PROPUESTA PARA EL PERFECCIONAMIENTO DEL DESEMPEÑO DE LA FUNCIÓN SOCIAL DEL TRABAJADOR SOCIAL DESDE EL ROL PROFESIONAL.

Yusniel Barreras Pérez

Las reflexiones del líder de La Revolución Cubana para concebir el trabajo social para Cuba.

La concesión del Programa de Trabajadores Sociales en Cuba no se produce por azar ni mucho menos de forma casual. Como es conocido, sucede en un momento del proceso revolucionario en que las condiciones del pueblo cubano lo requerían. Con anterioridad se mencionan los procesos que fue atravesando para su posterior surgimiento, pero su comprensión lógica, hace necesaria la exposición de las razones que le dieron origen.
Es evidente que las bases del trabajo social que necesita la sociedad cubana, descansan en las ideas del líder de la revolución Fidel Castro. Las que se hicieron más urgentes con la situación producida en Cuba en la década del noventa, después del derrumbe del campo socialista y la etapa de periodo especial decretada por la dirección del Estado Cubano.
En el acto de graduación del primer curso de trabajadores sociales, Fidel expresa las razones que motivaron este suceso al decir que `` la graduación de 513 jóvenes como trabajadores sociales no es algo que concluye, es algo que comienza.´´1Este acontecimiento formaba parte de los programas que se fraguaban al calor de la batalla de ideas y que mostraban la capacidad de organización y movilización del pueblo cubano para dar respuesta a necesidades en situaciones concretas. Es cierto que antes no fue posible esa realidad, pues serían necesarias condiciones con las que hasta entonces no se contaban. Pero tal esfuerzo -en prácticamente un tiempo record- se realizó, debido a la disponibilidad y al nivel del capital humano empleado en tal propósito, de lo cual el Presidente de los Consejos de Estado y de ministros dijera:
 (…)No sería posible en el breve tiempo de que disponemos explicar toda la génesis de un conjunto de proyectos de los cuales este es uno de ellos. Me limitaré a decir que en un momento dado, al escuchar a algunas personas hablar de los muchachos que estaban en la calle, que no estudiaban ni trabajaban, yendo de un lado para otro, paseando, jugando, vagueando, pudiera decirse, a quienes mucha gente miraba con disgusto, a las 8:00 de la mañana, a las 9:00, a las 10:00, por la mañana y por la tarde sin hacer nada, por nuestra parte surgió la idea de que esos muchachos, con ese estilo de vida, iban a parar mal. Creo que, en general, los calificaban como predelictivos. Yo me preguntaba, ¿pero puede haber en una sociedad responsable, en una sociedad justa la categoría de predelictivos?2
Cuestiones como estas hacían más urgente la identificación exacta de todos los que se encontraban en esta situación, pues las experiencias de la dirección del Estado Cubano, permitían vislumbrar el destino del cual muchos serían víctimas, tras romper el vínculo con el estudio o el empleo y además, no disponer ingresos que les permitieran sustentarse y satisfacer sus necesidades básicas.
La oportunidad de continuar estudios, es uno de los logros que -después de las transformaciones en el sector educacional, desarrolladas por el naciente Gobierno Revolucionario a partir de 1960- el pueblo cubano cuenta con el privilegio de ofrecer a todos sus graduados de nivel medio. Aun así, el líder de La Revolución manifiesta la insuficiencia de ese esfuerzo para las actuales generaciones, basándose en las diferencias en cuanto a procedencia familiar, demográficas, la socialización y las costumbres de cada individuo. Por ello surge la necesidad de conocer las causas que originaban que estos jóvenes estuvieran en tal situación.
