 
	
	1.  INTRODUCCIÓN. PERSPECTIVAS PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO EN UN MUNDO  GLOBALIZADO: DEPENDENCIA TECNOLÓGICA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN: 
   La globalización es uno de los fenómenos  socioeconómicos y culturales más importantes de los últimos años. Muchos son  los intelectuales que han estudiado el tema1  y cada  vez más personas se interesan por una situación que algunos perciben como  actual, pero que en realidad lleva con nosotros muchos años 2. Además  de ello, existen cientos de ideas preconcebidas y “falacias”3  que se  manejan habitualmente con total comodidad por todo aquel que cree tener el  conocimiento suficiente como para elaborar la “fórmula mágica” que permitiría  el desarrollo económico en un mundo globalizado. Sin embargo, una de las  principales evidencias de la globalización es que ni todos los países están  “invitados” a participar, ni todo el mundo parte de las mismas circunstancias  como para percibir como necesariamente positiva la situación actual. 
  La globalización tiene muchas  características pero una de las más evidentes es que no todos los países son  beneficiados por sus “bondades”. Es más, una de las situaciones más obvias y  comunes del mundo globalizado es que mientras a unas naciones les va muy bien,  económicamente hablando, a otras les va muy mal. Y es precisamente esta lógica  de creciente y permanente desigualdad la que permite que el desarrollo  financiero se produzca actualmente a la velocidad y en las condiciones en las  que se da. Nadie puede negar que una de las condiciones más constantes de la  globalización es la movilidad de personas, bienes y servicios, así como un  desarrollo tecnológico nunca visto hasta ahora en la historia de la humanidad.  Por ello, muchos señalan que este fenómeno globalizador está consiguiendo un  mayor desarrollo económico, social, cultural y democrático en todo el mundo.  Sin embargo, esta afirmación sólo requiere de un análisis en profundidad para  que comiencen a aparecer las primeras inconsistencias, tanto teóricas como  prácticas4 .
  Internet se ha convertido en uno  de los principales motores de desarrollo de un proceso globalizador que  supuestamente permite acortar distancias y conectar a todos los países entre  sí, construyendo de este modo el concepto de “aldea global”. La cuestión es,  ¿cuánto hay de “aldea” y de “global” en el mundo en que vivimos en la  actualidad?. La respuesta abruma por lo obvia: muy poco, tanto de uno como de  otro concepto. En primer lugar porque a pesar de que Internet se suele  presentar como un “herramienta” al alcance de todos, y que por lo tanto  facilita el acceso a una suerte de “democracia virtual”, al final, en la  realidad de los hechos se acaba convirtiendo precisamente en todo lo contrario:  una herramienta muy útil para los que pueden acceder a ella, pero que aboca al  mayor de los “aislamientos” a aquellos que no puedan disponer de ella. 
  A estas alturas podría haber  personas que estén pensando, ¿pero quién no puede acceder hoy en día a Internet  si es muy barato o incluso gratis en determinadas ocasiones (ya que en muchos  países, en lugares públicos, el servicio es gratuito)?. En realidad Internet ni  es “barato” ni es gratis, por varios motivos. Para poder acceder a la red de  redes se necesitan varios aparatos electrónicos caros, así como servicios e  infraestructuras con un costo añadido. A saber: 1) Una vivienda o local con  electricidad e instalación eléctrica en buenas condiciones. 2) una instalación  telefónica, un módem o “router” inalámbrico que permita proporcionar el  servicio bien sea mediante cable telefónico o por “wifi”. 3) Una computadora,  laptop, tablet o cualquier otro dispositivo electrónico que permita poder  disfrutar de la conexión a Internet. Si sumamos todos los gastos que suponen  estos servicios evidentemente la cifra se hace prohibitiva para una gran  cantidad de personas, que además de no disponer de electricidad en sus hogares,  tampoco tienen para costearse una línea fija de teléfono y menos aún para  gastarse varios cientos de dólares de media en la compra de una computadora  (elemento básico para poder disfrutar de la red).
  Si tomamos como referencia las  cifras que aporta por el Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo y  que han sido ampliamente difundidas en la web del Movimiento Internacional ATD  Cuarto Mundo, tenemos los siguientes datos sobre la pobreza en el mundo:
  -“Más de mil millones de seres humanos viven con menos de un dólar por  día.
  2.800 millones de personas, es decir, cerca de la mitad de la población  mundial, viven con menos de 2 dólares por día.
  -448 millones de niños sufren de bajo peso.
  -876 millones de adultos son analfabetos, de los cuales dos terceras  partes son mujeres.
  -Cada día, 30.000 niños menores de cinco años mueren de enfermedades que  podrían haber sido evitadas.
  -Más de mil millones de personas no tienen acceso al agua potable.
