EL CAMBIO CLIMÁTICO EN UNA COMUNIDAD ORIGINARIA<br>
Estudio de caso en Cuilapam de Guerrero, Oaxaca, México

EL CAMBIO CLIMÁTICO EN UNA COMUNIDAD ORIGINARIA
Estudio de caso en Cuilapam de Guerrero, Oaxaca, México

Julita Moreno Avendaño (CV)
Andrés E. Miguel Velasco (CV)
Julio C. Torres Valdez
(CV)
Instituto Tecnológico de Oaxaca

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2.3 Cambio climático

2.3.1 Conceptos Fundamentales

2.3.1.a El clima

Para entender el tema del cambio climático es necesario primero hacer referencia al tema del clima.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua lo define como un conjunto de condiciones atmosféricas que caracterizan una región.
J. Hann (Cit. En Albetosa, 1990) por su parte lo define como un conjunto de fenómenos meteorológicos que caracterizan el estado medio de la atmósfera sobre un punto de la superficie terrestre”. Köppen en su obra “Climatología”, la cual estuvo dedicada a la teoría general del clima lo define como el estado medio y proceso ordinario del tiempo de un lugar determinado y al ensayar una definición de clara preocupación biológica, mantiene el carácter dinámico del clima, al concebirlo como la suma total de las condiciones atmosféricas que hacen a un lugar de la superficie terrestre más o menos habitable para los seres humanos, animales y plantas (Albentosa, 1990).
En el tercer decenio surge la definición de M. Sorre, que concibe como “El ambiente atmosférico constituido por la serie de estados de la atmósfera sobre un lugar en su sucesión habitual”. Revisando la definición de otros autores, encontramos la siguiente “El clima de un lugar específico esta compuestos de las condiciones promedio y de las secuencias regulares de eventos meteorológicos, además de la observación repetida de fenómenos extremos, como tornados, tormentas, o heladas (Cit. Geiger en Ochoa, 2009)”.
En esencia, el clima es el promedio del tiempo atmosférico durante semanas, meses, años, décadas, siglos, milenios e incluso eones. La energía procedente del sol, llamada constante solar, es el factor principal que tiene que ver con las condiciones del clima; pero el sol no es el único que participa en su regulación, también en el interactúan el aire, las corrientes oceánicas, el hielo de los polos y de las altas cumbres (criósfera), la superficie de bosques y de desierto, la actividad volcánica y las emisiones de gases debidas a la actividad humana también afectan al balance global.

2.3.1.b Efecto invernadero

El efecto invernadero es un proceso natural que influye en el calentamiento de la superficie de la tierra, bajo la acción de la radiación solar.

Para explicar en qué consiste dicho efecto, es necesario revisar otros conceptos. La atmósfera terrestre es una delgada capa de gases que rodea a nuestro planeta. Esta delgada capa de gases es muy importante ya que en ella residen los gases que son fundamentales para el desarrollo de la mayor parte de la vida del planeta. La composición química de la atmósfera incluyen mayoritariamente a dos gases Nitrógeno (N), en un 79 %  y Oxigeno (O) en un 20 %. El 1 % está formado por diversos gases donde los más abundantes son el Argón (Ar) en un 0.9 % y el Dióxido de Carbono (CO2) en aproximadamente un 0.03 %, cabe este valor se registró antes de la revolución industrial, actualmente este valor a alcanzando niveles sin precedentes llegado a 396,0 partes por millón (0.0396%), que aunque es un pequeño valor es lo que está originando una desestabilización en el clima dando lugar a este efecto invernadero. Este último gas, presente en proporciones tan bajas, es de crucial importancia en el proceso de calentamiento de la atmósfera (Caballero, Lozano & Ortega, 2007).

Dado que los gases de la atmósfera están sujetos a la atracción gravitacional de la Tierra, la mayor densidad de gases se concentra cerca de la superficie terrestre, en los primeros 50 km, en donde podemos distinguir dos capas. La tropósfera, que tiene unos 10 km en promedio de espesor y que tiene más o menos el 75 % del total de la masa de la atmósfera; y en la estratósfera, que llega hasta los 50 km de altura y tiene un 24 % total de las masa de la atmósfera (juntas concentran el 99 % de la masa total de la atmósfera). La estratósfera es una capa importante porque en ella reside la capa de ozono que filtra la luz ultravioleta.

