MEMORIA DEL XXI COLOQUIO MEXICANO DE ECONOMÍA MATEMÁTICA Y ECONOMETRÍA. TOMO I

MEMORIA DEL XXI COLOQUIO MEXICANO DE ECONOMÍA MATEMÁTICA Y ECONOMETRÍA. TOMO I

Eduardo Meza Ramos (CV)

Estimación de una demanda potencial de microcréditos en Baja California

Adanelly Avila Arce
Martin Arturo Ramírez Urquidy

Resumen
En el presente trabajo se realiza un análisis sobre la capacidad de endeudamiento de las microempresas
de Baja California para identificar una demanda potencial de microcréditos y conocer los factores que inciden en el grado de endeudamiento de las microempresas. Se considera una muestra de 3495 unidades económicas de los municipios de Tijuana, Mexicali, Tecate y Ensenada. A través de la estimación de modelos logit se obtienen diversos resultados, entre los destacan, que existe una demanda potencial de microcréditos puesto que la capacidad de endeudamiento de las microempresas resulta positiva y significativa para el 93% de la muestra. Interesantemente, la probabilidad de éxito de la Capacidad de Endeudamiento está determinada  en gran medida por el Valor Presente Neto de las microempresas, la Tasa Promedio de Rendimiento y por el Flujo de Caja de las mismas.
Palabras Clave: Microempresa, Financiamiento, Capacidad de Endeudamiento. Clasificación JEL: D14, D53, G21, G32.

I. Introducción
La  proliferación  de  microempresas  en  la  economía  mexicana  fue  considerada  como  una  ventaja
durante los años posteriores a la crisis financiera de diciembre de 1994, debido a que este tipo de entidades repercutieron de manera positiva para evitar elevadas tasas de desempleo, impidiendo con ello problemas económicos y sociales aun más profundos, (Carrasco, 2005). Para finales del siglo XX la economía mexicana se había enfocado en el comportamiento y adaptación de las microempresas al sistema productivo debido principalmente al impacto económico y social, además de estar consideradas como receptoras de mano de obra y generadoras de empleo.
Si bien la importancia de la microempresa se ha basado en el análisis de generación de empleo y crecimiento económico, de acuerdo con Acs (1992), y Mungaray et al. (2005), las microempresas juegan un papel muy importante en la creación de empleo, generan contribuciones al mercado industrial, destacando además que su capacidad de innovación y flexibilidad productiva son mayores. Aunque no son los suficientemente fuertes comparadas con las empresas grandes, la dinámica de aperturas y cierres genera un dinamismo de innovación mayor (Carlsson, 1999).
Por otra parte, se puede inferir que en México las microempresas comparten  características  tales  como estar  dirigidas  por  los  dueños  de manera personalizada y no a través de una estructura administrativa; estar sujetas a un pequeño número de clientes, así como operar en un mercado único. Dichas características parecen limitar su capacidad de competitividad en el mercado, (Iduarte, 2003).
Ampudia (2008) plantea que la falta de financiamiento es la principal causa por la que 40% de estas empresas fracasan. Por su parte, Ramírez (2005) argumenta que son varios los factores que inciden en la escasez del financiamiento para las microempresas por parte de la banca de desarrollo y la banca comercial (sistema financiero privado), entre los cuales se encuentran: el exceso de requisitos, la exigencia de avales y la existencia de burocratismo.
Por tanto, independientemente de la necesidad de trabajadores en la microempresa, existe la necesidad de recursos monetarios que permitan la adquisición o establecimiento de los bienes materiales, los cuales coadyuven al logro de los objetivos de la empresa.
Trabajos como los de Ramírez-Urquidy et al. (2008) y Avila (2008) que analizan una pequeña muestra de microempresas marginadas de Baja California donde concluyen que dichas microempresas no muestran señales de restricciones de liquidez, es decir tienen una razón de liquidez mayor a uno, lo cual podría inhibir hasta cierto punto, la solicitud de financiamiento.

