción en el aula, especialmente en el aula de nivel medio superior, es  requisito indispensable para un adecuado proceso de enseñanza y aprendizaje. Ya  señalaba Vygotsky como gran exponente de la teoría sociocultural la importancia  de la interacción social para el aprendizaje. Vivimos en un mundo cada vez más  multicultural y plurilingüe donde la comunicación y el entendimiento entre los  individuos parece clave para avanzar en armonía en la sociedad. La inteligencia  intrapersonal tiene que ver con la capacidad de conocerse y entenderse a uno  mismo, y la capacidad de actuar según ese conocimiento. Esta inteligencia  incluye una imagen precisa y profunda de uno mismo, la conciencia de los  estados de ánimo, intenciones, motivaciones, temperamentos, y deseos, así como  la capacidad de autodisciplina, autocomprensión y autoestima. Filósofos o  psicólogos muestran una marcada inteligencia intrapersonal. 
La inteligencia naturalista, por último,  se refiere a la facultad de reconocer y clasificar la vida del entorno. Implica  sensibilidad hacia fenómenos naturales. El aula de nivel medio superior, por su  idoneidad para desarrollar la transversalidad curricular y el aprendizaje  integrado de contenidos ofrece a estudiantes y profesores una rica fuente de  posibilidades de atención a la diversidad y multiplicidad de inteligencias o  “formas de hacer” de los estudiantes. 
No debemos confundir inteligencias  múltiples y asignaturas pues aunque en algunos casos podemos encontrar equivalencias,  las inteligencias múltiples no se refieren a contenidos sino a la manera que  tenemos de aprender y procesar la información por diferentes canales. Las  inteligencias personales (intrapersonales e interpersonales) son un buen  ejemplo del carácter cognitivo de las inteligencias múltiples ya que no se  relacionan con ninguna asignatura concreta, y quizás sea esa falta de  correspondencia la razón de su descuido en el aula. Sin embargo, cabe decir que  la defensa por una educación emocional es cada vez más fuerte para que todas  las áreas de conocimiento den respuesta a los objetivos y necesidades humanas  de la educación. Esto tiene sus raíces en la consideración de lo afectivo en la  evolución de las teorías de la inteligencia, y especialmente en el fuerte  efecto producido por el libro de Goleman, Inteligencia Emocional en 1996, donde  se introdujo el cociente emocional (CE). 
El aula de nivel medio superior por su  carácter interdisciplinar, intercultural y de identidad personal y colectiva  requiere una atención específica hacia dichas inteligencias personales. La  integración de las diferentes inteligencias en el currículo escolar nos  permitirá el uso de materiales, estrategias y actividades que se adapten a la  individualidad de estudiante, que permita atender a su diversidad, concederá el  protagonismo al estudiante en el proceso de enseñanza-aprendizaje, atenderá al  desarrollo humano de éstos, nos ayudará como docentes a identificar los puntos  fuertes y el modo de aprender de nuestros estudiantes, y favorecer el  desarrollo de las habilidades del pensamiento y la aplicación de las mismas al  curriculum y a sus vidas fuera de las aulas. 
En las líneas que siguen abordaré la  fundamentación teórica de la teoría de las Inteligencia Múltiples, los  proyectos llevados al aula, los enfoques metodológicos de las diferentes áreas  de nivel bachillerato y la contribución de la teoría de las Inteligencias  Múltiples, la atención a la diversidad en base a las diferentes inteligencias:  estrategias, materiales y actividades, y finalmente abordaré la metodología y  líneas abiertas de investigación. 
2. El concepto  de ‘inteligencia’. 
  Dar una definición de inteligencia es  arriesgado, pues diferentes especialistas a lo largo del tiempo han buscado  hacerlo pero incluso hoy por hoy existen divergencias al respecto. Sin embargo,  los estudios coinciden en apuntar ciertas características recurrentes en las  conceptualizaciones del término inteligencia. Los rasgos que suelen estar  presentes al referirnos a éste término son la capacidad del individuo de  realizar clasificaciones, razonar, utilizar modelos conceptuales, aprender y  comprender (Sternberg y Berg, 1992). 