  -El 20% de la población mundial posee el 90% de las riquezas.”  5 
  Si después de tener en cuenta estos datos señalamos que en el mundo  actualmente según la ONU somos 7 mil 162 millones de habitantes, tenemos que un  poco menos de la mitad de la población mundial vive con menos de dos dólares al  día, y una séptima parte de la población del planeta vive con menos de un dólar  por día 6. Con todo lo anterior en mente se hace evidente que más de la mitad del  planeta apenas tiene para comer. Esto sitúa a Internet como un lujo fuera de  las posibilidades de miles de millones de personas. 
  Si pensamos en el caso particular de México, en el país existen más de  50 millones pobres, casi la mitad de su población7 . A la vez en el país, paradójicamente, se fabrica una gran cantidad de  tecnología, lo que no quita que sufra de una grandísima dependencia tecnológica  de las naciones del primer mundo. Esta “surrealista”situación se explica de  forma sencilla si nos situamos en que en la frontera norte de México con  Estados Unidos el desarrollo de la economía globalizadora ha provocado que se  extendiese un proceso de deslocalización de las fábricas e industrias de  grandes empresas del “primer mundo”. Así, cientos de trasnacionales llevan los  procesos de producción de bienes de electrónica, computación, automotriz, etc.  a ciudades como Ciudad Juárez, donde cientos de maquilas se encargan de  ensamblar todas las piezas de complejos productos cuyos propietarios  intelectuales son grandes multinacionales de países del primer mundo. Así, Olga  Lucía Rodríguez Álvarez, señalaba, ya en 2002 en un artículo académico, lo  siguiente:
“La llegada  de la Maquila y sus compañeros los Parques Industriales 
  Generalmente las ciudades fronterizas resultan un punto de  atracción de inmigrantes, en el caso de Ciudad Juárez el flujo de inmigrantes  provenientes del sur tuvo un alto crecimiento demográfico entre 1940 y 1970.  Este crecimiento se vio intensificado con la suspensión del Programa de Bracero (2) en 1964 que obligó a la repatriación masiva de  trabajadores, muchos de los cuales se quedaron a vivir en Ciudad Juárez.  Entonces el gobierno mexicano lanza el Programa Nacional Fronterizo (PRONAF) tendiente a crear las condiciones  institucionales para fomentar el desarrollo industrial a lo largo de la  frontera (Herzog, 1990:53) y así cambiar la imagen de toda la frontera de  México hacia los Estados Unidos y generar mayores fuentes de empleo. Por su  parte el sector privado, frente a la fuerte crisis de empleo de los años 70,  tuvo la iniciativa de inducir a un nuevo desarrollo para el Estado (3) a través de la transición del sector primario a una  economía secundaria o industrializada. Así deciden que el camino era la  industria maquiladora porque requería relativamente poca inversión y por la  alta capacidad que tenía para generar empleo. Se hizo la actividad de  promoción, trabajo en conjunto entre empresarios y gobierno, se hicieron  inversiones en puentes, vías, centros comerciales con el cual se demostró el  potencial que podrían tener para la atracción de capital para el ensamble de  plantas o maquiladoras. Por definición la maquiladora es una planta industrial  extranjera que posee, controla o subcontrata operaciones que procesan  temporalmente componentes importados en México para la exportación. La  industria maquiladora de exportación es el conjunto de empresas o  establecimientos que se dedican a realizar alguna o varias de las etapas del  proceso productivo. La actividad de la maquila está destinada a la  transformación, elaboración y reparación de mercancías de procedencia  extranjera, importadas temporalmente, para su posterior exportación. (INEGI,  1994:1) Una de las características principales de esta actividad es la  utilización intensiva de mano de obra, lo cual genera una significativa  cantidad de empleos en los lugares donde se establecen. En 1966 Ciudad Juárez  fue asiento de las primeras maquiladoras y con ella el desarrollo del primer  Parque Industrial en México, muy al estilo de los parques industriales  estadounidenses y con los requerimientos establecidos por ellos (áreas verdes,  número de estacionamientos,  etc.). Las localizaciones más favorables para las plantas de este tipo siguen  siendo los parques industriales en la zona fronteriza norte del país que ofrece  a las empresas sus instalaciones industriales en arrendamiento o venta y se  esmeran en tenerlas listas para ocupación inmediata o en caso contrario cumplir  rápidamente con los requerimientos de los clientes. Actualmente se encuentran  en todo el estado de Chihuahua 26 desarrollos industriales que incluyen  Parques, Ciudades y Corredores Industriales en los que existen 549  establecimientos, de los cuales 371 pertenecen a Ciudad Juárez junto con Nuevo  Casas y 130 se dedican a la industria manufacturera. Ciudad Juárez, como otras  ciudades de la frontera, presentó una serie de elementos que la hicieron  atractiva para la instalación de las plantas maquiladoras, entre ellas la gran  oferta de mano de obra barata, su proximidad geográfica con Estados Unidos que  disminuyó los costos de transporte entre las plantas y además le permitió al  personal estadounidense que viviera en su país y viajar a diario hasta su lugar  de trabajo (CEPAL, 1996:44). Por todas estas razones no es de extrañar que en  su territorio se hayan localizado el mayor número de plantas maquiladoras del  Estado (4) y que sea quien destaca en primer lugar en ocupación de  personal en los parques industriales con 360.620 personas ocupadas (INEGI,  1999).”  8. 