No obstante, existen razones por las que las microempresas podrían solicitar un microfinanciamiento, dentro de las que destacan el pequeño margen de utilidad que presentan las microempresas. Es decir, con un financiamiento se podría generar un crecimiento de su capacidad instalada la cual permitiría hacer frente a un posible crecimiento de la demanda efectiva o bien satisfacer la ya existente de una manera más eficiente.
Como una respuesta al problema de financiamiento de las microempresas, en las últimas décadas han surgido microfinancieras, bancos y organismos no gubernamentales con el objetivo de proveer préstamos a micro y  pequeñas empresas que funcionen como generadoras de desarrollo. Estas instituciones otorgan créditos a la población más vulnerable que cuente con emprendimiento de acuerdo a sus necesidades y situación económica, (Agurto et al. 2003).
De acuerdo con Kantis et al. (2002), el 85% de los microempresarios de América Latina utiliza como fuente de financiamiento más frecuente sus ahorros personales. Los préstamos otorgados por familiares y parientes también constituyen una fuente relevante de financiamiento.
Lo anterior podría implicar que los microempresarios piensen que no requieren un financiamiento de las instituciones al momento de emprender un negocio puesto que consideran que es mejor financiarse a través de préstamos de familiares o bien con ingresos propios, a fin de no adquirir un compromiso de pago en caso de que la empresa llegara a fracasar, aunado a que las instituciones soliciten que la empresa se encuentre establecida de manera formal desde el inicio de su operación.
Curiosamente, el objetivo de las microfinanzas a través de transacciones en pequeños montos de créditos, es desarrollar las habilidades de los receptores de crédito para reiniciar un negocio, ampliar y hacer más productivas a empresas de micro y pequeña escala e instrumentar el autoempleo.
Por  su  parte,  Khandker  (2001)  menciona  que  los  microcréditos permiten la transmisión de recursos a hogares, microempresas e individuos de los niveles económicos más bajos. De tal forma que el apoyo financiero a los microempresarios con tasas de interés accesibles, facilidades en las garantías,    confianza    y  en  algunas ocasiones  capacitación  técnica,  les permite crear y mejorar actividades productivas que contribuyan a mejorar su entorno.
Por  tanto,  el  acceso  al  financiamiento, tomando  en  cuenta  la capacidad de endeudamiento, puede ser un factor determinante para incrementar  la  productividad,  el  volumen  de  producción  (ventas)  y  la inversión, fomentando así una mejora de los ingresos, pero sobretodo del bienestar social debido a efectos de tipo “spillover”.
Dentro del desarrollo del trabajo se plante como principal objetivo estimar la demanda potencial de microcréditos en Baja California a través de identificar los determinantes de la capacidad de endeudamiento de las microempresas. Lo anterior nos permite plantear la hipótesis de que es factible caracterizar e identificar una demanda potencial de financiamiento a partir de estimar la capacidad de endeudamiento de las microempresas con base en información socioeconómica y financiera de una muestra de microempresas del estado de Baja California. Además, conocer las características que determinan dicha capacidad de endeudamiento.

II. La microempresa y el financiamiento en el contexto internacional y nacional.
La importancia de la microempresas en el quehacer de la economía es bastante significativa. De acuerdo
con los censos económicos de 2009, éste tipo de unidades económicas representan el 95.2%   Sin embargo, las microempresas no son algo que caracterice únicamente a países subdesarrollados, como el caso de la economía mexicana y gran parte de Latinoamérica.
De acuerdo con Liedholm (2002) y Zevallos (2000), las microempresas representan en la mayor parte de los países entre el 90 y el 99% de todas las unidades económicas, siendo importantes promotoras de la actividad y el empleo. Además,  mencionan  que  las  MYPES  son  las  principales responsables de la actividad económica en el mundo desarrollado y a pesar de las múltiples dificultades a las que se enfrentan, las microempresas son consideradas como generadoras de empleo y de ingresos.
En la gráfica 1, se puede ver la importancia de las microempresas en México, Argentina, Estados Unidos y la Unión Europea representando el 99% de las MIPYMES en cada una de las regiones. En términos de producción se tiene una participación de 41%, 51%, 55% y 60% respectivamente; mientras que el impacto en el empleo refleja que en Argentina y la Unión Europea es donde tiene más relevancia con 78% y 70% seguido por México y Estados Unidos representando el 64% y 52% respectivamente.

