El desarrollo humano comprende la ampliación de las oportunidades de las personas e implica la igualdad de posibilidades con el propósito de que el ser humano pueda lograr una distribución equitativa de los productos y recursos económicos, así como acceso equitativo a la salud, educación, libertad política, entre otras cuestiones que tributan a que las personas logren niveles de vida adecuados.
La promoción de condiciones para un desarrollo efectivo y equilibrado de las localidades es un elemento esencial en la búsqueda del bienestar de la población. El espacio local como marco reducido facilita las relaciones entre el gobierno central y sus electores, a través de procesos de descentralización y participación ciudadana. Enfatiza además en la utilización de las capacidades humanas en función del bienestar de todos los hombres, para así lograr niveles superiores de desarrollo que contribuyan a la satisfacción de las aspiraciones populares y a la solución eficaz de sus problemas.
En este sentido la cooperación es uno de los principios esenciales del desarrollo. Permite intercambiar soluciones innovadoras y constituye un laboratorio para aplicarlas. Acompaña además los procesos nacionales y locales de desarrollo humano y las acciones concretas de reducción de la pobreza. Aunque sus recursos limitados, impiden que por sí sola, pueda realizar los cambios necesarios, podemos asimilarla como un eficaz instrumento dentro del desarrollo. Además como herramienta útil para que las diferentes comunidades enfrenten conjuntamente, como temas de “interés común”, los diferentes problemas y necesidades, así como la aplicación de los compromisos trazados.
En la segunda mitad de los años 90 las Naciones Unidas promovieron la realización de cumbres mundiales que reunieron a todos los gobiernos e involucraron también de diferentes maneras a las asociaciones y grupos de cooperación. Con las declaraciones de estas cumbres, por primera vez la comunidad internacional pudo contar con una plataforma mundial encargada de plantearse acciones en vías de lograr el desarrollo económico y social de los países del norte y el sur del mundo. 1
Ante la creciente demanda de participación de los actores sociales y económicos en las realidades locales para intercambiar las mejores experiencias técnicas, administrativas y tecnológicas relacionadas a la aplicación de los compromisos de las Cumbres en la dimensión de lo cotidiano, se precisa nuevos paradigmas de cooperación.2
Estos paradigmas permitirán conocer y compartir mejor aquellas temáticas de interés común, cuyas consecuencias positivas y negativas se reflejan en la calidad de vida de los ciudadanos del norte y del sur del mundo y en el quehacer de los administradores locales y nacionales.
Frente a estas consideraciones podemos entender la cooperación internacional, como el conjunto de actividades desplegadas, fundamentalmente, por países desarrollados, con la finalidad de ayudar a los países subdesarrollados, necesitados, en primer término, de recursos financieros y ayuda técnica para superar su atraso secular.3 Esta se expresa de diversos modos, entre los que se puede mencionar la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), y algún tipo de préstamos como los concedidos por la Asociación Internacional de Desarrollo (AID).
Los “programas de desarrollo humano a nivel local” (denominados PDHL con las siglas del español, del portugués o del francés) están promovidos por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Oficina de las Naciones Unidas para Servicios a Proyectos (UNOPS). Estos Programas se benefician también de la colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y con otras Organizaciones Internacionales, en las áreas de su competencia específica, empeñada en una relación entre territorios que cooperan, involucrando a los actores de las respectivas comunidades locales .4
Cuba no ha estado exenta del tema de la cooperación, sino que hasta la década de los años 80, desarrolló con los entonces países socialistas y, en particular, con la URSS planes y programas de cooperación en condiciones muy favorables y de respeto mutuo, tanto bilaterales, como multilaterales en los marcos del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME).5
Estas relaciones de cooperación estuvieron marcadas por el reconocimiento de los problemas de subdesarrollo cubano y, por tanto, por la necesidad de un tratamiento diferenciado en las relaciones de intercambio. Igualmente, garantizaron en la isla fuentes de suministros y mercados para las principales exportaciones. Esta situación indudablemente reportó beneficios para el país, pero no es menos cierto que también provocó un asistencialismo excesivo, que irremediablemente obstaculizó la autogestión y producción independiente.
El derrumbe del bloque socialista posibilitó la trasformación de los procesos económicos y sociales en Cuba, prescindiendo el país de sus principales fuentes de ayuda económica y socios comerciales. Este contexto sumió a Cuba en una profunda crisis económica con repercusiones estructurales. El PNUD ante el aislamiento económico del país expresó la cooperación impulsando acciones encaminadas a la reinserción satisfactoria del país en el mercado internacional.