La temperatura de la tropósfera a los largo de los 10 km que la forman, las temperaturas más altas (cerca de los 20 °C), se localizan justo en el punto de contacto de la atmósfera con la superficie sólida de la Tierra, y de allí para arriba la temperatura del aire va bajando paulatinamente hasta llegar a los 10 km, en donde se alcanza una temperatura de -60 °C. Este patrón podría parecer sorprendente si pensamos que la fuente de calor para la atmósfera es el sol, por lo que esperaríamos entonces, que las capas más cercanas al Sol fueran más calurosas. Esto no es así, dado que los gases que forman a la atmósfera no pueden absorber la luz solar, de alta energía –ondas de longitud corta, cargadas hacia la luz visible y ultravioleta-, y dejan pasar la mayor parte hacia la superficie de la tierra. Del total (100 %) de la luz solar que nos llega al planeta el 30 % es reflejado como un espejo hacia el espacio (término conocido como albedo), la atmósfera retiene solo un 20 % de la energía solar y el 50 % restante llega hasta la superficie terrestre, calentándola.  Al calentarse la superficie de la tierra transforma la luz solar (de alta energía)  en radiación de baja energía –ondas de longitud grande, cargadas hacia el infrarrojo – que refleja nuevamente a la atmósfera. Esa energía de onda amplia o infrarroja, si puede ser absorbida de manera muy eficiente por algunos de los gases atmosféricos, de manera particular el CO2, siendo esta la principal fuente de calor de la atmósfera, de allí que la temperatura más alta de la tropósfera sea justamente el punto de contacto con la superficie del planeta (Caballero et al., 2007).

A esto es a lo que llamamos efecto invernadero, y hace que la luz solar sea más eficiente para calentar la atmósfera y elevar su temperatura media. Sin el efecto invernadero que le da a nuestro planeta su atmósfera con 0.03 % de CO2, estaríamos perpetuamente congelados, con una temperatura media global de cerca de -15 °C  en lugar de los muy confortables 15 °C que es la temperatura media del planeta. Es claro, entonces, que la composición de la atmósfera afecta de manera fundamental al clima; mientras más gases de invernadero como el CO2 se encuentren en la atmósfera  terrestre, mayor será la temperatura global del planeta, y mientras menos haya, más fría será la Tierra.

2.3.1.c Gases de efecto invernadero (GEI): El CO2 y sus cómplices.

El agua, el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso son componentes naturales de la atmósfera.
El bióxido de carbono es el gas de efecto invernadero que producimos en mayor cantidad y principal responsable del calentamiento global. Las fuentes más importantes de CO2 son la quema de combustibles fósiles  (carbón, petróleo, gas natural) y los incendios forestales. El metano se libera cuando la materia orgánica se descompone en ambientes pobres en oxigeno (como lo arrozales, cuando están cubiertos por agua, y otras zona húmedas) o cuando la materia orgánica se descompone en los basureros y como resultado de actividades ganaderas. En cuanto al óxido nitroso su potencial para el calentamiento del planeta es 300 veces mayor que el bióxido, pero su concentración en la atmósfera es mucho menor. Se origina por el uso de los fertilizantes agrícolas y en la producción industrial. Otros gases de efecto invernadero son los industriales fluorados, los cuales desaparecen lentamente en el ambiente: hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PCF), y hexafluoruro de azufre (SF6).Estos gases tienen  la propiedad de absorber parte de la radiación que sale por la ventana de radiación. De modo, que, cuando su concentración aumenta, la radiación saliente al espacio exterior es menor y, por lo tanto, la temperatura que adquiere el planeta aumenta. Por esta razón se los llama “gases de efecto invernadero” (GEI). La humanidad, es incapaz de modificar, mediante emisiones directas, el contenido de vapor de agua de la atmósfera, pues este es regulado por la temperatura que condiciona su remoción a través de los procesos de condensación y congelación. En cambio hay evidencias incuestionables de que las emisiones de origen antrópico de los otros tres gases de efecto invernadero modificaron sus concentraciones atmosféricas. En los últimos 10000 años, las concentraciones atmosféricas de los principales GEI permanecieron relativamente estables hasta que, con el inicio de la era industrial, comenzaron a aumentar. Desde hace 200 años, la combustión creciente de hidrocarburos fósiles respondió a la demanda también creciente, originada en el mayor consumo individual y en el aumento de la población, hecho que, junto a la deforestación, condujo al aumento de la concentración del dióxido de carbono.

