BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

CURSO DE TEORÍA POLÍTICA
 

Eduardo Jorge Arnoletto

 

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El enfoque sistémico.

Antes de describir en forma sintética la obra de autores que pueden ser considerados paradigmáticos de los enfoques aquí mencionados, vamos a hacer una serie de consideraciones generales sobre el enfoque sistémico, en el que parecen converger o complementarse el estructuralismo y el funcionalismo desde hace varias décadas.

No es un secreto para nadie que el concepto de SISTEMA ha invadido todos los campos de la ciencia y penetrado en el pensamiento, los medios de comunicación de masas y hasta en el habla popular. Aparece como un aporte nuevo frente a fenómenos que hasta ahora habían sido estudiados como "mecanismos" (por el estructuralismo) o como "cajas negras" (por el funcionalismo).Este nuevo enfoque irrumpe con fuerza no solo en el campo tecnológico y físico-biológico sino también en el ámbito psico-social, e inclusive, por cierto, en su dimensión política (1).

Qué hay que entender por SISTEMA? Digamos de entrada que no es algo simple, evidente o trivial. Por una parte hay realidades (una galaxia, un animal, una célula, un átomo) que son sistemas reales: entidades que la observación percibe, o que se pueden inferir a partir de ella y que existen por sí mismas, con independencia de cualquier observador. Por otra parte, hay sistemas puramente conceptuales, como los que habitan el campo de la Lógica y de las Matemáticas, sistemas que pueden ser considerados como "construcciones puramente formales" o simbólicas. Finalmente, están también los llamados "sistemas abstraídos", que constituyen el grueso del cuerpo de todas las ciencias naturales y humanas que trabajan con sistemas. Son sistemas conceptuales correspondientes a hechos reales. Un ecosistema, un sistema social, un sistema político, corresponden a hechos reales, pero evidentemente no se trata de objetos de percepción directa sino de construcciones conceptuales, de abstracciones (de modelos, en definitiva) que son elaborados y tienen valor y utilidad en la medida en que guardan correspondencia con aspectos o hechos de la realidad que a cada ciencia interesan, aunque sea, desde luego, en forma abstracta y simplificada.

En el campo de la Ciencia Política, por ejemplo, el concepto de SISTEMA POLITICO fue elaborado como un modelo teórico, es decir, como una abstracción de la realidad política que se quiere explicar, para lo cual se la simplifica, reduciéndola a sus rasgos considerados fundamentales (elementos básicos y relaciones entre esos elementos) con el fin de hacerla inteligible.Por otra parte,no es el único modelo posible. Dentro del panorama teórico global, está ubicado en uno de los tipos de modelos existentes, denominado "modelos de integración y de orden", en contraposición a los denominados "modelos de conflicto". Esto no sólo tiene implicaciones teóricas sino también ideológicas y cosmovisionales, como veremos más adelante al estudiar el tema con mayor detalle (2).

El enfoque sistémico se ha trasladado al campo de las ciencias del hombre desde otros campos del conocimiento, como la Biología y la Ingeniería. No es, en realidad, un enfoque absolutamente nuevo y original. Ya en la obra de antiguos pensadores, desde Nicolás de Cusa, Paracelso, Hobbes, Leibniz hasta Marx y Engels, encontramos ocasionales referencias a la existencia de "sistemas", en los que existe interdependencia entre los elementos componentes. Ya vimos también los antecedentes más directos contenidos en la obra de Durkheim y de Malinowski. Pero la sistematización teórica más amplia y rigurosa del enfoque sistémico, de la que derivan todas las aplicaciones modernas conocidas en nuestro campo, es la desarrollada en la década de los años treinta por Ludwig von Bertalanffy, bajo el nombre de "Teoría General de los Sistemas", formulación hecha con pretensiones de validez general, omnicientífica (1).

La Teoría General de los Sistemas eligió el término SISTEMA para identificar un concepto propio, con el que expresa toda una concepción del mundo, súmamente ambiciosa. "Su objeto central es la formulación y derivación de aquellos principios que son válidos para todo sistema en general" -dice von Bertalanffy- y añade "...la elaboración de la teoría sistémica general probará ser un paso fundamental para la unificación de la ciencia...". Se trata, en definitiva, de una concepción científica con fuerte vocación holística, cuyo concepto central (sistema) es considerado también por algunos críticos como vago, difuso y metafísico.

