APROXIMACIÓN AL CAPITALISMO RENTÍSTICO VENEZOLANO

APROXIMACIÓN AL CAPITALISMO RENTÍSTICO VENEZOLANO

Alejandro Landaeta Salvatierra (CV)
PDVSA Servicios Petroleros, S. A.

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Introducción

El ensayo que se ofrece a continuación no versa sobre economía a secas o el desempeño económico de un país. No busca evaluar las incidencias de agentes racionales que juegan tras los guarismos de variables tomadas de la realidad inmediata, ni sobre la evolución y reparto del producto interno. Lejos de ello, pretende una aproximación o indagatoria sobre los fundamentos de moción del sistema capitalista que domina en Venezuela desde mediados de la primera mitad del siglo XX, que algunos cientistas sociales como Bernard Mommer y Asdrúbal Baptista han convenido en llamar asertivamente capitalismo rentístico, nomenclatura que aquí se adopta para definir el objeto de estudio.

Sin embargo, el tratamiento teórico que ofrece Baptista en un trabajo ad hoc editado en 1997 1, remite a una interpretación desde la economía política clásica que presenta un ámbito de dominio que deslinda fronteras respecto a un examen que intente fundarse en la teoría de valorización marxiana y en los determinantes de la lucha de clases, si bien diversas consideraciones tienen clara pertinencia. Desarrollar este enfoque es nuestro motivo y propósito principal, aunado a la necesidad de investigar sobre las contradicciones del desenvolvimiento reciente del capitalismo en el contexto de la revolución bolivariana. El fenómeno de la renta no se restringe a su distribución ni a su incidencia sobre los factores de producción, éste corresponde a la interferencia regular que ejerce sobre el metabolismo del capital establecido sobre la base de la explotación de la fuerza de trabajo.

Entonces se abordan aquí, entre otros aspectos, la génesis del capitalismo rentístico, su caracterización, su estabilización funcional, la fuente primordial de la acumulación y sus bases sistémicas, que remiten tanto al relacionamiento internacional como al antagonismo y dinámica de clases. Las consideraciones de orden teórico se sustentan en lo posible en diversas fuentes empíricas procurando siempre una retrospectiva histórica, comprendiendo el escrutinio de períodos diferenciados y algunas series estadísticas, debiendo advertir anticipadamente sobre las inevitables limitaciones metodológicas y de información que condicionan el alcance de este emprendimiento. Es conveniente aclarar que no se pretende aquí una “interpretación marxista”, guardando todas las reservas frente al riesgo de endosar indebidamente al universo de Marx consideraciones y asuntos que son de la exclusiva responsabilidad de quien suscribe. La eficacia de fundarse en el sistema marxiano en su dimensión de herramienta metodológica y también como sustrato axiológico es algo que habrá que someter siempre a las debidas valoraciones críticas.

La noción de capitalismo rentístico se sustenta en su configuración funcional. El apelativo se justifica por la presunta existencia de una regularidad que lo distingue o particulariza respecto del capitalismo en abstracto como sistema metabólico social (Marx). El reconocimiento de una particularidad discernible le confiere propiedad sistémica diferenciada, con un basamento reproductivo intrínseco, lo que no quiere decir que haya surgido o exista en calidad de un paradigma autocontenido o aislado. Se trata realmente de un sub-sistema, un nicho de acumulación que forma parte orgánica de un todo constituido por el sistema capitalista global. Como sub-sistema o nicho de acumulación, contiene y conserva especificidad sin soslayar los fundamentos basales hegemónicos comunes del capitalismo. Aquí se asume pues, que el sistema capitalista es un único macro-sistema con múltiples ramificaciones diferenciadas en cuanto a rasgos locales, centros de gravedad y parámetros de escala, pero sólidamente integrado bajo relaciones de interdependencia estructural y cohesión ideológica.