  Así, en la localidad fronteriza se da la “extraña” circunstancia  de que una producto de tecnología o electrónica como un televisor que ha salido  de las grandes empresas maquiladoras de Ciudad Juárez, cuesta un tanto por  ciento más en la ciudad mexicana que en su vecina estadounidense, El Paso,  separada por apenas metros en algunos tramos de frontera. Esto se entiende  fácilmente por la dependencia tecnológica, ya que los productos fabricados en  México son en la mayoría de los casos “inventados” y patentados en Estados  Unidos. Así, las causas de la dependencia tecnológica que provoca esta  situación y otras muchas serían, según el profesor de Economía de la UNAM  Salvador Medina Ramírez, las siguientes:
  “México es un país dependiente de la tecnología que se genera en  otras partes del mundo. Es innegable que el país no ha participado activamente  en ninguna revolución tecnológica sucedida hasta el momento; nunca se ha caracterizado  por construir locomotoras, por dominar la energía atómica, por ser una  potencia en la biotecnología o en la fabricación de chips de computadora, por  citar algunos ejemplos. México, como resultado, sufre un retraso en tecnología.  Entonces, a qué se debe esta dependencia. La respuesta es a la escasez de  desarrollo científico nacional que derive en nuevas tecnologías aplicadas a la  producción; pero en tal caso, por qué sucede o ha sucedido esto. El fenómeno no  tiene una solución simplista ni mucho menos se puede resumir en unas cuantas  líneas. Aun así es posible explicar a grandes rasgos esta problemática sin  recurrir a un examen histórico de la nación desde sus inicios. Las razones se  pueden agrupar en tres grandes grupos. En primer lugar, la ausencia de  inversión de los empresarios en investigación y desarrollo tecnológico  (I&D), debido a diversos factores: falta de visión, escasa vinculación con  los sectores académicos, no se considera rentable invertir en I&D, falta  de apoyo financiero, es más barato importar la tecnología en vez de desarrollarla.  En segundo lugar, un bajo apoyo a la I&D por parte de las instituciones  gubernamentales por diversos motivos: restricciones presupuestarias, falta de  visión o ignorancia de los gobernantes, corrupción, motivos políticos,  etcétera. Por último, la limitada presencia de capital humano enfocado a la  I&D provocada por la falta de una educación adecuada y por la fuga de talentos  al extranjero.” 9 . 
  Tal y como indica  Medina Ramírez, actualmente el país se encuentra en dependencia tecnológica en  el primer mundo porque no ha desarrollado entre otras cosas investigación e  investigadores en ramas tan estratégicas como la de la Biotecnología. Uno de  los motivos directamente relacionado con lo anterior sería que precisamente no  existe una política a nivel nacional lo suficientemente fuerte como para  conseguir el fomento de lo que se denomina I+D+I, es decir, inversión en  investigación y desarrollo. Tal y como se señala en la introducción del  documento titulado “Evaluación de la  política de I+D e innovación de México (2001-2006). Informe del Panel  Internacional Independiente”:
  “El  sistema mexicano de ciencia, tecnología e innovación (CTI) es pequeño y se  caracteriza por su falta de articulación. La interacción entre los diversos  actores del sistema (universidades, centros públicos de investigación (CPI),  empresas y otros agentes del sector productivo, administraciones públicas,  organismos sin ánimo de lucro, etc.) es limitada. Utilizando la metáfora del  sistema, se puede decir que el sistema mexicano no existe, porque lo que  caracteriza un sistema son las interacciones entre sus partes y la emergencia  de una dinámica nueva en la que los diversos elementos evolucionan  conjuntamente. Sin embargo, en el sexenio pasado se han producido avances en  este ámbito. El sistema mexicano de CTI presenta un importante atraso relativo, tanto  respecto a los países de la OCDE, como a los países emergentes, que es  resultado simultáneo de una insuficiente capacidad de la producción de  conocimiento y, a la vez, de la escasez de la demanda y de la inadaptación  entre ésta y la oferta pública. La sociedad y el sector productivo otorgan una  importancia reducida a los problemas del desarrollo científico-técnico y de la  innovación; además los recursos que el Gobierno mexicano asigna en los  presupuestos anuales a la ciencia y la tecnología son muy escasos y dificultan  la viabilidad de una política activa que contribuya a resolver los problemas en  este ámbito y a mejorar su contribución al crecimiento económico y al bienestar  social; además las estructuras institucionales y los mecanismos de gobernanza  presentan importantes deficiencias. La situación de México en materia de CTI se  encuentra en un círculo vicioso. Es urgente romper esta situación por medio de  una acción de gobierno decidida; pero para que esa acción de gobierno sea algo  más que retórica se necesitan los recursos presupuestarios que permitan avanzar  hacia los objetivos señalados. México se  caracteriza, por un lado, por una limitada capacidad de producción (oferta) de  conocimiento