Se reconocía entonces, la repercusión de las dificultades existentes en el proceso de continuidad de estudios para los egresados de la enseñanza media. Cuestión que afectaba a muchos adolescentes y jóvenes producto de las carencias, no solo en el plano socioeconómico, también se reflejaban en el plano afectivo. Tal condición perjudicaba además del estatus de quien abandonaba los estudios, el prestigio del sistema educacional, pues el gobierno revolucionario desde los primeros momentos se dio la tarea de realizar diversas acciones, que permitieran articular un sistema en el cual se potenciara la igualdad de oportunidades para todos, con el deseo de alcanzar los mas altos niveles de justicia social y en el que cada individuo pueda formarse y ser útil a la sociedad. Por tanto este panorama constituía un grave cuestionamiento para el Estado Cubano. ``A partir de esa preocupación no los calificaron como predelictivos, sino los calificaron como el eslabón perdido; es el joven que no continúa estudiando en una escuela tecnológica, o en una escuela técnica, o en una escuela preuniversitaria, en fin, en alguna de las tantas actividades que pueden realizar los jóvenes en sus estudios, en las diversas ramas en las que tienen la posibilidad de ingresar.´´3
En este mismo análisis el líder de la Revolución cubana recuerda como la dirección del estado durante la celebración de importantes eventos en el ámbito de la cultura, se percata de cuestiones como la invasión cultural mundial4 de la que fueron objeto muchos países y dentro de los cuales Cuba se encontraba. Guerra emprendida por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica y como resultado de la hegemónica globalización neoliberal, por mediación de los medios de difusión masiva que, con su enorme desarrollo tecnológico, logra influenciar a cuanta nación se le antoja. En la actualidad, cuando se hace cada vez más desmedido el consumo irracional, se ponen en riesgo los valores desarrollados por la sociedad durante muchos años. Así mismo, también peligran las costumbres, tradiciones e identidad cultural, al tiempo que los pueblos se van apartando de lo autóctono para reproducir lo foráneo.
Otra de las cuestiones tratadas que resultan de interés es el problema de la vivienda.5Con el triunfo revolucionario de 1959, el joven gobierno mediante la nueva Ley de Reforma Urbana6, garantizaba las condiciones para la construcción masiva de los inmuebles. Estas expectativas se vendrían abajo con el derrumbe del campo socialista, momento en el que su impacto se pronuncia con mayor fuerza. La escasez de viviendas produjo la convivencia de varias generaciones bajo un mismo techo y en otros casos el hacinamiento, acentuando así las dificultades para la convivencia en un ambiente familiar favorable. Con el fin de preservar La Revolución y su soberanía, fue necesario que el Estado Cubano adoptara algunas medidas que repercutieron de forma negativa en algunas las desigualdades que se habían generado.
No caben dudas entonces, de la urgencia necesaria para atender esta agravante situación sufrida en determinados sectores de la sociedad cubana, para cuyo encargo social se necesitaba de una fuerza calificada con una preparación profesional, dotada de los conocimientos necesarios para enfrentar esa realidad. Situación que no podía esperar por el impacto directo que producía ese momento en la población, pues alcanzaba una mayor connotación con los resultados de posteriores estudios. Dentro de las razones no solo más conmovedoras, sino de mayor solidez y repercusión social se puede significar que:
(…)Cuando los cuadros de la juventud fueron a localizar y a contactar a alrededor de 7 000 jóvenes, de esos que la sociedad llama predelictivos, encontraron que 600 de ellos ya estaban en prisión, por delitos cometidos ya de cierta gravedad.
Les digo algo más, en estudios que hemos realizado con los jóvenes que están en prisión se pudo constatar que el 58% de los que están en esa situación, de jóvenes entre 20 y 30 años, el 58% cometieron su primer delito entre los 16, 17, 18 y 19 años de edad. 7
Estos elementos constituyen una razón suficiente para comprender la necesidad imperiosa del desarrollo del Trabajo Social y esencialmente en una sociedad que ante todo parte del principio martiano que expresa``yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.´´8
Otra de las tantas razones que influyeron grandemente en este proyecto, lo constituyen las aspiraciones de convertir a la sociedad cubana, en la sociedad más culta y de mayores niveles de justicia social, razón en la que el gobierno revolucionario ha puesto todo su empeño desde los primeros días de su triunfo.