Con el propósito pues de apoyar al país en la búsqueda de políticas y programas para reducir y prevenir la pobreza y la exclusión social a través del desarrollo integral, participativo y sostenible en el ámbito local, el PNUD lanzó en Cuba el Programa para el Desarrollo Humano Local.
El PDHL-Cuba, consiste en facilitar un marco de cooperación a una amplia y diversa red de aliados y socios interesados en coordinar sus respectivos esfuerzos para enfrentar el desafío que representa las metas del Milenio. Se trata en otros términos, de un paradigma de cooperación fundamentado, ya no en una relación entre beneficiarios y beneficiados, sino más bien en una nueva relación entre socios y aliados, en el reto común que representa alcanzar las 8 Metas del Milenio en el ámbito local.6
Dentro de sus líneas de acción de este programa encontramos:
Sus niveles de acción funcionan para el plano local, nacional e internacional.
Este programa opera en 7 provincias del país, dentro de las cuales encontramos a Pinar del Río, cuya implementación apoya el desafío de buscar en el territorio estrategias dirigidas a alcanzar los propósitos del desarrollo humano.
Nuestra investigación persigue pues determinar cómo las acciones del PDHL en Pinar del Río tributan al desarrollo humano local del territorio, insistiendo en la necesidad de considerar cuán valiosos son los procesos de desarrollo para el municipio, en vistas de lograr progreso, mayores posibilidades económicas, superiores niveles de autogestión y autonomía sobre los recursos. Así también elevar los niveles de participación de actores locales en los procesos de transformación, entre otras cuestiones encaminadas no solo al enriquecimiento material del hombre, sino a su crecimiento moral, afectivo y espiritual.
Pretendemos poner sobre el tapete la importancia que merece planificar racionalmente, buscando el mejoramiento local y la creación de oportunidades inmediatas sin comprometer acciones y generaciones posteriores. Entendemos que la importancia de esta investigación radica precisamente en analizar como el municipio se beneficia social, económica, culturalmente, a través de las estrategias que sigue el PDHL (teniendo en cuenta los indicadores del Desarrollo Humano) además del análisis de una institución tan relevante como esta.
El enfoque sociológico permitirá el análisis del desarrollo como proceso social favoreciendo la relevancia contemporánea del mismo a partir de herramientas para la comprensión humanística de las situaciones y transformaciones existentes alrededor del proceso. La sociología como ciencia social aporta referentes explicativos para comprender las relaciones entre actores sociales, instituciones, grupos, clases a fin de explicarnos el progreso humano. Valernos de conceptos, hipótesis, leyes, teorías permitirá profundizar en el conocimiento sobre las dimensiones e indicadores del desarrollo humano local, a fin de conocer las regularidades a que están sujetos los actores en el proceso de desarrollo.
Otra de la cuestiones que hace relevante nuestro proyecto investigativo es que no se conocen investigaciones sobre el tema en el territorio, por lo que la consideramos como una investigación exploratoria. Además es explicativa y analítica de acuerdo a los objetivos planteados.
A través de metodología cualitativa podremos interpretar la realidad que nos ocupa así como los datos que nos arroje la investigación. Su diseño flexible nos permitirá realizar cambios oportunos durante el proceso. Además consideramos apropiadas para esta investigación el uso de las técnicas que dicha metodología propone.
Hemos examinado hasta el momento bibliografía de autores tanto cubanos como extranjeros para conformar el marco teórico acerca del fenómeno del desarrollo, además de revisar investigaciones, documentos, proyectos relacionados con la cooperación y el desarrollo local, a fin de incorporar y consolidar nociones acerca del tema investigar.
2 La cooperación descentralizada para el desarrollo humano en campos multilaterales. Programa para el desarrollo humano a nivel local en Cuba. PNUD. Documento digitalizado(pág. 1 y 2)
3 Ver Complemento de Cooperación Internacional en Cuba. Capitulo 6.Documento Digitalizado,(pág. 1)
4 La cooperación descentralizada. Ob.cit.(Pág. 3)
5 Ibidem (pág 2)
6 Martínez, Elena. Informe de presentación del PDHL- CUBA. Documento digitalizado.
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