LA AGENDA DE LA EFICACIA DE LA AYUDA EN AMÉRICA LATINA. Cooperación Hispano- Venezolana

LA AGENDA DE LA EFICACIA DE LA AYUDA EN AMÉRICA LATINA. Cooperación Hispano- Venezolana

Francisco José Tomás Moratalla (CV)

2.3- Otras interpretaciones fueron posibles.

Durante el período estudiado hubo momentos y hechos de la relación bilateral, sobre los que se pudo construir otro tipo de interpretaciones en términos del interés nacional y que hubieran dado lugar a relaciones de cooperación hispano-venezolanas mucho más fluidas. Dichos hechos, de los que presentamos algunos ejemplos centrados en el ámbito de la cooperación, desmontan algunas de las premisas sobre las que se apoyaron las interpretaciones negativas de ambas partes, pero especialmente de la parte española. En este sentido y desde la perspectiva política, como ya se señalaba en nuestro trabajo, hubo momentos que fue notable el interés por ambas partes en superar anteriores conflictos. De este modo, frente a las tesis que pudieran sostener la determinante influencia negativa del contexto político, para entender el “bajo perfil” de la CE en Venezuela y justificar, en su caso, el poco ajuste de la misma a los principios de la DP, resulta evidente que, sí bien, dicha tesis pudo ser plausible hasta el año 2005; la misma pierde fuerza con la llegada del embajador Raúl Morodo Leoncio, (2004-2007), y la visita presidencial española que, como decíamos, tuvo su respuesta en la visita del presidente Chávez a España en Julio del 2008. A partir de esos momentos, parecieron estar dadas las condiciones para alcanzar mayores progresos en términos del diálogo político para la cooperación y la mejora de la eficacia de la ayuda española en el país, por lo que sorprende que en términos de Cooperación todo continuara igual. Lo anterior es especialmente relevante si tenemos en cuenta que Venezuela manifestó al menos tres veces, durante el segundo semestre del 2008 su voluntad de retomar el diálogo político en términos de cooperación, que como se explicó en nuestro trabajo fue uno de los factores de contexto que más pudo pesar en los discretos resultados de la cooperación hispano-venezolana en el período estudiado. Dichas manifestaciones del Gobierno Bolivariano, desmontarían además la tesis, defendida en diversas ocasiones por los distintos actores de la cooperación española con Venezuela, sobre la falta de interés de las autoridades bolivarianas en recibir tanto cooperación al desarrollo, como cooperación en sentido amplio, a saber:

  1. 30 julio de 2008: Visita de Alejandro Fleming, Viceministro para Europa del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores (MPPRE), a Trinidad Jiménez Secretaria de Estado de para Iberoamérica, en la que por parte Venezolana se instaba a la “Celebración de la Comisión Binacional entre España y Venezuela”, que finalmente no llego a celebrarse.
  2. Visita Presidente Chávez a España a finales de Julio: Ofrecimiento de vender a España 10.000 barriles diarios a precio preferencial y constituir en España, con el pago de ese petróleo, un fondo de cooperación tecnológica, social y de inversión, para el desarrollo de proyectos en Venezuela, con tecnología y empresas española. Este acuerdo que hubiera sido muy prometedor en términos de sus posibilidades de complementariedad e idoneidad de la AOD española en Venezuela, no llegó tampoco a concretarse. 
  3. 3 de Septiembre del 2008: Nota verbal del MPPRE en la que se solicitaba la celebración de la Comisión Mixta de Cooperación para el 20 y 21 de Enero del 2009. Ante esta solicitud las autoridades españolas, lejos de aprovechar la circunstancia para la inmediata celebración de la misma, teniendo en cuenta que habían pasado 10 años desde la última Comisión Mixta, decidieron posponerla para el segundo trimestre del 2009, fecha en la que se esperaba disponer del III PD. Para esa fecha el interés de las autoridades venezolanas había decaído tras el referéndum para la relección presidencial que fue finalmente ganado por el Chavismo y los cambios a nivel directivo producidos en la AECID.        

Desde la perspectiva comercial, más allá del ofrecimiento de petróleo por cooperación tecnológica, social y en infraestructuras, lo cierto es que la fluida y positiva relación comercial entre ambos países, lejos de ser interpretado como un sector amenazado por el “contexto venezolano” pudo interpretarse también como un ámbito con potencial para poner en marcha políticas comerciales positivas que, en el marco de las relaciones de cooperación al desarrollo, contribuyeran a abordar las particulares circunstancias y problemas de Venezuela en su condición de PRMA. En este sentido un trabajo más estrecho y coordinado entre la acción comercial y de la cooperación al desarrollo española en Venezuela, hubiera sido sin duda muy deseable, pero tampoco se dio. Por último y en cuanto al stock de inversiones españolas en Venezuela, también se pudo interpretar que lo conveniente era una práctica activa que desplegase todo el potencial de la cooperación al desarrollo para maximizar el impacto de dichas inversiones en su contribución al desarrollo nacional, al mismo tiempo que era una manera indirecta de protegerlas, en el marco de modalidades de cooperación más efectivas y ajustadas a las características de Venezuela como PRMA.

En resumen, esos distintos momentos y potenciales positivos no fueron aprovechados para generar una cooperación de carácter ético, que sin duda hubieran ayudado a generar otro tipo de construcciones sobre lo que se consideró eran los mutuos intereses en el marco de la relación bilateral.