PLANEACIÓN Y REFORMAS ECONÓMICAS EN EL MÉXICO POSTMODERNO

PLANEACIÓN Y REFORMAS ECONÓMICAS EN EL MÉXICO POSTMODERNO

Jorge Isauro Rionda Ramírez (CV)

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EPN Y LAS REFORMAS QUE VIENEN

El regreso del PRI al poder no es más que la reivindicación del neoliberalismo buscando rectificarse ante los errores históricos cometidos en su implementación. No obstante dese el siglo XIX México ensaya el liberalismo y sus resultados siempre llevan a las grandes disrupciones sociales, hay quienes se aferran a la tesis y consideran que esta corriente del pensamiento no es equívoca, sino que los ensayos se han dado en situaciones no estrictas.
El ultrasalinismo es vigente desde el periodo de Ernesto Zedillo, nunca el esquema se abandona. Las administraciones federales consecuentes han sido precisamente eso: consecuentes del neoliberalismo. Solo que los fundamentos estructurales de su armazón no se dan en la tesitura deseada.
En la administración de Enrique Peña Nieto (EPN), no solo se patentan los intereses de la plutocracia que el neoliberalismo erige como como clase hegemónica, sino que también la de las grandes transnacionales que insisten en la necesidad de desregularizar a la inversión en todo el ámbito posible y abrir la economía nacional para que se infiltren capitales cuyos intereses, evidentemente, no son necesariamente el baluarte nacional.
La revolución mexicana ha muerto, el PRI es un partido carente de legitimidad actual, su peo es como fórmula de gobierno, la cual demuestra ser más efectiva que la llevada a cabo por los moderados panistas. La radicalidad está en las reformas, y para que finalmente se logren en la tónica deseada es necesario un pacto social y político, viejo esquema inventado por el PRI desde tiempos de José López Portillo (1976 – 1982). El Pacto por México es la concilia propuesta por este partido al resto de la disidencia nacional partidista. Se trata de concertacesiones, la democracia no tiene cabida y entra en desuso. Los partidos políticos admiten aprobar las reformas propuestas por EPN a cambio de transferencias de poder, se comprometen los futuros comicios y la libre votación electoral de los ciudadanos. La disciplina compromete y alinea, las decisiones políticas en el congreso quedan enajenadas en la misma armonía, así simpatizan los antiguos rivales dada su concilia con respecto a lo concertado y comprometido a nivel del territorio nacional y su sujeción política partidaria.
Las reformas persiguen reiterar, reintentar la implementación del neoliberalismo que pretende una reestructuración económica, para la cual es imprescindible la reforma institucional que cree en clima adecuado que les brinde oxígeno para vitalizar el capitalismo liberal.
¿Quiénes ganan con este esquema? Pues nada menos que la aristocracia ultra burguesa que es dueña del país, aquellas 30 familias que detentan el 60% del aparato productivo nacional, dueños de fábricas y talleres, sujetan el destino de la nación al capricho de sus intereses mezquinos, donde desde luego, lo que pierden, como siempre sucede cada que se implementa el liberalismo en cualquier orbe, son la clase trabajadora. Mientras la exploración aumenta, también se sutiliza. Es el éxito del esquema de producción posmoderno o toyotista, también llamado régimen de producción flexible. El bienestar es confundido con el confort y cuestiones de la calidad de vida son enturbiadas por el enriquecimiento material (abundancia de satisfactores materiales superfluos). El progreso se confundo con el aumento patrimonial a nivel individual, y no en la mejora de la calidad de vida basada en mayor justicia, equidad e igualdad.