LA ESCUELA PÚBLICA CUBANA (1940-1958): UNA VISIÓN DESDE CIENFUEGOS

LA ESCUELA PÚBLICA CUBANA (1940-1958): UNA VISIÓN DESDE CIENFUEGOS

José Antonio Ramírez Jiménez (CV)

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EL MODELO EDUCATIVO DE LA ESCUELA PÚBLICA EN CIENFUEGOS.

REALIDADES DESDE 1940 HASTA 1958
…todo está por hacer, o por rehacer,
o por repensar en el plano conceptual
y práctico de la Historia.
(Braudel, F., 1972).


Desde un enfoque interpretativo de la información documental y testimonial disponible, se asume en este capítulo una concepción más amplia de la historia de la Escuela Pública cienfueguera. Se supera la descripción y se concibe cada apartado como síntesis de los distintos niveles de apropiaciónde los sujetos que participaron hicieron en  los procesos escolares en este período.
Así, los apartados en que se estructura el capítulo, permiten dilucidar en qué medida las personas retienen, privilegian, trasmiten y modifican las exigencias de la política educativa y la definen como rasgos esenciales de la cultura escolar.
La reconstrucción histórica del  modelo educativo se puede lograr al considerarla como articulación de  las representaciones que  se tienen acerca de la dimensiones: organizativa, didáctica y socioeducativa de la escuela pública a nivel local, institucional y  de los grupos de personas que en ella participaron.
Por tanto, las generalidades que sirven de marco pedagógico, su descripción y modo en que se legitiman o transforman las normativas para connotar el sentido de pertenencia e identidad que caracterizó a las prácticas, son expuestas aquí, a partir de los referentes organizativos, didácticos y socioeducativos de la escuela pública local. De todo ello se explica a continuación.