En el sub-sistema capitalista venezolano juega una trilogía común a la mayor parte de los nichos de acumulación: el capital, el trabajo asalariado y el Estado-nación. La intervención de este último es el que normalmente otorga el rasgo diferenciador a cada régimen gracias a la co-determinación de lo político y lo jurídico, factores condicionantes dinámicos y dialécticos de la ley de moción general. El Estado-nación es, en el caso del capitalismo rentístico venezolano, un factor genésico en virtud de la investidura de soberanía territorial, hecho consumado en el siglo XIX. La propiedad soberana sobre los recursos naturales, que evolucionó a partir del derecho regio español, es otro factor clave. Ambos son confluentes y concurrentes, es decir, ejercen una determinación superestructural en el surgimiento, apuntalamiento y continuidad del capitalismo rentístico venezolano (para que pueda entenderse como tal). Pero no son en modo alguno suficientes: el otro factor sine qua non es la captación regular de renta petrolera internacional 2, no otra cosa que renta diferencial en los términos de la economía política, cuya formación es enteramente objetiva y depende de un conjunto de condicionantes económicos y geopolíticos que operan a escala global.

Se presenta así concomitancia entre hechos históricos dispares que, actuando bajo las coordenadas fundantes de la civilización burguesa, modelan reglas locales de relacionamiento institucional, condicionando a su vez las relaciones de producción y distribución que se instauran y legitiman a partir del enclave trasnacional. Éste forma un sólido vínculo tanto con el Estado-nación que le acoge como con el trabajo asalariado que le sirve para valorizar sus inversiones. Se despliega y amplía más tarde con el desarrollo del propio orden metabólico interno, formando burguesías 3 locales y una abigarrada clase asalariada al servicio del capital, desencadenando simultáneamente un proceso de cambios que termina por liquidar el régimen secular agrario. La confluencia de estos factores es lo que sirve para distinguir entre la regularidad funcional y la intervención accidental de elementos externos o simples epifenómenos. Al mismo tiempo, la necesidad de dicha confluencia sirve para reconocer en el sub-sistema no sólo un producto histórico, sino también su temporalidad.

En ese orden de ideas se asume la regularidad funcional también como normalidad o desempeño reproductivo estable siempre que persistan sus soportes vitales. Un sistema estable es aquél que preserva viabilidad o sostenibilidad temporal sobre la base de una ley de moción recurrente y auto-reproductiva, aunque contenga el germen de su propio colapso. Regularidad significa permanencia de las condiciones del sistema o del sub-sistema. Si bien un sub-sistema no es en sí mismo auto-reproductivo, la estabilidad depende de la combinación entre la auto-reproductibilidad de la totalidad sistémica y las condiciones particulares que co-determinan la existencia del sub-sistema. De esto se desprende la proposición de ver en el capitalismo rentístico no una anomalía, no una aberración, no una desviación respecto a un modelo ideal capitalista (o no capitalista) que debió o debe crearse en su lugar, sino un orden histórico metabólico-social condicionado y subsumido a un supra-orden dominante, que a su vez le exige y le otorga regularidad y estabilidad, indistintamente de que también provoque una oscilación funcional con límites críticos.

Todo esto no quiere decir que el capitalismo rentístico sea un sistema fatal o inmune a la voluntad y la intervención de los sujetos involucrados, como no sucede tampoco con el capitalismo global, ni con la periferia “tercermundista”, ni con ningún sistema social. Menos cuando hablamos de la voluntad de las masas oprimidas cuando adquieren conciencia política y espíritu de poder. En palabras de Josep Fontana, “…cada momento del pasado, igual que cada momento del presente, no contiene sólo la semilla de un futuro predeterminado e inevitable, sino la de toda una diversidad de futuros posibles, uno de los cuales puede acabar convirtiéndose en dominante…” 4 Entonces no quiere decir tampoco en lo más mínimo que haya que desestimar una postura política y axiológica firmes en relación a esa realidad social que entendemos así en abstracto. Si se antoja legítimo que muchos de los que han sentido alguna frustración frente a ese cuadro de cosas aspiren modificarlo en pro de una imagen-objetivo inocua al sistema de dominación global imperante, también es legítimo que quienes compartimos la necesidad de negar el orden capitalista procuremos los medios para superarlo.

