ESBOZO DE LA HISTORIA DE ISRAEL

ESBOZO DE LA HISTORIA DE ISRAEL

Carlos Ruz Saldívar (CV)
Universidad Veracruzana

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Los Hicsos y la conquista de la tierra de Canaán.

De la glosa que he realizado de los trabajos citados, queda claro que existe una duda razonable de que el éxodo haya ocurrido en la fecha tradicional que la ubica en el siglo XIII a.e.c., ya que con la evidencia arqueológica disponible, dicha hipótesis parece que se derrumba, de haber existido tal evento, se debe buscar en una fecha más antigua donde las evidencias arqueológicas coincidan, pero que además que exista alguna referencia extra bíblica histórica y antigua para ello,  y no fijar una fecha de forma arbitraria. Al parecer, sí disponemos de tal evidencia, por lo que con esto en mente, vamos a analizar a un pueblo de origen semítico que gobernó en Egipto, los Hicsos o Hyksos.
La enciclopedia británica en línea (Encyclopedia Britannica, 2011), nos dice que los Hyksos fueron un pueblo semita que emigraron a la región del delta del Nilo alrededor del siglo XVIII a.e.c., aproximadamente en el 1630 a.e.c., una serie de reyes Hicsos gobernaron el norte de Egipto y conformaron una dinastía. El nombre de los hicsos nos llega por distintas fuentes, el historiador egipcio Manetón, un sacerdote tolemaico del siglo III a.e.c., ya nos cuenta de ellos en la Historia de Egipto, ubicándolos en la XV dinastía con seis reyes y su expulsión en la dinastía XVIII (Jiménez Fernández & Jiménez Serrano, 2008, págs. 26, 36), la historia de Manetón ha trascendido por siglos, ya que es el creador de la historia política  y la división en 30 dinastías de los egipcios, esa antigua división sigue siendo la usada por los historiadores actualmente; la importancia de Manetón radica en el hecho de que podemos ubicar los periodos de las dinastías y tener una referencia más o menos confiable de la sucesión egipcia, y para este trabajo académico, la posibilidad de ubicar la presencia y salida de Egipto de los hicsos con cierto grado de certidumbre. En el libro de la Historia de Egipto de Manetón (Jiménez Fernández & Jiménez Serrano, 2008, págs. 111 - 113), podemos encontrar referencias claras que ligan a los hicsos con los hebreos, por la importancia académica que ello representa, transcribo los párrafos que contienen la referencia:
En resumen, este pueblo recibe el nombre de Hicsos, esto es, “pueblos-pastores”: “hic” en la lengua sagrada significa “rey”, mientras que “sos” es “pastor” o “pastores” en la vulgar, y de aquí resulta el compuesto “Hicsos”. Algunos afirman que eran árabes. [En otra copia el nombre «hic» no significa «reyes», sino, por el contrario, «pastores cautivos»; de otro lado, en lengua egipcia “hic y hac”, si se aspiran, significan expresamente «cautivos»]. Esto parece más convincente y exacto y en consonancia con la antigua historia. Asegura Manetón que estos reyes citados anteriormente –los de los llamados Pastores y sus descendientes– sojuzgaron el Egipto por un periodo de 511 años. Después de estos sucesos, afirma Manetón que los reyes de la Tebaida y del resto de Egipto se sublevaron contra los Pastores y suscitaron una guerra decisiva que duró mucho tiempo. Y añade que por obra de un rey, de nombre Misfragmutosis1 , los Pastores fueron derrotados, expulsados de todo el territorio egipcio y confinados en un lugar llamado Avaris. Sigue diciendo Manetón que los Pastores circunvalaron todo el territorio con una muralla alta y fuerte para tener en seguridad todas sus propiedades y los objetos de su pillaje. Tummosis, el hijo de Misfragmutosis, intentó reducirlos por la fuerza mediante asedio, apostando un ejército de 480,000 hombres junto a la muralla. Pero, después que desistió del asedio, concertó un pacto para que, tras abandonar el Egipto, todos ellos se retiraran indemnes a donde quisieran. En virtud de las capitulaciones, con sus familias y pertenencias se pusieron en camino desde Egipto a Siria a través del desierto no menos de 240,000 individuos. Por temor al poder asirio  –pues entonces dominaba Asia– construyeron en la ahora llamada Judea una ciudad que fuera capaz de contener a tantas miríadas de personas, a la que llamaron Jerusalén.
