EL DESARROLLO DE LA SOCIALDEMOCRACIA EN ALEMANIA: 1980-2009.

Vilma Spengler Calderín

El SPD, la DGB y los trabajadores entre el 2002 -2007.

EL nuevo milenio no fue tan esperanzador para los trabajadores alemanes, quienes siguieron perdiendo terreno frente al capital. En la elecciones de 2002 el electorado obrero se redujo en un 8% algunos pasaron a las filas de otros partidos incluso a la CDU, además el SPD perdió siete Landers1
Entre el 2002 y el 2005 se produjeron varias huelgas en todo el país, como la de los constructores que llevaban cincuenta años sin ir al paro, en mayo del 2003 se manifestaron fundamentalmente contra el proyecto de reformas propuesto por la coalición rojo-verde, se estima que participaron unas quinientas mil personas. El gobierno invitó a las organizaciones sindicales a la mesa de conversaciones, lo cual provocó un sisma entre las agrupaciones pertenecientes a la DGB, de una parte el sindicato ver.di de los trabajadores de servicio e IG Metall de los metalúrgicos (Ver Anexo 5. Gráfico 2), siendo las más numerosas de las agrupaciones sindicales alemanas, que se negaron a participar en las conversaciones con el gobierno. En el caso de IG Metall sus directivos tenían la intención de participar, pero la presión de las bases los hizo desistir de la idea y convocaron a las movilizaciones en el este para exigir la implantación de la jornada laboral de 35 horas, al igual que sus compañeros del oeste. Estas movilizaciones pararon la producción de empresas como Opel o Volkswagen, pero en junio de 2003 la IG Metall se vio forzada, (por primera vez en cincuenta años) a desistir de una huelga. Allí se reveló una fractura, esta vez entre sus afiliados del este y los del oeste, los consejos de empresas de las grandes industrias del oeste se negaron a solidarizarse con sus colegas del este, por temor a causarles dificultades a sus empresas y sobre todo a poner en peligros sus empleos. Una vez más las patronales se llevaron la victoria demostrando la vulnerabilidad de los sindicatos ante ellas, por la amenaza de las empresas de trasladarse a otras naciones, donde la mano de obra resultaría más barata, de la otra parte estaban los sindicatos más pequeños como el de la alimentación y el BCE que agrupa a los trabajadores de los sectores de la minería, química y energía, (Ver Anexo 5. Gráfico 2) tercera fuerza sindical del país, que sí estuvieron dispuestos a negociar con el gobierno.
Después de la caída del campo socialista, la vida de los trabajadores de las naciones industrializadas de Europa fue más insegura, se puso de moda amenazarlos con transferir las empresas fuera de las fronteras, en el caso de Alemania, inicialmente los trabajadores del oeste eran amenazados y sus sustitutos potenciales serian o fueron en algunos casos los trabajadores del este, y en una segunda etapa amenazaron a todos pero especialmente  a los del este y sus sustitutos serían o fueron, los trabajadores de la ex naciones socialistas fronterizas o cercanas al país. Voy a exponer el caso de la Siemens por ser la primera gran corporación que amenazó con transferir una de sus empresas a Hungría, si los trabajadores no aceptaban sus condiciones, otras empresas al ver el éxito de la Siemens operaron de la misma forma, entre ellas, Mercedes Benz, por solo citar una.
 En junio del 2004 la Siemens logró un acuerdo con IG Metall, que fue aceptado por el sindicato  ante el temor a una deslocalización de la empresa, que dejaría sin empleo a miles de trabajadores, así lo refirió en un artículo titulado, El caso Siemens, un acuerdo contra la deslocalización, Werner Hoffman, redactor jefe  de Publicaciones de IG Metall.
Mantener estos dos centros2 en Alemania ha significado una desviación de la normativa del Convenio Colectivo y unas pérdidas de ingresos de los trabajadores. Pero se mantienen el resto de condiciones del Convenio Colectivo.
Este acuerdo de empresa se resume en los siguientes puntos:
• La producción de móviles y teléfonos inalámbricos no se deslocaliza a Hungría.
• No habrá despidos por causas económicas.
• Para garantizar los centros de trabajo, Siemens planea inversiones para nuevos productos y tecnologías (unos 30 millones de euros).
• Los trabajadores trabajarán durante dos años 40 horas a la semana y renuncian en 2005 y 2006, a las pagas de Navidad y de Vacaciones. 
Siemens garantiza para todos sus 105 centros de trabajo en Alemania:
La aplicación del Convenio Colectivo regional.
• El objetivo estratégico de mantener la plantilla actual de 74.000 trabajadores conforme al volumen de ventas.
• Para obtener condiciones excepcionales mediante otros acuerdos locales de empresa se deberán examinar todas las posibilidades y soluciones que eviten desmantelamientos de puestos de trabajo.3
El costo para los trabajadores de este acuerdo fue alto, les ocasionó pérdidas salariales de hasta un 18 % y volver a la jornada laboral de 40 horas4; lo positivo fue que lograron salvar dos mil puestos de trabajo. Por su parte el sindicato tuvo la encomienda, de hacer que Siemens no violara estos acuerdos.
Este acuerdo fue una concesión por chantaje, obligó a los sindicatos a sentarse en la mesa de conversaciones en desventaja, el temor al desempleo jugo su papel. Una vez más se fueron a pique los derechos que el boom económico alemán, permitió que obtuvieran los trabajadores y sus organizaciones sindicales, con el apoyo del SPD.
