ESBOZO DE LA HISTORIA DE ISRAEL

ESBOZO DE LA HISTORIA DE ISRAEL

Carlos Ruz Saldívar (CV)
Universidad Veracruzana

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Capítulo III.- De la conquista de Canaán  a la caída de Judá  por Babilonia .

La conquista de Canaán.

  1. El éxodo de Egipto, dejó una marca imborrable en la memoria nacional del pueblo judío, constituyéndose en el símbolo de la libertad y la redención, además de que se encuentra ligado a las festividades de Pésaj, Shavuot y Sucot que conmemoran los eventos ocurridos, amén que semana a semana en cada Shabat1 , la liberación del éxodo es pronunciada y recordada, el fenómeno del cruce de Yam sufes reconocido como autentico, de todo ello los judíos no dudan que hubiera existido, poner en tela de juicio   que hubiera ocurrido es incomprensible, está ligado a la historia y cultura de un pueblo por milenios, si bien no existen restos arqueológicos directos de la salida de Egipto y del posterior peregrinar por el desierto, no es señal que no hubieran existido, en el curso de la  historia existen millares de eventos que no dejaron una huella arqueológica, pero sí un registro de los mismos; las crónicas de las discusiones de la creación de la Constitución Mexicana de 1857, no tienen un elemento arqueológico que lo comprueben, pero existieron y hay un registro en diversos documentos que narran todo lo ocurrido, entre ellos la obra de Emilio Rabasa por citar un ejemplo (Rabasa, 1991), dentro de mil años nadie podría cuestionar que existieron los hechos, simplemente no se encontrará la prueba arqueológica que lo compruebe, ¿por ello alguien dudaría de los hechos?. La Torah es el registro histórico de los acontecimientos del éxodo, pero no constituye una prueba aislada, a lo largo de este modesto trabajo, he mencionado una serie de evidencias arqueológicas y científicas que corroboran los hechos narrados, aún así, habrá quien dude de ello, eso es inevitable. Una vez concluidos los acontecimientos del éxodo, el pueblo de Israel después de 430 años de permanecer en Egipto, de acuerdo a lo dispuesto en la Torah en el libro de Éxodo 12:40, fueron conducidos a una nueva tierra por Moisés, quien, de acuerdo a la narración debía de retornarlos a la Tierra de Israel prometida a sus antepasados, el regreso no fue directo, los israelitas deambularon 40 años por el desierto de Sinaí, donde se forjaron como nación y recibieron la Torah, que incluía los Diez Mandamientos, generando la forma y contenido de la fe monoteísta más antigua de la que se tenga noticia y surgieron como un pueblo de leyes modelo de los sistemas actuales, situación que analizaremos más adelante.