Según podemos apreciar de la transcripción realizada, se nos relata que los egipcios mantuvieron una guerra en contra de los hicsos y que estos, salieron mediante un pacto con el Faraón, con una gran muchedumbre marchando por el desierto, desde Egipto a Siria y fundaron Jerusalén; la descripción que nos hace Manetón, se asemeja mucho al éxodo hebreo y la idea de que los hicsos fundaron Jerusalén, nos permite relacionarlos con los hebreos, aunque se sabe por el relato bíblico de Jueces capítulo 1 versículo 21, que Jerusalén ya existía a la llegada del pueblo de Israel; lo que se corrobora con hallazgos recientes, resultado del trabajo de Reich y de Shukron (Shanks, Rewriting Jerusalem History: Everything You Ever Knew About Jerusalem Is Wrong (Well, Almost), Nov/Dec 1999), ya que se han descubierto en Jerusalén, dos imponentes torres de la Edad del Bronce Medio, lo que confirma la existencia de la ciudad en dicha época. Reich y Shukron (Reich & Shukron, Jan / Feb 1999), sostienen que las torres, una muralla de la ciudad más arriba en la ladera de las torres y el complejo de agua que protegían, eran parte de un plan defensivo de la ciudad construida en algún momento alrededor de los siglos XVIII al XVII a.e.c., en el período del Bronce Medio II entre el 1800 al 1600 a.e.c., por lo que sí es posible la toma de la ciudad por parte de los hicsos o hebreos, a la salida de Egipto en el éxodo, ya que la ciudad ya existía; también consideran que esas fechas coinciden con hallazgos similares en Gezer, Tel Balata (Siquem) y Hebrón (Tell Rumeida). En cada uno de estos sitios, existen estructuras ciclópeas, es decir, construcciones antiquísimas que se distinguen por el enorme tamaño de sus piedras, unidas por lo común sin argamasa con piedras enormes, todas las cuales están fechadas en el Bronce Medio II.  Kathleen Kenyon en sus exploraciones de Jericó y otras ciudades, sugería que estas, fueron destruidas por los Hicsos cuando venían de Egipto, alrededor del 1550 a.e.c. (4.4) (Bienkowski, Sep/Oct 1990) (Wood, Did the Israelites Conquer Jericho? A New Look at the Archaeological Evidence, Mar/Apr 1990).
Estas evidencias y el relato de Manetón, nos obliga por lo menos, a abrir nuestra mente y aceptar que son posibles otras hipótesis para el éxodo, una de ellas, que haya ocurrido con la expulsión de los hicsos de Egipto, admitiendo una identidad entre hicsos y hebreos, lo que no es difícil dado el origen semítico reconocido de los hicsos. Tenemos así, una evidencia extra bíblica que liga a un pueblo realizando una emigración por el desierto, parecida al éxodo hebreo, aunque Manetón no menciona que ese pueblo eran los judíos, sin embargo la referencia de Jerusalén nos ubica en dicha hipótesis, y además la arqueología soporta con evidencia, la presencia en Jerusalén de un pueblo en el Bronce medio; por lo que las afirmaciones de Manetón no solo no pueden ser despreciadas, sino además, debemos tomarlas en cuenta cómo se ha hecho durante siglos con la división de las dinastías egipcias.
Por su parte, Flavio Josefo el gran historiador judío romanizado que vivió entre el 37 al 101 de la era común, protegido de los Emperadores Vespasiano, Tito y Domiciano (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008), nos hace una importante declaración, en su crítica contra Apión y a efecto de demostrar la antigüedad de los judíos, identifica a los hicsos con los hebreos y señala: Ahora voy a utilizar a los egipcios como testigos de esta antigüedad nuestra. De nuevo me serviré de los libros de Manetón para contrastar la ordenación cronológica. Dice lo siguiente: «Después de salir de Egipto el pueblo de los pastores hacia Jerusalén, Tetmosis , el rey que los expulsó del país, reinó después de este hecho 25 años y 4 meses y luego murió; (Jiménez Fernández & Jiménez Serrano, 2008, pág. 117) (Flavius, 2004, págs. 9-11).