II.1 La escuela pública cienfueguera: huellas y memoria en el  siglo XX
En Cienfuegos, la primera escuela pública se fundó en 1823. Tuvo hasta 300 alumnos, entre ellos un joven de 26 años. En 1855 se fundó una escuela gratuita de niñas. En 1861 había dos escuelas públicas para varones y una para niñas.  Las escuelas públicas, establecidas en la ciudad, del Distrito Urbano de Primera Clase de Cienfuegos, al comenzar el siglo XX eran 18 y 2 nocturnas; atendidas por 63 maestros, había además 12 maestros ambulantes con 25 núcleos. En esa fecha, existían además 27 instaladas en el campo. Estas respondían a la diversa clasificación establecida en la política educativa de esta época. Las escuelas de la ciudad estaban clasificadas en para varones, para hembras y mixtas, de kindergarten, nocturnas y de Sloyd. Las rurales se clasificaban en para varones y mixtas. Por los años 30 el número de escuelas públicas llegó a ser 26, casi la mitad ubicadas en casas comunes. En 1937 con el Decreto 3494, que estableció la doble sesión en las escuelas públicas, las escuelas de este tipo en el territorio se duplicaron. Si para esa fecha se contaban 26, a partir de entonces, Cienfuegos contó con 52 planteles. Estos ocupaban  43 edificios que eran usados indistintamente 1, de los cuales 8 eran propiedad del estado, 1 del municipio, 12 arrendados y 22 de particulares, que los cedieron gratuitamente para este fin. El edificio que se encontraba en mejores condiciones era el de la Escuela Experimental (Martín, A., 1993).
Estas escuelas estaban atendidas por un director y/o una directora, con o sin aula, llegaron ser, para entonces, hasta 146 maestras y maestros de enseñanza común aproximadamente; se mantuvieron los 12 maestros ambulantes, los maestros de enseñanza Sloyd, los de idioma inglés, los de corte y costura, hasta 3 de kindergarten, con la misma cantidad de auxiliares de kindergarten y 4 maestros de enseñanza especial para las 2 aulas nocturnas.
La prensa señalaba las afectaciones que el Decreto sobre la doble sesión producía en el propio inicio del curso escolar en los planteles públicos: “Toda vez que con la doble sesión se da el caso de que los maestros se dividen, trabajando 5 horas por las mañanas y 5 por las tardes, en vez del grupo de diez como trabajaban cuando había una sola sesión” (1950, El Comercio).
Las escuelas públicas estaban regidas por el Ministerio de Educación y fueron creadas según las necesidades y ubicadas según las posibilidades de edificios y  de arrendamiento. Algunas de ellas, solo llegaban hasta cuarto y quinto grados, otras, hasta sexto y se identificaban cinco escuelas primarias superiores, todas ubicadas en lugares céntricos de la población.
Desde la prensa local y en contraste con testimonios, fue posible aproximarnos a relacionar algunas de estas escuelas públicas urbanas que se refieren en el anexo No. 1. Para 1950 se reconocía la importancia de la escuela pública: “por entender que en la misma, se formaron muchos intelectuales que han prestigiado nuestra Patria.2Algo que también denota la importancia que se le reconocía, por algunos medios, a la  escuela pública fue que muchos de sus alumnos, con resultados relevantes; fueron destacados a nivel nacional como es el caso de José E. Losa Rodríguez, en el año 1947, favorecido con el premio del Beso de la Patria; emitido por las escuelas públicas de la provincia de La Habana y validado con el cuño de la Junta de Educación de Cienfuegos, entonces ubicada en Prado entre Arguelles y San Fernando. La ficha documental del premio emitido a José E. Losa aparece en el Anexo No. 6.
Existía, además, un instituto de segunda enseñanza, una escuela de comercio, escuelas del hogar y escuelas de artes y oficios. De acuerdo con el Decreto 4417 -publicado en la Gaceta Oficial del 30 de diciembre de 1952- se crearon en Cienfuegos los siguientes centros educacionales: Escuela Normal para Maestros, auspiciada por un patronato integrado por delegados de diversas instituciones, las cuales asumieron la dirección administrativa, atendiendo todos los gastos. El centro universitario de Cienfuegos anexo a la Universidad José Martí, tenía las carreras: Pedagogía, Artes Manuales, Ingeniero Naval, Piloto de Altura, Ciencias Comerciales, proyectándose nuevas carreras. La matrícula era de 100 pesos anuales.
A pesar de la evidente diferencia en número y la calidad de las instituciones escolares, en Cienfuegos existió un incremento  paulatino, y vertiginoso a partir de los años veinte de las escuelas privadas y públicas que estuvieron caracterizadas por la consistencia en su trabajo dejando una impronta social y cultural significativa.
La diferenciación socioclasista que marcó la escuela cubana y cienfueguera en particular, por su ideología, fines formativos o sexo, no solo se evidenció en las construcciones, selección profesional, materiales, sino también en las prácticas educativas y socioculturales que ponían de relieve el significado de "Poder" para el que esta clase se preparaba.
Los "políticos" facilitaron la matricula gratuita a un número reducido de niños de clase pobre, que aún cuando sintieron dentro de estos centros la discriminación consiguieron revelar el talento y grandeza que poseían, alcanzando buenas notas, destacándose en las actividades y creciendo como hombres o mujeres de bien.
Así durante las décadas del 40 y 50, los problemas educacionales se agravaron. El nombramiento transitorio de los gobernantes, nacionales y locales no permitía que se acometieran proyectos coherentes aún cuando quisieran. El presupuesto dedicado a esta esfera, durante estos años,3 tuvo un crecimiento notable, pero en ningún caso podría resolver los problemas elementales de la instrucción que, además de las insuficiencias materiales, enfrentó las modificaciones de los planes de estudio y la escasez de aulas” (Valdés, A., 1997).  