  Los primeros estudios dedicados al  concepto de inteligencia se deben al antropólogo francés Paul Pierre Broca  (1824-1880), quien comenzó una exhaustiva investigación sobre la medida del  cerebro y las funciones del lenguaje. Por su parte, el célebre estudioso inglés  Francis Galton (1822- 1911), primo de Charles Darwin, analizó las  características mentales de los niños prodigio en su obra ‘El Genio  Hereditario’ (Hereditary Genius, 1869) concluyendo que el éxito en la vida  viene determinado por privilegiadas inteligencias heredadas, defendiendo por lo  tanto el innatismo o el enfoque evolutivo frente al aprendizaje. El pedagogo  francés Alfred Binet, considerado como el precursor de las primeras mediciones  válidas de la inteligencia, desarrolló la escala Binet-Simon en 1905, época del  florecimiento de la psicometría, es decir, la medición en psicología en torno a  un conjunto de factores como pueden ser la comprensión escrita, la memoria o la  lógica. La adaptación realizada por Terman al contexto americano derivó en el  Test Stanford-Binet, que mide la inteligencia en torno al cociente intelectual  (término acuñado por el psicólogo alemán William Stern) y que forma la base de  los tests de inteligencia usados aún actualmente en muchas instituciones  educativas, y que son conocidos coloquialmente como tests de cociente  intelectual. Cattel (1860-1944) difundió estos tests en Estados Unidos considerándolos  como pieza clave para determinar el éxito o fracaso escolar. 
  Siguiendo con el enfoque psicométrico,  Spearman (1863-1945) y Thurstone añadieron el análisis factorial al estudio de  la inteligencia, pasando a considerar la inteligencia como un conjunto de  capacidades específicas en lugar de una única capacidad general. Thurstone, en  su publicación ‘Capacidades Mentales Primarias’ (Primary Mental Abilities,  1938) señaló siete capacidades mentales primarias: fluidez verbal, comprensión  verbal, cálculo, rapidez perceptiva, representación espacial, memoria y  razonamiento inductivo. Estos siete factores podrían entenderse como un  antecedente primitivo de las inteligencias múltiples de Gardner en cuanto a  desglose de capacidades se refiere. En 1920 E.L. Thorndike publica un artículo  titulado ‘La inteligencia y sus usos’, donde señala la existencia de tres tipos  de inteligencias: la inteligencia abstracta, la inteligencia mecánica y la  inteligencia social. Destaca el hecho de que Thorndike introduce, por tanto, el  componente social en su definición. Esta inteligencia social puede ser la  precursora de las inteligencias inter e intrapersonal de Gardner (1983). 
  A mediados del siglo XIX surge el modelo  estructuralista dentro del emergente enfoque cognitivo, cuyo máximo exponente  será Jean Piaget (1896-1980), quien se centra en el desarrollo del conocimiento  y la adquisición de capacidades a lo largo de la vida. Piaget defiende la  existencia de una única estructura mental que va pasando de un estadio al  siguiente: sensoriomotor, preoperacional y operacional. Hacia finales de los  años 50 surgen las teorías del procesamiento de la información como segunda  propuesta importante dentro del campo de la psicología cognitiva, en buena  medida adoptadas por la psicología cognitiva contemporánea. Parte de la base de  que las personas tenemos diferentes maneras de pensar o procesar la información  (Coll y Onrubia, 1990). Se presenta así una conceptualización más dinámica de  la inteligencia y una relación bidireccional entre la inteligencia y el  aprendizaje. 
  No sólo la inteligencia te lleva al  aprendizaje, sino que el aprendizaje y la enseñanza resultan en la evolución  intelectual de los estudiantes. De ahí, la importancia que tiene el proceso de  enseñanza/aprendizaje para el desarrollo intelectual del alumnado. En esta  línea, Sternberg (1949) propuso una teoría triádica de la inteligencia: la  inteligencia componencial, la inteligencia experiencial, y la inteligencia  contextual. La primera tiene que ver con el mundo interior del individuo, la  ejecución y el análisis o evaluación del aprendizaje; la segunda tiene que ver  con su relación con el mundo exterior; la última tiene que ver con la manera en  que el individuo se adapta a su entorno de manera exitosa. Sternberg define  inteligencia como la habilidad para alcanzar el éxito en la vida en términos de  los estándares individuales, dentro de un contexto sociocultural (Sternberg,  2003). Este autor introduce aquí la dimensión afectiva, que no había tenido  cabida hasta entonces. Esta teoría fue además el origen del desarrollo de sus  posteriores trabajos sobre la inteligencia exitosa y la creatividad. La  dimensión afectiva-emocional sería después considerada y desarrollada por  estudiosos como Perkins, Howard Gardner, y por supuesto el ya citado Goleman,  entre otros. 