científico y tecnológico (codificado en publicaciones y  patentes, o tácito en las competencias  adquiridas por las personas). Esta  reducida oferta se mide de diversas formas, por ejemplo: el número absoluto y  relativo de egresados (licenciados, maestros y doctores) con competencias  científico técnicas, así como sus niveles de formación y capacitación para  incorporarse al mercado de trabajo; el número de investigadores, tanto en  el sector público como en el privado; la ausencia de un papel significativo de  las empresas en la realización de actividades de investigación y desarrollo  (I+D), incluso en la etapa de desarrollo de productos y servicios, por lo que  cuando innovan lo hacen exclusivamente a nivel local, etc. Por otro lado, el sistema mexicano de innovación se caracteriza por una  escasa demanda de tecnología, conocimiento y recursos humanos altamente  cualificados por parte de las  empresas. Las empresas en general (ya sean multinacionales o empresas  mexicanas) compiten internacionalmente por medio de bajos costes laborales, y  nacionalmente a través de una tenaz defensa de sus posiciones dominantes en el  mercado interno. Existen pocos casos de empresas mexicanas que basen su  posición competitiva en mercados internacionales en el uso avanzado de la tecnología  y en la aplicación y utilización del conocimiento producido por ellas mismas.  El recurso a la compra de tecnología en el exterior, cuando se ha necesitado,  ha sido la pauta dominante. El mercado mexicano y los niveles de competencia  existentes no parecen jugar un papel determinante para forzar a las empresas a  utilizar el conocimiento, la ciencia y la innovación como mecanismos clave en  sus estrategias competitivas. Esto se refleja en una baja contratación de  recursos humanos altamente calificados por parte de las empresas,  particularmente doctores, aunque la incorporación y el papel de los ingenieros  en las grandes y medianas empresas sea reconocible…” 10 .
  Y si nos fijamos específicamente en el papel jugado en esta situación  por las universidades y los centros de investigación en el país, el mismo  documento señala que: 
  “… Por añadidura, el sistema de  producción de conocimiento científico y tecnológico está dominado por las  universidades y CPI, y sus investigadores responden a una estructura de  incentivos que se limita a fortalecer una parte de su actividad, aquella que se  plasma en artículos y publicaciones científicas. A esta orientación en exceso academicista e individualista –que sin embargo  ha servido para elevar los estándares de calidad y la producción científica- ha  contribuido la orientación dominante en el Sistema Nacional de Investigadores  (SNI). El SNI y sus pautas de funcionamiento tienen un impacto en la estructura  de incentivos de los investigadores del sector público que explica las  actitudes y las estrategias que conducen a consolidar la orientación  preponderante de corte academicista, que tiende a aislarles e incomunicarles  del mundo de la empresa y de la producción, y fomenta la conversión de  universidad y CPI en mundos auto-referenciados., exclusivamente coherentes con  el modelo tradicional de la carrera académica; aunque bien es verdad que ha  facilitado el desarrollo de la práctica de los “entregables” como productos  finales. La existencia de un fuerte sistema universitario en Estados Unidos,  con altos niveles de excelencia y tradición de cooperación con la empresa,  tampoco influye de manera positiva en las oportunidades para las universidades  y CPI mexicanos, que corren el riesgo de ver como empresas mexicanas recurren a  universidades y entidades más allá de la frontera. El sistema de CTI carece de  las propiedades sistémicas que permiten romper el nudo gordiano de la falta de  interacción entre oferta y demanda. Hasta hace poco tiempo no se han comenzado a desarrollar mecanismos y funciones de vinculación  entre los actores del sistema (dispositivos para garantizar la transferencia de  conocimiento), ni los recursos humanos altamente capacitados han influido hacia  la empresa, para aumentar su capacidad de absorción. Salvo excepciones, los  niveles de vinculación y colaboración del sector público investigador con las  empresas con reducidos, y la estructura de incentivos de los diversos actores  tiende a impedir que esa cooperación se convierta en palanca esencial para la  ruptura del círculo vicioso y para la utilización del conocimiento científico y  tecnológico a favor del desarrollo económico de México y la mejora  del bienestar social de sus ciudadanos. En  resumen, el principal problema de México  al comienzo del sexenio pasado seguía siendo la desarticulación del sistema y  la falta de interacciones entre los actores de la I+D y la innovación. Sin  embargo, la ausencia de demanda tecnológica y de conocimiento por parte de las  empresas es el problema más grave, porque dificulta que la limitada producción  científico-técnica, que hay que aumentar de manera importante, se oriente no  sólo al mundo académico sino también a satisfacer las necesidad científicas y  tecnológicas de las empresas y de la sociedad.” 11 .