Kantis et al. (2002), realiza una investigación comparativa sobre las microempresas y los microempresarios de diversos países de América Latina y el Este de Asia, donde plantea entre otras cosas, que existe un gran número de razones que explican el comportamiento de los empresarios ante cambios que se puedan presentar desde la puesta en marcha de la empresa hasta obstáculos que ocurran a lo largo del proceso de crecimiento.
Mencionan además, que los empresarios latinoamericanos identifican la falta de acceso o disponibilidad del financiamiento necesario como una de las principales barreras que dificultan el desarrollo y crecimiento de nuevas empresas, que los fuerza a reducir la inversión inicial, como comprar maquinaria y equipo de poca calidad, obtener
crédito con los proveedores, o bien, iniciar el negocio con un tamaño menor al esperado (Kantis et al., 2002).
Otro claro ejemplo es el que muestran Davies, Mead y Seale (1992), para el caso de Egipto, donde afirman
que es parte esencial del desarrollo microempresarial la calidad, las habilidades y mayores niveles de capital inicial que posean los microempresarios. Mientras que Acs y Kallas (2007), y Daniels y Mead (1998) argumentan que los países de bajos ingresos tienen altas tasas de cierre de empresas debido entre otras cosas, a que los empresarios carecen de capital financiero inicial, habilidades empresariales, educación y contactos sociales.
En el caso específico del sistema productivo de México, segúnAmpudia (2008), éste se encuentra formado por 95.6% de microempresas, lo cual representa aproximadamente 3 millones 837 mil unidades comerciales. Además, generan un 40.6% del empleo total y aportan un 15% del Producto Interno Bruto. Asimismo, éstas son estratégicas para la estructura industrial, ya que fortalecen los mercados nacionales y regionales. Sin embargo, diversos autores mencionan que dichas empresas no cuentan con las características económicas y sociales que les permitiría generar cierto grado crecimiento y desarrollo con la finalidad de hacer frente a las necesidades del mercado y elevar así su grado de competencia (Mungaray et al., 2005).
En dicho sentido, Aguilar, Ramírez y Barrón (2007) plantean que son determinantes del desempeño de las microempresas mexicanas, el nivel de educación, la edad, la condición familiar y el lugar de procedencia del microempresario. Particularmente, señalan que el financiamiento, bajo ciertas circunstancias, es una variable clave para mejorar la eficiencia microempresarial.  Es  decir,  el  financiamiento puede  ser  el  factor  que determine el éxito y crecimiento de una microempresa, por tal razón sería necesario considerar un conjunto de características de las microempresas para hacer un análisis del posible impacto que tendría el    financiamiento sobre el nivel de crecimiento o eficiencia de las mismas, o bien, si dicho financiamiento  sólo  se  vería  reflejado  como  un incremento  del  flujo de efectivo de la empresa y no sobre mejoras en su capacidad instalada.
Sin embargo, diversos resultados de la Encuesta Nacional de Micronegocios del INEGI (2002), revelan que el 95% de las microempresas mexicanas inician únicamente  con recursos propios y con préstamos de familiares y/o de amigos. Por dicha razón, la mayoría de éstas (aproximadamente el 90%) tienen una estructura enteramente familiar.
Además, la prioridad de este tipo de microempresas, sobre todo las conformadas por miembros de una misma familia, no es la acumulación de capital sino la operación como medida de subsistencia económica de los integrantes del hogar (Mungaray, et. al., 2005). No obstante, es de gran importancia tomar en cuenta el significado de las microempresas para el desarrollo del país, debido a los efectos económicos y sociales que generan, principalmente sobre la calidad de vida de los hogares mexicanos.
Si bien es de suma importancia identificar los factores que puedan determinar que una microempresa pueda tener acceso a un crédito o financiamiento, ya sea el nivel de educación, el sexo o la capacidad de endeudamiento que posea, el papel de las instituciones financieras, ya sean públicas o privadas, es fundamental puesto que son el puente de acceso formal de financiamiento.

a.  La importancia de las instituciones financieras en México
El financiamiento microempresarial es una herramienta que funciona para desarrollar modelos de negocios innovadores
que logren establecer una relación adecuada de riesgo y responsabilidad mutua entre instituciones microfinancieras y beneficiarios, es además adaptable a requerimientos culturales y viables en grandes contingentes (González, 2005).
Este instrumento puede ser utilizado como detonador, que permita a los usuarios desarrollar sus habilidades y lograr disminuir costos, incrementar la calidad y cierto nivel tecnológico con características de sensibilidad cultural, ambientalmente sostenibles y económicamente redituables, que brinden a la sociedad donde habitan, efectos positivos de tipo económico social y productivo (Gutiérrez, 2002).
Existe una gran cantidad de institutos alrededor del mundo que enseñan, financian y promueven a las microempresas; tal como lo muestra la creación del Banco Grammen en Bangladesh, el cual tiene como principal objetivo dar créditos a personas de escasos recursos para que se conviertan en microempresarios (Yunus,1998). Este tipo de entidades ha proporcionado una de las mejores alternativas para la independencia económica, ya que estas empresas representan una gran oportunidad, a través de la cual los grupos  en  desventaja  económica  han podido iniciar  y  consolidarse  por méritos propios (Echavarría et al, 2007).

