DESARROLLO, SUSTENTABILIDAD Y TURISMO: UNA VISIÓN MULTIDISCIPLINARIA

José Octavio Camelo Avedoy
Luz Angélica Ceballos Chávez

Turismo y desarrollo local

El turismo como fenómeno económico capaz de incorporar a las regiones y localidades al circuito del capital mundial, trae consigo la necesidad de reflexionar en torno a la dialéctica de la relación global-local. El modelo turístico fordista aplicado por excelencia en países en desarrollo, ha dejado de manifiesto que no es la vía más adecuada para promover el desarrollo de la sociedad local quien por lo general debe asumir los costos que se traducen en beneficios efec- tivos para el gran capital.

Desde la perspectiva teórica del desarrollo local, la población debe obtener los beneficios del uso de los recursos disponibles en su te- rritorio, situación muy difícil de cumplir en el modelo masivo del turismo donde el desplazamiento y la exclusión resultan caracterís- ticos de la conformación de los grupos sociales. En este contexto, se presenta la integración de regiones turísticas donde la prevalencia en el rediseño de lugares y localidades se realiza mediante la participa- ción de grandes empresas trasnacionales, ante las cuales es necesario llevar a cabo iniciativas locales considerando a las personas en su totalidad, a fin de utilizar los recursos de cierto territorio (naturales, culturales, económicos, políticos y sociales) de manera más produc- tiva y eficiente.

En este sentido, se distinguen nuevos espacios de actuación, actores y planes y estrategias mas integrales, en donde el territorio no sólo es visto como un espacio físico de los objetos (actores, infraestruc- tura, actividades y procesos económicos) sino como un agente de transformación social con posibilidades de incrementar las oportu- nidades de empleo y la calidad de vida de los habitantes de cierta localidad (Melgar 2004).

La característica principal del desarrollo local es que éste es impulsa- do desde la base social, donde la comunidad es la protagonista de su propio desarrollo. Arocena en Vargas (2006), señala que el término local no es otra cosa más que una dimensión específica de lo social, esto quiere decir que es la dimensión espacial de la sociedad local, que está relacionada con un nivel cultural de pertenencia expresando en términos de la existencia de una identidad colectiva o de un sen- timiento de pertenencia a un lugar o sitio específico.

En este caso, lo local se concibe como un espacio geográfico, donde se originan conjuntos de relaciones entre diferentes actores públicos y sociales que le otorgan la característica de espacio dinámico, que hace posible la generación de acciones sobre un territorio delimita- do, con la capacidad de producir valores comunes y bienes localmen- te gestionados.

El desarrollo local se articula de manera progresiva como una res- puesta a la situación de desprotección a los espacios locales, bajo el régimen de un modelo de desarrollo globalizador. Según Malé (2001) desde el punto de vista económico el desarrollo local se ca- racteriza por ser un proceso que tiene como objetivos principales los siguientes: a) valorizar los recursos humanos, físicos y materiales, b) dinamizar a los actores locales (agentes económicos, sociales e ins- titucionales, c) movilizar y coordinar a dichos agentes alrededor de una estrategia de desarrollo consensuada.

Los actores locales, desempeñan importantes funciones en cada te- rritorio para llevar a cabo las estrategias para conducir los procesos de transformación que la sociedad requiere. Por esta razón resulta indispensable su involucramiento en la identificación de sus propias necesidades y problemas, en la toma de decisiones y en ejecución de acciones.

En acuerdo con Melgar (2004) esta participación es posible y deseable porque se da dentro de un sentido de pertinencia, fun- cionalidad y cercanía a las circunstancias geográficas, ambienta- les, socio-económicas y político-culturales con las que conviven cotidianamente, con los naturales conflictos, divergencias de in- tereses, estereotipos y desinformaciones, pero con la necesidad de sustentar su capacidad para responder conjuntamente  a los problemas de su localidad y ser capaces de integrarse en acciones colectivas.

En 1992, Marchena señala que el turismo tiene características bien definidas que hacen que éste se adapte al modelo de desarrollo local, particularmente, el turismo postfordista o también conocido como no tradicional o alternativo.

El turismo alternativo debe basarse en lo que algunos autores han calificado como “estrategias artesanales”, esto se traduce en la prác- tica mediante la creación de una oferta no concentrada y de pequeña escala, así como en una gestión local y personalizada de los recursos turísticos (aspectos que coinciden altamente con los fundamentos del desarrollo endógeno y local), esta misma dispersión en el espacio territorial hacen que los beneficios se distribuyan de manera territo- rial, evitando así secuelas de la masificación.

Otro de los puntos básicos del turismo alternativo, que es de vital im- portancia para que se realice el desarrollo local, es el principio de la gestión. Ceballos en Melgar (2004), menciona que ésta se debe llevar a cabo por la propia comunidad y no por empresario intermediarios privados; ésta sería la única forma de que los beneficios económicos y sociales incidan en el medio local y de esta manera se geste un de- sarrollo “para” y no “con” la población.

