EL DESARROLLO LOCAL COMPLEMENTARIO

Mario Blacutt Mendoza

La Iniciativa privada y el DELC

Uno de los grandes defectos del modelo neoclásico de economía es la de limitar la iniciativa privada sólo a los esfuerzos para ganar más beneficios o lograr una mayor utilidad de lo que se consume. Esto se debe al hecho de que se toma el homo econo-micus como el paradigma de lo que es “un ser racional” y cuyo comportamiento, se supone, debe servir de ejemplo para todos los seres reales. Como se sabe, el homo economicus, una creación ectoplasmática de los teóricos neoclásicos, sólo obra después de un análisis de costo-beneficio individual. Este análisis le permite decidir si una acción determinada tiene mayores beneficios que costos en sentido moneta-rio; si eso es así, realizará la elección, de lo contrario, no la realizará. Implícitamente, el modelo nos hace saber que la iniciativa del ser humano termina ahí, negándole toda la inmensa y profusa gama de acciones que nada tienen que ver con el benefi-cio pecuniario.

En lo que se refiere a una iniciativa privada más extendida, diremos que en Bolivia la gente no la ha desarrollado íntegramente, debido a que tiene una gran dependencia del Estado. Las juntas vecinales, por ejemplo, se unen para salir en manifestación y pedir algo al gobierno, pero nunca se unen para hacer algo por iniciativa propia en base al esfuerzo común. Pobladores de las zonas urbanas más privilegiadas juntan dinero para cancelar el costo de un aviso de prensa en la que se quejan de que desde hace tiempo falta un foco en el poste de luz de la esquina; a pesar de que el costo del aviso es mucho mayor que el de comprar un foco y de instalarlo, a los vecinos jamás se les ocurre que ellos podrían solucionar su problema sin interven-ción estatal. Ningún dueño de casa cuida de la acera que corresponde a su domici-lio, no importa que ésta se encuentre en lamentables condiciones: si la alcaldía no viene, la acera se queda como está.

Cuando la población de un país subdesarrollado se vuelve dependiente del Estado, en grado extremo, inhibe su propia iniciativa en proporciones cada vez más mayores. Es que no han desarrollado un sentido de pertenencia al lugar que los cobija, no lo han logrado por razones atávicas que un buen psicólogo social podrá explicar con mayor autoridad. Sin embargo, el modelo DELC, al exigir la participación del Estado, la Empresa y la Sociedad civil en la tarea de formular y ejecutar un plan estratégico, logra ese cometido. Por ejemplo, al realizar la etapa de identificación de los problemas del municipio, los vecinos se van dando cuenta que hay muchas obras que bien podrían ser realizadas por ellos mismos. Si las baldosas de una calle están mal, el Gobierno Municipal puede poner el material, pero los vecinos de la cuadra respectiva pueden dedicarle una jornada de trabajo común para cambiarlas; al hacerlo, descubren que la tarea compartida en el logro de objetivos comunes es la más grata de todas las que pueda imaginar; lo es, porque no se trabaja para el empresario, sino para uno mismo.

Es preciso que abjuremos de la idea de que el Estado y sólo el Estado debe solucio-nar todos los problemas colectivos; en vez de eso adoptemos la política de identifi-car lo que se puede hacer sin el Estado. Mientras menos dependamos del Estado en nuestra vida cotidiana, nos sentiremos más libres y unidos; el trabajo común en pro de una obra común une y nos permite tener compañía amable y duradera. El princi-pio del Apoyo Mutuo de Pedro Kropotkin entre los miembros de la especie humana es algo natural a todos nosotros, sin embargo, lo perdemos debido a nuestra dependencia del Estado. Otra de las inmensas ventajas del modelo del Desarrollo Local, además de despertar la iniciativa privada en todas sus gamas, es que logra la síntesis ansiada Macroeconomía-Microeconomía. Mientras los modelos de desarro-llo tradicionales se basan en las variables macroeconómicas y dejan huérfanos de sustento a las unidades productivas concretas, el desarrollo local logra su cometido a través del empoderamiento de estas unidades. La síntesis macro-micro ha sido siempre un objetivo muy ponderado por los economistas que se alejan del modelo neoclásico para buscar modelos más reales y humanos. El desarrollo local nos ofrece esa gran oportunidad: el desarrollo integral del municipio (lo macro) se logra por medio de la creación y el crecimiento de sus unidades productivas (lo micro). A Su vez, el DELC municipal es la dimensión micro con relación al país en su conjunto. Todo esto, sobre el despertar de la iniciativa privada, tan aletargada los países subdesarrollados, por su dependencia  casi patológica del Estado y de la vergonzo-sa imagen del homo economicus.

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