Existen evidencias concluyentes de que el aumento de las concentraciones de dióxido de carbono durante los últimos 200 años se debió a las actividades humanas. Una de ellas es la fracción decreciente de carbono 14 en el total del dióxido de carbono atmosférico desde 1800 hasta hoy. En efecto los núcleos de los átomos de carbono presentes en el dióxido de carbono, emitidos por la combustión de carbón, petróleo y gas natural, carecen de la fracción del C14 presente en las emisiones naturales. A medida que las emisiones, producto de estas combustiones, se han estado acumulando en la atmosfera, la fracción del C14 ha ido disminuyendo. Otra evidencia proviene del patrón geográfico de las concentraciones de dióxido de carbono que muestran los valores ligeramente superiores en el hemisferio norte respecto del hemisferio sur como consecuencia de que la población y la actividad humana, concentrada en el primero, genera casi la totalidad de las emisiones y estas tardan un año en redistribuirse por todo el planeta.

Las emisiones de los GEI poseen un tiempo de vida en la atmósfera que se extiende entre los 15 años (en el caso del metano) y los 120 (en el del óxido nitroso). El tiempo de vida del dióxido de carbono se estima entre 100 y 150 años. Hay otros GEI artificiales, de afortunadamente muy baja emisión, que tienen tiempos de vida estimados entre 40 años y varios milenios según la especie química de la que se trate. El hecho de que el tiempo de vida de dos de los más importantes GEI sea superior a los 100 años implica que en el caso hipotético de que las emisiones antrópicas se redujeran a cero, la atmósfera continuaría con concentraciones superiores a las del periodo preindustrial por largo tiempo, que disminuirían solo en uno o dos siglos a sus valores iniciales (Barros, 2005).
La prolongada permanencia de los GEI en la atmósfera hace que las emisiones tengan un efecto acumulativo.

2.3.2 Cambio Climático: Definición

A principios del siglo XX, los investigadores que trabajaban con el tema de la transición del clima utilizaban la expresión “cambio climático” para describir las variaciones pasadas, presentes o futuras, tanto naturales como inducidas por el hombre, a escalas global, regional y local. A finales del siglo pasado, los gobiernos del mundo industrializado empezaron a interesarse públicamente en el fenómeno del calentamiento del planeta, debido a ellos surgieron organizaciones enfocadas al estudio de este fenómeno. En un primer momento dichas organizaciones empezaron definiendo el fenómeno, como es el caso de la CMNUCC (1992)  que define el CC como la “variación del clima, atribuido directa o indirectamente a actividades humanas, el cual altera la composición global y representa un añadido a la variabilidad climática natural observada a través de periodos comparables entre sí. Por su parte el IPCC lo define como “cualquier variación en el clima a través del tiempo, tanto por razones naturales como actividades humanas”.  En relación a esto el cuarto informe del IPCC se le atribuye a la acción del hombre con una certidumbre del 90 %  el calentamiento global (Burgui, 2008). Como se  puede observar ambas definiciones toman la acción del hombre como una de las causa principales de este cambio de clima.

