ESBOZO DE LA HISTORIA DE ISRAEL

ESBOZO DE LA HISTORIA DE ISRAEL

Carlos Ruz Saldívar (CV)
Universidad Veracruzana

Volver al índice

La caída de los Hasmoneos , surgimiento de Herodes.

La muerte de Julio César cambió la situación en Judea, no me detendré con la sucesión de César y los problemas del segundo Triunvirato y sus traiciones, que al final daría el gobierno al más grande de los emperadores romanos, Octavio Augusto, porque el tema si bien trascendente en la historia universal no constituye el tema toral de esta historia. Lo importante para los judíos, es que el nuevo gobierno no tenía un lazo especial con ellos y realizó cambios en su relación, se les impuso grandes contribuciones a favor del imperio y se dejó a un lado las exenciones de las cargas de guerra de la que gozaba el pueblo. Se le pidió al administrador de Judea, Antípatro, recaudar 790 talentos de plata, por lo que junto con sus hijos se dio a la tarea de reunirlos, la Galilea por conducto de Herodes cumplió en breve el cometido ordenado, pero en otras partes no fue posible reunir el dinero con tal rapidez, por lo que el gobierno romano ordenó vender por esclavos a los habitantes de las cuatro ciudades de Emaús, Gofna, Lida y Timna, pertenecientes al distrito de Jerusalén y cedió además otros territorios judíos a Tiro. El descontento judío era evidente y arremeterían contra Antípatro, el antiguo aliado que ahora se había convertido en representante romano, al parecer Hircano celoso de su antiguo aliado conspiró con otros y en casa de un tal Málico murió envenenado. Málico de manera inmediata ocupó el puesto de Antípatro, Fazael el hijo mayor de la víctima guardó un prudente silencio, pero Herodes demostraría su descontento, avanzó sobre Jerusalén con su ejército en el camino tomó Samaria que se había declarado independiente y se presentó en la ciudad santa, no dio muerte a Málico de forma inmediata, pero cuando tuvo oportunidad sí lo hizo, demostrando con ello más carácter que su hermano mayor y ser el heredero más apto, para ocupar el puesto de su padre, sobre todo por los acontecimientos que sucedieron a esos hechos. Ya que la rama Hasmonea de Aristóbulo II aún no desaparecía, Antígono, el hijo segundo de Aristóbulo II, busco la ayuda de su cuñado Tolomeo Mennes, príncipe de Calcis y con Marión, el señor de Tiro, para reconquistar Judea. Herodes acudió al sur y expulsó al enemigo, pero además los dejó marchar libremente haciéndoles regalos para ganarse su afecto de tal suerte que el ejército de Marión no volviera a la carga, la estrategia funcionó; solo restaba entonces acabar con Antígono, derrotando a su ejército antes de entrar en territorio de la Judea. La confirmación de Herodes como representante romano se debe a la separación del Imperio Romano entre Marco Antonio y Octavio, al primero le tocó el gobierno de Asia, por lo tanto al llegar a Judea hizo oídos sordos a las quejas en contra de Herodes, ya que alrededor de 15 años atrás, Marco Antonio había peleado junto con Antípatro y es probable que conociera al entonces joven Herodes, sabía de la fidelidad de Antípatro hacia Roma y concluía que Herodes seguiría los pasos de su padre, así que decidió ratificarlo tanto a él como a su hermano Fazael, como tetrarcas de Judea.  
Para empeorar las cosas para los judíos y terminar de allanar el camino para Herodes, en el 40 a.e.c. (Cohen, 2011, pág. 289) ó en el 41 a.e.c. (Holtzmann & Oncken, 1918, pág. 293)  los Partos de nueva cuenta se alzaron en armas y arremetieron contra la provincia romana de asiria y la propia Judea, en un movimiento sorpresivo y a petición de Antígono, el hijo de Aristóbulo II a quien Pompeyo se había llevado a Roma, capturaron a Hircano y decidieron poner como rey  a Antígono. Herodes y Fazael opusieron resistencia y lograron mantenerse a salvos en la parte sagrada de la ciudad, pensaron que lo prudente sería negociar con los Partos, Fazael se ofreció a realizar las negociaciones mientras Herodes lograba huir junto con el resto de su familia y José el hermano menor, acudió a la fortaleza de Masada dejando 800 hombres y salió a buscar ayuda y negociar, pero los Partos no querían negociar sino sacar ventaja, le ofrecieron a Hircano y Fazael a Antígono, quien no respetó a su tío y le hizo cortar las orejas deshabilitándolo con eso como sumo sacerdote, pero preservó su vida, de la muerte de Hircano se encargaría posteriormente el propio Herodes, Fazael al darse cuenta que no había esperanza para él, decidió suicidarse golpeando su cráneo contra las paredes de la prisión o fue envenenado por Antígono, de todas formas lo cierto es que pereció dejando libre el camino para que su hermano Herodes asumiera posteriormente el control de Judea. Herodes buscó ayuda en la zona pero no le fue posible encontrarla, los árabes y los pueblos cercanos temían a los Partos, por lo que acudió a Alejandría y de ahí partió a Roma a dar cuenta del problema. Tanto Octavio como Marco Antonio apoyaron ante el Senado, la petición de Herodes de ayuda militar y de ser nombrado Rey para controlar el problema, ya que los Partos prácticamente habían extendido sus fronteras hasta Egipto amenazando el Imperio Romano, el Senado decidió aprobar la propuesta y expidieron las ordenes de su nombramiento como rey y el apoyo militar necesario. Con el soporte militar romano, Herodes regresó reconquistando el territorio y la propia Jerusalén en el 37 a.e.c., la batalla no le fue fácil tardó alrededor de dos años para lograrlo, pero al final se convirtió en el líder judío y rey hasta el año 4 a.e.c., tanto por la orden romana pero principalmente por su propia conquista, iniciando con ello la dinastía Herodiana (Holtzmann & Oncken, 1918, págs. 290 - 294).