  Uno de los programas de entrenamiento  cognitivo o de las capacidades intelectuales es el Proyecto Spectrum, dirigido  por el célebre pedagogo americano Howard Gardner. Este programa parte de los  principios de la teoría cognitiva y del procesamiento de la información, pero  teniendo en cuenta aspectos contextuales y aspectos afectivos del aprendizaje,  algo que los paradigmas anteriores no habían sido capaces de integrar. A lo  largo de la década de los 70, Gardner, eminente neuropsicólogo americano,  participó en proyectos de investigación para la Universidad de Boston, y más  particularmente, en el Proyecto Cero de la Universidad de Harvard, donde  trabajó con niños muy variados estudiando las capacidades cognitivas humanas.  En 1979 recibió una beca de cinco años por la fundación Bernard Van Leer para  estudiar el potencial humano. El resultado de ésta investigación fue la  publicación de Estructuras de la mente: la teoría de las inteligencias  múltiples en 1983. Insatisfecho con la tradicional medición de la inteligencia  a través del CI, Gardner presenta en ésta obra una teoría acerca de la  inteligencia desde una perspectiva más amplia. Para Gardner, no existe una  única facultad limitada al ámbito lingüístico-matemático y que se pueda determinar  a través de un test objetivo sino un conjunto de inteligencias o potenciales  cognitivos múltiples. 
  Así, establece siete inteligencias que  todos poseemos en mayor o menor medida y que son relativamente independientes y  potencialmente desarrollables. Define la inteligencia como la capacidad de  resolver problemas o elaborar productos que sean valgolemaniosos en una o más  culturas. Una definición que más adelante ampliaría como el potencial  biopsicológico para procesar la información que puede ser activado en un medio  cultural para resolver problemas o crear productos valiosos en una cultura  (Gardner, 1999). De estas definiciones se deriva, por un lado, que los seres  humanos poseemos múltiples inteligencias en potencia o maneras de procesar la  información, es decir, pluralidad intelectual, y por otro lado, que el  resultado del ejercicio de dichos potenciales ha de ser algo valioso en alguna  cultura, es decir, que tiene que producirse en un contexto. Como Gardner  sostiene: “that potencial can be realizad to greater or lesser extent as a  consequence of the experiential, cultural, and motivational factors that affect  a person” (Gardner, 1999). Las siete inteligencias, a las que posteriormente  añadió una octava, son: inteligencia lingüística, inteligencia  lógico-matemática, inteligencia espacial, inteligencia cinéticocorporal,  inteligencia musical, inteligencia intrapersonal, inteligencia interpersonal y  la inteligencia naturalista. 
2.1. Inteligencia  lingüística.
  El lenguaje es el vestido de los  pensamientos, Samuel Johnson Se refiere a la capacidad de expresarse oralmente  o por escrito a través del lenguaje, de aprender idiomas, y de usar el lenguaje  para comunicarse y conseguir ciertos objetivos. Su sistema simbólico es el  lenguaje. Las características de esta inteligencia son: comprender y expresar  mensajes orales y escritos en uno o más idiomas, facilidad de redacción y  expresión oral (entrevistas, conferencias, debates, escritura creativa), uso de  estrategias metacognitivas para reflexionar sobre el uso del lenguaje, gusto  por los juegos de palabras, la lectura y la narración. Abogados, escritores y  políticos están entre las personas con una alta inteligencia lingüística. La  inteligencia lingüística se relaciona directamente con la competencia  lingüística dentro de las competencias básicas y con la competencia  comunicativa que ya mencionaba el Marco Común Europeo de Referencia para las  Lenguas: Aprendizaje, Enseñanza, Evaluación (2001). 
  Actualmente, la enseñanza de la  competencia lingüística centra la mayor parte de la clase, y se realiza  mayoritariamente a través de la puesta en marcha de la inteligencia lingüística  (escribe, completa por escrito, une, lee, etcétera) sin tener en cuenta la  aportación que el resto de inteligencias podría ofrecer a aquellos estudiantes  que tengan más desarrolladas otras inteligencias (visual, cinético-corporal,  intra o interpersonal, etcétera). Si bien el fin es la adquisición de la  competencia comunicativa en el idioma extranjero, los medios de adquisición de  ése idioma deben ser diversos a fin de atender a la diversidad de estilos  cognitivos de los estudiantes. En el marco de la atención a la diversidad es  importante preguntarse si basarse en una sola inteligencia es adecuado para  afrontar el complejo proceso de enseñanza/aprendizaje de una lengua extranjera. 
