APORTES DE LA CIENCIA REGIONAL AL ESTUDIO DEL CAMBIO CLIMÁTICO

APORTES DE LA CIENCIA REGIONAL AL ESTUDIO DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Andrés E. Miguel Velasco (CV)
Pedro Maldonado Cruz (CV)
Julio César Torres Váldez (CV)
Nestor Solís Jiménez(CV)

5.7. Nivel de desarrollo sustentable de las regiones en situación de cambio climático

5.7.1. El caso de las regiones de México

En México existen previsiones que afirman que ningún estado del país estará exento de la escasez de agua, reducción de zonas agrícolas y enfermedades por contaminación. La escasez de agua será el primer indicio de la crisis del C2 para México, según lo proyectado por científicos y autoridades encabezadas por el Nobel de Química 1995, Mario Molina, los cuales presentaron ante la comunidad internacional en París, Francia, su tercer comunicado sobre cambio climático, donde plantean que la sequía se agravará, se reducirán los espacios de aptitud para cultivo de maíz, mientras que ejidatarios y comunidades agrarias dueños de bosques, verán cómo estos ecosistemas y los áridos (entre ambos habitan ocho de cada 10 mexicanos), serán invadidos por la presión de la agricultura. Las superficies no aptas para el cultivo aumentarán.

De seguir las tendencias actuales, estas proyecciones prevén que en el 2050 el aumento de la temperatura y la humedad traerán a México enfermedades por contaminación del aire y del agua; se prevé un aumento de la mortandad por golpes de calor en Ags, Chih, el DF, Son y BC; en el DF y en el estado de MX no habrá suficiente agua para consumo doméstico y tendrá que crecer el uso de químicos para campañas permanentes de fumigación en localidades de difícil acceso, sobre todo del sureste mexicano (Gro, OAX, Chis), que recibirá de vuelta al dengue, el cólera y paludismo, actualmente bajo control.

Las muertes por diarreas también se multiplicarán. Las estimaciones oficiales establecen que al 2050, México estará poblado por unos 130 millones de personas, gran parte de ellas adultos mayores y mujeres, que serán los más afectados por aumento de temperaturas, lo mismo que especies vegetales y animales que se extinguirán porque no alcanzarán a adaptarse a la velocidad del cambio climático.

Para el 2020 se estima que disminuirán las lluvias entre 0% y -5%, mientras que la temperatura aumentará entre 0.6 y 1.4 °C. Para el 2050 las precipitaciones variarán entre +5% y -1.5%, y la temperatura aumentará entre 1.5 y 2.5 °C. Al 2080 nuestro país padecerá una disminución de lluvias de entre 5% y 1.5%, en tanto que la temperatura aumentará entre tres y cuatro °C, expone el reporte mexicano.

El estado que preocupa más a los expertos es SON, pues dará cuenta, en su más cruda expresión, de los estragos del C2. Allí aumentarán 30% sus zonas secas. Los habitantes sufrirán lo mismo olas de calor que de frío; ciudades y campo se disputarán la escasa disponibilidad del agua, y aumentará la mortandad de los ancianos por temperaturas extremas.

Para el 2030 la disponibilidad de agua por mexicano será de apenas 11% del mínimo adecuado que recomiendan los organismos internacionales (sólo 113 de mil metros cúbicos por año). Se intensificará el uso de ventiladores y aire acondicionado, y dado el aumento en el uso de energía eléctrica, entidades que reciben subsidios de la Comisión Federal de Electricidad ya comienzan a solicitar que el horario de verano se amplíe con todos los apoyos a la dotación de energía.

En el estado de Mx aumentará la erosión eólica, que le hará perder hasta 25 toneladas de suelo al año. El DF, por su parte, enfrentará olas de calor, inundaciones, complicaciones en sus vías de comunicación e invasiones en las pocas zonas de reserva natural que conserva. Son casi todos los estados del país los que padecen presiones por la escasez de agua; solamente se libran CAmp, ChIs, QROO, TAb y YUc que, por el contrario, recibirán tanta agua en los siguientes años, que les impactará negativamente en sus sistemas productivos y sociales (Guillén 2007).

Todas las regiones de México son sensibles al C2, ninguna de ellas está al margen de los cambios de temperatura, lluvias, sequías, etc. que lo acompañan, todas resienten sus diversos efectos relacionados con la problemática del agua, entre los que sobresalen: el desabasto, que en especial afecta al N, NW, NE, CN, P, C, CW y al S; las sequías, que particularmente perturban al N, NW, NE, CN, P, C, CW, y S, es decir, estos fenómenos naturales afectan al 89% de las regiones. Las inundaciones (que se manifiestan preferentemente en las regiones P, C, CW, S y al E), huracanes (que normalmente afectan a las regiones NE, P, C, CW, S, y E), incendios (que perturban a las regiones N, NW, NE, CN, P, y CW);  y heladas (que destacan en las regiones N, NW, NE, CN, y C), son fenómenos climáticos que cotidianamente afectan al 67% de las regiones (Tabla No.8).