2.3.3 Teorías sobre el  origen del cambio climático.

Desde el comienzo de su estudio este fenómeno ha causado mucha controversia, de que si  es o no por causa del hombre. Ante este hecho han surgido diversas teorías que han tratado de explicar el surgimiento de dicho fenómeno.
Por ejemplo, en el documental “El gran timo del calentamiento global” varios científicos de diversas áreas refutan la idea de que el hombre sea uno de las principales causantes de este fenómeno al emitir grandes cantidades de gases invernaderos a la atmósfera, como lo manifiestan Durkin en dicho documental:
“La idea de  que el hombre está contribuyendo al calentamiento de la tierra comenzó siendo una curiosa y excéntrica teoría científica y, a pesar de haber invertido en ella miles de millones de dólares, hoy la ciencia sigue sin conseguir mantenerla en pie”.
Durkin asegura que las pruebas científicas no demuestran que el clima dependa del bióxido de carbono, provenga o no del hombre (Alcalde, 2007).
Otros investigadores como Urbina (2008) sostienen que este CC es un fenómeno natural que se da debido a la presencia en la atmósfera de GEI y su ocurrencia resulta favorable para la especie humana y en general para el desarrollo de la vida.
Por su parte José María Pernía (2008) también atribuye a las causas naturales el CC, pero además de considerar el efecto invernadero, clasifica estas causas naturales en dos tipos, las geológicas (endógenas) y astronómicas (exógenas). En las exógenas están fuertemente vinculadas con la dinámica del sol, la órbita terrestre, y con la llegada a la tierra de cuerpos celestes. Como la Fluctuaciones en la actividad solar (caso de las manchas solares), cambios orbitales  del planeta debido a tres factores, a saber, la electricidad de la tierra; la inclinación del eje terrestre; y la precisión de los equinoccios y los impactos de cuerpos celestes (cometas, asteroides y meteoritos) que al  estrellarse contra la tierra puede originar grandes nubes de polvo o maremotos que a su vez han podido originar la extinción de grupos de organismos, como los dinosaurios.

En las endógenas manifiesta que son inherentes y son de naturaleza geológica. En ellas considera a los Océanos debido a la extensión que ocupan sobre la superficie de la tierra y a su poca capacidad de rechazar la radiación solar (efecto albedo), absorben la mayor parte de la radiación solar que atraviesa la atmósfera. Los Volcanes, cuando estos hacen erupción, lanzan enormes cantidades de polvo, dióxido de carbono, y dióxido de azufre en forma gaseosa a la atmósfera superior (la estratósfera). Y Movimientos de las placas litosféricas: como sabemos, estos movimientos determinan la distribución de los continentes y océanos, repartición que afecta el CC, en la medida que condiciona la cantidad de radiación solar que puede ser absorbida por la superficie terrestre para cada latitud (cit. Chivelet, en Pernía, 2008).

Otros autores consideran el sol como el principal factor causante del CC. Como se mencionó anteriormente en el documental de “El gran timo del Cambio Climático”, se menciona el físico Piers Corbyn, el cual decidió intentar usar un sistema radicalmente nuevo para predecir el clima: el Sol. El origen de su técnica predictiva solar del tiempo a largo plazo se originó en el estudio de las manchas solares y del deseo de predecirlas. Entonces se dio cuenta de que realmente era mucho más interesante utilizar al Sol para predecir el tiempo. Durante cientos de años –mucho antes de que esto se entendiera correctamente–, los astrónomos de diversas partes del mundo se dedicaban a contar el número de tales manchas, en la creencia de que su aparición anunciaban un tiempo más cálido.

En 1893 el astrónomo británico Edward Maunder observó que durante la Pequeña Edad del Hielo apenas hubo manchas solares visibles. Este periodo de baja actividad solar pasó a conocerse por el nombre de “mínimo de Maunder”.

Por su parte profesor Friis Christensen y sus colegas se dedicaron a examinar cuatrocientos años de registros astronómicos para comparar la actividad de las manchas solares con las variaciones de temperatura correspondientes. De nuevo se encontraron con que las variaciones de la actividad solar estaban íntimamente ligadas con las variaciones de temperatura sobre la Tierra. Por lo que llegaron a la conclusión de que era el Sol, no el CO2 ni cualquier otra cosa, lo que estaba provocando los cambios climáticos.

