EL COLEGIO ELIZA BOWMAN DE CIENFUEGOS (1907-1940)

EL COLEGIO ELIZA BOWMAN DE CIENFUEGOS (1907-1940)

José Antonio Ramírez Jiménez (CV)
Zusana Carrillo Vidal

Universidad de Cienfuegos

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1.3 Protestantes en Cuba: metodistas

Yoana Hernández declara en sus escritos que “las instituciones protestantes fundadas en Cuba con más antigüedad coinciden con las que arribaron a Norteamérica. Ellas son la Iglesia Episcopal o Anglicana, la Iglesia Metodista, las Iglesias Bautistas, la Iglesia Presbiteriana y la de Los Amigos Cuáqueros. Todas ellas conforman el protestantismo histórico en Cuba o lo que algunos autores refieren como la segunda evangelización”. (Hernández Suárez, Y.1990: 56-57)
Los protestantes se establecieron en casi todo el territorio cubano como individuos, como familias, y a menudo en forma de comunidades enteras. Con ellos no solo trajeron las experiencias de trabajo y capitales, sino también sus costumbres y hábitos de vida además de su religión. Los cubanos que luego de la Guerra del 95 regresaron de los EE.UU, ya fuesen protestantes o no, traían en su mente la idea de un pluralismo religioso que en nada coincidía con la concepción española de una religión única como la oficializada en Cuba.

La Constitución Provisional, dictada por el general Leonard Wood, en octubre de 1898, hacía referencia a la libertad de cultos (cristianos, por supuesto).El artículo II de la Constitución Provisional planteaba que “Todos los hombres tienen el derecho natural e irrevocable de adorar a Dios Todopoderoso de acuerdo con los dictados de su propia conciencia (…) Todas las iglesias cristianas serán protegidas y ninguna oprimida” con lo cual daba curso legal, por primera vez en Cuba, a la libertad de credo para el ejercicio espiritual de las iglesias cristianas, tanto católicas como protestantes. En ese sentido difundieron su idioma, las costumbres, instituciones, y también, lo que a muchos enorgullecía: “los logros de los Estados Unidos”. 1
Propagar esa forma de vida era, en la interpretación de los misioneros norteamericanos, una forma de llevar la “modernidad” 2a otras tierras. En esa época el sistema de educación pública se encontraba en condiciones nada halagüeñas con diversos grados de desorganización y descrédito; los colegios públicos, por su parte, tenían pocos maestros y dinero. De ahí que los centros de educación misioneros vinieran a satisfacer necesidades reales e inmediatas. Los proyectos en estas escuelas incluían educar a muchachos de ambos sexos, de todas las edades, educación adulta, programas para discapacitados (ciegos, sordos), internados para los hijos de familias acomodadas y asilos para huérfanos. (Hernández Suarez, Y. Op. Cit.)
El Obispo metodista de Georgia, Warren A. Candler luego de realizar una visita de exploración a nuestra Isla devastada de oriente a occidente por la guerra recién finalizada, declaraba lo siguiente: “El protestantismo debe venir acá y hacerlo rápidamente. El mundo vio en la Revolución Francesa de 1789 lo que sucede cuando un pueblo explotado se rebela contra la monarquía y la clerecía en un mismo acto, y no tiene una mejor fe a la que echarle mano para situarla en el lugar en la que ha abandonado. Es posible que ocurra lo mismo en esta Isla si nuestro pueblo creyente no se mueve con rapidez para encarar una responsabilidad en este momento crucial. El patriotismo, la fe y el humanitarismo deben impulsar a las iglesias protestantes de los Estados Unidos a apoyar en amplio modo la obra de educación y evangelización por la que Cuba clama…” (Pichardo, H. Op. Cit.: 51)
Yoana Hernández Suárez se refiere a la divergencia de criterios relacionados en la autenticidad o no del plan de instrucción de los misioneros planteando: “Éstos van de tildarlos como copias exactas de los planes norteamericanos o clasificarlos como “moderados” y en ocasiones con interés en adaptarlos a las condiciones propias de los cubanos. La primera parece ser la de mayor cantidad de adeptos. Las fuentes consultadas coinciden en que los misioneros aspiraban a reorganizar el sistema de valores de la vida cotidiana: involucrar a los cubanos en un diálogo cuyos términos trataban de controlar y donde su estructura transmitía las presunciones de las jerarquías religiosas norteamericanas”. (Hernández Suarez, Y.2006: 55)
Los credos cristianos protestantes tuvieron siempre el rechazo de la administración colonial debido a su protección hacia la Iglesia Católica, que era la oficial. No puede soslayarse el interés que pudo haber tenido el gobierno norteamericano para el arribo de las sectas cristianas protestantes. De aquí se puede vislumbrar que para el gobierno estadounidense la Iglesia Católica no satisfacía sus intereses debido al dogmatismo implantado en sus aulas y su filiación con el antiguo estatus de la Isla.

