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RISARALDA, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE DESARROLLO

Mario Alberto Gaviria Ríos



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CAPÍTULO II. RISARALDA, AVANCES RECIENTES EN DESARROLLO HUMANO

En este documento se delinea la situación de desarrollo que vive el departamento de Risaralda en el período reciente, desde la perspectiva de desarrollo humano propuesta por el Plan de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) a principios del decenio de los noventa, y se revisan los avances que ha tenido la entidad territorial en lo relacionado con los Objetivos del Milenio.

Inicialmente se revisan los aspectos conceptuales desde los cuales el PNUD propone interpretar el desarrollo de los países y regiones. Posteriormente, se describe para el departamento el comportamiento de los indicadores propuestos por este organismo para medir ese desarrollo. En lo que tiene que ver con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el documento asume la discusión sobre los avances logrados en los temas de pobreza, nutrición de la población, acceso a la educación y violencia intrafamiliar, con una clara perspectiva de género.

A nivel de conclusiones, en el documento se advierte que, en materia de desarrollo humano en el departamento, las mayores dificultades se concentran en el debilitamiento de la dinámica de crecimiento económico y en la inequidad territorial y de género en el acceso a las oportunidades. Frente a esa problemática, el trabajo finaliza con el planteamiento preliminar de una serie de recomendaciones que sirven para esbozar lineamientos de política pública orientados a favorecer en el departamento de Risaralda avances sustanciales en el desarrollo humano, así como el logro de las metas establecidas con motivo de los compromisos adquiridos en la Cumbre del Milenio desarrollada en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas del año 2000.

1. Conceptos previos.

A diferencia de las corrientes neoclásicas que centran la atención del desarrollo en el crecimiento material y confían en un derramamiento automático que favorecerá a toda la sociedad, las nuevas teorías del desarrollo ponen en duda ese derrame de bienestar y consideran que el objetivo básico de dicho proceso es crear un ambiente propicio para que las personas disfruten de una vida prolongada, saludable y creativa (PNDH, DNP, ACCI, PNUD, 2002).

Aunque en ellas se reconoce que nadie puede garantizar la felicidad humana y las alternativas individuales son algo muy personal, se señala que el proceso de desarrollo debe por lo menos ofrecer un ambiente propicio para que los seres humanos, tanto en forma individual como colectiva, puedan desarrollar sus potencialidades y contar con una oportunidad razonable de llevar una vida productiva y creativa conforme a sus necesidades e intereses.

Así desde la perspectiva social, el desarrollo humano se define como la ampliación de oportunidades para las personas, en términos de una vida prolongada, saludable y segura, acceso a educación y a un nivel de vida decente, mejores condiciones de trabajo, horas de descanso más gratificantes, libertad política, garantía de derechos humanos, respeto a sí mismo y un sentimiento de participación en las actividades económicas, culturales y políticas de sus comunidades.

En esta perspectiva del desarrollo humano se conjugan dos dimensiones. De un lado está la formación de capacidades humanas, tales como un mejor estado de salud o mayores conocimientos y destrezas y, del otro, el uso que las personas hacen de esas capacidades adquiridas, ya sea para el descanso, la producción o las actividades culturales, sociales y políticas.

La consideración anterior sólo es el reconocimiento de que, al tiempo que las personas son el fin del desarrollo, ellas son igualmente sus artífices. El desarrollo humano es el desarrollo de las personas para las personas y por las personas, por lo que en esta perspectiva es necesario ampliar las oportunidades en ambas dimensiones, para evitar frustraciones en los seres humanos.

En este sentido, el desarrollo humano se diferencia del concepto de capital humano, cuyas teorías ven al ser humano de manera primordial como medio y no como fin. De igual manera, supera los enfoques del bienestar social, que consideran a las personas más como beneficiarias del proceso de desarrollo que como participantes del mismo, y de necesidades básicas, que centra su atención en el suministro de los bienes y servicios dejando de lado el aspecto de las oportunidades del ser humano.