La ventaja de quienes estamos en el segundo grupo es que no tenemos porqué fundamentar la visión-objetivo en la caracterización funcional del sistema, en la crítica de un capitalismo-como-no-debe-ser, aspecto que no tiene el más mínimo interés, sino en la negación del capitalismo-como-es, sin importar cómo éste sea nada más que como exigencia científica para diseñar y articular la estrategia de transición a un nuevo orden. Lo nuestro no es ajustar tuercas y tornillos o enderezar chasis, es cambiar radicalmente el propio vehículo de la historia. Lo que implica una ruptura con la costumbre de fantasear desde la misma izquierda con el anhelo del desarrollo y la industrialización. Tiene que ver también con un problema que sí es serio: cómo no caer en la trampa de mal-administrar el capitalismo en nombre de la revolución.

Por ahora habremos de limitarnos al logro de un repaso y una aproximación a la realidad del capitalismo rentístico venezolano bajo la intención de contribuir desde nuestro ángulo a esclarecer su funcionalidad, sus condiciones internas y externas, y sus perspectivas, apelando a valiosas aportaciones para seguir planteando su deconstrucción tanto en el plano teórico como en la praxis política y económica. Se busca identificar los mecanismos fundamentales de cimentación del sistema, todos los cuales remiten a la relevancia de la renta diferencial y su relación tanto con el Estado como con las poderosas oligarquías económicas surgidas desde los inicios de la explotación petrolera en asociación con el capital trasnacional. Una hipótesis conclusiva bajo el ámbito del capital puede sintetizarse en el lastre que la renta petrolera internacional ejerce sobre el proceso de acumulación al inducir ella misma un límite de estimulación, haciendo innecesario fundar la reproducción ampliada en la formación creciente de capital productivo y en la tecnificación.

La disociación entre los basamentos productivo y rentístico de la acumulación permite paradojas como la de contemplar elevadas ganancias con bajos niveles de inversión, la coexistencia de alta vocación de consumo con fugas de capital, o una funcionalidad tardía establecida sobre deformaciones crónicas de la órbita circulatoria (los “desequilibrios macroeconómicos” frecuentes en la terminología del periodismo económico.) La fluctuación de la renta induce un efecto que “ahoga” el estímulo “puro” de la ley de moción durante el proceso combinado de valorización y reproducción ampliada, que se entenderá aquí como motor autónomo, pues mientras los flujos positivos atenúan la necesidad de expandir la plusvalía relativa haciendo posible incluso disminuir la tasa de explotación del trabajo gracias a la apropiación mercantil de renta, los flujos negativos impulsan a incrementar la tasa de explotación sin necesidad de reemplazar renta con inversión productiva. Esto lleva a un condicionamiento que impide que el peso de la renta disminuya sin que arrastre consigo la inversión y la formación de valor agregado.

Pero estos problemas, que en realidad no son sino características de un sistema que está condicionado a funcionar así, han sido atacados por el Estado y algunos elementos burgueses emprendedores desde que se hizo conciencia de la ambivalencia de la renta en relación al desarrollo y la modernización. El culmen de la estabilización funcional del capitalismo rentístico coincidió con el desplazamiento de Venezuela como principal proveedor de petróleo y el agotamiento del sistema monetario de Bretton Woods. Dicha estabilización contó con la intervención del Estado durante el impulso industrializador, que hizo pasar del esquema primitivo de enclave trasnacional, cuyo capitalismo interno fue eminentemente consuntivo-importador, al esquema de promoción productiva con un esquema oligopólico altamente dependiente de las importaciones rentísticas. La industrialización fue impulsada como una política de Estado a desdén de la espontaneidad prescrita por los liberales, y con mayor razón puede decirse de las grandes inversiones públicas. El capitalismo de enclave y puramente comercial existió sin sobresaltos entre los años 20 y el fin de la segunda guerra imperialista.