2.2. Inteligencia  lógico-matemática.
  La inteligencia lógico-matemática  implica la capacidad de analizar problemas usando la lógica, realizar  operaciones matemáticas, establecer categorías e investigar asuntos  científicamente. Su sistema simbólico son los números. Las características de  ésta inteligencia son: preferencia por establecer estructuras y categorías a la  hora de aprender, realizar deducciones, resolver problemas, establecer  relaciones lógico-causales, o establecer conexiones. Matemáticos o científicos  explotan ésta inteligencia lógico-matemática. Esta inteligencia se relaciona  directamente con la competencia matemática, definida como la habilidad para  utilizar y relacionar los números, sus operaciones básicas, los símbolos y las  formas de expresión y razonamiento matemático, tanto para producir e  interpretar distintos tipos de información, como para ampliar el conocimiento  sobre aspectos cuantitativos y espaciales de la realidad, y para resolver  problemas relacionados con la vida cotidiana y con el mundo laboral.  Tradicionalmente, los currículos escolares centran buena parte de su atención y  carga lectiva a las inteligencias lingüística y lógico-matemática centradas en  las áreas de Lenguaje y Matemáticas en detrimento del desarrollo del resto de  potenciales. De ahí, la tradicional división entre las ramas de ciencias y  letras. El equilibrio entre todas las denominadas inteligencias así como el uso  de estas capacidades en otras áreas como el que nos ocupa supondría un cambio  de enfoque metodológico que favorecería la interdisciplinaridad, y la atención  a la diversidad. Un equilibrio que, aunque a falta de ser sistematizado, parece  buscar cabida en el nuevo enfoque basado en competencias básicas.
2.3. Inteligencia  espacial.
  La Inteligencia espacial es la capacidad  de apreciar con certeza la imagen visual y espacial, de representarse  gráficamente las ideas, y de sensibilizar el color, la línea, la forma, la  figura, el espacio y sus interrelaciones. A través de la exploración del mundo  que nos rodea, observándolo y manipulándolo, podremos conseguir estimular el  desarrollo de la inteligencia espacial. Mediante la realización de este tipo de  actividades, se aprende a moverse en el espacio, a realizar construcciones y  puzles, aprender a imaginar, a moldear, a inventar y a diseñar, siendo capaces  de pensar para moverse y utilizar el movimiento con un fin concreto. El  hemisferio derecho (en las personas diestras) demuestra ser la sede más  importante del cálculo espacial. Las personas que presentan un daño específico  en las regiones del hemisferio derecho, intentarán compensar su déficit  espacial con estrategias lingüísticas: razonarán en voz alta, para intentar  resolver una tarea o bien se inventarán respuestas. Las personas que destacan  en este tipo de inteligencia suelen tener capacidades que les permiten idear  imágenes mentales, dibujar y detectar detalles, además de un sentido personal  por la estética. En esta inteligencia encontramos pintores, fotógrafos,  diseñadores, publicistas, arquitectos, pilotos.
2.4. Inteligencia  cinético-corporal.
  La inteligencia cinético-corporal se refiere  a la expresión a través del movimiento, uso del propio cuerpo para expresar  ideas o sentimientos y facilidad para manipular objetos o realizar trabajos  manuales, como mecánicos o bailarines. Su sistema simbólico es el lenguaje de  signos. Las características de ésta inteligencia son: gusto por el ejercicio  físico, la dramatización (teatro, role-plays, LPD, etcetera.), danza, mimo,  trabajos manuales, salidas culturales. Existe una escasa atención a ésta forma  de procesar la información en las aulas, nulas pautas metodológicas para su  aplicación en los libros de texto, a pesar de su aceptación por parte de los estudiantes  y su adecuación para tratar aspectos como el déficit de atención o la  hiperactividad, y las ventajas que ofrece para un aprendizaje vivo, activo y,  en buena parte, contextual del idioma extranjero. Resulta interesante la  siguiente aseveración: La enseñanza que reciben habitualmente los adolescentes  reclama una absorción pasiva, en lugar de una implicación activa, ha situado el  intelecto y los elementos cognitivos por encima de las emociones y la atención,  subordina la vida real y la pertinencia a la transmisión de los contenidos  académicos y del libro de texto, y sacrifica la independencia de los  estudiantes en favor del control (Hargreaves, Earl y Ryan. Una educación para  el cambio. Reinventar la educación de los adolescentes, 1998). 