Existen sin embargo otras perspectivas de análisis y comprensión del desarrollo humano, que unidas a la anterior se complementan y enriquecen el concepto pues, como se planteó anteriormente, su complejidad exige un análisis interdisciplinario.

"El desarrollo humano es un proceso a través del cual el sujeto construye su identidad de lo individual y lo colectivo en interacción con el "mundo simbólico, material y social", denota la necesidad de abordarlo desde paradigmas que trasciendan de la unidisciplinariedad a la transdisciplinariedad, de la homocronía a la heterocronía, de la historia de un sujeto aislado a las relaciones intersubjetivas contextualizadas que posibiliten desde las relaciones cotidianas el mejoramiento de las condiciones y calidad de vida del sujeto en su espacio vital y de su proyección al entorno"(Echavarría y Salazar, 2001).

Una de estas perspectivas es la de la psicología evolutiva, que se centra en las características de los seres humanos en cuanto especies en evolución y cuya intención es básicamente descriptiva, dando cuenta de cómo las personas alcanzan la madurez. En una visión alternativa, el desarrollo humano se sitúa al interior de la dinámica cultural y la interacción social, escenario en el que el sujeto, en procesos de socialización, construye su identidad individual y social (Echavarría y Salazar, 2001).

En un enfoque transdisciplinar como el propuesto por Echavarría y Salazar (2001) debe entenderse que el Desarrollo Humano es el fruto de un proceso de interacción del ser humano con el medio, en el cual éste internaliza normas, construmbres, orden socioeconómico y elementos culturales, y externaliza sentimientos, formas de pensar, emociones.

Es en esa interacción con el medio donde se desarrollan las distintas esferas del ser humano. Es decir, el entorno social, cultural, político y económico, condicionan, por lo que, de nuevo, es claro que el estudio del desarrollo humano exige un trabajo transdisciplinar que propicie su resignificación.

De esta forma, el análisis del Desarrollo Humano ha servido para superar las explicaciones tradicionales en las cuales se consideraba a la persona como un sujeto aislado y abstraído de la realidad y las circunstancias en las que se desenvuelve, y se entendía que su desarrollo dependía solamente de él, de su capacidad y dotación genética, fundamentalmente.

A partir de las nuevas comprensiones se reconoce que, para que exista desarrollo humano, se deben crear condiciones en las cuales la persona, tanto en forma individual como colectiva, logre el abastecimiento de los elementos materiales vitales, como también de bienes culturales y de servicios de toda índole que garanticen la realización de su potencial; todo ello en el marco de un orden político y social que asegure la equidad de oportunidades y de opciones claras de participación en las decisiones y en el disfrute del bienestar material y cultural que han logrado crear lo seres humanos (Amar, 1998).

De manera paralela, las nuevas teorías del desarrollo social consideran que el objetivo básico de dicho proceso es crear un ambiente propicio para que las personas disfruten de una vida prolongada, saludable y creativa.

En la actualidad el Desarrollo Humano se ha convertido en un aspecto fundamental de las diferentes reflexiones que realizan los teóricos y no teóricos que de alguna manera se relacionan e interactúan con los grupos humanos. Desde los años noventa el término Desarrollo Humano irrumpe en los distintos informes de las agencias internacionales comprometidas con el desarrollo social y el mejoramiento de las condiciones de vida de personas y grupos, y se va posicionando en forma progresiva en todos los planes, programas y proyectos que son desarrollados por estas entidades e instituciones.

De manera paralela, esa comprensión del desarrollo ha contribuido a un mejor entendimiento de fenómenos sociales como la pobreza. Hasta no hace muchos años la mayor parte de las teorías del desarrollo enfatizaron en la disponibilidad de recursos materiales como fundamento para juzgar sobre la prosperidad de una sociedad y redujeron la pobreza a un problema de carencia de recursos. Hoy día, con los desarrollos de la teoría, con la importancia que se le da al conocimiento como factor endógeno, la pobreza se aborda desde una mirada más integral y no sólo como un problema de equidad y justicia (como sin duda es) sino también como un problema de ineficiencia social, cuyos costos son asumidos tanto por las personas que la padecen, como por la sociedad en su conjunto.


 

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