Para von Bertalanffy, a partir de su planteo la Ciencia queda dividida en dos grandes parcelas: - Las ciencias que se ocupan de los hechos causales, regidos por el segundo principio de la Termodinámica, cuya lógica válida es la teoría de las probabilidades; - Las ciencias que se ocupan de los todos organizados o sistemas, en los que existe entropía negativa y cuya lógica válida es la Teoría General de los Sistemas.

Von Bertalanffy anota que el concepto de SISTEMA se utiliza corrientemente con diversos significados, que básicamente pueden resumirse en tres: 1) En algunas ocasiones es un término vacío, equivalente a "forma", ambiguo y casi sin contenido. Aporta sólo una vaga idea de organización, a veces simplemente reiterativa porque ya está contenida en los términos que lo acompañan, como cuando se dice "sistema de gobierno" que equivale a "gobierno" o "sistema de partidos" que equivale a "partidos".

2) En otras ocasiones expresa una relación entre variables y contiene por lo tanto una idea de estructura, asi sea mínima.

3) Finalmente, la palabra "sistema" es también empleada con intenciones teóricas, como concepto definido y preciso, dentro de un marco lógico claramente estructurado. En el marco de su teoría sistémica general, von Bertalanffy define al sistema como "un conjunto de elementos en interacción".

Como ejemplos de la difusión del enfoque sistémico en distintos ámbitos científicos, podemos mencionar los siguientes: 1) TEORIA DE LOS SISTEMAS VIVOS: Desarrollada en Biología para dar explicación al fenómeno de la vida orgánica, y dentro de ella, en particular, de la vida animal.

2) TEORIA SISTEMICA GENERAL: Nació inspirada principalmente en la anterior. Trata de superar las limitaciones tradicionales de la ciencia, especialmente su falta de unidad, su dispersión y sus trabas comunicacionales, mediante conceptos propios, de validez general, y de proposiciones aplicables a cualquier campo científico.

3) TEORIAS SISTEMICAS ESPECIALES: En cada caso es la adaptación de la teoría general a las distintas ciencias particulares en las que se aplica.

4) ANALISIS DE SISTEMAS: Denominación que se utiliza para las aplicaciones de la Teoría General de los Sistemas en el campo de la Ingeniería.

5) ENFOQUE SISTEMICO EN CIENCIA POLITICA: Es más adecuado usar este nombre de "enfoque" (o de "aproximación teórica", para conservar el sentido dinámico de la expresión inglesa "approach") porque más que una teoría totalmente estructurada y de aceptación general es un esquema o referencia teórica con el cual poder aproximarse a la realidad política para investigarla (3).

La teoría sistémica trae consigo una importante novedad, que es la incorporación de una nueva dimensión: el tiempo. Esta dimensión temporal está implícita en el concepto mismo de sistema, que es un auténtico "acumulador de tiempo", que permite plantear en nuevos términos la relación entre los estudios científicos diacrónicos y sincrónicos.

Si aceptamos el concepto de SISTEMA, en sentido amplio, como "un todo cuyas partes están interrelacionadas",veremos que dichos sistemas -quizás con otros nombres- han sido estudiados por el hombre desde hace mucho tiempo. El hombre, en su afán de conocer, trató siempre de abordar la naturaleza y la sociedad con una idea de totalidad. Esa actitud holística, en realidad fue abandonada recién en el siglo XVIII.

La contínua acumulación de conocimientos científicos puso al conjunto creciente de nociones fuera del alcance de la mente individual y obligó a organizar el conocimiento de forma cada vez más fragmentaria y especializada. Esto permitió la profundización y la aceleración del proceso científico, pero a la vez significó una notable pérdida de visión totalizadora: ambos resultados fueron la ambigua consecuencia de la especialización.

Ya en nuestro siglo, y más específicamente desde la década de los cuarenta, se plantearon muchos esfuerzos de investigación orientados al estudio de fenómenos que sólo pueden explicarse si el objeto que se investiga es tomado como totalidad. La época indicada es la que en realidad marca, tras los trabajos precursores (y preparatorios) de von Bertalanffy, el comienzo de la "era de los sistemas", mientras que la etapa precedente del desarrollo científico más bien merece el título de "era de la máquina", con algunas excepciones precursoras en el ámbito de la Biología.