b.  La banca comercial: financiamiento a micro y pequeñas empresas.
En el caso de la banca comercial, ésta se compone de siete principales bancos que solicitan diversas
características a las empresas para tener acceso a algún tipo de financiamiento.

Como se puede observar en el cuadro 3, el monto mínimo promedio a financiar por parte de la banca comercial oscila entre $10 mil pesos (HSBC) y
$75 mil pesos (BBVA). Mientras que en el caso del monto máximo el banco HSBC es el que financia la menor cantidad llegando hasta $100 mil pesos. En promedio los demás bancos otorgan montos de alrededor de
$500 mil pesos, mientras que Banorte llega a financiar un monto de hasta $11 millones de pesos.
Por otra parte, el plazo mínimo para adquirir el compromiso bancario es de un año, mientras que el máximo es de cinco años. Aunado a lo anterior, es necesario mencionar que la tasa de interés y la comisión por apertura son un par de elementos indispensables a valorar por parte de los empresarios al momento de pensar en el financiamiento.
Además, existen factores de regulación de la empresa puesto que los bancos solicitan como requisito indispensable cuestiones contables y fiscales al inicio de la solicitud, así como balances y estado de resultados de los últimos dos años y declaraciones fiscales de los mismos. Finalmente, existe la posibilidad de que se ejerza una garantía hipotecaria, y en este caso sólo es  requerida  por  Banorte  y  por  Santander  únicamente  para  aquellas empresas que se encuentran en operación.
Derivado  de  lo  anterior  y  de  acuerdo  con  Ramírez-Urquidy  et  al. (2004), los criterios solicitados por la banca comercial imposibilitan hasta cierto punto, el acceso al financiamiento por parte de los empresarios, reduciendo el potencial de inversión y el posible crecimiento de las empresas.
Como consecuencia, una de las alternativas a la que recurren los empresarios para financiarse sin acudir a la banca comercial es solicitar créditos con los proveedores. Tal como lo plantea la Encuesta de Evaluación Coyuntural del Mercado Crediticio (2005), argumentando que una de las principales fuentes de recursos de las empresas en México, ha sido el crédito de los proveedores reflejando un porcentaje de 69% para las micro y pequeñas.
De acuerdo con la muestra utilizada en dicha encuesta, el 24% de las empresas (incluyendo microempresas) ha recibido algún financiamiento bancario. El 62% lo utiliza para capital de trabajo, sólo el 15% para inversión dentro de la empresa y el 23% restante no informan hacia donde destinaran el financiamiento otorgado. No obstante, el 76% restante de las empresas que no han utilizado crédito bancario, el 30% fue porque considera que las tasas de interés son altas; el 12% por el rechazo de solicitudes y el 8% por la negativa de la banca comercial para otorgar el crédito solicitado, (Banco de México, 2005).
Actualmente el Banco de México, a través de la Encuesta de Evaluación Coyuntural del Mercado Crediticio (2010) refleja que la situación hasta el tercer trimestre del presente año no es muy diferente del anterior, puesto que las principales fuentes de financiamiento reportadas por las empresas  (incluyendo  microempresas)  son  con los  proveedores  con  un
82.7% de las empresas; banca comercial con 29.3%; otras empresas del grupo corporativo con 15%; oficina matriz en el exterior con 4.2%; bancos extranjeros con 3.2%; emisión de deuda con 2.5% y bancos de desarrollo con 1.8%.
Se plantea además que los principales factores que limitan el acceso a algún crédito bancario, señalados por el total de las empresas encuestadas (incluyendo microempresas) que no obtuvieron nuevos créditos bancarios, en orden de importancia, fueron la situación económica del país (46.1%), otras restricciones en las condiciones de acceso (36.1%); la demanda actual y/o esperada por sus productos o servicios (26.9%); las tasas de interés del mercado (23.6%); la posición financiera de la empresa (19.7%); los montos exigidos como colateral (17.8%); las dificultades para el servicio de la deuda bancaria vigente (7.6%); y otros factores (7.2%), (Banco de México,
2010). Curiosamente, dos de los tres principales motivos que le impiden a una microempresa adquirir un crédito no depende directamente del comportamiento y desempeño de la empresa, es decir, se debe estrictamente a factores exógenos.
Derivado de lo anterior, se puede inferir que es relativamente complicado para una microempresa cumplir con todas las características solicitadas tanto en los programas implementados por la banca de desarrollo como en los criterios solicitados por la banca comercial. Además, el Banco de México a través de su informe de 2010, indica que existe un historial crediticio poco favorable para las micro y pequeñas empresas debido al porcentaje de morosidad que se ha ido incrementando en los últimos años y por ende, el monto del crédito de la banca comercial destinado a microempresas es muy pequeño.  Todo  el  escenario   propicia   que   un  elevado   porcentaje   de microempresas prefiera financiarse con recursos propios, prestamos de familiares o bien, con los proveedores de la empresa.

