MEMORIA DEL XXI COLOQUIO MEXICANO DE ECONOMÍA MATEMÁTICA Y ECONOMETRÍA. TOMO II

MEMORIA DEL XXI COLOQUIO MEXICANO DE ECONOMÍA MATEMÁTICA Y ECONOMETRÍA. TOMO II

Eduardo Meza Ramos (CV)

Breve ensayo sobre la precarización del empleo, desempleo y migración internacional en México 1995-2010

Eduardo Rodríguez Juárez
Elías Gaona Rivera

Resumen
El mostrar que la política liberal desarrollada en nuestro país desde la década de los ochenta e intensificada en los últimos 15 años, no ha logrado disminuir el fenómeno del desempleo, sino que además ha llevado a una situación de trabajo precario y alta migración internacional, es el objetivo del presente escrito. Se muestra que si bien la tasa de desempleo ha disminuido en los últimos años no se ha logrado recuperar en su totalidad, incrementado el empleo informal y el subempleo, aunado a lo anterior las condiciones de trabajo han experimentado un detrimento significado ubicando a nuestro país en una situación poco deseable, pues los trabajadores mexicanos deben enfrentar la disyuntiva de trabajar en condiciones desfavorables o migrar a economías más desarrolladas como es el  caso  de  los  Estados  Unidos.  Se  concluye  señalando  la necesidad de mejorar la política laboral en aras de promover el trabajo decente que ayude a mejorar las condiciones de vida de la sociedad mexicana.
Palabras clave: Precarización del trabajo, desempleo, migración internacional, desde los mil novecientos ochenta la política económica mexicana se ha caracterizado por incentivar la liberalización comercial y financiera que promueven los países desarrollados, y es que a partir de la crisis de la deuda de 1982, la ideología liberal se posiciona como la forma más viable de alcanzar el tan anhelado desarrollo que México requiere, convirtiéndose así, en dogma de buena economía. La satanización del Estado en aras del mercado, promueve la liberalización financiera y comercial, como la única forma para enfrentar el déficit en las cuentas nacionales mexicanas1.
El predominio del pensamiento neoclásico en las acciones de política económica del gobierno mexicano se hace presente en el afán por obtener un déficit nulo en las finanzas públicas, una inflación nula por las autoridades del Banco Central, además de la  venta  de  empresas  y  activos  públicos.  El  propósito,  es  sin  duda  generar las condiciones de estabilidad, seguridad y rentabilidad, que incentiven la inversión, y con ello, converger a las economías más ricas. Sin embargo, el resultado es más bien contradictorio y nos encontramos en el peor de los escenarios: reducción de la producción, caída en los niveles de empleo y una incapacidad para generar las divisas que el país requiere.
Aunado a lo anterior, la dependencia tecnológica que caracteriza a la economía mexicana, implica que las importaciones, sean poco sensibles a la política cambiara del país, debido a la imperante necesidad por parte del aparato productivo de adquirir insumos y bienes de capital del exterior, que ante una devaluación se encarecen y provocan presiones inflacionarias, mientras que las exportaciones responden significativamente a variaciones en el tipo de cambio y del ingreso de las economías externas, principalmente de los Estados Unidos que representa al principal socio comercial de México. Los ingresos derivados de las exportaciones son destinados a cubrir el déficit en cuenta corriente en vez de ser utilizados para fomentar la inversión productiva, provocando que la economía mexicana sea estructuralmente deficitaria.
La dinámica exportadora de la economía plantea como estrategia de competitividad la reducción de los salarios, en Noriega (2006), se dice que después de una devaluación el único requisito que debe satisfacer el gobierno para favorecer las exportaciones es el que no se presione para incrementar los salarios. Los bajos salarios son un elemento que incentiva la competitividad de las empresas (Noriega, 2006). El estancamiento salarial que vive la economía mexicana ha ocasionado un detrimento en el mercado interno, de tal forma que la micro y pequeña empresa (no exportadoras), han enfrentado los altos costos derivados de la apertura comercial, disminuyendo sus ventas y en consecuencia su producción y con ello al personal necesario para la generación de su producto.
El desempleo se agudiza no sólo por la caída del mercado interno, sino además, por la gran dependencia comercial que tiene nuestro país con el exterior. Las crisis internacionales ocasionan una disminución en la demanda de las exportaciones mexicanas y con ello se generan dos fenómenos: el primero se refiere a un incremento del desempleo y el segundo tiene que ver con una disminución en las condiciones de trabajo lo que conlleva a su precarización. La migración se convierte en la opción más viable que tienen las y los mexicanos para enfrentar el fracaso de la política laboral del país.
Derivado de la problemática anterior este trabajo pretende mostrar la relación positiva entre las políticas liberales mexicanas del periodo 1995-2010 y el fenómeno del desempleo, la precarización del trabajo y la migración. Patologías que impactan de manera directa en el bienestar de las personas, incentivando la pobreza y marginación en que se encuentran millones de mexicanos.
La evidencia estadística que aquí se presenta muestra la evolución que han tenido en los últimos quince años el desempleo, las condiciones de trabajo y la migración. Estas patologías representan elementos clave para mejorar, la situación de pobreza y marginación en la que viven millones de mexicanos. Analizar su comportamiento y evolución permitirá generar criterios de política económica alternos, y con ello, impulsar el desarrollo de nuestro país. Se requiere de políticas que incentiven no sólo la productividad y competitividad, sino además, políticas progresivas que mejoren las condiciones laborales en las que se encuentran miles de trabajadores mexicanos.
Este ensayo se divide en tres apartados, en el primero se presenta la evolución del desempleo y la precarización del trabajo, en el segundo se habla sobre el fenómeno migratorio y su impacto en la economía mexicana y por último se presentan las conclusiones.