2.5. Inteligencia  musical  
  La inteligencia musical se refiere a la  capacidad de percibir, discernir, transformar o expresar formas musicales. Esta  inteligencia incluye sensibilidad al ritmo, tono, melodía, y al timbre de una  pieza musical. Su sistema simbólico son las notas. Las características de ésta  inteligencia son: expresarse a través de la música, conocer la música de otras  partes del mundo, realizar juegos de ritmo, videos o composición creativa de  piezas musicales. Podría relacionarse con la competencia cultural y artística. Los  niños y niñas que la evidencian se sienten atraídos por los sonidos de la  naturaleza y por todo tipo de melodías, disfrutan siguiendo el compás con el  pie, golpeando o sacudiendo algún objeto rítmicamente. Un punto importante en este  tipo de inteligencia es que por fuerte que sea, necesita ser estimulada para  desarrollar todo su potencial, ya sea para tocar un instrumento o escuchar una  melodía con sensibilidad. En esta inteligencia encontramos a músicos,  compositores, críticos musicales, etcétera.
2.6. Inteligencia  naturalista.
  La inteligencia naturalista se refiere a  la facultad de reconocer y clasificar la vida del entorno. Implica sensibilidad  hacia fenómenos naturales y sus características son: conservar el medio  ambiente, identificarse con la naturaleza, realizar actividades al aire libre,  conocer los seres vivos, cuidar la salud, investigar y observar. Permite  detectar, diferenciar y categorizar aspectos vinculados a la naturaleza, como  las especies animales y vegetales o los fenómenos relacionados con el clima, la  geografía o los fenómenos de la naturaleza. Los biólogos son quienes más la han  desarrollado. Esta clase de inteligencia fue añadida posteriormente; parecía  necesario por tratarse de una de las inteligencias esenciales para la  supervivencia del ser humano.
2.7. Inteligencia  interpersonal.
  La inteligencia interpersonal denota la  capacidad de una persona para comprender la intención, motivación y deseos de  otras personas y en consecuencia, trabajar de manera efectiva con los demás. Su  sistema simbólico son las señales sociales (gestos, lenguaje corporal, etc.).  Las características de ésta inteligencia son: saber empatizar con los demás,  desenvolverse hábilmente en sociedad, relacionarse con los demás, y en buena  medida, tener iniciativa. La inteligencia interpersonal implica disfrutar con  juegos y tareas cooperativas (aprendizaje cooperativo), actividades de  resolución de problemas en grupo (Group problem solving tasks), situaciones de  liderazgo, mediación de conflictos. Se trata de una inteligencia social, donde  se aprenden comportamientos mediante su interacción con los demás, que se puede  encontrar muy profusa en profesiones como líderes políticos o religiosos,  profesores, o comerciales. La cooperación e interacción en el aula,  especialmente en nivel bachillerato, es requisito indispensable para un  adecuado proceso de enseñanza y aprendizaje. Ya señalaba Vygotsky como gran  exponente de la teoría sociocultural la importancia de la interacción social  para el aprendizaje. Vivimos en un mundo cada vez más multicultural y  plurilingüe donde la comunicación y el entendimiento entre los individuos  parece clave para avanzar en armonía en la sociedad. 
2.8. Inteligencia  intrapersonal.
  La inteligencia intrapersonal tiene que  ver con la capacidad de conocerse y entenderse a uno mismo, y la capacidad de  actuar según ese conocimiento. Ésta inteligencia incluye una imagen precisa y  profunda de uno mismo, la conciencia de los estados de ánimo, intenciones,  motivaciones, temperamentos, y deseos, así como la capacidad de autodisciplina,  autocomprensión y autoestima. Su sistema simbólico son los símbolos  representativos del yo. Las características de ésta inteligencia son: gusto por  el análisis y la reflexión, la empatía, la autoevaluación, la metacognición,  monólogo interior, la autoplanificación, diarios o redacciones personales,  espíritu de superación. Filósofos o psicólogos muestran una marcada  inteligencia intrapersonal. Se relaciona con la competencia en autonomía e  iniciativa personal. 