Svensmark, en un artículo  que presentó bajo el título Cosmoclimatology, a New Theory Emerges publicado en la revista “Astronomy and Geophysics” causó gran estupor al mismo tiempo que gran escándalo, porque contraviene todas las teorías aceptadas hasta ahora, incluida, por supuesto la del origen antropogénico. Según Svensmark, la actividad solar y la radiación cósmica son dos factores cruciales en el calentamiento de la superficie terrestre, por delante, incluso, de los gases de efecto invernadero producidos por la actividad humana (Comellas, 2011).
Por otra parte, otros investigadores, aunque están de acuerdo en el hecho de que la variación del clima es un proceso natural el cual siempre ha existido, aseguran que fue a partir de los asentamientos humanos y actividades como el descubrimiento del fuego, la práctica de la agricultura y el comercio entre otras, como el hombre comenzó a alterar el entorno natural, y su vez el clima (Gentile, 2007).
De igual manera de Bartra (2008) considera que uno de los factores principales que coadyuvó al CC fue el proceso de industrialización, cuando a mediados del siglos XIX se perfora el primer pozo petrolero, a partir de ahí se vive una inusitada aceleración. Es por ello que los combustibles fósiles constituidos por plantas y animales extintos hace muchísimos años también se considera que son fuente principal de las emisiones de GEI, así como también: la quema de carbón, petróleo y gases naturales, tala de bosques, manadas masivas de animales que emiten metano y  al igual que los arrozales y vertederos de desechos y los gases de larga duración. El problema es que muchas de esas actividades emisoras de GEI son esenciales para la economía mundial y constituyen una parte fundamental de la vida moderna, es por ello que las grandes potencias de la economía no han colaborado de forma contundente para reducir estas emisiones (CMNUCC, 1992).
Rafael Lomeña Varo (2007), por su parte expone que los incendios forestales han tomado un papel importante en el cambio de clima, que las emisiones que se generan por tales, y son tan grandes que son un factor determinante. Considera que los incendios forestales pueden estar  convirtiéndose, ante la más absoluta pasividad de  todos, en los mayores protagonistas de este  fenómeno, llevando al calentamiento global hacia  un proceso acelerado de complicada regresión. Nadie parece haber considerado en serio las emisiones de CO2 producidas en los incendios provocados por el propio ser humano.

2.3.4 Percepción y adaptación al cambio climático

Los efectos del CC no se han hecho esperar, este fenómeno ha causado muchos daños en todo el mundo, y aunque se han firmado varios documentos y realizado diversas reuniones, conferencias y congresos, así como campañas contra el CC, los resultados ni siquiera se han acercado a lo esperado, así lo expone la CMNUCC.
”Los acuerdos internacionales y los nuevos mecanismos reguladores y compensatorios del deterioro ambiental – las convenciones de biodiversidad y de cambio climático, los protocolos de Kioto y de Cartagena, el mecanismo de Desarrollo limpio- han sido incapaces de detener y menos de revertir el creciente proceso de destrucción ecológico del planeta”.
El problema es que muchas de esas actividades emisoras de GEI son esenciales para la economía mundial y constituyen una parte fundamental de la vida moderna, es por ello que las grandes potencias de la economía no han colaborado de forma contundente para reducir estas emisiones (CMNUCC, 1992).
Si a esto le agregamos otros factores como la falta de recursos en los países en desarrollo para implementar energías alternativas, la falta de educación ambiental, la negativa de los países desarrollados para disminuir sus emisiones, entre otras cosas, podríamos decir que mitigar el CC es todavía una solución que no está a nuestro alcance.  Es por ello, que no nos queda más que recurrir a la adaptación ante este fenómeno y mediante ella reducir los GEI para no seguir alimentando al problema.
Mientras la mitigación se ocupa de las causas del CC, la adaptación se centra en sus efectos. La capacidad de adaptación es definida como la habilidad de un sistema de ajustarse al CC, para moderar daños posibles, aprovecharse de oportunidades o enfrentarse a las consecuencias. La adaptación se refiere a la adopción de políticas y prácticas para preparar condiciones para hacer frente a los cambios climáticos, admitiendo que en estos momentos es imposible evitarlos del todo.