Josefo, al referirse a los hicsos nos habla del pueblo de los pastores, la palabra Hicsos ha sido traducida tanto como designar gobernantes extranjeros como para reyes pastores (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008),  esta última interpretación de la palabra hicsos viene de su origen o llegada a Egipto, un grupo de nómadas pastores que venían de la tierra de Canaán, como lo describe el llamado libro de génesis capítulo 46, versículos del 28 al 34, cuando el visir José, recibe a su padre y  a sus hermanos en la tierra de Gosen, José dijo a sus hermanos, voy a subir a avisar al faraón y decirle: han venido a mí mis hermanos, son pastores de ovejas, así cuando los llame Faraón y pregunte por sus oficios, les dirán somos pastores, porque los egipcios detestan a todos los pastores de ovejas. Parece entonces, que la denominación de reyes pastores es bíblica, sin embargo hay quienes señalan que tal explicación no parece anterior a la época griega (Loza, 2007, pág. 203). La crítica de Josefo Contra Apión, es una obra escrita por Josefo alrededor del año 95 de la era común (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008), en ella se señala con diversas fuentes, entre ellas Manetón, datos históricos sobre el pueblo judío y su identidad con los hicsos; fue escrita en contra de Apión, un griego antisemítico, que había desacreditado la validez y antigüedad de los judíos. Josefo no duda en señalar la relación de los judíos y los hicsos, nos presenta entonces la confirmación de lo señalado por Manetón; la liga de los judíos con los hicsos tiene al menos más de dos mil años, por lo que constituye una situación añeja, referenciada por dos historiadores de la antigüedad y que debe ser tomada en cuenta a la luz de las evidencias arqueológicas, históricas y culturales, con las que se cuentan.
Johnson (Johnson, 2004, pág. 40) corrobora, que algunos gobernantes hicsos tenían nombres semitas, no podemos asegurar que eran nombres hebreos, porque semitas es la generalidad que abarca a los hebreos y todos los semitas tenían en aquella época una identidad más fuerte. Kyle McCarter Jr. (Mc Carter, 2011, págs. 27 - 28) por su parte, nos dice que el nombre Jacob, era un nombre común en el periodo de los Hicsos en Egipto, entre el 1675 – 1552 a.e.c. y que un rey Hicso del siglo 18 a.e.c., se llamaba Jacob – Har. Lo importante de estas líneas es resaltar, que Manetón citado por Josefo y las evidencias históricas y culturales de los hicsos, nos permite afirmar al menos, una identidad cultural con los hebreos.
Bright (Bright, 2003, pág. 100) nos dice, que señalar quiénes eran y donde venían los hicsos es una cuestión muy debatida, pero frecuentemente son descritos como invasores salvajes que bajando del norte inundaron Siria y Egipto, que además el término hicsos significa jefes extranjeros, y era aplicado por los faraones del imperio medio a los príncipes asiáticos, es probable que los invasores adoptaran ese título, de los nombres de sus primeros gobernantes; Bright concluye que eran cananeos o amorreos procedentes de Palestina y del sur de Siria, pero que al ser semitas de todas formas, no podemos descartar a los hebreos.
Otra fuente que liga a los Hiksos con los hebreos desde hace más de un siglo, nos llega del legendario Flinders Petrie, quien tuvo una actividad arqueológica extensa en Egipto y Palestina que comenzó en 1881, 1884, 1885, 1888 – 1890, 1927 y 1938 (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008), los resultados de sus investigaciones fueron debidamente publicados y de uno de esos escritos, nos cuenta la historia del periodo de los Hyksos y las ciudades israelitas Hyksos and Israelite cities (Petrie, 1906, pág. 70), para él, los hiksos no eran un solo grupo, estaban formado por grupos semíticos diversos pero ligados entre sí, los judíos en su apreciación, fueron una rama de la migración semítica de los Hiksos que llegó a Egipto; la idea de varios grupos unidos por clanes no es nueva, son grupos de familias que se unen porque apelan a un antepasado común, en este caso a Sem como padre de todos los semitas, la pertenencia a un clan implicaba la obligación de prestar ayuda mutua y la solidaridad social (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008), sin poder afirmar la exacta identidad entre hicsos y judíos, la idea del clan por lo menos es aceptada, ya que el origen semítico tanto de hiksos como judíos no es discutida.