El texto está dividido en siete secciones, la primera de las cuales ataca los orígenes y la estabilización funcional del capitalismo rentístico, poniendo énfasis en la acumulación originaria que creó y apuntaló los estamentos burgueses nacionales contemporáneos. La segunda sección hace un planteo sobre los determinantes estructurales de la oferta y la esfera circulatoria, intentando un enfoque previo al abordaje teórico más abstracto que forma el núcleo del trabajo, señalando la primacía de la esfera circulatoria sobre la productiva, y comentando acerca de la constitución oligopólica de la oferta y su incidencia sobre la formación de los precios. La tercera sección encara la fuente de la renta petrolera internacional, argumentando porqué se trata de plusvalía internacional y cómo se determina la renta diferencial mediante un esquema conceptual que sirve para alcanzar una definición metodológica. En esta sección se realiza un repaso del desarrollo de la renta fiscal y del lazo antitético entre el Estado y el capital trasnacional en relación al dominio nacional de los yacimientos. La cuarta sección, en el primer numeral, indaga sobre el respaldo de la renta en la estructura del sector externo, efectuando una medición de las importaciones rentísticas y ratios asociadas, tomando una serie comprendida entre 1973 y 1989. En el segundo numeral hay un análisis en torno a la barrera que sobre la competitividad interna induce la renta por afectación a la baja de la tasa de cambio, impactando la oferta con la masa de importaciones en condiciones de ventaja artificial respecto a las productividades internas.

La quinta sección muestra un enfoque conceptual y un modelo de las bases funcionales del capitalismo rentístico, discriminando, entre otros aspectos, el efecto multiplicador de la renta y su vinculación con el multiplicador autónomo, examinando el condicionamiento sistémico y el límite funcional que impone la renta sobre el desarrollo de las fuerzas productivas. También trae a colación un intento de comprender las deformaciones circulatorias como efecto de respuestas del capital frente a la acción fiscal inducida por las fluctuaciones de los ingresos petroleros. El sector privado halla directamente redituable la relación con el Estado a través de la realización del gasto público. Pero presenta como contradicción la dificultad del equilibrio entre la magnitud de renta devengada por el Estado, la magnitud del gasto público y la tasa de acumulación. El decrecimiento coyuntural de los ingresos petroleros no es correspondido con la flexibilidad del gasto, lo que acarrea por parte del capital una respuesta inflacionaria para preservar o ensanchar la tasa y la masa históricas de ganancia en desmedro del salario real. Se maneja para ello una hipótesis de asincronía de respuesta nominal. En esta sección hay también un examen del capital comercial importador; una precisión conceptual sobre la apropiación mercantil de renta; una digresión crítica acerca de la perceptiva del componente rentístico del salario; y un examen sobre la tributación y la eficacia tributaria en el sistema rentístico.

En la sexta sección hay un tratamiento específico de la acumulación de capital, planteando la hipótesis de que la renta desvía la inversión de capital-dinero del canal de formación de plusvalía relativa, es decir, soslaya la necesidad de la tecnificación continua requerida para amplificar el tiempo excedente sin extender la jornada o reducir el salario real. Es presumible una conducta contingente en la fase de capital productivo que subordina el proceso de acumulación en su conjunto a la eficacia máxima de aprovechamiento del estímulo de demanda rentística y de apropiación de renta mediante la sobrevaluación monetaria, antes que a la optimización y ampliación de tiempo excedente. Por otra parte, la reproducción ampliada rentística es irregular y se halla por lo tanto en “resonancia” con las oscilaciones del sector petrolero. El proceso reproductivo descansa en consecuencia en la imposición de límites internos de la acumulación en coexistencia con fugas de capital, que son contrapartes de las fuentes endógena y exógena de la oferta interna.