El CC es una oportunidad para cambiar paradigmas y mejorar la calidad de vida, en ello la adaptación a las nuevas condiciones juegan un papel preponderante y, por tanto, es esencial que en su abordaje los sistemas social, ambiental, y económico sean atendidos con el mismo nivel de importancia, desde los bosques hasta las fuentes de agua dulce, y desde las comunidades marginadas hasta las grandes zonas industriales en las zonas urbanas (INE, 2012).

2.3.5 Participación global, regional, nacional en él cambio climático.

De acuerdo al informe de la SEMARNAT (2009), “Cambio Climático: ciencia evidencia y acciones” en el mundo la emisión de CO2, uno de los principales GEI, se ha incrementado a la par del consumo de combustibles fósiles. Este incremento no ha sido pequeño: entre 1971 y el año 2005, la emisión mundial derivada del consumo de combustibles fósiles aumentó alrededor de 90%; en este último año se emitieron en el mundo 27 mil millones de toneladas de CO2. 
Las regiones que en el 2002 sobresalieron por su emisión de GEI fueron además de Norteamérica (que contribuyó con 26 % del total de ese año), el este de Asia (15 %), Europa occidental (14%) y Medio Oriente (13 %). Como nos podemos dar cuenta son los países desarrollados quienes contribuyen más a este fenómeno y son los países en vías de desarrollo quienes sufren más las consecuencias de tal, debido a la falta de capacidad de adaptación a este fenómeno.
A nivel de país para una fecha más reciente, el año 2005. Los países que más CO2 emitieron por quema de combustibles fósiles fueron Estados Unidos, China, Rusia, Japón e India. En ese año, estos países emitieron poco más del 54 % del total mundial. Por su parte, México contribuyó con el 1.4 %, ubicándose entre los primeros quince países por su volumen de emisión.
Dichas emisiones se han incrementado en los últimos años: la emisión del 2002 fue 30% mayor que la estimada doce años antes, en 1990.
La principal fuente de GEI en México fue el sector energía, responsable de cerca de 70% de las emisiones.  Otros procesos industriales, como la producción del cemento, vidrio, acero, papel, alimentos y bebidas, entre otros, contribuyeron con alrededor de 9 % de las emisiones totales de GEI del país. Por su parte, las actividades agropecuarias, de las que se obtienen los granos, frutas y carnes, generan también dos GEI: el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), que contabilizaron el 8 % de las emisiones nacionales de GEI. Estos gases se derivan de la fermentación de los alimentos en el sistema digestivo del ganado, del estiércol y su manejo, así como de cultivos como el arroz y de procesos naturales que ocurren en el suelo.

2.3.6 Evidencias del cambio climático en el contexto regional

El calentamiento y el CC son inequívocos como lo evidencian ya los aumentos observados del promedio mundial de la temperatura del aire y del océano, el deshielo generalizado de nieves y hielos, y el aumento del promedio mundial del nivel del mar.

Según el informe del IPCC (2007) “Cambio climático: informe de síntesis” las observaciones efectuadas en todos los continentes y en la mayoría de los océanos evidencian que numerosos sistemas naturales están siendo afectados por cambios del clima regional, particularmente por un aumento de la temperatura.
De igual manera en el documento emitido por la SEMANART (2008) también se ha hecho manifiesto que la evidencia más contundente de que el CC está ocurriendo es el incremento de la temperatura, aunque también se han observado importantes alteraciones en otros elementos del clima, como la precipitación y la humedad.

Además del cambio en la temperatura también se han notado cambios en la humedad y precipitación, ya que dicho cambio frecuentemente viene acompañado por cambios en la humedad atmosférica y, en consecuencia, en el régimen de lluvias. Ambos cambios tienen efectos en eventos tan importantes como la formación de huracanes y la ocurrencia de inundaciones.

