ANÁLISIS CONTABLE CON UN ENFOQUE EMPRESARIAL

Miguel Díaz Llanes

4.- RENTABILIDAD.-

4.1.- Concepto.-

Cualquier persona tiene una idea de lo que es la rentabilidad, pero una definición de ella se hace muy difícil hasta el punto de que la inmensa mayoría de los manuales eluden dar una definición de este concepto. Se limitan a poner fórmulas. Entenderemos por Rentabilidad “la remuneración que una empresa (en sentido amplio de la palabra) es capaz de dar a los distintos elementos puestos a su disposición para desarrollar su actividad económica. Es una medida de la eficacia y eficiencia en el uso de esos elementos tanto financieros, como productivos como humanos. Con lo cual habría que hablar de rentabilidades”.

4.2.- Críticas.-

El análisis tradicional sufre de esquizofrenia desde el momento en que se dedica a lanzar todo tipo de cocientes para extraer conclusiones no siempre correctas y pocas veces útiles para que un ejecutivo pueda gestionar bien su empresa.

Y el primer aspecto que debemos desarrollar es determinar claramente lo que vamos a poner en el dividendo y en el divisor, y su cuantificación o valoración. Sin olvidar que esas divisiones deben ser útiles para entender el pasado, gestionar el presente y adelantarnos al futuro.

4.3.- Matizaciones.-

La primera es definir el margen, ó los márgenes. El Margen Neto se debe calcular después de afrontar todo tipo de gastos. Y cuando decimos TODO, decimos todo. Y ahí deberíamos incluir como gasto, entre otros elementos, el coste de reposición del inmovilizado en condiciones de competitividad, necesidad para la empresa y estado de la tecnología. También la periodificación de compromisos, remuneraciones futuras y acuerdos a medio y largo plazo del consejo de administración. Además, todo aquello que pueda menoscabar los ingresos y repercutir en el referido margen.
Porque no podemos olvidar el principio básico de Empresas en Funcionamiento, matizando y ampliando con aspectos ligados a la competencia, las necesidades de la empresa, el estado de la tecnología y las políticas y estrategias que dimanan de sus órganos de gestión.

Debemos tener en cuenta en el cálculo de la rentabilidad –o rentabilidades- los precios de reposición, con las matizaciones anteriores, ya que si la rentabilidad no lo tiene en cuenta se producirá la descapitalización económica, y posteriormente financiera de la compañía.

Además de todo ello hay que tener muy presente no sólo el Activo Fijo actual sino las inversiones previstas y el papel de los activos no productivos.

4.4.- ¿De qué depende la Rentabilidad de una empresa?

Como señalábamos en el apartado 4.1 la rentabilidad depende de un margen adecuadamente calculado y de los diferentes elementos económicos y financieros puestos a disposición de la empresa para el desarrollo de su actividad. Pero también, y a efectos de gestión –principalmente a corto plazo-, cabría incluir los diferentes componentes de ese margen.

Con lo cual estaríamos hablando de beneficios financieros, beneficios económicos, beneficios de gestión, beneficios de personal, … Los primeros tienen relación con las fuentes financieras de la empresa, esto es con su patrimonio neto, con el pasivo a largo plazo y con el pasivo a corto plazo. Los segundos con la estructura económica, es decir con el activo y sus distintos apartados. Los de gestión hacen referencia a los ingresos y a los diferentes gastos de la compañía. Los de personal constatan la eficiencia de los trabajadores en función de su número, remuneraciones y valoración.

4.5.- ¿Cómo calcular la Rentabilidad?