El indicador de la sensibilidad muestra, en orden ascendente, la propensión de las regiones al C2 es según se indica: S (0.002), C (0.003), CN (0.004), E (0.005), NE (0.006), NW (0.006), N (0.007), CW (0.007) y P (0.008) (Cuadro No.6). Entre más alto es el valor de este indicador, más sensible es una región, y por consiguiente, más inmediatamente resiente los efectos del C2, lo cual indica que el cambio de las regiones de México también ya está siendo impulsado por el C2.

Para relacionar el efecto del C2 en el bienestar, se cuantifican los niveles de desarrollo tomando en cuenta el “índice de desarrollo humano”. En orden ascendente, el valor del desarrollo correspondiente de las regiones fue: S (0.795), N (0.807), E (0.808), CW (0.822), CN (0.824), C (0.831), P (0.839), NW (0.851) y NE (0.870). Si en la estimación del ÐЯ se ponderan los aspectos sustentables, los valores de México son entonces de 0.578 en el 2000, y de 0.675 en el 2010, es decir, disminuyen relativamente con respecto al desarrollo humano puro. Para este mismo año, y en orden ascendente, el valor del desarrollo regional sustentable de las regiones fue: S (0.410), C (0.535), CN (0.625), E (0.673), NW (0.742), NE (0.745), N (0.756), CW (0.767) y P (0.826).

Cuando se incluyen los indicadores del desarrollo regional con cambio climático, estos valores se reducen aun más hasta un valor de 0.320 en el 2000, a 0.366 en el 2010, que implica niveles de desarrollo bajos. Para este último año, y en orden ascendente, la cuantía del desarrollo regional sustentable de las regiones en situación de cambio climático sería: S (0.221), C (0.290), CN (0.339), E (0.364), NW (0.403), NE (0.406), N (0.409), CW (0.416) y P (0.448) (Cuadro No.7). La información indica que el C2, cuando se manifiesta en las regiones a través de los cambios de temperatura, de lluvias, etc., ocasiona la disminución del desarrollo.

Lo anterior puede corroborarse con información adicional, pues entre 2000 y 2010 el nivel de bienestar de las regiones de México, fue, en orden ascendente: con déficit en su bienestar las regiones NE (0.68) y P (0.85). Con bienestar estancado se ubicó la región N (1.01); y con un bienestar aceptable se ubicaron las regiones CN (1.24), NW (1.17), C (1.22), S (2.31), E (2.33) y CW (3.00) (Cuadro No. 8).

Pero cuando se incluye el C2, las regiones tienden a disminuir aun más sus niveles de bienestar. En este caso, las regiones CE, NE, N, NW, E y P pierden al menos un nivel. La región S pierde al menos dos niveles. Las mayores perdidas, de al menos tres niveles de bienestar, corresponden a las regiones C y CN.

Según la información utilizada para la medición del tiempo de impacto del C2, se observa que este puede ocasionar que el desarrollo en el país descienda en promedio 60 años a partir del 2010, es decir, rebota hasta niveles que el mismo poseía en 1950. Por lo que respecta a las regiones, estas sufren su propio rebote, siendo la más afectada la región S, pudiendo retroceder hasta niveles de desarrollo que poseía hace 94 años, siguiendo en orden de importancia C (78 años), CN (66 años), E (59 años), NE (56 años), NW (55 años), N (50 años), CW (50 años) y P (46 años) (Cuadro No.10).

Al valorar el efecto del C2 en las desigualdades regionales, la información indica que en México estas aumentaron de un nivel medio con un valor de 0.38 en el año 2000, a un valor de 0.57 en el año 2010. Cuando se incluyen las desigualdades regionales producto del desarrollo regional sustentable con cambio climático las mismas adquieren un valor de 0.80 en el 2000, y de 0.78 en el 2010. En orden ascendente, se observa que el nivel de desequilibrio de las regiones sometidas al cambio climático, que puede considerarse alto en todos los casos, corresponden a las regiones: C (0.70), NE (0.71), N (0.72), NW (0.72), P (0.778), CW (0.82), S (0.89) y E (1.00) (Cuadro No.7). Es decir, el C2 cuando manifiesta, incrementa las desigualdades regionales.