En la graduación del segundo curso de trabajadores sociales Fidel pronunció:
(…)Cuando hablamos de una cultura general integral es para estar preparados; pero aun antes, y esto es vital, estar preparados y disponer del personal necesario para crear un régimen de verdadera y total justicia, en que cada niño que nazca en este país tenga exactamente las mismas posibilidades; porque hoy sostengo que hay un gran número de niños que nacen en este país que no tienen las mismas posibilidades que los demás niños. Y esto no es repartiendo posibilidades, sino creándolas, evitando que ningún niño llegue a los cinco años con menos capacidad que otros. Entonces, a partir de crear realmente las mismas posibilidades de ayudarlos a todos, empezaremos por hacer lo que jamás ha ocurrido en la historia para todo un pueblo.9
Responder a los fines de la sociedad cubana, requiere de un Trabajo Social sumamente comprometido con su ideología, capaz de movilizar los recursos necesarios y de integrar esfuerzos para tal fin. Debe ser además emancipador, liberador, que propicie la igualdad de oportunidades y la construcción de nuevos saberes para alcanzar niveles más altos en la calidad de vida y el desarrollo social, en donde los hombres se convierten en verdaderos protagonistas del cambio. Para ello, en la interacción cotidiana con los sujetos necesitados de la intervención profesional, ``el trabajador social se vuelve el amigo, asesor, lo aconseja, lo ayuda a él o a sus familiares.´´10Las acciones aisladas y sectorializadas limitan el alcance de las transformaciones sociales, se necesita de un elemento articulador para apoyar -desde la propia base, ``la comunidad-, ´´ a la infraestructura con que cuenta la sociedad cubana. Al decir de Fidel: ``la razón de la necesidad de que ustedes entren en acción obedece al deseo de que el trabajo sea de máxima calidad.´´11
Así nacía el Programa de Trabajo Social, quién se encargaría de asumir responsabilidades de gran envergadura y de urgencia para el pueblo cubano. Es por ello, que desde el comienzo los integrantes han desempeñado disímiles tareas asignadas por la máxima dirección del Estado, empleados como fuerza de choque para intervenir con inmediatez los problemas sociales más acuciantes, que ya se venían presentando en nuestra sociedad y otros que se evidenciaron con más fuerza, en la etapa de recrudecimiento de la crisis económica afrontada en el país.
De la rapidez con que fuese atendida esta situación, en gran medida, se garantizaba la estabilidad del sistema social cubano, por lo que la intervención inmediata del Estado permitió que salieran a la luz los problemas que antes no eran reconocidos por él, pero sí vivenciados por la sociedad en su cotidianidad y menos priorizados en los difíciles tiempos del periodo especial.
Aún cuando el Estado Cubano asume la determinación de crear este programa, actualmente se evidencia que ,en este campo, se necesita de un perfeccionamiento y rigor científico en el actuar de los trabajadores sociales, para lograr las profundas transformaciones desde el interior de las comunidades, algo que hoy necesita la sociedad cubana. Por lo que el análisis del desempeño del profesional de Trabajo Social, constituye un centro de atención para obtener mejores resultados en su ejercicio.

1 Ver: Castro F. Discurso pronunciado en acto de graduación del primer curso de la Escuela de Formación de Trabajadores Sociales de Cojimar. Teatro Karl Marx. Ciudad de la Habana, 2001.

2 Ídem.

3 Ídem.

4 Ídem.

5 Ídem.

6 Ver: Bell J, López D L, Caram T. Documentos de la Revolución Cubana 1960. Ed. Ciencias Sociales, Ciudad de La Habana, p 111.

7 Castro F. Discurso pronunciado en acto de graduación del primer curso de la Escuela de Formación de Trabajadores Sociales de Cojímar. Teatro Karl Marx. Ciudad de la Habana, 2001.

8 Ver: Constitución de La República de Cuba (Preámbulo). Ed. Política. Ciudad de La Habana 1992, p 3.

9 Ver: Castro F. Discurso pronunciado en acto de graduación del segundo curso de la Escuela de Formación de Trabajadores Sociales de Cojímar. Teatro Astral. Ciudad de la Habana, 2001.

10 Ídem.

11 Ídem.

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