1. Precarización del trabajo y desempleo
La dimensión que ha presentado el desempleo en nuestro país derivada de la implementación de la política neoliberal en los últimos quince años (4% promedio), acrecienta la problemática de pobreza y marginación que ciñe a millones de mexicanos. El postulado ortodoxo que señala que en el equilibrio todo el que desee trabajar lo podrá hacer2  muestra ser endeble ante los resultados obtenidos en el ámbito laboral. Y es que la dogmatización del mercado como regulador único de la oferta y la demanda de trabajo, no ha permitido la implementación de políticas que impulsen la generación de empleo, por el contrario, se insiste en satanizar la intervención de cualquier mecanismo distinto a las decisiones individuales, para mejorar el bienestar social.
Para los defensores del neoliberalismo la ineficiencia del mercado se justifica por las rigideces que presenta el sector laboral mexicano (sindicatos, salario mínimo, contrato colectivo, jornadas de trabajo por día y no por hora, etc.) las cuales impiden su correcto funcionamiento, por ello, se plantea como reto la aprobación y ejecución de la reforma laboral con el fin de promover la productividad y competitividad que el país requiere, en otras palabras, se justifica la existencia del desempleo con la falta de reformas estructurales que promuevan el libre mercado3. Sin embargo, a pesar de que la propuesta de Reforma Laboral  impulsada por el Gobierno Federal no se ha aprobado, existe evidencia estadística suficiente para señalar que en el sector laboral mexicano se han favorecido las políticas liberales, sin que ello repercuta de manera positiva sobre la productividad y competitividad del aparato productivo de nuestro país (Rodríguez & Gaona, 2010).
La liberalización del mercado de trabajo va acompañada de una creciente asimetría social pues se favorece al capital en detrimento de la clase trabajadora4, Entender el trabajo como un mero factor de producción nos hace olvidar el papel crucial que tiene para el ser humano: éste representa la única forma que poseen los individuos para hacerse llegar del producto social y satisfacer sus necesidades. Hay que tener cuidado de no confundir el fin con los medios, pues como lo señala el profesor Stiglitz lo que está en juego no sólo es el modelo económico sino también los objetivos. En su artículo “Empleo, Justicia Social y bienestar de la sociedad” señala que: “Si el objetivo de la ciencia económica es mejorar los niveles de vida, mejorar el bienestar de los trabajadores, pasa a ser un fin en sí; y sólo si creemos que el mercado conduce a resultados eficientes podremos dejar tranquilamente de ocuparnos del bienestar de los trabajadores, confiando en que el mercado hará todas las compensaciones debidas” (Stiglitz,
2002).
La aseveración realizada por el profesor Stiglitz, nos hace reflexionar sobre la evolución y aplicación de las políticas neoliberales en los últimos 15 años y su impacto en el bienestar de los trabajadores mexicanos. En materia de empleo no se han obtenido los resultados deseados y en quince años sólo hemos reducido el desempleo en 1.6% (la tasa de desocupación promedio anual era del 6.9% para 1995 y en el 2010 es de 5.3%).