El vapor de agua total en el aire sobre los océanos aumentó 1.2 % por década, lo que ya podría estarse reflejando en cambios en las precipitaciones, tanto en forma de lluvia como de nieve. Con respecto a la intensidad de las lluvias, el IPCC indica que es probable que se hayan incrementado en muchas regiones de la Tierra a partir del año 1950, incluso en las regiones donde se redujo la cantidad total de precipitación. En contraste, se han registrado sequías más intensas y prolongadas a partir de 1970, principalmente en los trópicos y subtrópicos, destacando las regiones desérticas de África y América del Sur.

Otras variables relevantes tales como las alteraciones en la temperatura oceánica, cambios en los ecosistemas terrestres (como la disminución de la extensión de la capa de nieve y hielo en el Hemisferio Norte), el acortamiento de las estaciones frías, el derretimiento de glaciares, la disminución de la extensión del permafrost y el aumento del nivel del mar, proporcionan una evidencia clara de que el mundo se está calentando.
Aunque es poco probable que se cumplan los augurios más catastrofistas sobre el CC, según un estudio, la investigación prevé que se doble el aumento de la temperatura que los expertos consideran como límite seguro. Según los investigadores de la Universidad de Oxford, la temperatura se situará 4 grados por encima de la registrada antes de la Revolución Industrial si se toma en cuenta el crecimiento de los últimos diez años, estos investigadores aseguran que esta situación provoca catástrofes en grandes zonas de la Tierra, causando sequías, tormentas, inundaciones y olas de calor, con efectos drásticos en la producción agrícola y sus consecuencias secundarias, como la migración masiva (Harvey, 2013).

2.3.6. a. México ante el cambio climático

En México, la vulnerabilidad de la población a extremos del clima es grande. Dado que una vasta parte de nuestro territorio es semiárido (poca precipitación la mayor parte del año), los cambios en la temporada de lluvias resultan en amenaza de sequía, y con frecuencia, en desastres para sectores dependientes del agua. Es por ello que para nuestro país el manejo adecuado de este recurso se ha vuelto prioritario. Todos los sistemas naturales, sociales, productivos o económicos de México son afectados y vulnerables ante los efectos previsibles del CC.
Como resultado preliminar de la cooperación bilateral en la materia, el Hadley Centre del Met Office británico, junto con autoridades mexicanas, presentó en Durban en diciembre de 2011, un estudio referido específicamente al caso de México, en el que se documentan los cambios climáticos que ya son detectables en el país, así como las consecuencias potenciales de los cambios futuros. A pesar de la naturaleza muy preliminar de este trabajo, y de las múltiples incertidumbres que persisten al respecto, cabe destacar algunos elementos de sus conclusiones (SEMARNAT, 2012):

En lo relativo a cambios ya detectados:
•  México ha venido experimentando un calentamiento generalizado desde 1960.
• Destaca en particular un incremento en las temperaturas invernales en las últimas cuatro décadas.
• En el mismo periodo se han reducido las precipitaciones en el extremo sureste del país.

En cuanto a posibles proyecciones:
• El ascenso de temperaturas hacia 2100, en relación con el promedio 1960-1990, podría alcanzar cerca de 4°C en la zona de la frontera norte, y entre 2.5°C- 3.5°C en el resto del país.
• México se ubica en una región para la cual se esperan reducciones de precipitación entre 5 y 10% en el periodo de referencia, aunque subsisten al respecto mayores incertidumbres y discrepancias entre los modelos.

En lo que respecta al estado de Oaxaca en los estudios y análisis realizados llegan a la conclusión de que todas las regiones del estado de Oaxaca son sensibles al CC, ninguna de ellas está al margen de los cambios de temperatura, lluvias, sequias, etc. que lo acompañan, todas resienten sus diversos efectos relacionados con la problemática del agua, entre los que sobresalen: el desabasto, las sequias y los incendios, que afectan al 100 % de las regiones. Las inundaciones (que se manifiestan preferentemente en las regiones Costa, Istmo, Papaloapan, Sierra Norte), huracanes (que normalmente afectan a las regiones Costa e Istmo); y heladas (que destacan en las regiones Mixteca, Sierra Norte, Sierra Sur y Valles Centrales), fenómeno climático que afecta al menos al 50 % de las regiones.