III. Perspectiva teórica de las microempresas y el financiamiento
La literatura en torno a las microempresas y los posibles efectos del financiamiento sugieren que éste
último tiene un impacto positivo y significativo sobre el crecimiento, desarrollo y en casos extremos, sobre la supervivencia de las microempresas en el mercado (Blanchflower, 2003).
Sin embargo, dicho financiamiento va acompañado de una suma de requerimientos y características entre las cuales podrían considerarse la rentabilidad de la empresa, el valor presente neto, la capacidad de endeudamiento y el flujo de efectivo de la empresa.
Curiosamente, los determinantes de acceso al crédito podrían verse mermados por un conflicto derivado de las fallas entre el mercado y la comercialización del crédito, donde la posible solución sería un incremento en el nivel de productividad o bien, un mayor monitoreo de las instituciones financieras sobre a quién se otorga el crédito (Cotler, 2008).
No obstante, es de gran importancia considerar otros factores como la experiencia que adquiere el empresario en el mercado o bien el aprendizaje de generación en generación, así como el financiamiento intergeneracional. Dunn y Holtz-Eakin (2000) mencionan que es más significativa la transmisión de habilidades aunada a la riqueza financiera para generar empresas y/o permanecer en el mercado, además de incrementar la posibilidad de éxito empresarial.
Cotler et al., (2009) examina los factores que determinan que los sectores populares hagan uso de diversos productos financieros. Encuentra que entre los múltiples determinantes destacan el índice de riqueza familiar, la existencia de perturbaciones en la región, así como la recepción de transferencias provenientes de Estado.
Por su parte, Evans y Leighton (1989) analizaron la posibilidad de elegir el autoempleo o emprendimiento considerando el valor de los activos así como los ingresos familiares, concluyendo que efectivamente existe una relación positiva entre  ambas variables. Asimismo, Evans y Jovanovic (1989) realizaron un estudio en Estados Unidos donde confirman que el nivel de riqueza, considerando los activos, tiene impacto en la decisión de autoemplearse.
En el mismo sentido, se ha analizado la posible relación entre las herencias, los activos y las propiedades en bienes raíces, sobre la posibilidad de volverse empresario, confirmando que dichos factores son significativos, pero curiosamente la variable determinante es la adquisición de herencias (Holtz-Eakin et al., 1994).
Otro de los motivos por lo que los empresarios deciden no utilizar recursos o financiamiento externo es porque de manera implícita, se requiere que estos se encuentren establecidos de manera formal. De acuerdo con Acs et al. (2008), los empresarios en los países desarrollados tienen una mayor facilidad e incentivos para incorporar a la empresa los beneficios de un mayor acceso al financiamiento formal, así como para la impuestos y otros fines que no están relacionados directamente con actividades empresariales.
Ramírez-Urquidy et al. (2009), mencionan que uno de los determinantes de la creación de una barrera natural a las instituciones formales de crédito es la condición de informalidad bajo la que operan una gran cantidad de microempresas en México. Como consecuencia, los microempresarios tienden a recurrir a otras fuentes de financiamiento informales.
Yunus (1998) plantea que se puede identificar que los microcréditos juegan  un  papel  limitado  en  la generación  de  riqueza  o  bien,  en  la erradicación de la pobreza, ya que se debe considerar si el financiamiento se utiliza en inversión productiva o bien, para cubrir funciones de supervivencia. Menciona además, que existen factores que son determinantes del nivel de riqueza, tal como el nivel de aprendizaje y el género del microempresario.
En el mismo sentido, Gulli (1999) propone la existencia de medidas sobre cómo las microfinanzas pueden ayudar a disminuir los niveles de pobreza de los empresarios. Considera que es necesario promover la inversión en activos a través del acceso a servicios financieros ofreciendo así un medio para acelerar la acumulación de bienes. Además, se observa que el acceso a créditos puede evitar la venta de los activos productivos en épocas de poco flujo de efectivo, aumentando así la seguridad económica de la familia.
Mientras  que  Morduch  (1999)  plantea  que  es  necesario  ser  más realista  sobre  los  alcances  de  las microfinanzas. Afirma, durante mucho tiempo el microfinanciamiento consistió en créditos subsidiados a manera de regalo dirigido a los pobres que no reunían las condiciones necesarias para ingresar al sistema bancario. Sin embargo, dicha ayuda fue insuficiente para generar crecimiento y bienestar en las microempresas.
Por su parte, Mungaray y Ramírez-Urquidy (2005) afirman que las microempresas que cuentan con financiamiento externo reflejan mayores y mejores niveles de producción y eficiencia, a diferencia de aquellas empresas que carecen de financiamiento.
Mientras que Hernández-Trillo et al. (2005) identifican que el acceso a servicios de capital adecuados ha sido determinante para el desarrollo y crecimiento de las microempresas. Argumenta además, que los préstamos del Banco tienen un alto grado de eficiencia técnica, lo que indica la existencia de un proceso de selección
que funciona bien a pesar de las asimetrías de información existentes.
No obstante, se podría argumentar que los empresarios se rehúsan a solicitar  un  crédito  puesto  que  los programas y algunas instituciones crediticias están enfocados a dar pequeñas cantidades monetarias que quizá son insuficientes para las necesidades de las microempresas. O bien, su capacidad de endeudamiento es tan baja que dichas instituciones se ven obligadas a negar los recursos monetarios y únicamente pueden otorgar capacitación y orientación sobre el mejor manejo de su empresa.