Desde una perspectiva optimista el resultado aquí presentado indicaría que el rumbo que sigue la economía mexicana es el correcto, y que si algo hace falta para lograr las metas en materia de empleo, sería la puesta en marcha de las reformas estructurales, principalmente la laboral; sin embargo, el comportamiento de la Población Económicamente Activa (PEA) en el periodo de estudio tiene ciertas peculiaridades que deben analizarse, en primer lugar, la disminución de la tasa de desempleo ha venido acompañada de un repunte significativo en el sector informal, 1.5% de 1995 al 2010 (ver gráfica 2). En segundo lugar, la migración internacional principalmente la dirigida a los Estados Unidos se ha acrecentado en más de 7 millones de personas en el periodo. Estos dos elementos ponen en duda la eficiencia de las acciones que en materia laboral han emprendido las autoridades mexicanas.

Son miles los mexicanos que quieren acceder a un empleo sin poder conseguirlo, de acuerdo con las autoridades se requiere la generación de más de un millón de empleos al año para poder dar cabida a la población económicamente activa que se incorpora al sector laboral y a los que se han quedado esperando una oportunidad. Los hacedores de la política económica nacional han avalado la idea, de que, el origen del desempleo se debe a mecanismos ajenos al mercado (rigideces), que ocasionan un incremento en el precio del trabajo, pues, en una economía de mercado cuando hay desempleo, los trabajadores en paro ejercerían una presión para disminuir los salarios hasta el punto en el que la oferta y la demanda de trabajo se igualen.

Ante este hecho, la política económica deberá favorecer el buen funcionamiento del libre mercado, y la forma más rápida de lograr el equilibrio entre la oferta y la demanda de trabajo es a través de la eliminación de todo aquello que hace que el salario sea mayor al salario de equilibrio. Una reducción de los salarios implicará una reducción del precio del trabajo y por tanto un incremento en su demanda, disminuyendo el nivel de desempleo. Esta idea ha guiado la política salarial de nuestro país, promoviendo como estrategia de competitividad el deterioro salarial de los trabajadores mexicanos5.
El deterioro salarial que padecen los trabajadores mexicanos puede analizarse en la gráfica 3. En ésta se observa que la crisis económica de diciembre de 1994 acelera el proceso de pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, quienes en el año de 1996 ven reducido su salario en un 28.62% con respecto al percibido en 1994. La tan anhelada recuperación salarial se ha convertido en un mito para los trabajadores, quienes en 13 años de auge de la economía de libre mercado no han podido recuperar la caída sufrida en 1996, el salario sólo se ha recuperado en 13.74% a lo largo del periodo, lo que implica que tan sólo, para llegar al mismo nivel salarial de 1994, tendría que incrementarse en un 14.55%. El resultado es claro, la mano de obra es más barata, sin que ello, haya generado un incremento significativo en el nivel de empleo, al contrario ha traído un detrimento en el poder adquisitivo de los trabajadores y por tanto una disminución en sus niveles de bienestar.
Los bajos salarios han representado para las autoridades mexicanas la forma de impulsar la competitividad e incentivar el nivel de empleo. A pesar de los malos resultados, se insiste en señalar la necesidad de erradicar cualquier mecanismo ajeno al mercado que impide su correcto funcionamiento, ello ha conducido a una situación paupérrima a los trabajadores mexicanos, y es que, los logros obtenidos por el asalariado a lo largo de la historia, son vistos como factores que incrementan el costo de la mano de obra y, por tanto, como obstáculos para incrementar el empleo, es decir, representan rigideces en el sector laboral, y por ello se promueve su erradicación en aras de
generar un sector laboral más competitivo.
La precarización del trabajo es una realidad, hoy en día es cada vez más frecuente el tipo de empleos en donde las condiciones laborales no presentan ninguna garantía, además de que el salario es bajo y el empleo es incierto. Es por ello que la reforma laboral propuesta por el GPPAN6, en su eje rector número tres, señala que para Fortalecer la procuración e impartición de justicia laboral, se debe:
i.   Incluir el arbitraje obligatorio en los conflictos de huelga.
ii.  Incorporar requisitos para la tramitación de las demandas de titularidad de contrato colectivo de trabajo.
iii. Establecer nuevos requisitos para el trámite de emplazamientos a huelga por firma de contrato colectivo de trabajo.
iv.  Declarar la inexistencia de la huelga si el sindicato no cumple con los requisitos para el emplazamiento previstos en sus propios estatutos.
v.   Negar el trámite a emplazamientos a huelga por incumplimiento al contrato colectivo o contrato ley, cuando no se precisen las violaciones y su forma de reparación.
vi. Respetar los derechos de terceros para la restitución de la posesión de bienes de su propiedad, en caso de huelgas estalladas.
vii.  Establecer un procedimiento sumario para los conflictos individuales en materia de seguridad social.
viii. Prever el uso de herramientas tecnológicas en los procedimientos jurisdiccionales.
Obsérvese que estos puntos representan una serie de restricciones a uno de los derechos más importantes con los que cuentan los trabajadores para negociar el salario, el derecho de huelga, mismo que en nuestro país se ha reducido considerablemente en el periodo de estudio y de 116 huelgas estalladas en 1994 se pasó a 11 en el 2010, es decir 105 huelgas menos en todo el período.

