ECONOMÍA DE LA EMPRESA: ideas clave
Jorge Isauro Rionda Ramírez
Esta página muestra parte del texto pero sin formato.
Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP
(61 páginas, 257 kb) pulsando aquí
SESIÓN 7: CÓMO DETERMINAN LOS MERCADOS LAS RENTAS DEL TRABAJO
Y EL CAPITAL
En la ciencia económica se distinguen tres
factores productivos: Tierra (T), Trabajo (L) y Capital (K). En
la administración se le anexa la Organización (O), y
recientemente también se considera la Tecnología (Tc).
Los clásicos consideraban que las rentas se estipulaban
precisamente por la ley de la oferta y la demanda en los
mercados respectivos de tierra, trabajo y capital. David Ricardo
consideró que las tierras de cultivo al ser un factor rígido
tenderían a incrementar sustancialmente sus rentas según se
agoten las tierras marginales.
De hecho se afirma que la demanda de factores productivos de una
empresa parte indirectamente de la demanda de su producto final
por parte de los consumidores.
Los neoclásicos por su parte consideran que las rentas de los
factores productivos van en relación a su contribución marginal
al valor de lo producido y en la proporción de unidades
utilizadas en la producción de dicho factor. En una función del
tipo Cobb Douglas la función de producción es entonces:
Q = aT^b*cL^d*eK^f
Donde a, b, c, d, e y f son mayores o iguales a cero y se les
nombra coeficientes técnicos de la producción. El valor de cada
uno de ellos indica el tipo de rendimiento marginal que observa.
Por decir, si el coeficiente
a mayor a cero pero menor a 1 se tienen rendimientor marginales
decrecientes positivos.
Igual a 1 observa rendimientos marginales constantes positivos
mayor a 1 presenta rendimientos marginales crecientes positivos.
Y así para cada uno de estos coeficientes técnicos.
Aquí la renta al dueño de un factor productivo esta determinado
por su productividad marginal.
El interés al respecto es que con base a la determinación de las
rentas individuales se tiene entonces una distribución social
del ingreso. La cuestión es si dicha distribución social observa
una norma democrática, o bien una norma justa.
Existen algunos preceptos normativos al respecto que considera
que la norma democrática debe partir de tratar igual a los
iguales, y desigual a los desiguales (J. J. Rousseau).
Otra consideración es la tesis de que nadie debe gozar de lo
superfluo mientras exista quien carezca de lo estricto.
Finalmente se concibe que en el reparto económico a cada quien
se le debe dar de acuerdo a sus necesidades, capacidades y
trabajo.
Estas consideraciones morales no obstante no resuelven lo que se
puede llamar una distribución justa a los dueños de los factores
productivos (rentistas, burgueses y trabajadores).
En una economía de competencia libre y perfecta los ingresos se
distribuyen entre los dueños de los factores productivos según
lo dictaminen los mercados de estos mismos. Dada esta situación
el óptimo de la empresa (IMg = CMg), coincide con el equilibrio
del mercado (IMe = CMg), y en el sentido de las demandas
sociales respecto a cierto satisfactor, tomando como teoría del
valor la de la utilidad marginal, se considera que las
remuneraciones obtenidas para el empresario son estipuladas
socialmente.
Este mismo criterio se puede aplicar a las mercancías de los
factores productivos para establecer las rentas justas con base
a la dictaminación del mercado. No obstante se admite que raros
son los casos en que se da la competencia pura y perfecta, y en
su caso, su duración es efímera. Los empresarios siempre
tratarán de diferenciar su producto para tener la mejor oferta y
con ello establecen condiciones de competencia imperfecta.
Asimismo existen fallos en el mercado, así como distorsiones de
mercado a razón de la seguridad social que implementa el Estado.
Por lo anterior, se admite que la gran mayoría de los mercados
de todas las mercancías opera bajo competencia imperfecta, por
tanto el óptimo de la empresa esta disociado del equilibrio de
mercado. Por ello, las rentas de los productores que ha logrado
mercados preferenciales monopolizados reciben rentas superiores
al criterio que estipula la justeza del mercado. Dichas rentas
se obtiene de la escasez que logran para inflar sus precios de
venta, quienes pagan dichos precios transfieren sus ingresos a
quienes cobran los precios. Es por ello que el mercado en
competencia imperfecta es una de las razones por las cuales la
distribución social del ingreso es abiertamente injusta.
El Estado trata de compensar tales distorsiones del mercados a
través de los gastos de transferencia que son pagos directos al
salario como prestación laboral, o bien indirectos como
subsidios y subvenciones, y de los cuales no se recibe nada a
cambio.
La recaudación fiscal de hecho tiene como uno de sus objetivos
realizar transferencias compensatorias de la población de más
altos ingresos a aquella de menor percepción, para disminuir el
grado de desigualdad social.
De este modo la renta personal es igual a la renta dictaminada
por el mercado más las transferencias del gobierno.
La eficiencia de la empresa en la producción se rige por la
regla del costo mínimo, la que sostiene que los costes se
minimizan cuando el producto marginal por un peso gastado del
factor es igual en el caso de todos los factores. Por lo mismo,
se puede afirmar que en una fase intermedia o de proveeduría,
las proporciones utilizadas de los factores en la producción se
rige por esta regla, lo que hace suponer que en este nivel las
rentas son justas. El problema está en el precio de mercado y no
en el precio de producción. El precio de producción regido por
la regla del coste mínimo es un precio justo en el sentido de su
contribución marginal al valor de lo producido. La distorsión la
impone el mercado.
Considera Samuelson que lo fundamental de la teoría de la
distribución es que las demandas de los distintos factores de
producción se derivan de los ingresos que genera cada uno a
través de su producto marginal.
El ingreso del producto marginal representa el ingreso adicional
que obtiene la empresa utilizando una unidad más de un factor y
manteniendo constantes todos los demás. Se calcula multiplicando
el producto marginal por el ingreso marginal derivado de la
venta de una unidad más del producto.
De hecho. el monto de remuneración justa al dueño de un factor
productivo corresponde a la parte alícuota de su contribución
marginal al valor de lo producido.
El Capital
El tema del capital es algo delicado en materia de teoría
económica, de hecho el premio Nóbel dado a Paul Samuelson radicó
en su aportación a la medición del capital por los rendimientos
de este esperados a futuro, con base a una función subrogada.
Capital es aquella mercancía que sirve para hacer más
mercancías. Su medición actualmente esta estipulada por la
fórmula de Samuelson que a continuación se presenta donde el
valor presente (VP), es igual a la suma de los beneficios
esperados a futuro descontando el interés.
VP = B1/(1 + i) +=^1 + B2/(1 + i)^2 + B3/(1 + i)^3 + ... + Bt/(1
+ i)^t
El capital es de interés en el sentido que quien lo maneja, el
empresario, lo hace a través de un gasto de inversión. Así, dos
fórmulas de gasto son el consumo y la inversión pero las
diferencias entre ambas es que el consumo crea una satisfacción
inmediata mientras que la inversión es un gasto donde se
renuncia a la satisfacción inmediata por una mayor a futuro.
Entonces la inversión es la administración que se hace del
capital.
El rendimiento del capital es la eficiencia marginal del mismo (EMgK),
que indica la tasa interna de retorno de cada peso invertido en
un proyecto. Esta eficiencia marginal se expresa como tipo de
interés que se cobra cuando se presta dicho dinero puesto que
quien lo trabaja le rinde una eficiencia marginal, y no está
dispuesto a renunciar a este al menos que haya quien se lo pague
por su préstamos a cambio de no trabajarlo y recibir la misma
redituabilidad.