Los invasores hicsos, que se  establecieron en el Delta del Nilo antes del final del siglo XVIII a.e.c., poco a poco consolidaron su posición y extendieron su autoridad en el bajo Egipto, colocaron su capital en Avaris ciudad cercana a la frontera nordeste, fundada según parece por ellos mismos, y desde la cual gobernaron a Egipto, alrededor de los años 1650-1542 a.e.c. según Bright (Bright, 2003, pág. 101), según André Chouraqui entre el 1750 – 1580 a.e.c. (Chouraqui, 2008, pág. 15), o del 1630 al 1523 a.e.c. según la enciclopedia británica (Encyclopedia Britannica, 2011). Un dato interesante de Avaris, es que algunos consideran que es la misma ciudad que posteriormente fue conocida como Pi – Ramsés (Bright, 2003, págs. 172 - 173), (Sarna & Shanks, 2011, pág. 47), William Dever asevera también lo mismo, que la bíblica Ramsés, ha sido identificada de manera concluyente con Avaris, la antigua capital de los hicsos que se encuentra en Tell ed – Daba, pero que además, existe evidencia de una destrucción del lugar por parte de los Egipcios, lo que ocurrió alrededor del 1530 a.e.c., para posteriormente refundarla, unos siglos después, con el nombre de Pi - Ramsés (Dever W. G., 2003, pág. 14), por lo que si consideramos que los hicsos podrían ser los judíos, la narrativa de la Torah de que estos últimos construyeron Pi – Ramsés, no resulta fuera de lugar, ya que los hicsos construyeron Avaris, ni tampoco tendría que ubicar el éxodo en la época cercana al faraón Ramsés II, sino tan solo considerar que al escribirse la Torah, se hizo referencia a la zona como era conocida, en la época de su redacción.
Al parecer y según Bright (Bright, 2003, pág. 101), a mediados del siglo XVII llegaron nuevos invasores y se convirtieron en los fundadores de la llamada Dinastía XV, extendiendo su dominio por todo el territorio egipcio, y quizás también Palestina alcanzando incluso el Éufrates. Después de un siglo de dominio de los hicsos, estalló la lucha que había de librar a Egipto de los invasores pastores. El poder de los hicsos en el alto Egipto era inestable, ya que una línea de príncipes tebanos (llamada la Dinastía XVII) gobernó otros puntos de Egipto como a vasallos. Bajo la jefatura de esta dinastía, se inició la lucha en contra de los hicsos, la guerra fue tremenda, prueba de ello es que la momia del líder tebano Seqenen-re, tiene evidencias de haber sido gravemente herido y quizás muerto en batalla. Pero su hijo Kamose pudo, mediante extraordinarios esfuerzos, reunir a sus compatriotas y continuar la lucha. El libertador, sin embargo, fue Amosis (1552-1527), hermano de Kamose, que es considerado fundador de la Dinastía XVIII. Amosis atacó repetidamente a los hicsos hasta que les obligó a encerrarse en su capital, Avaris, cerca de la frontera nordeste, al final alrededor del 1540 a.e.c. fue tomada Avaris y arrojados de Egipto los invasores (Bright, 2003, pág. 102). Manetón recordemos, nos habla de un pacto para salir del territorio, el éxodo nos habla de una salida triunfante del pueblo de Israel de Egipto, quizás tenemos tres interpretaciones de un mismo hecho a la óptica de quienes escribieron los acontecimientos, aunque realmente son dos, la versión egipcia de la expulsión de los hiksos y la del convenio, ya que Manetón nos habla de un convenio y el relato del éxodo, nos dice que Faraón los dejó ir después de los acontecimientos denominados como plagas; pero de que ambos relatos tienen cierta paralelismo no hay duda, en ello coincide el Dr. Charles Pellegrino (Cameron, 2006), quien afirma que la salida del Éxodo y la expulsión de los Hyksos cuentan la misma historia desde diferentes puntos de vista. Pero al parecer, los Hyksos salieron de Egipto no derrotados, sino mediante un pacto, ya que Janine Bourriau nos afirma, que la evidencia procedente de Avaris, tiende a confirmar esa imagen de un éxodo masivo en lugar de una masacre después de la victoria de Amosis. Una clara ruptura cultural es visible entre la última capa de evidencia de los hiksos y la de los primeros reyes de la dinastía XVIII, debido a la aparición de un repertorio de cerámica (Bourriau, 2000, pág. 202).