IV. Análisis Metodológico
Se utilizará una base de datos proporcionada por el Centro de Investigación, Asistencia y Docencia de la
Micro y Pequeña Empresa (CIADMyPE), aunado al Programa de Investigación, Asistencia y Docencia de la Micro y Pequeña Empresa (PIADMYPE), desarrollado por la Universidad Autónoma de Baja California a través de la Facultad de Economía y Relaciones Internacionales.
El PIADMYPE surge en agosto de 1999 con la finalidad de que los estudiantes  universitarios  presten servicio  social  a  través  de  asistencia técnica en el área administrativa, de producción, costos, análisis del mercado y rentabilidad económica; de tal manera, dicha asistencia se verá reflejada en el mejoramiento de las microempresas, (Ledezma et al., 2008).
Es de suma importancia señalar que la información recabada en dicha base de datos es proporcionada por los microempresarios, corroborando la veracidad de la información. Además, cabe mencionar que debido al tamaño de la muestra así como del tipo de información, se considera el uso de corte transversal en el manejo de la misma.
La muestra consiste en la información socioeconómica y financiera de microempresas del estado de Baja California proporcionada por el Centro de Investigación, Asistencia y Docencia de la Micro y Pequeña Empresa (CIADMyPE). Para este trabajo se cuenta con información de aproximadamente  3495   microempresas  de   los municipios  de Tijuana, Mexicali, Tecate y Ensenada.
Para propósitos de esta investigación la variable de interés que se pretende identificar es la máxima capacidad de endeudamiento de las microempresas. Una de las razones del por qué analizar dicha variable consiste en que las empresas en ocasiones presentan dificultades para financiarse con ahorros personales o con préstamos de familiares y/o amigos, razón por la que es necesario considerar la posibilidad de que las empresas recurran al endeudamiento externo.
No obstante, es importante que todas las empresas conozcan cuáles son sus limitaciones y/o capacidades para endeudarse, por ello, es necesario determinar el índice máximo de endeudamiento que soporta la empresa y que al mismo tiempo le permita tener un equilibrio entre las inversiones y las fuentes de financiamiento, pero sobretodo, que éste sea asumible.
La capacidad de endeudamiento se definirá como el nivel de ingreso disponible que tiene el empresario para solicitar un crédito, una vez que se han descontado los gastos fijos de la empresa, (Santandreu et al., 2000).