La propuesta a la reforma laboral busca impulsar la productividad y el empleo eliminando las restricciones en dicho sector, como el derecho de huelga. Además de ello, busca reducir el costo de la mano de obra a través de eliminar otros derechos y prestaciones de los trabajadores como son la contratación colectiva y la seguridad social. Por ejemplo, en todo el periodo el porcentaje de la PEA que cuenta con contrato permanente y servicios de salud haciende al 33 y 27% respectivamente. Situación que no ha mejorado en 15 años de manera considerable pues de 1994 a 2010 sólo se ha incrementado en un 3% como se demuestra en las gráficas 5 y 6.

Otro indicador que da muestra de la evolución de las condiciones de trabajo en México son las prestaciones laborales que se tienen. El porcentaje de la PEA que en 1995 contaba con algún tipo de prestaciones era del 30%, mientras que para el 2010 este porcentaje se incrementó en 7 puntos porcentuales (37%), ver gráfica 7. Nótese que se habla de algún tipo de prestación (aguinaldo, vacaciones, primas de antigüedad, seguro de vida, crédito para la vivienda, seguro privado para gastos médicos, fondo de retiro, reparto de utilidades y guardería) lo cual no significa que los trabajadores gocen de todas ellas sino que al menos declararon tener alguna, si se considera a los trabajadores afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social quienes cuentan con las prestaciones de ley, se observa que en el 2010 sólo el 30% de la PEA goza de prestaciones.

Cuando un trabajador cuenta con prestaciones sociales, estabilidad laboral a través de un contrato colectivo y la prestación de servicios médicos, puede considerarse como una actividad no precaria. A este respecto la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señala dos elementos fundamentales para garantizar un trabajo digno y decoroso: el primero tiene que ver con el salario que es considerado como un componente fundamental debido a que se trata de la principal fuente de ingresos de los trabajadores. El segundo, está relacionado con el tiempo de trabajo pues éste tiene su mayor impacto en la salud y la seguridad de los trabajadores, por ello, la OIT plantea la necesidad de limitar las horas de trabajo excesivas y garantizar que haya periodos adecuados de descanso y recuperación, incluyendo descanso semanal y vacaciones anuales pagadas (OIT, 2008). Otros autores (González, 2004), (Marticorena, 2005) señalan que además del salario y el tiempo de trabajo deben considerarse aspectos sociales como pago por enfermedad, aspectos de jubilación, prestaciones, etc.
La situación de los trabajadores mexicanos puede ser considerada como grave pues tan sólo un tercio de la PEA cuenta con trabajo no precario, lo que implica que sean miles las familias mexicanas que no cuentan con servicios de salud, prestaciones y estabilidad en sus fuentes de trabajo.
Tras el estancamiento de las condiciones de trabajo en los últimos quince años y el deterioro de los salarios reales  de los  trabajadores  mexicanos,  no  se ha podido resolver el problema del desempleo, al contrario la estadística muestra que existe una contradicción entre la idea ortodoxa que señala que una liberalización laboral conduciría a una situación de pleno empleo, a través de la reducción de los salarios. Lo cierto es que en  los últimos  años  el  detrimento salarial lejos  de favorecer la  generación de empleo, ha disminuido el bienestar de los trabajadores mexicanos, incrementado la pobreza y la marginación que se vive en nuestro país.
Aunado a lo anterior, deben considerarse las diferencias salariales que se presentan en la estructura ocupacional de México. En materia de ingreso, la política redistributiva de nuestro país no logra perfilarse como una estrategia solida que impulse la redistribución de la riqueza y mejore la situación de vida de la población trabajadora, y es que al analizar este indicador en el período de estudio nos damos cuenta de que el decil de trabajadores más pobre poseía el 5% del ingreso total en 1995, y para el 2010 cayó al 4%, lo que significa un retroceso en materia distributiva (salarial y fiscalmente). Así mismo, el ingreso acumulado por el 50 por ciento de la población más pobre en los últimos 15 años se ha estancado en un 30%, mientras que el otro 50 por ciento de la población (la más rica) concentra el 70% del ingreso total en el país como lo indica la curva de Lorenz.