Calcularemos la Rentabilidad a partir de diferentes elementos. El primero y principal es el beneficio en sus distintas acepciones (antes y después de impuestos, antes y después de intereses). Además los márgenes respecto a las principales magnitudes (Compras, personal, …). Consideramos importante relacionar el Beneficio con los elementos que propician ese beneficio (Activo: total, productivo, inmovilizado,…; Financiación: Pasivo a corto, pasivo a largo, fondos propios, patrimonio neto). También los clásicos como el beneficio sobre oficinas, empleados, inversiones, coste de ventas, …

Igualmente estimamos relevante, y que aporta información del máximo interés, vincular el beneficio con aspectos como la liquidez y la solvencia. Y ello es así porque existe una relación directa y temporal de los beneficios con la liquidez y con la solvencia. También son interesantes aspectos que relacionen los beneficios con la capacidad de inversión de la compañía.

4.6.- Indicadores.-

Proponemos los siguientes indicadores para medir la Rentabilidad de una empresa:

Beneficios / Activo Total

Beneficios / Inmovilizado Total

Beneficios / Inmovilizado Productivo

(Beneficios/Inmovilizado Productivo) / (Beneficios/Inmovilizado Total)

(Beneficios/Inmovilizado Productivo) / (Beneficios/Activo Total)

Beneficios / Fondos Propios

Beneficios / Nº Total Acciones

Beneficios / Endeudamiento

Beneficios / Ventas

Beneficios / Gastos

Beneficios / Cash Flow

Beneficios / Inversiones

Beneficios / Nº Empleados

Beneficios / Oficinas

Beneficios / Valoración del Personal

Margen Beneficios / Índice de Liquidez

Margen de Beneficios / Índice de Solvencia

4.7.- Interpretación.-

El primer indicador propuesto nos puede recordar al conocido ROA, pero alcanzará toda su utilidad cuando lo relacionemos con otros, en especial con los cuatros siguientes, para comprobar la eficiencia real del activo, o los componentes menos productivos del mismo. No usaremos el concepto de Beneficio que se usa en el ROA (Beneficios antes de Impuestos y de Intereses), porque los intereses constituyen un gasto muy vinculado a los activos en especial al de largo plazo. Además es el fruto y la consecuencia de las inversiones, del inmovilizado a largo plazo y de la gestión de la compañía. Si no lo tenemos en cuenta daremos una visión falsa de la rentabilidad de un activo más costoso por la financiación. No es lo mismo la rentabilidad sobre un activo adquirido sin préstamos que con algún tipo de financiación. El ROA convencional no distingue. Nosotros sí.

El segundo índice muestra la capacidad del inmovilizado, tomado globalmente, para generar beneficios.

La relación tercera complementa la anterior pues el divisor sólo engloba aquella parte del inmovilizado dedicada expresamente a la producción. La comparación entre éste y el anterior es una medida del grado de utilidad del inmovilizado. También extraeremos enseñanzas útiles si lo comparamos con el primero.

El cuarto evalúa lo que indicábamos en el párrafo anterior sin necesidad de comparar dos índices porque los fundimos en uno sólo. Lo conseguimos al colocar en el numerador el inmovilizado productivo y en el denominador el improductivo. Este indicador y el siguiente nos darán una idea global de la rentabilidad del activo.

El índice quinto es un indicador que aúna la rentabilidad del inmovilizado productivo y las del total del activo. Con este indicador y utilizando varios ejercicios podemos ver si el crecimiento del Activo eleva la rentabilidad de al empresa. Completa al anterior y proporciona más información. Por decirlo de alguna manera mejora, detalla y amplia la información del ROA.

Con nuestra sexta propuesta abandonamos la rentabilidad sobre el activo, y pasamos a la rentabilidad sobre las distintas fuentes financieras. Estamos ante otro indicador tradicional en el análisis contable. Cabría distinguir entre fondos propios y patrimonio neto. De la comparación entre ambos cocientes podemos extraer conclusiones para la rentabilidad exclusiva de los accionistas y para la de la empresa. Esto tiene mayor relevancia ahora en que con el nuevo PGC tenemos un Patrimonio Neto que es superior a los Fondos Propios. Indirectamente es una medida de la gestión de la empresa.

El indicador número siete es también típico y habitual en el análisis de los estados contables cara al accionista. Es el beneficio por acción. Sería conveniente compararlo con el dividendo por acción. De la comparación de ambos podemos deducir la capacidad de inversión que tiene la sociedad.