Considerando que la expulsión o tratado de amnistía de los Hicsos ocurre en la edad del bronce medio, y que a decir de Manetón cruzaron el desierto para fundar Jerusalén, debemos de considerar si las evidencias de la arqueología demuestran tal afirmación.  Bimson y Livingston (Bimson & Livingston, Sep/Oct 1987) aseguran que sí existe la evidencia arqueológica que demuestra la llegada de emigrantes a Canaán, que bien podrían ser los hicsos, ya que en el final del bronce medio II alrededor del 1550 a.e.c., la zona de Canaán se caracteriza por la destrucción de sus principales ciudades, muchos han considerado que los destructores debían ser los egipcios como poder hegemónico de la zona, pero estos arqueólogos consideran que los estudios y excavaciones realizados, aportan muy escasa evidencia tanto en los sitios destruidos como en las acostumbradas inscripciones egipcias magnificando sus batallas. El destacado egiptólogo Donal Redford (Bimson & Livingston, Sep/Oct 1987) ha señalado con toda lógica, que en el comienzo de la dinastía XVIII los gobernantes egipcios después de haber expulsado a los hicsos, no podrían ser capaces de iniciar una campaña en Canaán y menos aún sitiar ciudades fortificadas, considerando que ello implica una fuerte erogación y el desgaste del ejército, normalmente campañas de ese tipo implicaban una gran movilización y no pasarían desapercibidas para el arqueólogo egiptólogo, en función de la costumbre de narrar las hazañas de cada batalla. Si los egipcios no fueron quienes destruyeron esas ciudades Cananeas, una explicación lógica es que pudieron haber sido los hicsos luego de su salida de Egipto, ya que era un pueblo desplazado en busca de un lugar donde asentarse y según la historia y las crónicas que nos llegan de ellos, era un pueblo bélico; amén de lo anterior y dado su origen cananeo, también resulta natural y justificativo, que quisieran recuperar sus antiguas posesiones abandonadas por su incursión egipcia, una especie de reivindicación. EL arqueólogo austriaco Profesor Manfred Bietak, considera la misma hipótesis y piensa que el éxodo de los hebreos, refleja quizás la expulsión documentada, alrededor del 1560 - 1550 a.e.c., de los invasores hiksos que fueron expulsados ​​de Egipto y se asentaron en Canaán (Trevisanato, 2005, pág. 6).
Una ciudad importe en esta reconquista es Hebrón, la que resulta la segunda ciudad más importante mencionada en la Torah, sobre todo por el relato de la muerte de Sara en Hebrón, Abraham compró en esa zona, según el llamado libro de génesis capítulo 23, la cueva de Macpela, de Ephrón el hitita como lugar de entierro de su esposa, esa cueva se convirtió en la tumba de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, así como de las matriarcas Sara, Rebeca y Lea. Más tarde, según la Tanaj en el libro de Josué capítulo 10, Israel procedente de Egipto derrotó a una coalición de cananeos y amorreos que incluía el ejército de Hoham, el rey de Hebrón. Lo anterior parece conectar con los hicsos, ya que el arqueólogo Hammond (Chadwick, Sep/Oct 2005), en sus exploraciones en la zona de Hebrón, cerca de la cueva de Macpela en la ladera sur, exploró otra cueva del Bronce Medio II, designándola como la tumba 4, es una cueva natural que contenía ocho entierros; pero lo más interesante, es que había más de un centenar de vasijas de cerámica completas, se recuperaron más de 60 objetos, como joyas y escarabajos egipcios, que eran de la época de los hicsos, entre el 1680 al 1560 a.e.c.; objetos de los hicsos en esa zona de especial importancia para los judíos, la narrativa de la Torah de la conquista de Hebrón, la expulsión de los Hiksos de Egipto, los relatos de Manetón y los de Josefo,  permiten  vislumbrar una conexión de los hicsos con la zona, la conquista de Hebrón y del territorio de Canaán, si aceptamos la identidad entre Hiksos e Israelitas.
Bright (Bright, 2003, págs. 172 - 173), nos hace evidente un elemento adicional que vincula a israelitas e hiksos, considerando que éxodo 1:11, señala que los israelitas construyeron Pi- Ramsés, y que está no es otra que la antigua capital de los hicsos, Avaris, llamada Soán en la biblia, reconstruida y elevada de nuevo a capital por Setis y Ramsés II, llamada la casa de Ramsés en honor a este último faraón, y que sólo adquirió ese nombre hasta el siglo XI a.e.c., cayendo posteriormente en desuso, siendo reemplazado por el más común de Tanis. Considerando lo anterior, y el hecho de que en el libro de números 13:22, se diga que Hebrón fue construida siete años antes que Soán (Avaris), crea la sospecha fundada de que los israelitas conocieron la era de los Hiksos y construyeron esa ciudad, llamándola indistintamente por los nombres con los que se les conocía, aunque el dato es incierto, las coincidencias de las figuras hace suponer la identidad de Hiksos e Israelitas.