  Para superar esta  situación los medios de comunicación cumplen una función esencial: difunden los  avances científicos y permiten así obtener mayores presupuestos para las  investigaciones desarrolladas en las universidades y en los centros de  investigación. Sin embargo, precisamente a todo lo anterior en México se une la  circunstancia de que los medios de comunicación no llevan a cabo, tanto como  sería deseable, una buena labor de divulgación, por lo que la situación se  acaba agravando. Es decir, si la sociedad no conoce lo que hacen sus  científicos a través de los medios de comunicación, es muy difícil que vayan a  recibir dicha información por otras vías, y por lo tanto tampoco entenderán la  necesidad de financiar investigaciones relevantes, puesto que no tendrán los  datos necesarios para valorarlo correctamente. En concreto Marisa Avogadro  señala:
  “El escritor científico Luis Estrada y la  profesora Patricia Magaña, de la UNAM, refieren que los riesgos que amenazan la  labor de la divulgación en los países de América son los siguientes:
  1. El primero es que la improvisación tiende a  convertirse en la forma definitiva de trabajar. Muchos creen que cualquiera  puede divulgar la ciencia y que esta labor es esencialmente filantrópica.
  2. Carencia de escuelas y de otros medios de  formación de divulgadores de la ciencia.
  3. Creer que el manejo de un medio de  comunicación es suficiente para hacer la divulgación científica.
  4. Abuso del aspecto lúdico de la comunicación de  la ciencia. Hay actividades, en especial algunas dedicadas a los niños, en las  que, con el pretexto de dar el conocimiento científico como un asunto fácil y  divertido, todo queda reducido a información trivial.
  5. Algo que suele olvidarse es que una de las  características esenciales de la ciencia es el procedimiento empleado para  construirla, un proceso permanente que está siempre sujeto a prueba, tanto en  sí mismo cuanto en sus resultados.
  6. Otro problema es la estrechez del concepto de  cultura en estos países, que, aun habiéndose ampliado últimamente, no comprende  todavía a la ciencia. Uno de los propósitos de la divulgación debe ser corregir  esta situación.
  7. La divulgación de la ciencia que necesitan no  puede ser una copia de la que realizan los países más desarrollados sino una  parte del proyecto educativo de cada nación.
  8. En general, los científicos mexicanos juegan  el papel de comunicadores de la ciencia y se involucran en proyectos de libros,  artículos en revista, asesoran salas de museos o conceden entrevistas. Este  trabajo lo consideran más una labor social a la que destinan generalmente sólo  su escaso tiempo libre, y muchos de ellos piensan que son los únicos capaces de  hablar de ciencia. La tarea de divulgar es vista como algo secundario o menos  valioso, en relación con la investigación". (CALVO HERNANDO; M. 1999:  126/7).”  12.
  Es más, según se señala en la página web del gran divulgador científico  Manuel Calvo Hernando, la importancia de la divulgación científica radica  precisamente en sus funciones: 
  “Las funciones de la divulgación científica son múltiples y  de grandes consecuencias: prolonga, corrige y completa la instrucción escolar,  que se halla inevitablemente retrasada en relación con la marcha del progreso;  despierta vocaciones de investigadores y, con ello, se pone directamente al  servicio de la ciencia creadora a la cual sirve también iniciando a la gran  mayoría en el conocimiento del poder y la eficacia del conocimiento; atrae  hacia éste el interés y el sostén de la opinión; establece un vínculo entre los  especialistas de diversas disciplinas, pues gracias a ella el físico no ignora  los avances de la biología, ni el biólogo los de la física; informa -o podría  informar- a los estadistas que cada día tienen más necesidad de no permanecer  ajenos a las adquisiciones de la ciencia. Pero en realidad, por importantes que  sean estas funciones de la divulgación de la ciencia, nada tienen que ver con  su misión real y específica, que consiste en hacer participar al mayor número  de personas en la dignidad soberana del conocimiento; en velar por que la  multitud reciba un poco de lo que constituye el honor del espíritu humano y no  se mantenga al margen de la grandiosa aventura de la especie; en acercar a los  hombres entre sí en la lucha por reducir esa distancia tremenda, aunque invisible:  la ignorancia; en combatir el hambre espiritual y la consiguiente falta de  desarrollo, proporcionando a cada uno la ración mínima de calorías  espirituales... (Rostand, 1960). Lionel de Roulet ha recordado que la  Asociación francesa de escritores científicos es necesaria en todos los  niveles, de la escuela primaria al Premio Nóbel. En este sentido, a la  divulgación se le reconocen cuatro funciones principales: 1. La primera podría  definirse así: la divulgación científica es la ciencia sin dolor. 2. La segunda es un nivel más alto, la ciencia como  elemento básico de la cultura general. 3.  La tercera se dirige a establecer una comunicación entre las distintas  especialidades científicas. 4. Una cuarta  función sería la expresada por este pensamiento actual: la ciencia no es  completa hasta que se comunica. Sólo es ciencia la ciencia transmisible decía  el gran hombre y también divulgador, Leonardo de Vinci. En su libro de 1988, La  communication scientifique publique, Fayard, comentaba que a lo largo de una veintena  de años de existencia (ahora tendríamos que decir, una treintena), la  comunicación científica pública contemporánea parece anunciar su entrada en la  bolsa de las industrias culturales. Después del tiempo de la divulgación, y  luego de la acción cultural científica, suena la hora de un funcionamiento más  mediático, al menos en Europa, porque en los Estados Unidos el New York Times  ya publicaba en los años 20 del pasado siglo, materiales de difusión  científica, como crónicas, reportajes, editoriales, etc.