Los principales introductores de estas creencias en Cuba eran misioneros norteamericanos o de sectas radicadas en ese país; y todo ello coincidió con la época en que en los Estados Unidos se desarrolló un interés por disputarle la colonia de Cuba a España, por vías pacíficas o con métodos de guerra.(Hernández Suarez, Y.2006: 53) Una opinión autorizada en este sentido y a la cual se refiere  Yoana  Hernández,  es la del doctor en teología, profesor y pastor protestante cubano Sergio Arce Martínez: “El gobierno de los Estados Unidos [estaba], ávida de engullirse a Cuba, hacer de ella su Nueva Colonia, y las Iglesias ávidas, por su parte, de conquista para la fe evangélica, las almas perdidas de los cubanos, con el deseo de realizar en esta tierra el viejo sueño frustrado en el norte brutal de una sociedad de puritanos.”(Hernández Suarez, Y.2006: 54)
Entre las diferentes misiones protestantes que llegan a Cuba se encontraba la Asociación Metodista. 3 Varios fueron los intentos de estos misioneros para la entrada en la Isla pero la supremacía de la Iglesia Católica imposibilitaba que se concretara su labor. Las primeras escuelas metodistas de las cuales se tiene conocimiento datan de 1899, una fundada por el misionero Thad E. Leland en la Calle Virtudes de La Habana y la otra en la indómita región oriental por el Reverendo H. B. Someillán, pastor de la Iglesia Metodista en Santiago de Cuba.

Entre los colegios que se establecieron se encontraban: Matanzas-Irene Tolland College, (para niñas y señoritas); Marianao-Buenavista (para niñas y señoritas); y en Cienfuegos el Eliza Bowman (para niñas y señoritas); en Camagüey-Pinson (para varones); La Habana-Candler College (para varones); Santiago de Cuba-Wesley (para varones) y Guaro-Agricultural and Industrial School (para varones). 4
La primera se fundó cuando el obispo de la Iglesia Metodista de la Florida, el Reverendo metodista Candler, propuso dar un nuevo impulso a la obra misionera iniciada en Cuba en 1883, mediante proyectos educativos. Esta escuela recibiría el nombre Candler College en honor a dicho Obispo. La segunda entregada  más tarde a una misionera norteamericana; Miss. Hattie G. Carson, enviada por la Sección de Damas de la Iglesia Metodista con nombre Irene Tolland, para dar inicio al trabajo educacional en esta isla. (González Fernández, V.2007: 9)
El credo y la disciplina de la Iglesia Metodista consistían en la preparación de los alumnos para su vida futura fuera del colegio sobre la base de la fe y la práctica cristiana así como los valores morales, cívicos y patrióticos en consonancia con el estado al cual representaban que en este caso sería el de Estados Unidos. Sus objetivos eran proporcionar una educación integral que contribuyera al desarrollo personal de los estudiantes como individuos y miembros de la sociedad y elevar el nivel educativo de la recién fundada República. De acuerdo con el pensamiento de John Wesley, una buena educación era considerada “una de las mejores formas de transformar a los individuos, las comunidades y las sociedades como totalidad”. 5 Un aspecto que caracterizaría los colegios sería el izar la bandera de los Estados Unidos en todas las fiestas y ceremonias junto con la bandera cubana cantando los himnos nacionales de los dos países.

La Iglesia Metodista abriría a todo lo largo de la Isla un sin número de colegios que, al igual que el Eliza Bowman, contarían de un gran prestigio educacional. Un breve bosquejo de aquellos que más repercusión tuvieron revela la influencia norteamericana sobre todo en la enseñanza a través del idioma inglés.