Por   otra   parte,   se   utilizarán   variables   relacionadas   con   las características personales de los microempresarios, así como algunas observaciones de tipo operacional sobre las microempresas.

V.  Desarrollo del modelo
En la elaboración de este trabajo se pretende estimar un modelo logístico que permita clasificar los
microcréditos que se otorgarían, a través de medir la capacidad de endeudamiento como porcentaje de los ingresos
netos de la empresa.
Además, se estimarán y analizarán variables como el valor presente neto de la microempresa, la tasa interna de retorno y la tasa promedio de rendimiento  de  la  empresa.  (Ledezma  et  al.,  2004).  También,  como  lo plantean diversos autores (Aguilar, Ramírez y Barrón, 2007; Davies, Mead y Seale 1992, Kantis et al., 2002, Yunus 1998, entre otros),  es necesario considerar el nivel de educación, género del microempresario, sector de la empresa, la experiencia en el mercado, entre otras variables, como parte fundamental para conocer cuál es el efecto que tienen dichas variables sobre la máxima capacidad de endeudamiento que soportan las microempresas.

De acuerdo con los diversos trabajos revisados sobre la importancia y el impacto del financiamiento a las microempresas de diversas regiones, se consideraran los siguientes tres modelos:

Logit CEi = â0 + â1VPNi + â2TPRi + â3FCMi + ei          (i)

El primer modelo pretende identificar la importancia de las características financieras de la empresa sobre la capacidad de endeudamiento (CEi), donde ésta dependería en gran medida del Valor Presente Neto de la empresa (VPNi), así como de la Tasa Promedio de Rentabilidad (TPRi), y el Flujo de Caja Mensual (FCMi).
El segundo modelo analizará la posible relación y efecto entre la capacidad de endeudamiento (CEi) y los sectores de manufactura (MANUi), Comercio (COMi) y Servicios (SERVi), así como el tipo de unidad económica (TUEi) para categorizar la demanda potencial e identificar si los sectores económicos incrementan la probabilidad de que se dé una mayor capacidad de endeudamiento. Se representa como:

Logit CEi = λ0 + λ1MANUi + λ2COMi + λ3SERVi + λ4SERVi + ei              (ii)

El tercer y último modelo considera algunas características de la empresa desde una perspectiva de mercado y necesidades reveladas sobre competencia y financiamiento para medir el impacto de dichas variables sobre la capacidad de endeudamiento:

Logit CEi = â0 + â1Ecompi + â2PotenMKTi + â3Dseafini +β4RFCi + ei               (iii)

Las variables consideradas en el tercer modelo son si la empresa enfrenta competencia (Ecompi) en el mercado, si existe potencial de mercado (PotenMKTi) que pueda generar cierto nivel de incremento en la demanda de sus productos, así como la variable desea financiamiento (Dseafini) y si la empresa se encuentra establecida legalmente (RFCi).
El método de estimación de las ecuaciones propuestas será a través de modelos logit, y se utilizará el paquete estadístico STATA ya que de acuerdo con diversos econometristas, dicho instrumento es más robusto, lo cual permitirá tener resultados más confiables.

VI.  Resultados
El análisis de la muestra utilizada reporta diversos indicadores básicos de las características de las 3495
microempresas, incluyendo factores financieros, descriptivos y de comportamiento de las microempresas.

Además, se estimó la demanda potencial de microcréditos a través de la  evaluación  de  la  capacidad  de endeudamiento  de  las  microempresas. Como se mencionó en el cuadro 6, se encontró que el 92% tienen una capacidad de pago mayor a uno (cumpliendo con los criterios planteados en el apartado anterior).