  Ante la imposibilidad de hablar aquí de todos de  modo pormenorizado, me limito a los grandes maestros, muy distintos uno de  otro, pero unidos ambos por la pasión de divulgar el conocimiento. Está por  hacer la historia del periodismo científico en Iberoamérica. Mientras alguien  acomete esta empresa tan necesaria, quisiera recordar a varios creadores. El  primero es el brasileño José Reis. Por fortuna, él mismo nos ha contado los  pormenores de su trabajo, en el artículo "O Caminho de um divulgador".  Y en el prólogo de uno de sus libros más conocidos, Eduacaçao è investimento,  Tristao de Athayde dice de él: "Es un caso posiblemente único en nuestra  historia cultural: un hombre de ciencia auténtico que se convierte en auténtico  periodista". El boletín Informativo JR, del Núcleo José Reis de  Divulgación Científica (Universidad de Sao Paulo, mayo-junio 1997) publicó  textos sobre el Dr. José Reis, con motivo de sus 90 años. Otro destacado  divulgador, el médico y periodista argentino Dr. Jacobo Brailovsky, Presidente  de Honor de la Asociación Argentina de Periodismo Científico, pasa ya también  de los 97 años de una vida plena dedicada al ejercicio de la medicina y del  periodismo. Otro gran divulgador ha sido Arístides Bastidas, que dirigió la  página científica diaria de El Nacional, de Caracas, y en ella publicó, durante  más un cuarto de siglo, una columna leída en todo el país. Sin haber cursado  enseñanza superior, era profesor honorario de varias universidades. Escribió  algo más de una veintena de libros, y sobre su figura se han hecho tesis  doctorales y otros estudios, y se han publicado biografías. Su búsqueda de la  noticia científica y tecnológica, sus esfuerzos de promoción de instituciones  de ciencia y tecnología en Venezuela, su preocupación por elevar el nivel del  periodismo científico en Iberoamérica (juntos fundamos la Asociación Iberoamericana  de Periodismo Científico), su visión de la divulgación de la ciencia como  instrumento para lograr la autodeterminación tecnológica y cultural de los  países en desarrollo, han hecho de él un gigante del periodismo científico de  América. “ 13 . 
           Y si nos preocupamos por la perspectiva  didáctica de esta divulgación de la ciencia, en la misma web Calvo Hernando,  hace hincapié en la vocación educativa de la divulgación: 
  “Martín Bonfil Olivera, de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la  UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), autor del texto “La difusión  cultural de la ciencia: un puente para reintegrar la ciencia a la cultura”,  distingue en su trabajo la concepción “cultural” de la divulgación científica,  que pretenden ubicar a la ciencia como una parte de la cultura, junto con las  artes y las humanidades; la divulgación científica con vocación didáctica se  caracteriza por su objetivo, que es esencialmente enseñar; muy cercana a esta  se encuentra la visión vocacional de la divulgación, que no se propone enseñar,  sino promover el estudio de carreras científicas; la divulgación recreativa  buscar el placer del conocimiento; la de carácter democrático o social puede  concebirse como una labor social, cuyo fin primario es democratizar el  conocimiento científico, ponerlo al alcance de todos los ciudadanos.
