EL TAMAÑO EMPRESARIAL COMO FACTOR DE DIVERSIDAD

 

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Alfonso Galindo Lucas

IV: DIVERSIDAD EMPRESARIAL Y MEDIANA EMPRESA

4. RESULTADOS

4. 3. Propuesta de un modelo de dimensionamiento empresarial

El factor tamaño obtenido en el capítulo 3 ha permitido definir grupos de empresas de características lo más similares posibles entre sí y lo más dispares posibles entre grupos. Sin embargo, esta definición presenta el inconveniente de que no facilita el establecimiento de unos límites cuantificables para esos tres tipos de empresas. Eso es debido a su carácter multivariante, ya que nuestro factor TAMAÑO abarca cuatro subrogados del tamaño que se miden de forma muy distinta. Desde este punto de vista, el ‘multicriterio’ obtenido en este trabajo, en el sentido aportado por Bueno et al. (1981, 1986, 1990), puede no tener una interpretación fácil, puesto que se trata de una combinación de transformaciones logarítmicas tipificadas y se define como una magnitud adimensional.

Además, es discutible que la importancia de los subrogados en el factor TAMAÑO indique el peso que han detener en una nueva definición de tamaño o si más bien se trataría de puntos de vista alternativos.

El rechazo de la hipótesis H4 conllevaba la salvedad de que cualquiera de esas cuatro variables eran buenas aproximaciones al concepto de dimensión. Como muestra la Tabla 28, esos subrogados tienen significados muy dispares; pertenecen a cuatro clases de variables de tamaño, cuatro facetas de éste o cuatro puntos de vista de un mismo fenómeno. Se puede definir el tamaño desde el punto de vista estático (activos) o dinámico (Ventas), es decir, como variable patrimonial o renta; manifestación directa o indirecta, respectivamente, del poder e importancia económica de la empresa. También se puede valorar a coste de los factores o a precios de mercados.

En esta tabla, se ha cruzado la clasificación del tamaño tomada de Illueca y Pastor (Figura 5) con el carácter estático o dinámico de cada variable. Lo más curioso de los datos que hemos obtenido es que los mayores coeficientes de correlación entre estas cuatro variables se dan en aquellas que están en aspa en la Tabla 28. Así mismo, el análisis clúster jerárquico de clasificación de variables tiende a agruparlas de la misma forma (las ventas se agrupan con el activo y el empleo con la cuota de mercado), especialmente, cuando se usan técnicas de agrupación basadas en centroides y en la correlación de Pearson.

Suponiendo que la combinación de estas cuatro características de la empresa en una sola componente multivariante tiene sentido, el tamaño empresarial debe ser medido en términos de ésta última. En cualquier caso, la clasificación de las empresas de la muestra en tramos de dimensión debe hacerse en función de dicho criterio.

Del análisis clúster realizado con el factor TAMAÑO, han resultado tres categorías en las que agrupamos a las empresas, en función del valor que tome dicha componente, para cada una de ellas. Así, para las 538 empresas para las que el factor TAMAÑO tomaba los valores inferiores, se definió la clase “pequeñas”; las 466 que seguían en valor de dicho factor, se incluyeron en la categoría “mediana”. Las restantes 156 empresas de la muestra son consideradas “grandes”.

Dentro de los dos estratos de empresas pequeñas y medianas, podemos cuantificar el factor TAMAÑO en cada una de ellas y elegir como límite para el concepto de PYME el máximo valor de entre las 1.004 empresas que forman parte de los dos tramos inferiores. Por su parte, el valor máximo de TAMAÑO, entre las empresas del tramo inferior, determinaría el límite estricto de “pequeña empresa”.

Esta metodología es dudosa, dado que estamos trabajando con una muestra que puede ser representativa, pero que no deja de ser una aproximación a la realidad. Una empresa de la población podría tener un valor superior al máximo de PYME y, no obstante debería ser considerada, por sus características, como une pequeña o mediana empresa. Por eso, los límites de tamaño, en términos de la componente multicriterio, deberían estar determinados de una forma borrosa o, como se hace en la Recomendación comunitaria, con una cierta optatividad entre los subrogados de tamaño que forman parte de dicho factor.

Además, sabemos a ciencia cierta que de la gran subpoblación de empresas que contratan a menos de 10 trabajadores, ninguna está representada en la muestra que hemos utilizado. Esto desvirtuaría los límites, estableciéndolos en términos ligeramente elevados, puesto que el “gasto de personal” forma parte de nuestro factor TAMAÑO.

Por lo tanto, en este apartado, proponemos el método, a efectos de estudios empíricos del tamaño y de implantación de políticas de PYME, pero no estamos en condiciones de cuantificar el concepto de mediana ni el de pequeña empresa.

Las características de la muestra tampoco permiten afirmar con rotundidad que se confirma la hipótesis de existencia de la mediana empresa. Por ese motivo, sigue siendo factible que el tamaño pudiera venir diferenciado en dos clases de empresas (PYME y grandes). En ese caso, se utilizaría como valor máximo para el factor tamaño o sus subrogados, el que tenga la empresa establecida en el porcentaje que maximice el índice de Gini o uno ligeramente superior al redondeo (Shorrocks, 1983, 1988).

Un planteamiento teórico que se deriva de estas reflexiones consistiría en considerar como mejor subrogado del tamaño aquella variable que se distribuye, entre los individuos muestrales, de la manera más desigual posible. En el capítulo introductorio habíamos tratado el concepto de desigualdad una como noción de diversidad, cuando nos estamos refiriendo a conceptos como la riqueza o el tamaño. Como factor de desigualdad, la concentración de la variable activo, nos haría decidirnos por ésta en detrimento de las demás, como se muestra en las respectivas curvas de Lorenz.

Puesto que todos los subrogados parecen tener una alta correlación con el concepto de tamaño y el activo total neto es el que presenta mayor concentración, sería éste el criterio que se elegiría, en caso de tener que optar por una sola de estas variables. Esta alternativa está en contradicción con publicaciones que descartan la utilización de variables numéricas únicas (Bueno et al., 1990; Laffarga, 1999a; Camisón, 2001, inter alia), aunque evitaría el problema de la puesta en práctica del factor TAMAÑO.

Una aportación más interesante sería definir ese límite en términos de conjuntos borrosos. Esto se justifica en la idea de que el hecho de exceder los límites cuantitativos establecidos o el quedar por debajo de ellos no tiene por qué establecer tipos distintos de empresas, si la diferencia es muy escasa (Osteryoung y Newman, 1993).

 

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