No todos los eruditos consideran que el relato de la Tanaj de la conquista de Canaán, deba tomarse literalmente (Callaway & Shanks, 2011, pág. 59), ello sobre todo, dadas las incongruencias existentes entre el libro de Josué y el de Jueces, ya que ambos libros plantean historias que difieren en torno a la conquista, en el libro de Josué por ejemplo, en los capítulos 6:21, 10:40, 11:19, 14:7 – 10, se nos plantea la idea de una conquista total y breve de la tierra de Canaán. En oposición a lo anterior, el libro de Jueces, nos cuenta la historia después de la muerte de Josué y nos relata en el capítulo 1, que la tierra ya había sido repartida pero no conquistada, pero además nos proporciona una lista de ciudades no tomadas y que en algunos casos, terminaron conviviendo con los israelitas. El libro de jueces preserva la tradición de una conquista lenta, que contrasta con la reseñada en el libro de Josué y que ha dado lugar a otras alternativas en la toma del territorio.
Una de esas alternativas considera una infiltración pacifica, fue planteada en los tiempos modernos en 1925 por Albrecht Alt (Callaway & Shanks, 2011, pág. 66), él consideraba que los asentamientos fueron paulatinos y generalmente pacíficos, si bien, los encuentros militares sí ocurrieron en una segunda etapa de expansión del territorio, como en Jerusalén, la memoria de esos encuentros bien pudo grabar en la memoria colectiva, la conquista de todo el territorio por la fuerza. Quienes defienden esta teoría son Albrecht Alt, su discípulo Martin Noth, que basó sus puntos de vista principalmente en el estudio de las tradiciones literarias contenidas en la Biblia, y, más recientemente, Weippert Manfred (Yadin, Mar/Apr 1982). Martin Noth consideraba que las tribus se fueron desarrollando poco a poco, hasta formar alianzas, al final doce de ellas se habían formado en un solo pueblo (Callaway & Shanks, 2011, pág. 67).
Otra alternativa de la llegada de Israel a Canaán, es la propuesta por Yohanan Aharoni (Aharoni, May/Jun 1982), quien considera que al principio, Israel carecía de la fuerza para dominar a las fuertes ciudades cananeas, en particular las de las llanuras que podrían hacer un uso efectivo de sus carros de combate, por lo que no tuvieron más remedio que conformarse en la primera etapa de su asentamiento en las zonas periféricas donde se enfrentaron a la oposición sólo de las fuerzas de la naturaleza. Esta teoría conjuga varios periodos de llegada de Israel, considerando que el asentamiento en el norte del Negev se inició a finales del siglo 13 y se completó hasta el siglo 11, sin embargo plantea que los asentamientos en el norte en las regiones montañosas, empezó desde el siglo 14, considerando que los descubrimientos arqueológicos y las fuentes históricas, permiten tales hipótesis, de tal forma que plantea que tanto Jericó y Bethel fueron conquistadas con la llegada de la primera ola de tribus en el siglo 14, posteriormente se conquistó paulatinamente todo el territorio,  hasta completarlo en el siglo 11; esta una alternativa viable que bien pudo haber ocurrido, y que permite darle veracidad a los libros de Josué y Jueces, amén de las evidencias arqueológicas y la tradición histórica; en palabra de Frank Cross (Cross & Shanks, 1994, pág. 44), hay suficiente destrucción en la zona y en diversas épocas, para acomodar diversas teorías; por lo que una destrucción por periodos, tiene lógica en función de la experiencia histórica de otras conquistas, como ejemplo podemos señalar, que en la conquista española del Virreinato de la Nueva España, Hernán Cortés derrota a los aztecas el 13 de agosto de 1521 con la toma de la ciudad de Tenochtitlán, pero no todo el territorio fue conquistado, verbigracia los Yaquis, quienes se distinguieron por su sentido de independencia, se enfrentaron posteriormente al gobierno de Porfirio Díaz, al de Madero y aún ya concluida la Revolución, se mantuvieron en pie de guerra frente al gobierno nacional; fue hasta la época del presidente Lázaro Cárdenas, quién al reconocer  oficialmente sus tierras ancestrales, puso fin al estado de rebelión (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008), algo más de cuatrocientos años se requirieron para conquistar todo el territorio, este ejemplo nos ayuda a entender la teoría propuesta por Aharoni, lo que permite valorarla como una alternativa seria.