El Colegio Irene Tolland de Matanzas.
En el año 1898 el Reverendo H.W. Baker, pastor de la Iglesia de Matanzas, comenzó un colegio que al año siguiente entregó a la División Femenina de la Junta de Misiones, siendo encargadas las señoritas Best y Whitman de la obra hasta tres años más tarde que entregaron el centro a la señorita Rebeca Tolland. El colegio recibió su nombre en recuerdo amoroso a la señorita Irene Tolland, una enfermera que había venido a Santiago de Cuba con las tropas norteamericanas y que se había distinguido por la cooperación prestada a la obra evangélica de dicha ciudad. En el mismo se admitían pupilos, medios pupilos y externos de ambos sexos. Sus estudios abarcaban desde el kindergarten hasta el octavo grado del High School. Poseía también el Bachillerato incorporado al Instituto de Matanzas. La enseñanza del idioma inglés era en todos los grados. (González Fernández, V.1997: 16)
El Colegio Candler de La Habana.
El Reverendo T.E. Leland fundó en 1899 este colegio, con el nombre de Colegio Metodista, en Virtudes 2-A, desde donde fue trasladado a la calle Consulado y en 1901 a los números 12 y 14 de Virtudes, propiedad adquirida en esa fecha y a la que fue agregada la casa de Virtudes 10. En 1903 el nombre fue cambiado a Candler College, en honor al señor Obispo Candler. En 1909 el Rdo. H.B. Bardwell fue nombrado director del colegio y pronto vio la conveniencia de cambiar este a un lugar fuera del centro de la ciudad, siendo adquirida una propiedad en Puentes Grandes donde se levantó el primer edificio en 1912, en 1924 fue añadida una nueva unidad a la que siguieron una capilla, el edificio de comercio y el edificio de primera enseñanza, construido posteriormente. El Colegio Candler estuvo incorporado a las instituciones oficiales desde 1904. Este colegio ofreció los siguientes cursos Primario Superior, Preparatorio, Segunda Enseñanza, American High School y Curso Comercial. El colegio admitía pupilos y medios pupilos. 6
El Colegio Pinson de Camagüey.
El Colegio fue establecido en la calle de República, en Camagüey en 1903, por el Reverendo G.G. Gilbert. Más tarde fue trasladado al pueblecito de Bartle y en 1912 de nuevo a Camagüey, en esta ocasión al reparto de La Zambrana. El nombre le fue cambiado por Pinson College, en honor al doctor Pinson, uno de los secretarios de la Junta de Misiones que amó profundamente la obra Evangélica en Cuba. En 1929 se construyeron varias unidades que fueron destruidas por el ciclón de 1933, dejando en pie sólo el edificio de aulas y tres pequeñas casas. La matrícula del colegio se vio afectada en años posteriores por limitaciones de los locales. El director para esta fecha fue el Dr. Moisés Boudet.

El mismo recibía alumnos internos y externos de ambos sexos, su enseñanza contaba con la primera enseñanza y un curso preparatorio para el ingreso en el Instituto, la Escuela Normal de Maestros y la Escuela de Comercio. Además ofrecía el Curso Secretarial, de Contador General en Inglés y Español, y para ingreso en la universidad. La enseñanza del inglés se ofrecía en todos los cursos, al igual se ofrecía curso de Música, Educación para el Hogar y Educación Física. 7
El Colegio Buenavista de La Habana.
En 1920 el Reverendo H.B. Bardwell compró una manzana de terreno y un edificio de dos plantas frente al Candler College ya que sus razonamientos estaban a favor para establecer un colegio de niñas en la propiedad, encontrando eco en la División Femenina de la Junta de Misiones que adquirió la propiedad y designó a la señorita M. B. Markey para establecer el Colegio Buenavista. En 1922 se le añadió un tercer piso al edificio y en 1924 se construyó un edificio de aulas. En 1925 la señorita Ione Clay fue designada directora y desde entonces se añadieron edificios de aulas, una unidad de música y otra nueva unidad. Desde 1921 a 1938, funcionó en el Colegio un Departamento Normal, que se encargaba de la enseñanza general básica.

Tendría como fin el proporcionar una educación cristiana a niñas y señoritas y responder a la solicitud de los padres de alumnos de Candler College que demandaban para sus hijas una educación de calidad similar a la que tenían sus hermanos. Además de ofrecer la educación primaria para las niñas, entre 1926 y 1938 el Buenavista funcionó como una Escuela Normal que preparó cientos de maestros/as, dirigida por el Dr. Luis Alonso. 8
Es evidente que estos colegios promovidos por religiosos, se configuraron en una red que fueron ampliando su connotación educativa y sociocultural llegando a concebirse como colegios en los que se podía cursar toda la enseñanza general y especial hasta la universidad. Por su modelo general incluyó en sus matrículas internos y externos, pero atendían a hembras y varones, lo cual marcó ciertas diferencias con otros colegios privados y religiosos que mantuvieron el arraigo de una educación sexista. Se hace notar la inclusión del High School y la enseñanza del inglés como un aspecto peculiar del modelo que puede asegurarse que constituyó un elemento clave de su trascendencia social. (González Fernández, V. Op. Cit.: 19)
A modo de conclusión se puede decir que la proliferación de los colegios privados fue un proceso paralelo al deterioro y abandono al cual se continuaba sometiendo la escuela pública laica cubana en la primera mitad del siglo XX y que se intensifica para la década del 30. A pesar de bien quedar estipulado en la Constitución de 1901 9 , los distintos gobiernos republicanos no prestan la suficiente atención a la educación pública. Uno de los graves problemas que afrontó la escuela primaria pública, a pocos años de iniciado el período neocolonial fue la carencia de los materiales escolares requeridos para desarrollar con éxito  el proceso de enseñanza- aprendizaje. 10
En medio de esta situación crítica se presentan como una opción el desarrollo de los colegios metodistas que se establecen por todo el país y del cual Cienfuegos no estuvo exento con el Eliza Bowman. Por entonces la ciudad portuaria de Cienfuegos era un espacio de confluencia de la tradición y la modernidad, caracterizada por la presencia de diversas ideas políticas, corrientes filosóficas y credos religiosos; de las más novedosas corrientes estéticas y la concurrencia en los espacios culturales de disimiles expresiones artísticas y literarias. Sus clases burguesas contaban con el capital económico para ubicar la cuidad entre las primeras en exportación y comercio. Esto sin dudas posibilita que la asociación metodista decidiera enclavarse aquí al igual que en otras importantes ciudades como La Habana y Matanzas.