Al igual que el SPD, la DGB, estaba pasando por una crisis, eso se evidenció en la disminución de sindicalizados de los últimos años, según Perry Anderson hay;
...un severo declive no únicamente de la fuerza numérica de los sindicatos alemanes –el número de miembros de la DGB cayó de 11 millones en 1991 a 7,7 millones en 2003–, sino también de su capacidad de resistir la incesante presión del capital alemán. Los salarios reales cayeron durante siete años consecutivos, concediendo a las empresas alemanas una ventaja competitiva todavía más agresiva en los mercados internacionales de gama alta5.
La DGB siguió decreciendo, la tasa de sindicalización que durante mucho tiempo se mantuvo por sobre el 30%, cayó al 20%. Durante las elecciones de los consejos de empresa de 1998, dos tercios de los votados eran miembros de un sindicato de la DGB. En las elecciones de 2002 representaban apenas un 58%.
El capitalismo alemán tradicionalmente mantuvo los salarios estables; no eran de los más altos en comparación con los de las otras potencias económicas, pero estuvieron compensados por la seguridad social, la cual estaba siendo destruida por las políticas neoliberales iniciadas por el gobierno de Helmut Kohl, aplicadas por la coalición rojo-verde y reafirmadas por la coalición negro-roja,
…el capitalismo alemán continúa estando menos polarizado que muchos de sus competidores. Pero la tendencia, como en otras partes, es nítida: entre 2003 y 2007 los beneficios empresariales crecieron un 37 por 100, los salarios un 4 por 100; entre el 25 por 100 de los trabajadores peor pagados los salarios reales han caído en realidad un 14 por 100 desde 1995.6
Históricamente existió una relativa independencia entre el SPD y la DGB, a dos años de la creación de la DGB, Andrè Piettre afirmaba:
Partiendo del socialismo alemán, sólo con mucha prudencia podemos aproximarnos al sindicalismo. Su clientela es sin duda en parte la misma. Pero el sindicalismo alemán, que agrupa en una única federación a más de 5 millones de trabajadores, se afirma profundamente apolítico y arreligioso.7
Esta tendencia se mantuvo en el tiempo, en el congreso extraordinario del SPD celebrado en junio de 2003 y donde se adoptó la controvertida Agenda 2010, los sindicatos pudieron haber balanceado la votación; tres cuartas partes de los diputados socialdemócratas eran miembros de la DGB, no obstante a eso la organización no pudo inclinar la balanza a su favor, para que el partido rechazara la propuesta gubernamental. Solo obtuvieron algunas mejoras parciales, lo que fue una estrategia para acallar sus críticas. Estas mejoras fueron eliminadas, cuando el gobierno hizo concesiones a la democracia cristiana, para tenerlos a su favor en la votación en la Bundesrat.
Del análisis anterior se deriva; que la clase obrera alemana se despolitizó en todos estos años, no vieron al capital como su enemigo, aquellos trabajadores amparados por los contratos colectivos y los sindicatos evitaron a toda costa los conflictos por temor al desempleo; no tenían conciencia de clases, perdieron los valores de solidaridad y unidad, para ellos los desempleados o los trabajadores inmigrantes que protestaban eran una amenaza, no solo para sus empleos sino por constituir elementos que podían afectar la tranquilidad ciudadana. Los sindicatos no definieron los principios teóricos que justificaban los compromisos, que asumían en las negociaciones; les faltó además un proyecto alternativo que se ajustara a la realidad que estaban viviendo, que les permitiera superar o al menos amainar las contradicciones internas. La burocracia sindical se alejó de muchas de las luchas de los trabajadores, el centro de sus demandas se dirigieron a la conciliación de clases, a los pactos con las patronales y el SPD.
En el congreso de Nüremberg en 1986 Ernst Breit, en ese entonces Presidente de la DGB planteó, que la DGB veía en el SPD a un aliado en la defensa del Estado de Bienestar, que consideraba estaba en peligro por la políticas aplicadas por el gobierno de Kohl8. Veintitrés después la situación era diametralmente opuesta, para el jefe del sindicato alemán IG Metall Berthold Huber, sus compañeros de partido fueron percibidos como una amenaza por los trabajadores, el afirmó que la participación de los socialdemócratas en la coalición sirvió solo a los intereses de las patronales, que el SPD aprobó todas las leyes impopulares del gobierno de Merkel y puso como ejemplo: el retraso de la edad de jubilación hasta los 67 años, aprobada en 2007 por la gran coalición. Los años de gobierno en coalición con la CDU/CSU acabaron por diluir el perfil político del SPD.

1Ver Matthias Greffrath. Entre la derecha y una nueva izquierda. Ediciones Cono Sur, No. 75, Septiembre/2005. http://www.insumisos.com/diplo/

2Centros de trabajo de Siemens en Bocholt y en Kamp Lintfort.

3Werner Hoffmann. El caso Siemens, un acuerdo contra la deslocalización. Deslocalización. Claridad No.1. Invierno 2004 www.ugt.es/claridad/siemens.pdf

4Ídem

5 En 1990 la DGB tenía 11 millones de afiliados, para el 2003 la cifra era de 7,7 millones. Ver Perry Anderson. ¿Una nueva Alemania?20/04/2009. www.newleftreview.es

6Ídem

7Andrè Piettre, Obra citada. Pág. 169.

8Hermann Tertsch. Brandt inaugura el congreso socialdemócrata   de la RFA, pidiendo la unidad en torno a Rau candidato a la cancillería. Nüremberg, 26/08/1986. El País. www.elpais.es

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