ANÁLISIS CONTABLE CON UN ENFOQUE EMPRESARIAL

Miguel Díaz Llanes

3.- SOLVENCIA.-

3.1.- Concepto.-

Tradicionalmente se ha definido a la Solvencia como la capacidad que tiene una empresa para afrontar sus deudas a corto, medio y largo plazo. Se ha medido como la relación por diferencia, o cociente, entre el Activo (lo que tiene) y el Pasivo (lo que debe).

3.2.- Crítica.-

Aunque matemáticamente es incuestionable, desde el punto de vista económico y, sobre todo empresarial, es totalmente absurdo. Matemáticamente si tengo más de lo que debo, soy solvente. Empresarialmente, no puedo dedicar mi activo a pagar mi pasivo. Por una simple Razón. Mi activo es mi elemento productivo. Si lo enajeno dejo de producir, dejo de existir.

Si partimos de la idea de Empresa en Funcionamiento, el análisis contable no debe descansar en esa falacia de que solvencia es igual a Activo menos Pasivo. Bueno, sólo sería el caso si nuestra empresa va a reducir su dimensión de forma drástica, o va a cambiar de objeto social o circunstancias similares, pero ni en esos casos podríamos medir la Solvencia como se enseña en las universidades.

Otra excepción es que la empresa se fuera a liquidar, pero no estaríamos hablando ni respetando el principio básico, y lógico, de Empresa en Funcionamiento.

La Solvencia calculada de la forma tradicional sólo le sirve a los bancos. Para ellos es lógico medirla en términos de Activo menos Pasivo o de Activo entre Pasivo. Pero, incluso en ese caso, lo haría valorando el activo a precio de liquidación, esto es a un precio sensiblemente inferior al valor en libros. Y esto sería así incluso con la nueva normativa contable.

3.3.- Matizaciones.-

Mejor que hablar de Solvencia bajo los criterios tradicionales sería más conveniente definirla como la “capacidad de la empresa para generar fondos suficientes que permitan pagar todas sus deudas a corto, medio y largo plazo, y para la reposición de su equipo productivo con visión de futuro y en un entorno de competencia, eficacia y eficiencia”.

Y esto nos lleva a realizar una serie de matizaciones en los elementos que nos van a generar los fondos suficientes para satisfacer las deudas, y más.

Con lo cual, y siguiendo con los patrones antiguos, las empresas son todas insolventes, porque no pueden vender sus inmovilizados productivos, y porque su activo corriente es en realidad fijo.

Así el inmovilizado debe ser capaz de generar un margen suficiente para su renovación en el futuro, con unos niveles de eficiencia y eficacia dados y en línea con la competencia y el estado de la tecnología. Además deberá permitir el mantenimiento de los distintos costes de la empresa este ejercicio y los siguientes. Y también el inmovilizado debe posibilitar unos fondos suficientes para afrontar los compromisos a corto plazo.

De todo lo anterior deducimos que debemos imputar todos los gastos –en el sentido amplio de la palabra- al inmovilizado.

3.4.- ¿De qué depende la Solvencia de una empresa?

Depende en primer lugar del inmovilizado productivo de la compañía. Pero esto es realmente complejo en su definición y valoración. Estamos hablando de elementos sujetos a un uso, a un paso del tiempo con la incidencia de los cambios tecnológicos, y a unas reparaciones e inversiones programadas. También depende de su vida útil. Del conjunto de estos aspectos y de otros anejos llegamos a un valor estimado de uso y de reposición. Valor que consideramos real. Ese dato habría que revisarlo año tras año.

Tendríamos también que incorporar aquellos componentes no productivos pero que pueden suponer fondos añadidos. Tales como los elementos mantenidos para la venta, Inversiones Financieras y los activos a corto o a largo plazo no vinculados a empresas del grupo.

Otro factor determinante es la venta que la empresa sea capaz de alcanzar con su estructura productiva. Unido a ella –a la venta- está el conjunto de costes, y el margen obtenido. Pero como estamos hablando de Solvencia, es decir de un concepto a largo plazo, deberíamos realizar estimaciones de las ventas, costos y márgenes a 5 años. Es un dato de referencia. Es difícil realizar estimaciones fiables a partir de los 3 años. Más allá de los 5 carece de utilidad. Con lo cual proponemos hablar de Solvencia a 5 años vista.

La idea que subyace tras este concepto de Solvencia es conocer cuánto me sobra después de afrontar todo tipo de compromisos durante 5 años. Incluye por lo tanto las posibilidades de endeudamiento añadido para la empresa con su actual estructura productiva y financiera.

3.5.- ¿Cómo calcular la Solvencia?

Calcularemos la Solvencia utilizando los siguientes elementos:

Activo Productivo a su valor real, esto es teniendo en cuenta amortizaciones, reparaciones, inversiones programadas, …..

Ventas estimadas durante 5 años.

Gastos estimados durante 5 años.

Márgenes estimados durante 5 años.

Endeudamiento actual y hasta 5 años.

3.6.- Indicadores.-

Proponemos los siguientes indicadores para medir la Solvencia de una empresa:

Margen de Solvencia = Ventas a 5 años – Gastos a 5 años – Pagos principal préstamos y similares a 5 años – Inversiones y mantenimientos programados a 5 años +/- Otros conceptos a 5 años

Margen de Solvencia / Activo Total

Margen de Solvencia / Activo Productivo Neto

Margen de Solvencia / Endeudamiento

Ventas / Endeudamiento

Activo Productivo Neto / Endeudamiento

Activo / Endeudamiento

(Activo + Valoración Personal) / Endeudamiento

Endeudamiento / Activo

Endeudamiento / (Activo + Valoración Personal)

Los anteriores indicadores se calcularán según nuestras necesidades a 0, 1, 2, 3, 4 o 5 años.

3.7.- Interpretación.-

El primer indicador es una medida de la capacidad global de endeudamiento añadido. Nos indica cuánto más me puedo endeudar. Es un baremo en términos absolutos.
El segundo es un índice en función del Activo con lo que podremos ver la capacidad y la eficacia de nuestro activo para garantizar la solvencia.

El tercero se centra en el activo productivo neto calculado por diferencia entre su coste inicial, más inversiones y mejoras menos amortización y diferentes gastos imputables. Sería un neto real y actualizado.

El cuarto recoge el endeudamiento total referido al periodo considerado y nos informa de la capacidad de hacerle frente con los recursos generados líquidos.

El quinto complementa al anterior ya que al incluir las ventas en el numerador nos muestra las posibilidades de generar efectivo. Se precisa usarlo junto al cuarto.

El sexto es muy útil pues con él conocemos la capacidad del activo productivo para afrontar deudas.

El séptimo completa al anterior y nos indica el grado de eficiencia de la empresa en el uso y reparto de las diferentes masas del activo, las productivas y las no productivas.

El octavo añade al Personal pues en muchas empresas el factor humano es más importante en la generación de ingresos y beneficios, que los propios elementos del inmovilizado.

El noveno y el décimo, inversos del séptimo y el octavo, permiten una lectura en términos de crecimiento del endeudamiento y posibilita vislumbrar límites a ese endeudamiento.

Todo lo anterior hay que calcularlos durante varios años y realizar comparaciones a lo largo de los periodos marcados para ver la evolución.

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