Al considerar los diferentes intervalos de capacidad de pago de las microempresas, se puede observar que la mayoría de las empresas, 23.9%, tienen una capacidad de endeudamiento mensual de entre $1001 y $2000 pesos, mientras que el 22.4% de las microempresas cuentan con una capacidad mayor a $5000 pesos. Con un margen bastante pequeño le siguen las  empresas  que  pueden  pagar  hasta  $1000  pesos  mensuales representando el
21%.
Los rangos más pequeños los ocupan las empresas que tienen una capacidad de endeudamiento de $3001 a
$4000 y de $4001 a $5000, con un porcentaje de 10.5% y 6.3% respectivamente.

En primera instancia, el modelo arroja buenos resultados puesto que el pseudo  R2   es  bastante elevado*.  Además,  podemos  observar  que  las variables explicativas son significativas en todos los casos, pero de acuerdo con el efecto esperado de las variables sobre la capacidad de endeudamiento, el efecto de los coeficientes es el esperado salvo por la variable Flujo de caja (FCM). Es decir, las variables valor presente neto (VPN) y tasa promedio de rendimiento (TPR) incrementan la probabilidad de éxito de que exista la capacidad de endeudamiento.
Mientras que el flujo de caja tiene un efecto negativo sobre la probabilidad de que ocurra o se tenga capacidad
de endeudamiento en la microempresa. La variable más importante resulta ser la tasa de promedio rendimiento, puesto que a mayor rendimiento de la empresa, se asume que ésta tiene mayores ingresos y por tanto, una mayor capacidad de solvencia.

El segundo modelo tiene como objetivo ver el impacto de los sectores de la actividad económica sobre la capacidad de endeudamiento y los resultados indican, con una muestra de 3495 observaciones y una bondad de ajuste de 0.0013, que ningún sector incrementa la probabilidad de que ocurra la capacidad de endeudamiento en las microempresas y además, el sector comercio refleja un impacto negativo sobre la variable dependiente, es decir, si la empresa pertenece a dicho sector, se disminuye la probabilidad de éxito del endeudamiento.

El último y tercer modelo nos refleja características propias del empresario y de la empresa, considerando
de manera indirecta el posible impacto del comportamiento del mercado sobre la capacidad de endeudamiento.
Se puede observar, con una muestra de 3278 observaciones y un pseudo R2 de 0.0071, que si la empresa indica que enfrenta competencia no tiene un impacto sobre la probabilidad de ocurrencia de la variable dependiente puesto que no es significativa. Además, el hecho de que la empresa tenga RFC tampoco resultó significativo para el desempeño del endeudamiento. Y curiosamente, la variable significativa del modelo sobre la existencia de potencial de mercado, impacta negativamente la probabilidad de éxito la capacidad de endeudamiento.

VII. Conclusiones
El presente trabajo analiza una muestra de aproximadamente 3495 microempresas del Estado de Baja
California con el objetivo principal de medir la demanda potencial de microcréditos a través de estimar la capacidad de endeudamiento de dichas microempresas.
Como primer punto se puede mencionar que de hecho que existe una demanda potencial de microcréditos
puesto que la capacidad de endeudamiento de las microempresas resulta positiva y significativa para el
93% de la muestra. De esta manera se comprueba la hipótesis que sostiene esta  investigación.  Interesantemente, la  probabilidad  de  éxito  de  la Capacidad de Endeudamiento está determinada en gran medida por el Valor Presente Neto de las microempresas, la Tasa Promedio de Rendimiento y por el Flujo de Caja de las mismas.
Por otra parte, se encontró que la relación entre la capacidad de endeudamiento y los sectores económicos manufactura, comercio y servicios no explican que de hecho exista o se generen efectos sobre la capacidad de pago de las microempresas. En el mismo sentido, parece un tanto curioso que  el  hecho  de  que  las  microempresas se  encuentren  establecidas  de manera formal, es decir que cuenten con RFC, no es un factor determinante de la capacidad de endeudamiento de dichas unidades económicas.
Curiosamente, resulta un tanto insignificante identificar una posible demanda potencial de microcréditos puesto que falta mencionar o bien, falta identificar esa parte que complementaría a la demanda, es decir, la oferta de microcréditos representados a través de las diversas instituciones microfinancieras, bancos, gobiernos, entre otras. El planteamiento anterior, da pie a futuras investigaciones sobre el tema.

VII. Referencias bibliográficas

[1]       ACS, Zoltan (1992). Small Business Economics: a global perspective”. Challenge. Vol. 35. No.6 [2]       ------ And Kadri Kallas (2007). “State of Literature on Small to Medium Size Enterprises and
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