En efecto, ya desde la década de los '20, el término 'sistema' había comenzado a usarse con una significación científica precisa, en publicaciones biológicas. Los biólogos enfrentaban por entonces un grave problema: explicar el fenómeno de la vida, que excede el marco positivista-mecanicista imperante por entonces, pero sin recurrir a apelaciones metafísicas para establecer claros límites y diferenciaciones entre el mundo de los seres vivos y el de la materia inerte. Luego de muchos estudios y propuestas, la Teoría de los Sistemas Vivos aportó una nueva solución al problema de explicar la animación de los seres vivos. Fueron revisados entonces los principios cuantitativos de la lógica mecanicista, evidenciándose la necesidad de tratar a los seres vivos como unidades y no como agregados.

La noción de UNIDAD tuvo y tiene una grandísima importancia en la consolidación del enfoque sistémico. Las características que diferencian a las unidades de los simples agregados son las siguientes: 1) Una unidad posee límites claramente distinguibles, que la separan del ambiente exterior, y eventualmente la vinculan selectivamente con él. Las fuerzas y procesos internos quedan separados por esa frontera de sus homólogos externos.

2) Como mínimo, una de las dimensiones de la unidad es distinta de la agregación de las dimensiones homólogas de las partes.

3) La descripción de la unidad no consiste meramente en la sumatoria de las descripciones de sus elementos componentes.

4) Cada uno de sus elementos está en relación con todos y cada uno de los demás y con la unidad misma. La unidad está a su vez en relación con el medio ambiente en el que está inmersa.

Respecto de este último punto, conviene precisar que hay varias clases de relaciones en una unidad: 1) Relaciones de los elementos componentes entre sí.

2) Relaciones entre los elementos y la unidad como un todo.

3) Relaciones de la unidad con su medio ambiente: a) Insumos y exumos: la unidad toma insumos del ambiente y le devuelve exumos.

b) Procesos de adaptación al stress: toda alteración en el me- dio ambiente es una amenaza, que es fuente de stress, al que el sistema debe adaptarse para sobrevivir.

c) Procesos de mantenimiento de los límites.

Según algunos autores, como Karl Deutsch por ejemplo, lo que "circula" en todos esos procesos y relaciones no es en el fondo otra cosa que información, vale decir, relaciones pautadas entre eventos, tengan o no contenido material o energético.

La vital necesidad de adaptación al stress nos muestra que todo sistema tiende a la homeostasis, concepto vinculado al mantenimiento dinámico del equilibrio. De allí surge el concepto de REGULADOR: el equilibrio es mantenido por medio de ajustes contínuos de la trayectoria de los procesos, siempre propensos a salirse de control. El mecanismo básico en general opera así: ante una alteración en el ambiente, los reguladores envían señales a centros receptores-efectores, que activan mecanismos aliviadores (como el termostato, o la válvula de Watt). Un regulador es un centro transformador encargado de recoger información incomprensible para el organismo ("ruido") y de convertirla en información, esto es, en pautas reconocibles y comprensibles, que permitan encarar cursos de acción adaptativa.

La vida, como todos los demás procesos del Universo, tiende a un estado de máxima entropía (desorden) según el segundo principio de la Termodinámica. Esa entropía se produce tanto en los sistemas cerrados (conjuntos de cosas inanimadas) como en los sistemas abiertos (sistemas biológicos, psicológicos y sociales) pero en estos últimos la entropía tiende a disminuir e incluso a hacerse momentáneamente negativa por la posibilidad de mantener intercambios metabólicos con el medio, vale decir, de importar materiales y energía del exterior para transformarlos en la propia sustancia, y de eliminar hacia el ambiente los desechos de la propia actividad. Por ese motivo, los seres vivos y los grupos sociales tienen fuertes tendencias "neguentrópicas" (de entropía negativa, o sea que tienden hacia estados de complejidad y orden crecientes), posibilidad de la que carecen las cosas inanimadas.