2. Migración internacional: el fracaso de la política económica
Los cambios estructurales de los últimos años, así como la inestabilidad económica, la falta de oportunidades de empleo, la inestabilidad laboral, y la precarización de las condiciones de trabajo, han hecho de la migración (interna y externa) una oportunidad para miles de mexicanos que buscan mejorar su calidad de vida. El sector laboral, ha sido incapaz de responder a las necesidades de la población que día a día, busca un empleo que le permita obtener un ingreso para poder satisfacer sus necesidades. La persistencia de las autoridades mexicanas, por incentivar la productividad y competitividad vía salarios ha ocasionado un empobrecimiento de la clase trabajadora, al afectar negativamente los ingresos de los hogares, empeorando su nivel de vida e impulsándolos a ir en busca de otro lugar para vivir.
Una característica de la migración internacional de los últimos años es que no está   representando   un movimiento  de  población  sino  un  movimiento  de  fuerza  de trabajo, es decir, de individuos económicamente productivos7. Los migrantes se desplazan de países de menor desarrollo hacía los países más avanzados, siendo éstos últimos los que intentan controlar los  flujos de migrantes de acuerdo a sus necesidades y objetivos (Alba, 1994).

En  los  últimos  años  es  cada  vez  más  notorio  el  porcentaje  de  población mexicana que emigra a los Estados Unidos, la cual ha conformado ya el 60% del total de la población indocumentada en ese país, según información proporcionada por el Banco de México. La gráfica 10, muestra la evolución de la población nacida en México residente en los Estados Unidos; de este modo, observamos que de 1994 al 2010 esta población se ha incrementado en un 82%, lo que demuestra la incapacidad de la política económica mexicana para poder garantizar las condiciones necesarias a la población nacional.

Conclusiones
En el ámbito nacional se han venido aplicando de manera cada vez más tajante, políticas de corte liberal desde principios de la década de 1980 hasta nuestros días. Pero, ese cambio en la política instituida por el gobierno no ha sido capaz de impulsar el empleo, la competitividad y el nivel de productividad que requiere el país para hacer frente a los desafíos que genera día a día la globalización. En este sentido, nuestra investigación se planteó como objetivo fundamental: demostrar que la política liberal desarrollada en México desde la década de los 1980 e intensificada en los últimos 15 años, no ha logrado resolver las patologías económicas como son el desempleo, la precarización del trabajo y la migración internacional.
La economía ortodoxa propone como una forma de incentivar la productividad y competitividad en el sector laboral, la eliminación de todo tipo de elementos ajenos al mercado de trabajo que interfieran con su correcto funcionamiento. El detrimento de la protección laboral y social en aras del correcto funcionamiento de los mercados, ha ocasionado una reducción en los ingresos de los trabajadores y con ello una baja en su consumo, lo que implica una disminución en la demanda de productos provocando un efecto directo en los niveles de empleo. La evidencia estadística aquí presentada ha mostrado que a pesar de la constante disminución que han tenido los salario el empleo no se ha logrado incrementar, y que las condiciones de trabajo que presentan el sector productivo mexicano no es el mínimo requerido para garantizar un empleo de calidad que mejore las condiciones laborales de los trabajadores.
Ante esta situación miles de mexicanos han encontrado en la migración principalmente la dirigida a los Estados Unidos una forma de mejorar sus condiciones de vida, lo que demuestra el fracaso de la política económica mexicana que no ha podido  ofrecer  a  los  ciudadanos  un  empleo  que  les  permita  vivir  dignamente.  Se requiere necesariamente una nueva forma de vislumbrar el sector laboral, y por ende una nueva manera de generar e instrumentar la política económica, se debe reconocer que el sector laboral está conformado por oferentes, demandantes e instituciones laborales, mismas que no dañan su funcionamiento, sino que contribuyen a mejorar el funcionamiento del mercado.

BIBLIOGRAFÍA

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