En este sentido, algunos autores argumentan que el desarrollo turístico puede ser una opción para las comunidades locales siempre y cuando se plantee bajos criterios de competitividad, autenticidad y sustentabilidad según Martin, citado por Bringas (2004). Con respecto a la competitivi- dad, la actividad turística debe gestionarse desde y para el territorio y la comunidad que lo habita. Si la actividad turística se entiende como un proceso económico partiendo de una demanda cada vez más segmen- tada, la estructura de la oferta debería desprenderse de amenazas tales como los intereses divergentes o especulaciones y aprovechar y valorar los potenciales específicos de cada región (atractivos).

De acuerdo con la autenticidad, este mismo autor menciona que la comunidad-destino debe configurarse y promoverse mediante un proceso de desarrollo local que conduzca a la singularidad e integración. Esto es, que se conserven las formas de vida tradi- cional, hábitos y costumbres a nivel local, así como el patrimonio cultural y los valores históricos, arquitectónicos, ambientales, an- tropológicos y simbólicos, todo esto conformado como un pro- ducto integrado que tenga como base los atractivos y recursos na- turales y culturales, reconociéndose la condición turística a partir de su configuración como un sistema funcional y organizado. Y por último, la sustentabilidad es importante para la preservación del ambiente natural mediante la zonificación y delimitación de los usos de suelo, con protección especial a las áreas más vulne- rables (Bringas, 2004).

En este sentido, Marchena (1999) coincide con Vera (2001) al seña- lar que para que el desarrollo a escala local se lleve a cabo es necesa- rio que la sustentabilidad sea:

• Ecológicamente aceptable, es decir, que dentro de la planifi- cación y la gestión del desarrollo turístico se deben contem- plar mecanismos de zonificación, ordenación y regulación administrativa a fin de que se garantice la sustentabilidad.

• Económicamente posible, refiriéndose a que es de suma im- portancia que las oportunidades de negocio se mantengan en la localidad.

• Institucionalmente viable, desde el punto de vista de la regu- lación municipal de las actividades turísticas sustentables, la negociación con los operadores e inversionistas turísticos y el compromiso de que el turismo favorezca el bienestar.

Bajo este contexto, puede decirse que en el desarrollo local, la comu- nidad tiene poder de decisión e influencia directa sobre el conjunto de actividades productivas y servicios que existen en su localidad, donde los empleos y los ingresos generados son preferentemente para su propio beneficio.

El ecoturismo puede ser una alternativa para que el desarrollo local se lleve a cabo en un área determinada, ya que presenta una lógica de desarrollo más integral, que involucra la participación directa de la población y toma en consideración los principios de la sustenta- bilidad.

Una posibilidad metodológica en la promoción del desarrollo local a partir del turismo alternativo y concretamente del ecoturismo, pue- de ser lo planteado en 2008 por Serrano que pretende, por un lado, aplicar los  conceptos y aspectos teóricos de los sistemas complejos y la sostenibilidad y,  por el otro, establecer un modelo básico de planeación del desarrollo local sostenible a partir de proyectos tu- rísticos, que permitan establecer los cimientos de lo que sería una metodología desde la perspectiva de la complejidad, en este sentido, retoma las siguientes premisas o principios:

• Principio de sostenibilidad: que las actividades llevadas a cabo en un espacio geográfico propicien condiciones que me- joren la calidad del ambiente (natural y sociocultural) en un proceso permanente e irreversible de evolución.

• Principio de complementariedad: fomentar la diversificación de actividades que favorezcan la autosuficiencia a partir de la autodeterminación de las comunidades insertas en un espacio geográfico. Desde el punto de vista epistemológico, se busca propiciar la complementariedad de teorías y metodologías.

•   Principio de sistemas complejos: la sociedad constituye el subsistema sociocultural inseparable,  interrelacionado  e interdependiente del subsistema natural, juntos  constitu- yen un hommoecosistema, una totalidad indisolublemente integrada.

De estas premisas se deriva:

• Desarrollo sostenible: como ideología o precomprensión cul- turalmente asumida de ambiente.

• Desarrollo local: el mundo inmediato, cierto espacio geográ- fico (en este caso local).

• Turismo armónico: cooperación y participación de actores sociales (funcionarios, investigadores, comunidad local) para el desarrollo del turismo sostenible (armonía entre la socie- dad y la naturaleza) (p. 330).

Es menester hacer notar la importancia de los principios señalados donde la sostenibilidad y la complejidad convergen en la visión de un hommoecosistema donde se contemplan de manera inseparable el medio ambiente natural con el social. La promoción del turismo desde esta perspectiva, puede llevar a resultados favorables en la pro- moción del desarrollo local (Serrano, 2008).

Por otra parte, alcanzar mejores estadios de desarrollo en las socie- dades locales tomando como aspecto relevante al turismo, implica que éste funcione como factor de cambio, visualizándose como com- plemento a las estructuras económicas establecidas en consonancia con las estructuras sociales vigentes y no como el motor exclusivo de la economía local como se ha pretendido implantar en diversas regiones, que a la postre acusan marcada vulnerabilidad.

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