En cuanto al octavo puede ofrecer diferentes lecturas. Una puede ser las posibilidades de la empresa para hacer frente y devolver sus deudas. Otra se podría entender como una medida de la solvencia en términos de rentabilidades. E incluso podríamos ver la capacidad de crecimiento que tiene una empresa, en términos de lo que dispone una vez afrontadas las deudas. Este índice se puede desglosar entre endeudamiento a corto (Liquidez) y a la largo plazo (Solvencia). Compararíamos ambos entre si y en relación al total del endeudamiento.

Beneficios sobre ventas es otra herramienta típica del análisis de rentabilidad. Ganaría interés si en la venta deducimos los gastos de ventas imputables al equipo de ventas. Posibilita medir la eficacia de la fuerza de venta y contribuiría a la fijación de las remuneraciones de los mismos. A efectos de gestión recordar que lo importante no sólo es vender, sino que la venta nos implique pocos gastos de los vendedores, y que se cobre.

El anterior cociente hay que completarlo con un análisis porcentual y escalar de la Cuenta de Pérdidas y Ganancias y muy especialmente relacionar las ventas con los distintos componentes de los gastos (compras, personal, suministros, …).

En el onceavo lugar ponemos relación entre dos partidas que deben ir parejas el beneficio y el cash flow. Si se cobrara todo en efectivo y no hubiera, amortizaciones,…., ambas magnitudes coincidirían. La relación informa sobre la rentabilidad pero quizás también sobre la gestión del inmovilizado productivo, vía amortizaciones y otros.

El indicador número doce permite conocer las posibilidades de inversión a medio plazo, ya que se entiende que una parte de los beneficios hoy pueden destinarse a inversiones en periodos sucesivos. Cuanto mas elevado sea el cociente, mas posibilidades existe de invertir y más capacidad para ello tiene la empresa. Igualmente Inversiones elevadas hoy pueden suponer menores inversiones en el futuro. Este índice hay que ponerlo en relación con los planes de inversión de la compañía.

Los siguientes, trece y catorce, son dos de los típicos de la rentabilidad y la gestión. Suelen ser fuente de información y a veces pretexto para la apertura/cierre de plantas, oficinas, … Y también para regulación de plantillas.

Aportamos el cociente de beneficios sobre la valoración del personal. Su evolución en el tiempo es una medida de la eficiencia de la plantilla, de su correcta valoración y evaluación y en consecuencia de su remuneración y del nivel de exigencia que cabría hacer de ella y de sus capacidades.

Añadimos dos índices más que pretenden relacionar los conceptos de rentabilidad, liquidez y solvencia. En última instancia los tres están íntimamente relacionados, pero además nos ofrecen el conocimiento del equilibrio entre las tres magnitudes y en qué medida la liquidez va por delante de la solvencia o de la rentabilidad. Igualmente es un termómetro y un barómetro de la situación presente de las tres magnitudes y su probable evolución. También llama la atención sobre ciertas alarmas, coberturas o precauciones en la gestión empresarial en los mencionados parámetros. Así la relación de los índices de rentabilidad y Liquidez informan del ritmo de crecimiento de ambos en una secuencia plurianual y de una posible contribución a la liquidez en el siguiente ejercicio. Consideraciones similares cabría hacerse del último. Además del ritmo de crecimiento de uno y otro con una muestra de varios ejercicios, podemos adivinar la contribución de la rentabilidad a la solvencia del siguiente año (Liquidez y Solvencia) y a la de futuros periodos (Solvencia).

Queremos recordar y resaltar que además de las evaluaciones parciales de cada indicador hay que hacerlas de todos los de Rentabilidad y de los de Liquidez, Solvencia y Rentabilidad de forma conjunta y en series plurianuales. También es necesario e imprescindible establecer comparativas con la medida del sector, pero en especial con empresas similares a la nuestra por magnitud, antigüedad, orientación del comercio, estrategias, etcétera.

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