Sin embargo, las escuelas públicas resultaron un espacio cultural importante para los niños y niñas pertenecientes a las clases sociales y familias de menores recursos. En ellas también se destaca el papel que desempeñaron las asociaciones de padres, vecinos y maestros que realizaban una labor muy activa en la comunidad. Acerca de esta connotación se amplía más adelante.
La calidad de sus maestros y la impronta popular de estas escuelas estuvo regida por la centralización; pero esta no dejó de considerar las iniciativas locales. Por su carácter y contraste social en comparación con los suntuosos colegios privados, este tipo de escuela se haría corresponder con los diferentes barrios o subdistritos aún cuando no fueran suficientes para abarcar las necesidades de la escolarización.
Tipifica también, el sistema de escuelas públicas cienfueguera la presencia de hogares o asilos de niños huérfanos. Por el marcado interés de la época de crear escuelas del hogar para que las niñas cubanas asumiesen el papel de guardianas obedientes del espacio privado de la casa, el primero ubicado en Caunao se reconocía como Hogar Cienfuegos;  institución pública sui géneris dedicada  solo a niños, residentes en Caunao, y en las localidades aledañas como Palmira, Guaos, La Sabana, Loma Abreus, Cienfuegos.4 El segundo ubicado en la barriada de Tulipán: era un asilo para niñas, se llamaba Anita Fernández5 en honor a una destacada maestra que tuvo Cienfuegos. La prensa de la época recoge que: “Este constituirá un monumento a tan excelsa patriota y virtuosa educadora” (1927, La Correspondencia).
Su fundación estuvo a cargo de un grupo de damas todas educadas en el Colegio Anita Fernández ―entre otras las señoritas Avello- quienes juraron ante el cadáver de Anita, de su adorada maestra, fundar esta institución “Se inauguró en el nuevo local de la carretera de Caunao” (1927, La Correspondencia). En lo que fuera la mansión de la Quinta Avilés.
 La prensa local reconocía, “que para las niñas educadas en el Asilo del Hogar Anita Fernández, esta institución no era solo hogar modelo, de amor maternal, educación completa y esmerada, sino una oportunidad educativa de alto reconocimiento del cual se sintieron orgullosos sus discípulos y conciudadanos de Cienfuegos” (1953, La Correspondencia).
Estos hogares fueron instituciones de custodio pero tenían un carácter docente, no gubernamental, aunque contó con cierta ayuda de los distintos gobiernos en aquel entonces. A los niños se les daba educación desde primero hasta sexto grado y se profesaba la religión católica. Allí vivían desde edades bien tempranas como de cinco a seis años hasta que alcanzaban la mayoría de edad y eran ubicados por la propia institución en el desempeño de algún oficio aprendido durante la estancia en el hogar. Así, por sí solos, lograban ganar dinero e independizarse y hasta crear una familia.
Las características esenciales de este tipo de institución pública estaba reconocida por su labor  social y humanitaria. Muchas de estas personas, hoy de avanzada edad, piensan que en estos asilos se puso de manifiesto la generosidad de distinguidas familias al brindar el hogar, el afecto y la educación que muchos niños necesitaban, lo cual permitió que muchos jóvenes y adolescentes no hubiesen quedado completamente desamparados bajo el régimen social imperante en esa época.
 En sus aulas se alcanzaba no solo el nivel escolar necesario, sino además se aprendía para la vida con el Trabajo Manual, ver Anexos No. 7. En este caso se recuerda por algunos de los que allí se formaron:
...A Ignacio Vila le debo parte de lo que hoy conozco sobre carpintería, tanto es así que hoy, a los 75 años tengo mi propio taller...” (Pérez Gilarte Manuel, 2000).
“Lo que más recuerdo de mi estancia en ese lugar fueron los gratos momentos que pasé como integrante del sexteto musical del hogar... Josefina Méndez nos enseñó a tocar las claves, tumbadoras y maracas(...) El Hogar Cienfuegos fue la casa que nunca tuve, allí encontré el afecto y el cariño que me empezaba a faltar cuando desgraciadamente mis padres fallecieron” (Gutiérrez Sosa Armando, 2000)
Otra escuela pública notable por sus resultaos fue la Escuela Experimental. El 8 de septiembre de 1941 fue inaugurada la Escuela Experimental con el nombre de “Federico Laredo Bru”.6 Si bien entre los objetivos de este proceso debía  tener un carácter instructivo y perseguía lograr en sus alumnos la adquisición y el dominio de los elementos esenciales del aprendizaje de la lectura, la escritura y la aritmética, así como de las ciencias sociales y naturales, también se estimulaban y se desarrollaban sus aptitudes artísticas, físicas y manuales, como parte de su preparación para el trabajo, ya fuese técnico, en las artes o productivo que desempeñaría en su vida adulta.
Por otra parte, la Escuela Experimental representaba para el magisterio del territorio una posibilidad real de superación. En ella los maestros podían capacitarse y proveerse de una preparación técnica y metodológica acorde con las reformas educacionales que se llevaban a cabo, a la vez que se ofrecía la cooperación con otros planteles de la localidad para que los maestros pudiesen participar en los experimentos pedagógicos, además de la introducción de las nuevas técnicas, procedimientos y métodos más actualizados.
Sin lugar a dudas, tales posibilidades constituyeron un paso muy positivo para el magisterio, si se tiene en cuenta que para esa época los planes de estudios de las escuelas normales no habían cambiado en lo fundamental y se seguían preparando a los maestros a la antigua, y, por otro lado, los maestros en ejercicio no podían iniciar de nuevo un plan amplio y actualizado de estudios pedagógicos.
De esta forma, los maestros de los distritos de Palmira, San Fernando de Camarones, Cruces, Lajas, Rodas y Cienfuegos, además de otros de la región, como Ranchuelo y Trinidad, concurrían a la escuela a indagar, ensayar e investigar, debatir y generalizar las mejores experiencias educacionales del territorio.