  Hay también, para el autor mexicano, otros tipos  de divulgación: la periodística, que enfoca las noticias en su sentido de  novedades; la divulgación escéptica, que combate las creencias  pseudocientíficas, las supercherías y supersticiones y difundir los hábitos de  pensamiento crítico y racional: la difusión cultural de la ciencia, que busca  fomentar lo que podríamos llamar “la apreciación de la ciencia”, y es la más  profunda y a la vez la que abarca con mayor amplitud a las demás concepciones.  La divulgadora y escritora mexicana Ana María Sánchez Mora, recuerda que un día  cierto periodista mexicano le preguntó “Cómo se aprende a hacer divulgación”,  obtuvo la respuesta siguiente: ¿Divulgación?  ¿De cual? ¿Para niños, adolescentes o adultos? ¿para primaria, secundaria o  enseñanza superior? ¿Para científicos de otras especialidades? ¿Por escrito, en  vídeo o por radio? ¿Estilo literario o periodístico? ¿Cómo cuento, entrevista,  ensayo o guión? ¿Modelo Gamow, Asimov, Sagan, Jay Gould o Dawkins?. Con esta  respuesta, Sánchez quiso mostrar al periodista la gama de posibilidades que  existen dentro de la divulgación de la ciencia. Por eso aceptó ser nuevamente  interpelada. ¿Cómo puede llegar alguien a ser divulgador?. Aunque no lo parezca a primera vista, esta pregunta es  semejante a cuestionar cómo puede aprender un pintor a pintar, un escritor a  escribir y un compositor a componer. En el caso de la divulgación no hay un  método que se nos enseñe, no hay libros de texto, ni exámenes. Los de mi  generación y quienes nos precedieron no tuvimos una escuela formal; hemos  aprendido en la práctica, con suerte a la sombra de un divulgador ya formado y  hasta reconocido. Como en cualquier actividad intelectual, con escuela o sin  ella, algunos han trascendido al encontrar un estilo propio, una definición  original, una manera muy personal de hacerla. Y si en suerte les tocó llegar a  ser considerados divulgadores de primera línea, tal vez pudieron retribuir ese  conocimiento empírico a otros jóvenes aprendices. Sólo a unos cuantos, pues fue  una enseñanza individualizada. La  experiencia acumulada en seis ediciones de la diplomatura de la DGDC, ha  permitido identificar varios obstáculos en la enseñanza de la divulgación. Ana  María Sánchez destaca los siguientes: 1. La divulgación no es una disciplina,  de modo que no tiene un método que le sea inherente. 2. La ausencia casi total de reflexiones escritas  sobre cómo hacer la divulgación. Eso incluye la necesidad de una antología  mínima de los clásicos de la divulgación. 3.  Se requiere también un conjunto de normas, extraídas de la práctica constante,  sobre el mínimo de recursos que un divulgador debe conocer y saber utilizar  para hacer su trabajo. 4. Hacen falta  criterios sólidos para evaluar el trabajo. 5. Se precisa de una institución que  respalde el proyecto de enseñanza que le permita ser reproducible y que le  otorgue garantía de calidad.
  Hace algo más de medio siglo, los participantes en un  coloquio del Consejo de Europa establecieron la necesidad de estudios, en buena  parte, no se han llevado a cabo todavía, sobre las cuestiones siguientes: -Las  motivaciones. ¿Por qué el público se interesa por la ciencia?. -El nivel social  de los diversos tipos de público. ¿A quién se dirige la divulgación? ¿A quiénes  interesa?. -Las formas de la  divulgación. ¿Cómo presentar la ciencia a los no iniciados? ¿Por qué medios?. -Los contenidos de la divulgación. ¿Qué  elegir entre los temas, productos y servicios de la ciencia y la técnica?. -Los  autores. ¿Quiénes pueden o deben presentar la ciencia al público?”14 .
  Pero  quizás de toda la información disponible en la ya mencionaba web de periodista  y divulgador científico Manuel Calvo Hernando, la que permite entender mejor la  problemática a la que se enfrenta la ciencia en América Latina y su relación  con la divulgación científica es la siguiente:
  “El Dr. Marcelino Cereijido, Profesor Titular en el Centro de  Investigación y de Estudios Avanzados de México, nacido en Argentina, es uno de  esos científicos, poco abundantes entre nosotros, que hace compatible su  investigación en fisiología con la publicación de artículos y libros donde se  plantea los grandes problemas de la ciencia en su ámbito, Iberoamérica en este  caso. Hace tres años, escribió una frase que desencadenó un aluvión de  reacciones de muy diversos signos: "En Latinoamérica ya tenemos  investigación, el próximo paso sería desarrollar la ciencia". Luego  publicó un libro donde explica lo que él llama su "exabrupto", Por  qué no tenemos ciencia (Siglo XXI Editores). En el capítulo final del libro, La  hora de la divulgación, Cereijido afirma que casi toda la comunicación de la  ciencia es divulgación. Uno de los mensajes de este libro es que para tratar de  desarrollar la ciencia de los países iberoamericanos, junto con los hechos de  la naturaleza debe divulgarse su historia, su sociología y su geografía.  "Debemos adaptar nuestra divulgación -afirma el Dr. Cereijido- para que el  filósofo, el historiador, el funcionario, el empresario y el legislador  entiendan a los investigadores de su país, y comprendan que si bien la  investigación depende de los investigadores, de modo preponderante, la ciencia  depende crucialmente de ellos mismos. El día en que a cada uno de los actores  le quede claro cuál es su inserción en este sistema complejo, comenzaremos a  desarrollar por fin nuestra ciencia"15 .