Dado los objetivos iniciales del imperialismo en Cuba, era necesario elevar la preparación del pueblo colonial para interesarlo en el naciente desarrollo capitalista de la Isla. Para el gobierno norteamericano se hacía imprescindible penetrar ideológicamente en Cuba y que mejor manera de hacerlo que a través de la educación. Ya obtenido el poder económico y político de la Isla solo faltaba introducirse, tomando la ventaja de un caótico sistema de enseñanza pública, a través de las misiones protestantes entre ellas la Asociación Metodista para sembrar en los más jóvenes las concepciones norteamericanas. Estos colegios privados educarían, no a todos los jóvenes por igual, sino a aquellos cuyos ingresos le permitían asistir a esta institución.

1 Más información de este hecho en Matanzas en: Naranjo Tamayo,Osmaida. Presencia protestante en Matanzas durante la primera ocupación militar norteamericana (1899-1902), s-p.

2 Para ellos modernidad se refiere a llevar sus métodos y cultura a aquellos lugares donde se necesitara sus “servicios”. Según María del Carmen Barcia la modernidad en Cuba había llegado ligado a procesos como la abolición de la esclavitud, la centralización de la industria azucarera, el desarrollo económico a partir de la formación de un sistema capitalista mundial y las reformas políticas. Con la República llegaron también los avances alcanzados por Estados Unidos dotando a la Isla de una modernidad establecida definitivamente. Carmen Barcia. Capas populares y modernidad en Cuba (1878-1930).ED. Ciencias Sociales, 2009, pág. 168. El desmontaje de la dominación colonial española se llevó a cabo paralelamente con un proceso de transformación institucional de la sociedad cubana, que seguía el patrón de “modernidad” y “progreso” diseñado por las autoridades militares norteamericanas. Estos preceptos no eran más que una reestructuración de las instituciones y las prácticas sociales que era, al mismo tiempo, requisito inevitable de la modernización de la sociedad y en su conjunto, la puesta en práctica de un proyecto de la dominación neocolonial. Marial Iglesias. Las metáforas del cambio en la vida cotidiana: Cuba 1898-1902.Ediciones Unión, La Habana, 2010, pág.15.

3 Fueron Juan y Carlos Wesley, hermanos y sacerdotes de la iglesia de Inglaterra los primeros fundadores del movimiento metodista allá por el siglo XVIII. Aunque nunca fue su intención iniciar una nueva denominación Cristiana, sino solamente reformar la Iglesia de Inglaterra. Sus idas “metódicas” dentro del Lincoln College les hicieron ser partícipes de burlas entre sus compañeros y es de aquí el surgimiento del término metodistas porque eran metódicos ante el liderazgo de Juan. Nota de la autora.

4Más información en: Yoana Hernández Suarez. Magisterio y religión. Colegios protestantes en Cuba (1900-1925) en: Pensar en Cuba. Perfiles de la nación II. Compilación de María del Pilar, Ciencias Sociales, La Habana, 2006, pág. 58.

5J. Wesley, ligado al surgimiento  y desarrollo de la corriente filosófica  subjetivo-idealista que se originó a finales del siglo XIX: el pragmatismo. Éste haría prevalecer posiciones utilitarias en cuanto a la formación del hombre. La pedagogía pragmatista afirma que la esencia de la educación es la reconstrucción perenne de la experiencia personal del niño, de ahí que el objeto  principal de la educación sea contribuir a la autorrealización del individuo, a la satisfacción de sus deseos e intereses espontáneos, nota de la autora.

6 Ibídem. Pág. 17.

7 Ibídem. Pág. 17.

8 Ibídem. Pág. 18.

9En el artículo XXXII se declara que la enseñanza primaria era obligatoria. El estado cuidaría preferentemente de instrucción y educación de los ciudadanos. Además tenía el deber de proveer de materiales y libros libres de costos a dichas instituciones.

10 Más información en: Razones del asociacionismo de padres, vecinos y maestros en el período 1920-1935 de la Cuba republicana. Dra. Magdalena López Rodríguez del Rey y MsC. José Antonio Ramírez Jiménez, pág. 5.