  Ambas inteligencias personales tienen  que ver con la inteligencia emocional, enfocada hacia uno mismo o hacia los  demás. Las inteligencias personales (intra e interpersonales) son un buen  ejemplo del carácter cognitivo de las inteligencias múltiples ya que no se  relacionan con ninguna asignatura concreta, y quizás sea esa falta de  correspondencia la razón de su descuido en el aula. Sin embargo, cabe decir que  la defensa por una educación emocional es cada vez más fuerte para que todas  las áreas de conocimiento den respuesta a los objetivos y necesidades humanas  de la educación. Esto tiene sus raíces en la consideración de lo afectivo en la  evolución de las teorías de la inteligencia, y especialmente en el fuerte  efecto producido por el libro de Goleman, Inteligencia Emocional en 1996, donde  se introdujo el cociente emocional (CE). El aula de nivel medio superior por su  carácter interdisciplinar, intercultural y de identidad personal y colectiva  requiere una atención específica hacia dichas inteligencias personales. Goleman  expresaba lo siguiente: En un sentido muy real, tenemos dos mentes, una que  piensa y otra que siente. Estas dos formas, fundamentalmente diferentes de  conocimiento, interactúan para construir nuestra vida mental. Una, la mente  racional, es la forma de comprensión de la que somos típicamente conscientes:  más destacada en cuanto a la conciencia, reflexiva, capaz de analizar y  meditar. Pero junto a este, existe otro sistema de conocimiento: impulsivo y  poderoso, aunque a veces ilógico: la mente emocional (Goleman, 1996).
3. Conclusión
  En nuestra realidad educativa, no todo  es válido ni todo es equivocado, en las reformas educativas latinoamericanas se  deben conocer las distintas teorías y experiencias educativas en el mundo para  poder reformularlas o adaptarlas a las necesidades. Independientemente de la  polémica de considerar “inteligencias”, “capacidades” o “fortalezas” a esas  facultades más o menos desarrolladas en las personas, a los docentes nos  resulta de suma utilidad diagnosticarlas en nuestros estudiantes, ya que nos  permite comprenderlos más y delinear las actividades más apropiadas para  obtener los máximos aprovechamientos. Claro que para eso debemos informarnos,  recibir ayuda, disponer de tiempo extra, institucionalizar el trabajo y  comprometer a toda la comunidad. Tarea para nada fácil pero no imposible. El  docente intuitivamente ya hace adecuaciones y actividades variadas y  especiales, falta fundamentarlas, sistematizarlas, incorporarlas a la tarea  diaria y, a la hora de evaluar tenerlas en cuenta. No podemos sólo hacerlos  cantar y bailar y después evaluarlos por escrito. 
  Por otra parte, debemos tratar de  desarrollar las facultades que no lo están y creo que allí está el mayor  desafío. La capacidad de inventiva y creatividad, siempre puesta de manifiesto  por los docentes, sólo necesita ser “activada” por un estímulo que bien puede  ser éste. Si seguimos encontrando culpables fuera de nosotros mismos y no  buscamos las formas de cambiarnos y cambiar a nuestros estudiantes, no hay futuro  para la educación de los países latinoamericanos.
Referencias  Bibliográficas:
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  Gardner, H. (1995). Mentes Creativas.  Barcelona, España: Paidós.
  Gardner, H. (1999). Intelligence  reframed: Multiple intelligences for the 21st century. New York: Basic Books.
  Jiménez, A. (2006). ¿Qué es la  inteligencia?. (Documento en Línea) Disponible:  http://www.genciencia.com/otros/que-es-lainteligencia 
  Lapalma, F. (2001). Inteligencias  Múltiples. (Documento en Línea) Disponible:  www.galeon.hispavista.com/aprenderaaprender/ intmultiples/lapalma.htm 
  Larivée, S. (2010). Las inteligencias  múltiples de Gardner. ¿Descubrimiento del siglo o simple rectitud política?  Revista Mexicana de Investigación en Psicología, 2, 115-126.
  Lupiañez, M. (s/f). Inteligencias  Múltiples y desarrollo personal. (Documento en Línea) Disponible:  http://www.uch.edu.ar/rrhh/temasVarios/Psicología/InteligenciasMultiples
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