La Escuela Activa o Experimental condujo a un fortalecimiento de la enseñanza en el territorio, pues los planes y programas, que se desarrollaban en sus aulas, ofrecían una formación más abarcadora en los alumnos. Además, para el magisterio constituyó una vía insuperable para la superación, únicamente sustituida por la Escuela Normal para Maestros de Cienfuegos.

1 Como era el caso de las escuelas públicas de Santa Elena y Holguín. En el mismo edificio habían 2 escuelas, por Holguín la escuela pública número 29 y la otra por Santa Elena e Industria. También las escuelas publicas número 7 y 10 en Arguelles y Arango.

2 Tópicos escolares. Dr. Jorge Morejón Curiel (1950, El Comercio).

3 La prensa local recoge el Estado comparativo del Proyecto de Egresos para el año de 1953 a 1954, con el presupuesto ordinario de 1952 a 1953 para el personal de Instrucción Pública de 11 434,92 pesos como proyecto de presupuesto para 1952-1953; 13 414,92 pesos de presupuesto para 1953-1954 con una diferencia de incremento de hasta 1 980,00 pesos (1956, El Comercio).

4 Abrió sus puertas en Agosto de 1937, en una casa ubicada en la calle Real, esquina Villalón donada por Nicolás Castaño. Este asilo fue auspiciado por un patronato formado por  de varias personas o familias influyentes y que con su propio dinero llevaron  a cabo este proyecto humanitario. Ejemplo: Rolando Ferrer, la familia Cacicedo (1950, El Comercio).

5 Anita Fernández no era cienfueguera, nació en 1849 en Santa Clara, en una distinguida familia. Vino desde muy joven a residir en Cienfuegos. Creadas las escuelas públicas cubanas, obtuvo una plaza de corte y costura en Cienfuegos. Además de una sólida instrucción, poseía un gran amor a la niñez. Fundó el Colegio Santa Teresa de Jesús con gran número de discípulos, en la calle de Santa Cruz, luego en San Carlos esquina a San Luís, frente al Parque y al Teatro Terry. Al final de la Guerra del 95, fundó con la ayuda del Dr. Gabriel Landa y otros, un asilo para niñas pobres, donde fuera hasta entonces el Cuartel General, en Tacón y Santa Cruz, hasta que el gobierno lo solicitó para fundar allí la escuela central, luego escuela intermedia y primaria superior, que durante años se le siguió llamando a esa escuela pública, El asilo. Cesó su querido asilo, pero no sus actividades humanitarias fundando un dispensario en su propia casa. Murió el 22 de enero de 1922. A su muerte sus discípulos, desearon perpetuar su memoria y recordar su constante sueño de un asilo para Cienfuegos. Anita Fernández, que fue una de las damas que se distinguieron cuando la revolución, y, que acariciaba el anhelo, de dotar a Cienfuegos de un asilo para la niñez desvalida (1927, La Correspondencia).

6 Surge en 1941. En 1944 se dividió en dos sesiones con 16 profesores. Las clases eran de 8½ a 11½ y de 2 a 4½. Se llamó experimental, a partir de analizar el cuestionario o plan de trabajo que se presentó por el Dr. Gutiérrez de la Secretaría de Inspección Médica del Ministerio de Educación, propuesto como consejero técnico de la escuela en 1943, a manera de respuestas consejos; reflejados en la visita a la Facultad de Educación el 25 de septiembre de 1943, en la que se plantea: la experimentación o ensayo, cuidando grandemente del alumno y respetando esenciales mínimos a cumplir; la exposición de los problemas más urgentes que confrontaba el magisterio en la enseñanza; y, el llenado de una ficha acumulativa a cada a alumno, por la encargada de mediciones mentales con la cooperación del Médico Escolar, Dentista y Profesores encargados de la orientación al servicio de la comunidad. Este departamento de mediciones mentales estuvo dirigido por la Dra. María de los A. Periú. Para todos y cada uno de los profesores se planteó la necesidad de estudiar inglés (Martín, A., 1993).