EL MULTÍVOCO ACONTECER DE LO COMPLEJO. SOCIEDAD, MIGRACIONES Y LEYES EN LA ERA GLOBAL

EL MULTÍVOCO ACONTECER DE LO COMPLEJO. SOCIEDAD, MIGRACIONES Y LEYES EN LA ERA GLOBAL

Miguel Ángel Guerrero Ramos (CV)

Volver al índice

El estancamiento temporal de las estructuras sociales. ¿Estamos estancados o avanzamos?

Puede que desde nuestros estudios sociológicos actuales sea necesario llegar a una nueva forma de entender la temporalidad o el acaecer mismo de los fenómenos sociales. Una nueva forma que nos permita reconocer si nos encontramos en una época de paralización o de anquilosamiento social en lo más constitutivo y fundamental de las estructuras e instituciones de nuestra época actual. Una nueva forma de comprender o de vislumbrar el tejido temporal en sociedad que nos permita entender un poco mejor, o siquiera con una complejidad más acertada o más integral, el desenvolvimiento mismo del acaecer social.

Las ciencias sociales y la temporalidad

Las ciencias sociales en general, parecen tener, a modo de tendencia, una muy concreta y específica perspectiva ante el tiempo o ante el fluir mismo de los sucesos sociales. Nuestra sociología actual, por ejemplo, proviene de una tradición muy durkheimiana y muy positivista. La tradición de estudiar el “hecho social”, es decir, de estudiar una manifestación, un fenómeno o un cambio que sea claramente identificable, de ahí que al momento de buscar un objeto de estudio, es decir, un hecho social, optemos por identificar una manifestación o un cambio que tenga unas muy determinadas características en una línea temporal dada.

No obstante, de acuerdo con autores como Claude Romano (1999), el pensamiento occidental siempre ha tenido una muy limitada concepción del acontecimiento y del tiempo mismo. Tanto así que bien podríamos arriesgarnos a decir que actualmente nos encontramos en un periodo de estancamiento respecto al avance de las instituciones y las estructuras sociales. Un periodo de suspensión o de muy baja dinamicidad estructural, aun cuando las transformaciones superficiales de la estructura social actual, como las que vienen dadas por las innovaciones tecnológicas que cada nuevo día aparecen, nos hagan pensar precisamente todo lo contrario. Es decir, puede que a pesar de que nos encontramos en un periodo de muy rápidas trasformaciones, unas transformaciones que son guiadas por las tecnologías de la información y la conectividad, puede que, en un sentido muy riguroso y objetivo, nos encontremos en un periodo de muy baja dinamicidad social y cambio institucional significativo o de fondo.

Para entender esta afirmación de que nos encontramos no en un periodo de rápidas trasformaciones de fondo sino, más bien, de estancamiento o por lo menos de muy lenta modificación de la estructura social, bien podemos hacer una comparación con la denominada “época del oscurantismo medieval”. De este modo, se puede llegar a decir que si bien es cierto que muchos autores sostienen que el medioevo no fue una época de total retroceso del saber y de la cultura occidental, lo más común y general es que se suela identificar a dicha época, es decir, al medioevo, con un periodo en el cual predominó una muy lenta modificación de sus estructuras e instituciones sociales. Tomando en consideración por un momento que dicha hipótesis pueda ser cierta, bien podríamos hacer una analogía de una situación tal con el actual desenvolvimiento de nuestras sociedades a lo largo y ancho del mundo. Es decir, bien podemos decir que nos encontramos en un periodo de estancamiento respecto, por ejemplo, al avance de fondo de nuestras instituciones sociales. Un periodo de estancamiento o paralización en el que hay muy bajas o nulas trasformaciones estructurales significativas.

Algunas razones que llevan a hablar de un tipo muy específico de estancamiento social en la actualidad

Son muchas las razones que pueden llevarnos a proponer un estancamiento de la dinámica institucional actual o la escasa aparición de elementos que modifiquen significativamente nuestra estructura social Algunas de dichas razones no pasan de ser detalles que, sin embargo, resultan sumamente cruciales para la organización y el desenvolvimiento de la vida social misma. Detalles como el hecho de que los actuales partidos políticos sigan funcionando con estructuras organizativas de hace cien años (Rocafort: 2013), o el hecho de que se siga teniendo el requisito de un documento nacional de identificación para demostrar una ciudadanía, ya que a falta de un documento tal que certifique el estatus de ciudadano legal, una persona puede llegar a quedar desprotegida y privada de derechos fundamentales, principalmente en salud y educación(Suárez-Navaz: 2007).