Los romanos preferían mantener líderes locales en los reinos conquistados, sabían que la presencia romana no contribuía a lograr la armonía y felicidad que se requería para que los reinos fueran buenos vasallos, de tal forma que la población se podría identificar mejor con un líder aristócrata local, que con el gobierno romano con ideas distintas, por lo que era común que existieran reyes locales, siempre y cuando no fueran contrarios a los intereses romanos y pudieran ser títeres de Roma. En el caso que se analiza, algún derecho al trono tendría Herodes, ya que estaba casado con Mariamne, Cohen nos dice que era una hija de Hircano (Cohen, 2011, pág. 291), pero Holtzman & Oncken nos dicen que Mariamne por su padre Alejandro era nieta de Aristóbulo II y por su madre Alejandra nieta de Hircano II, por lo que se podía considerar heredera al trono por cualquiera de las dos ramas de los Hasmoneos (Holtzmann & Oncken, 1918, pág. 291), me inclino a pensar que era nieta de Hircano pero de cualquier manera, ora que fuera hija de Hircano ora que fuera nieta, los historiados coinciden que Mariamne era parte de la familia real y podía ser aspirante al trono. Herodes entonces, se posicionó de tal forma que pudiera ser considerado heredero al reino, pero para asegurar su posición asesinó sin compasión alguna a todos los posibles herederos, los parientes de su esposa, a ella misma, llegando al extremo de asesinar casi al final de su vida a sus propios hijos, los dos que había tenido con Mariamne, de igual manera asesinó a otras esposas y otro de sus hijos y al propio Hircano, quien los romanos lo habían liberado de los Partos y vivía tranquilamente en Babilonia con la comunidad judía asentada desde el exilo, quienes estaban felices de contar con tan célebre personaje, pero Herodes le mandó llamar y posteriormente le juzgó como traidor y lo mató, siendo Hircano un octogenario prácticamente inofensivo (Holtzmann & Oncken, 1918, págs. 302, 312 - 316), por lo que la fama de asesino de Herodes le era merecida, de esa fama quizás deriva la masacre de los inocentes que le atribuyen los cristianos, pero ello no es comprobable fuera de las fuentes cristianas y al parecer resulta una exageración. Por otra parte, a Herodes se le debe una gran actividad constructora, muchos de los sitios que son visitados por los turistas se deben precisamente a la labor de este monarca, el templo fue remodelado por Herodes para quedar bien con la población, pero el monarca buscaba agradar a toda la población y considerando que parte de la población tenían otros ritos religiosos, también construyó sitios de adoración pagana con el fin de granjearse el favor de los no judíos, considerando que el mismo no lo era es probable que buscara el apoyo de estos grupos y lo lograra. Y es que las habilidades políticas de Herodes no pueden ser puestas en duda, ejemplo de ello es que en el conflicto del Triunvirato, cuando Marco Antonio enfrentó a Octavio, Herodes por agradecimiento o por haber medido mal la fuerza y habilidad de cada uno de los oponentes, apoyó a Marco Antonio, lo que supondría su fin como procurador cuando Octavio venció a su enemigo en la batalla naval de Actium o Accio el 2 de septiembre del 31 a.e.c., enfrente del promontorio de mismo nombre, en la punta del golfo de Ambracia en el noroeste de Grecia, donde Marco Antonio con 220 barcos pesados equipados con catapultas y poca movilidad, haciendo oídos sordos de sus generales decidió atacar a la flota de Octavio, la cual tenía 260 barcos ligeros con mayor movilidad de ataque y en mayor número y ante el temor de los generales egipcios que huyeron de la batalla, la balanza se inclinó a favor de Octavio (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008). Pero contrario a cualquier pronóstico cuando Octavio triunfó, Herodes lo fue a alcanzar en la isla de Rodas convenciéndolo de su lealtad a Roma y a su emperador, ya que también contó con un poco de suerte, durante el enfrentamiento Herodes no participó en la contienda, la razón es que Marco Antonio había regalado a Cleopatra zonas árabes que le debían pagar tributo, pero ellos se negaron y Cleopatra desairada le pidió a Marco Antonio que castigara a los belicosos árabes (Holtzmann & Oncken, 1918, págs. 301 - 302). Marco Antonio en lugar de comportarse como general y agrupar el máximo de sus fuerzas para la contienda, se comportó como esposo complaciente y ordenó a Herodes atacar a los árabes por el desaire a Cleopatra. Además de lo anterior, el nuevo gobernador de Siria ya le había informado a Octavio que Herodes le había reconocido, y le auxiliaba con provisiones para la guerra en contra de los pequeños reyes de Siria que se negaban a reconocer al nuevo Emperador único. Con todo lo anterior a favor, Herodes logró de Octavio ser ratificado en su puesto y además, en el transcurso de los años recibió adicionales territorios para gobernar, por lo que al parecer logró su cometido a la perfección  (Cohen, 2011, págs. 289, 291 - 294).