Una tercera hipótesis la constituye la teoría de una revuelta de campesinos, en 1962, George Mendenhall (Callaway & Shanks, 2011, págs. 70-71), de la Universidad de Michigan publicó un artículo donde exponía, que los Israelitas eran Cananeos que se revelaron en contra de los señores Cananeos de la costa, por motivaciones de tipo religioso. Derivada de la tesis de Mendenhall, John Bright el renombrado historiador bíblico, modificó su punto de vista en su libro la Historia de Israel, admitiendo la invasión militar del exterior, pero con apoyo interno, derivado de los levantamientos en contra de los señores Cananeos. Norman Gottwald, del seminario teológico de Nueva York, arribó a similares conclusiones en una tesis de 700 páginas que apareció en 1979 (Anderson, Spring 1986), pero las motivaciones que expone este erudito, no son de tipo religioso sino de fuerzas sociales, una especie de socialismo primitivo (Dever W. G., 2003, pág. 53).  Tanto Mendenhall como  Gottwald, están unidos entre sí como defensores de la hipótesis de una rebelión interna o campesina, y ambos se oponen a las visiones alternativas de la paz nómadas, la infiltración, defendido por Albrecht Alt, Martin Norte, Manfred Weippert, o una invasión militar decisiva, que defiende WF Albright, G. Ernest Wright, Lapp Pablo, Yigael Yadin y otros.  A George Mendenhall y Norman Gottwald, se les suma William Dever que en 2003 publicara Who Were the Early Israelites and Where Did They Come From?, Dever llega a las mismas conclusiones mediante el análisis de la alfarería, ya que a su juicio, la de los Israelitas es como la de los Cananeos.
Israel Finklestein de la Universidad de Tel Aviv, quien es un experto en la cerámica de esa zona y época, no está de acuerdo, ya que si bien los vestigios encontrados guardan cierto parecido, existen diferencias que permiten distinguir la producida por los Israelitas y la de los Cananeos  (Callaway & Shanks, 2011, pág. 71). Esta tercera teoría es opuesta a la tradición histórica de la conquista del territorio, y es quizás la más débil de todas, no solo es cuestionada por Finklestein en torno a la cerámica, sino además por Rainey (Rainey A. F., Nov/Dec 2008), quien pone énfasis en dos aspectos: el primero de ellos, en torno a la evidencia arqueológica de los huesos de animales encontrados en las excavaciones, si esta teoría sostiene que eran los mismos cananeos que se revelaron, ¿por qué la gente del campo que vivía en la colina no criaba cerdos?, por el contrario, los filisteos que vivían en la llanura costera tenían cerdos, los huesos de cerdo revelan el tipo de dieta de ambos grupos, ya que es de todos sabidos que los israelitas atendiendo a sus leyes dietéticas no consumían cerdo por considerarlo no permitido, sin embargo, en los sitios antiguos cananeos en la llanura costera es típico encontrar los huesos de cerdo. La segunda idea que expone Rainey para desacreditar esta teoría, es el hecho de que el hebreo tiene más afinidad con la lengua aramea y la moabita que con el fenicio que se hablaba en la costa cananea, lo que refuerza la idea de que los hebreos no fueron pobladores originarios de Canaán y su procedencia es Aramea, acorde a las evidencias lingüísticas, el significado de la palabra hebreo que ya hemos analizado, así como el origen que la propia Torah señala en Deuteronomio 26:5, al señalar un arameo errante era mi padre, caso ya analizado en las primeras páginas de este capítulo. Otro arqueólogo que desacredita esta teoría es Adam Zertal (Zertal, Sep/Oct 1991), él considera que la evidencia arqueológica, muestra que los israelitas llegaron de fuera de Canaán, entrando desde el este y más tarde se trasladaron a la montaña y los valles cercanos.  Esta teoría es la más inconsistente, sin embargo no he querido dejar de mencionarla, para dar un panorama global de las ideas en torno a la conquista de Israel de la tierra de Canaán, siempre será preferible una completa explicación de un tema, aún y cuando no coincidamos en ideas con algunas teorías, que solamente quedarnos con un modelo simplista y presentarlo como la única visión, sobre todo porque todas las hipótesis contienen algunos elementos que deben tomarse en cuenta.
De cualquier forma, el pueblo de Israel entró en la tierra de Canaán y en un periodo que podemos considerar de dos siglos, los israelitas conquistaron gran parte de la Tierra de Israel y se transformaron en campesinos y artesanos, lográndose un cierto nivel de consolidación social y económica. Después del liderazgo de Moisés y Josúe, le sucedieron los jueces o shoffetim en hebreo (Chouraqui, 2008, pág. 19), en estos períodos hubo una relativa paz que eventualmente se veía interrumpida por una guerra con los vecinos, cosa común en el mundo antiguo y lamentablemente también en el moderno. La falta de un liderazgo permanente, daría lugar a la Monarquía en Israel, su posterior división y finalmente la diáspora.

1 Día de reposo para el judío, desde el atardecer del viernes hasta el anochecer del sábado, división de los días que sigue la historia bíblica de la creación:  … y fue la tarde y la mañana un día, atento a lo que dispone Génesis 1:5. Nota del autor.