  A pesar de todo lo señalado anteriormente a través de los  mencionados expertos en la divulgación científica, los medios constituyen un  elemento importante en esta estrategia de difusión de la ciencia pero no son  suficientes por sí mismos. Por ello se necesita abordar el problema de la  dependencia tecnológica desde sus orígenes: La educación Universitaria. 
2 Wallerstein, Immanuel. Análisis de sistemas-mundo. Una introducción, Siglo XXI Editories, México, 2006.
3 Beck, Ulrich. ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización, Editorial Paidós, Barcelona, 2004.
4 Santos, Milton. Por otra globalización. Del pensamiento único a la conciencia universal, Convenio Andrés Bello, Colombia, 2004.
 5 Consultar el siguiente sitio web para obtener las  cifras oficiales: 
     http://www.un.org/spanish/esa/sustdev/agenda21/agenda21spchapter3.htm 
http://www.un.org/es/publications/publipl45.shtml 
      http://www.movimiento-cuartomundo.org/Cuanta-gente-pobre-hay.html 
      http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2014/07/24/onu-mas-de-2-mil-200-millones-de-personas-en-el-mundo-son-pobres-4820.html
 6 Consultar el siguiente sitio web para obtener las  cifras oficiales: 
      http://www.un.org/spanish/esa/sustdev/agenda21/agenda21spchapter3.htm
http://www.un.org/es/publications/publipl45.shtml 
      http://quo.mx/noticias/2013/07/10/cuantos-somos-en-el-mundo
     http://www.bancomundial.org/odm/pobreza-hambre.html
7  Consultar los siguientes sitios webs donde aparece una  gran cantidad de información sobre la pobreza en México: 
    http://www.excelsior.com.mx/nacional/2014/05/18/959942 
     http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2014/04/29/la-mitad-de-los-40-millones-de-ninos-y-jovenes-mexicanos-viven-en-pobreza-8902.html 
      http://www.etcetera.com.mx/articulo/en_pobreza_multidimensional,_46.2&_de_mexico_inegi/17600/ 
    http://www.coneval.gob.mx/Medicion/Paginas/Medición/Pobreza%202012/Pobreza-2012.aspx 
     http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:sqF-5BVskKIJ:www.inegi.org.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/Contenidos/estadisticas/2014/justicia0.pdf+&cd=1&hl=es-419&ct=clnk&gl=mx 
     http://www.onu.org.mx/objetivo1.html 
8 Rodríguez Álvarez, Olga Lucía. “La ciudad que hace la maquila: El caso de Ciudad Juárez (México)”. Scripta Nova, Revista Electrónica de Geografía y Ciencia Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. VI, número 119 (53), 1 de agosto de 2002. Consultar en: http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn119-53.htm
 9 Medina Ramírez,  Salvador. “La dependencia tecnológica en México”. Economía, Número 330, Octubre de 2004, pp. 73, 74. Disponible:
      http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:ohpc5_1FK54J:www.economia.unam.mx/publicaciones/reseconinforma/pdfs/330/07SalvadorMedina.pdf+&cd=1&hl=es-419&ct=clnk&gl=mx
10 Sáenz Menéndez, Luis (coord.). Evaluación de la política de I+D e innovación de México (2001-2006). Informe del Panel Internacional Independiente. Documento Provisional para Debate, 7 de febrero 2007, pp. 5. Disponible en: www.adiat.org/es/documento/18.pdf
11 Sáenz Menéndez, Luis (coord.). Evaluación de la política de I+D e innovación de México (2001-2006). Informe del Panel Internacional Independiente. Documento Provisional para Debate, 7 de febrero 2007, pp. 6.
12 Avogadro, Marisa. “Periodismo científico en México”. Razón y palabra, número 36, diciembre de 2003. Disponible en: http://www.razonypalabra.org.mx/comunicarte/2003/diciembre.html
13 Calvo Hernando, Manuel. “Ciencia y periodismo científico en Iberoamérica”. II Congreso Iberoamericano de Comunicación y I Reunión Iberoamericana de Radios Universitarias, Granada, 2005. Consultar el siguiente enlace web: http://www.manuelcalvohernando.es/articulo.php?id=38
14 Calvo Hernando, Manuel. “Ciencia y periodismo científico en Iberoamérica”. II Congreso Iberoamericano de Comunicación y I Reunión Iberoamericana de Radios Universitarias, Granada, 2005. Consultar el siguiente enlace web: http://www.manuelcalvohernando.es/articulo.php?id=38
15 Calvo Hernando, Manuel. “Ciencia y periodismo científico en Iberoamérica”. II Congreso Iberoamericano de Comunicación y I Reunión Iberoamericana de Radios Universitarias, Granada, 2005. Consultar el siguiente enlace web: http://www.manuelcalvohernando.es/articulo.php?id=38