Sin embargo, de algo sí podemos estar seguros, los Hiksos gobernaron en Egipto en un periodo que puede ir del 1750 al 1580 a.e.c. según André Chouraqui (Chouraqui, 2008, pág. 15), del 1630 al 1523 a.e.c. según la enciclopedia británica (Encyclopedia Britannica, 2011), y que fueron expulsados de Egipto alrededor del 1550 a.e.c., ¿A dónde fueron?, Manetón y Josefo nos dicen que a Canaán, las evidencias arqueológicas demuestran la destrucción de ciudades en ese periodo, así como objetos Hiksos en zonas importantes para los Israelitas como Hebrón. Al salir de Egipto y dejar de ser reyes extranjeros ¿no pudieron haber adoptado su antiguo nombre? ¿Israel ó Ishrael?, hay evidencias arqueológicas de estos nombres y algunos consideran que el último corresponde a la dinastía XVIII, precisamente la que expulsó a los Hiksos de Egipto. Por otra parte, en el Midrash 2 (Wein, 2010), se nos dice que Moisés era un rey en el Sudán, debemos de considerar que la región de Sudán fue parte del antiguo Egipto (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008), si a ello le sumamos el hecho de que los Hiksos eran reyes extranjeros, podemos echar a volar la imaginación e imaginar una vez más, la identidad de hiksos e israelitas, aunque el Midrash no es un libro de historia debo reconocerlo. No podemos aseverar e insistir en la identificación de Hiksos e Israelitas, porque existen dudas razonables y porque hasta el momento no hay certeza para ello, pero es innegable que plantea una hipótesis digna de ser tomada en cuenta, que permite una reconstrucción histórica con mejores argumentos para plantear el éxodo, en una fecha más temprana que la tradicional, alrededor del 1550 antes de la era común con la salida de los Hiksos de Egipto, con una gran coincidencia de elementos arqueológicos; no sin algunas dudas, todas las hipótesis actuales las tienen, pero son más escasas en este argumento que en otros.

1 La nota al pie de página en el Libro de la Historia de Egipto, nos dice citando a Redford (Jiménez Fernández & Jiménez Serrano, 2008, pág. 112), … que uno de los principales problemas a la hora de confeccionar la XVIII Dinastía estuvo provocado por un error de interpretación en la memoria colectiva egipcia. La figura de Tutmosis III (sexto rey de la dinastía) fue tan trascendental que a él se refirieron como «padre de los padres», lo que fácilmente fue interpretado con posterioridad como que era el «fundador» de la dinastía. Si a ello sumamos los cultos a Amenofis I y a los miembros de la familia real de la primera parte de la XVIII Dinastía en los que no aparece ninguno con el nombre de Tutmosis, los egipcios tuvieron la impresión de que había dos ramas, una primitiva fundada por Tumosis III y otra posterior formada por los Amenofis, entre los que estaría Amosis, el verdadero rey que expulsó a los hicsos.

2 Midrash (en hebreo, darash, ‘interpretación’), término aplicado a los escritos explicativos y exegéticos judíos de las Escrituras. Estos escritos constan de las interpretaciones que diversos rabinos dieron a las leyes y costumbres estipuladas en el Antiguo Testamento. Los elementos más antiguos de los textos midrásicos fueron compuestos, al parecer, antes del 100 a.C. por los escribas. El material contenido en el Midras se divide en tres grupos: la Halajá abstracta, formada por la ley tradicional; el Midras halájico, una deducción de la ley tradicional a partir de la ley escrita; y el Midras hagádico (véase Hagadá), formado por leyendas, sermones e interpretaciones de las partes narrativas de la Biblia y relativos a la ética y a la teología más que a la ley. Las formas y estilos de estos escritos reflejan una considerable flexibilidad, y van desde parábolas y sermones hasta las codificaciones de la ley. Fuente: Microsoft Encarta 2008.