Ahora bien, algunas otras razones que podemos citar para hablar de un estancamiento de la estructura social actual, hacen alusión a paradigmas sumamente abarcadores y que están vigentes, algunos, desde tiempos tan antiguos como la sociedad misma. Entre dichas razones podemos mencionar, en primer lugar, el hecho de que el entendimiento del Estado y su estructura se encuentra aún al día de hoy muy ceñido y restringido a la concepción con la cual comenzó a aplicarse dicha entidad en el mundo entero hace poco más de tres siglos. Es decir, rara vez se contempla al Estado como una entidad aún en construcción, y más bien toda la disputa y reflexión sobre sus transformaciones, se ha centrado en el modo en el cual debe orientarse, es decir, si el Estado debe ser de corte socialista o capitalista. Por otra parte, también hay que decir que vivimos hoy por hoy bajo el paradigma de que la política es cuestión de un grupo de personas preseleccionadas, y confundimos el ejercicio mismo de lo político con la actividad de los políticos, razón por la cual el grupo de los políticos puede concentrar de forma excesiva el monopolio de los mecanismos y decisiones de la gobernalidad.

Son muchas más las razones que nos impulsan a hablar de un estancamiento, pero solamente las mencionadas nos tienen inmersos desde hace mucho en un muy concreto y específico modelo de organización geopolítica mundial que nos priva de una cultura deliberativa y de una democracia plenamente ciudadana y participativa.

La noción de “acontecimiento” del filósofo Claude Romano y el repensar de las estructuras sociales

Decía en líneas anteriores que de acuerdo con Claude Romano (1999), el pensamiento occidental siempre ha tenido desde siempre una muy limitada concepción del acontecimiento y del tiempo mismo. En primer lugar, Romano nos llama la atención sobre el hecho de que en occidente solemos decir que las cosas cambian porque tienen tiempo, o que cambian en el tiempo. De forma que el cambio queda reducido a un mero accidente que se unifica por relaciones espaciales, es decir, el cambio queda reducido a su mera aprehensión causal. El tiempo, así visto, o como lo solemos ver siempre, es un mero aparecer en las cosas, y si no lo vemos aparecer claramente en ellas, no nos despierta la curiosidad y no lo podemos pensar o evaluar de una o de otra forma. Ahora bien, una estructura o un sistema social son difíciles de imaginar como cosas concretas, de allí que suela existir una gran dificultad para enlazar las estructuras o los sistemas con algún modo de entendimiento temporal. De tal forma que puede que haya estructuras sociales que se queden atrasadas o estancadas con respecto a sus trasformaciones más superficiales, a su conectividad espacial o al rápido fluir de la información, a modo de ejemplo, y tal y como puede estar sucediendo actualmente.

Claude Romano también nos habla desde su hermenéutica acontencial y desde su filosofía (a pesar de que esta se halla bastante centrada en el aconteciendo individual como oportunidad de la vida), sobre dicho punto. Dicho filosofo nos dice que por la concepción del tiempo que tenemos, solo vemos cambios o modificaciones superficiales, más no apariciones. Es decir, nuestra vista está un poco más ciega a las apariciones de cosas que a las transformaciones de las mismas. Razón por la cual el ser humano de nuestras sociedades muchas veces suele tener un gran miedo o una gran desconfianza ante el cambio social. Hay que decir, llegado a este punto, que existe bastante bibliografía en sociología sobre el cambio social, sobre qué los causa y cuáles son sus detonantes, pero no de la forma en que la sociedad percibe el tiempo con y sin cambios, y la manera que eso se relaciona con el vivir mismo, y puede que ello nos haya impedido ver un poco el estancamiento o el retraso o la paralización estructural en el que muy probablemente nos encontramos viviendo en la actualidad.

En conclusión, puede que desde las ciencias sociales estemos necesitando una forma mucho más amplia de contemplar el tiempo, una nueva forma que abarque si quiera un poco más más la complejidad fenoménica y ontológica de los sucesos. Puede, de igual forma, que necesitemos de una sociología del tiempo.

Bibliografía:

  • Rocafort, Víctor Alonso (2013), eldiario.es http://www.eldiario.es/zonacritica/Disciplina-democracia-partidos_6_195690440.html
  • Romano, Claude (1999). L’Événement et le Temps París, PUF, « Épiméthée ».
  • Suárez-Navaz, Liliana; Macià Pareja, Raquel y Moreno García, Ángela (eds) (2007): La lucha de los sin papeles y la extensión de la ciudadanía. Madrid: Traficantesde sueños.