En la sección sexta se introduce además un comentario para una visión macro-sistémica, procurando identificar tanto el contexto histórico del entorno global como sus principales condicionantes. Se procede luego a indagar sobre el proceso de acumulación con algunas cifras comprendidas entre 1973 y 1989. De esta indagación es posible inferir que la estabilidad de la acumulación no es necesariamente idéntica a la estabilidad estructural de la reproducción ampliada, supeditada ésta a un sistema cerrado, actuando la salida neta de capital como una válvula de protección útil a sus propietarios para preservar pisos de poder financiero, es decir, niveles históricos de capital-dinero. Prosigue la sección sexta con una visión conceptual de la dinámica rentística de la acumulación basada en el modelo de la sección V, y una exploración del grado de dependencia rentística de la acumulación interna mediante algunos indicadores estructurales compuestos a tal fin.

La séptima y última sección se elabora sobre dos proyectos históricos que han pretendido superar el rentismo por vías opuestas: la perspectiva liberal plasmada en el VIII Plan de la Nación en 1989, conocida como gran viraje; y la revolución bolivariana que despunta en 1999. En cada caso se hacen análisis de datos e información cualitativa para valorar los respectivos alcances, con año límite en 2010. Se destaca que una de las diferencias clave entre ambos procesos fue el tratamiento de la renta fiscal, haciendo del concepto de soberanía y de la vinculación con el capital petrolero trasnacional aspectos cruciales. Pese a todo, el capitalismo rentístico no resulta superado en ningún caso, no obstante mostrar una retracción significativa en la década de los 90. Con la revolución bolivariana, por extraño contraste, aquél experimenta una revitalización dentro de un contexto dramáticamente contradictorio, lo que lleva a formular la siguiente tesis: el goce de una creciente renta petrolera sin el reemplazo sistémico del proceso metabólico mercantil se convierte en un factor objetivo que bloquea el esfuerzo de transición al socialismo.

Como difícilmente puede concebirse un trabajo inocente, éste no escapa a tal consideración. No ha sido el producto de un plan académico, ni de curiosidad ociosa. Al ser un trabajo libre, carente de un jurado formal calificado y por lo tanto susceptible de errores, se ofrece en su integridad al debate abierto y la crítica como un producto de la necesidad de ampliar la comprensión de una áspera realidad que muchos aspiramos transformar desde 1998. Es una modesta contribución que, entre otras, busca reunir material para despejar la diferencia entre el campo del ejercicio económico del gobierno revolucionario bajo la hegemonía capitalista, y el necesario proceso de deconstrucción de ese ordenamiento mediante la formación del poder popular, generando relaciones de producción y distribución emergentes profundamente democráticas y situadas fuera del ámbito mercantil, pero al mismo tiempo galvanizadas desde lo político en el Estado insurgente. Resta alertar sobre el tratamiento que habría de darse a la renta petrolera en el contexto de la lucha de clases, aspecto que escapa a este esfuerzo, y el reconocimiento de que no puede haber en ese contexto ninguna política permanente de estabilización efectiva, debiendo pugnar más temprano que tarde por la supresión de la voracidad rentística de la burguesía 5, que ejerce aun un poder real frente al Estado y frente a las demás clases. Pero eso es materia para otro round discursivo y para el debate.

1 Baptista, Asdrúbal. Teoría económica del capitalismo rentístico, Banco Central de Venezuela, Caracas, 2010.

2 (Baptista, et. al.)

3 En plural tratándose de los roles del capital en la división social del trabajo y sus contradicciones. Las burguesías en plural expresan la dimensión sociológica de la burguesía como clase dominante.

4 Fontana, Josep. La historia de los hombres: siglo XX. Crítica, Barcelona, 2002, p. 193.

5 En singular tratándose de la hegemonía del capital, de su homogeneidad funcional y de su unidad de intereses frente a la clase trabajadora asalariada y frente a la sociedad civil en general. La burguesía en singular expresa una dimensión política e ideológica con un arrogante spirit de corp.