Un sistema abierto se caracteriza, pues, por sus fuertes tendencias anti-entrópicas y porque sus partes actúan en forma intensamente interdependiente. La unidad mantiene relaciones metabólicas con su medio y, a lo largo del tiempo, su existencia atraviesa una serie de estados, cuyo conjunto se denomina "actuación" del sistema. Un aspecto de singular importancia de los sistemas abiertos es que, más allá de plano puramente biológico de la vida orgánica, cuando entramos en el terreno de lo psicológico y lo social, no puede hablarse con propiedad de una "tendencia hacia la homeóstasis", hacia el equilibrio, sino, como von Bertalanffy lo señala con agudeza, más bien de una tendencia al "mantenimiento de desequilibrios" : la homeóstasis no explica las sublimes creaciones ni las execrables violencias de los hombres, y el modelo de "organismo reactivo" explica mal los comportamientos humanos, para los que es más adecuado un modelo de "organismo activo" que "...en un sentido muy concreto, crea su universo", dice von Bertalanffy (1).

La existencia de un sistema abierto implica la presencia de información ordenadora y de energías que trabajan en contra del segundo principio de la Termodinámica. La Teoría Sistémica General estudia con especial interés tales fuerzas. Los ejemplos típicos de sistemas abiertos son los seres vivos, las estructuras psicológicas y los sistemas sociales, uno de los cuales es el sistema político.

Los criterios básicos de trabajo del enfoque sistémico para el estudio del sistema político son los siguientes: 1) La teoría sistémica trabaja únicamente con leyes estadísticas macroscópicas, que son perceptibles sólo cuando se observan todos los elementos del sistema simultáneamente.

2) Los grupos humanos más abarcativos (sociedades o sistemas sociales globales) no tienen funciones específicas, fuera de su propio mantenimiento y consolidación.

3) Vistos desde cierto nivel de abstracción, sociedad y sistema político son homomórficos (forma similar) pero no homofílicos (similar origen). Dentro del enfoque sistémico, en diversos autores hay variedad de posturas sobre la ubicación del sistema político respecto del sistema social, pero en general la lectura de textos sistémicos muestra una concepción de la vida política como fenómeno ordenador, dotado por tanto de cierta primacía.

La teoría sistémica ha experimentado algunas adaptaciones en su aplicación al campo de la Ciencia Política. En ella, el concepto de SISTEMA opera como una estructura mental heurística para intentar la explicación de dos tipos fundamentales de fenómenos: los que se relacionan con el mantenimiento de los sistemas políticos en un estado determinado; y los que se relacionan con los cambios que se producen en ellos, ya sean adaptativos (cambios en el sistema) o disruptivos (cambios de sistema).

Hay dos características que distinguen al sistema político de todo otro sistema social: su universalidad y su condición de árbitro final de la vida social. La primera se refiere a que sólo el sistema político abarca a todos los individuos que forman la sociedad; otras organizaciones, como las religiosas, laborales, culturales, etc., abarcan solamente a una parte del total de la población. La segunda característica se refiere a que el sistema político posee una condición de árbitro final de los conflictos sociales (por su monopolio del poder coercitivo legítimo). Debido a que ocupa el nivel más alto en la jerarquía de las autoridades, tiene la potestad de fijar límites a la coacción que pueden ejercer sobre sus integrantes los sistemas que están por debajo de él. Tiene sobre todo la potestad de imponer la vigencia de una regla política fundamental: la resolución pacífica de los conflictos, con posibilidad de mediar en ellos, aún por medio del empleo legítimo de la fuerza pública, en caso contrario.

La fuente de legitimidad del sistema político como autoridad final es su aceptación explícita como tal por parte de quienes componen la sociedad. Los hombres son seres muy sociables, y generan o aceptan la existencia de grupos o asociaciones con finalidades variadas y específicas, pero su compromiso con el sistema político es más amplio y profundo, y le conceden mayor poder coercitivo en sus vidas. Por el mismo motivo, la ruptura de vínculos y la rebelión al sistema político es más radicalizada y generalmente no se expresa en el alejamiento, como en otros casos, sino en diversas formas de confrontación abierta.


(1) Ludwig von Bertalanffy: TEORIA GENERAL DE LOS SISTEMAS, México, FCE, 1981.

(2) Ver al respecto los Cap. 6 y 7 de este libro.

(3) Eugène J. Meehan, op. cit.

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