SOFTWARE EDUCATIVO PARA PROMOVER EL DESARROLLO SOSTENIBLE DE LA CUENCA

Ileana Schmidt Fonseca

Gestión ambiental participativa

Gestión ambiental

Para comprender qué es la gestión ambiental, se debe primero tener claro qué se entiende por ambiente, para ello se usarán dos acepciones mencionadas por  Sánchez para el término ambiente: citando a Vitale, el  ambiente se debe concebir  “como una totalidad en la que lo inerte y biótico, incluido el hombre, interactúan y se condicionan y afectan mutuamente, formando ecosistemas dinámicos y en permanente cambio” (Sánchez, 2003:52).
Por otro lado se presenta la acepción de Sunkel, donde define el ambiente como “el ámbito biofísico natural y sus sucesivas transformaciones artificiales así como su despliegue espacial” (Sánchez, 2003: 52).  En conclusión ambiente es todo, vivo o inerte, natural o artificial, que convive; y en ese convivir se afectan unos a los otros, y a la vez dependen los unos de los otros para subsistir.
Al tener claro que ambiente es todo, incluidos los seres humanos, se entenderá entonces la gestión ambiental como “…el conjunto de disposiciones y actuaciones necesarias para lograr el mantenimiento de un capital ambiental suficiente para que la calidad de vida de las personas y el patrimonio natural sean lo más elevados posible, todo ello dentro del complejo sistema de relaciones económicas y sociales que condiciona ese objetivo.” (Sánchez, 2003: 54. Citando a Ortega).

En el presente trabajo se concebirá entonces la gestión ambiental como la forma de administrar el ambiente aprovechándolo de  modo que se asegure un desarrollo económico y social equilibrado, sin perjudicar ningún elemento del ambiente y asegurando su sostenibilidad en el futuro.

Un área de la gestión ambiental es la gestión de las cuencas hidrográficas.  Cuenca hidrográfica es un término con el que se define un área territorial que afecta directamente el recurso agua, de vital importancia para el ser humano. Sánchez lo define más claramente como: “un territorio que es delimitado por la propia naturaleza, esencialmente por los límites de las zonas de escurrimiento de las aguas superficiales que convergen hacia un mismo cauce.  La cuenca, sus recursos naturales y sus habitantes poseen condiciones físicas, biológicas, económicas, sociales y culturales que les confieren características que son particulares a cada una” (Sánchez, 2003: 83).
Según explica Sánchez la gestión de cuencas debe permitir el aprovechamiento de sus recursos, fomentando un buen manejo de éstos que permita preservarlos y conservarlos, pero que a la vez posibilite el crecimiento económico o desarrollo de las comunidades que conforman la cuenca. Esto se logra en la medida que se promuevan procesos participativos y democráticos con aquellos que viven en la cuenca, pues serán al fin y al cabo los más interesados en lograr el desarrollo sustentable, es decir, lograr ese crecimiento económico en equilibrio con el sostenimiento a futuro de la cuenca.

En el presente trabajo se entiende la participación comunitaria como el involucramiento de la comunidad en un proceso determinado. Esa participación deberá ser proactiva, es decir activa y positiva a favor de un objetivo, al respecto Vargas (2006), indica que “Debemos tener claro que, cuando participamos realmente, actuamos con otros, nos relacionamos y convivimos con la otras personas dentro de un ambiente de  respeto y tolerancia”(pág. 125).       

Al hablar de educación ambiental, se hace referencia a procesos educativos participativos, es decir “un conjunto de procedimientos y técnicas  por medio de las cuales se sistematizan las actividades para formular acciones educativas en diferentes poblaciones cuyas necesidades e intereses demandan una educación de calidad, para enfrentar creativa y críticamente los retos y necesidades de su comunidad” (Vargas, 2006: 125). 
La educación ambiental es por lo tanto el medio para llevar a cabo la gestión ambiental participativa e ir de la mano con la comunidad aprendiendo sobre los problemas ambientales que esta enfrenta y de cómo construir soluciones que les permitan desarrollarse social y económicamente pero cuidando el ambiente.  En comunidades donde el recurso hídrico es un elemento ambiental preponderante se deben reforzar los procesos de aprendizaje o educación ambiental, por la importancia del agua no solo para esta comunidad en sí, sino para todos los seres humanos, y esto se logra con información, pues  como menciona Sánchez (2003), si hablamos de gestión ambiental en una cuenca  implica “preocuparse por el acceso a la información sobre la situación ambiental, para hacer converger en los procesos de aprendizaje mutuo, los conocimientos directos de la realidad, de sus experiencias, sus vivencias, los conocimientos ancestrales, con información complementaria sobre aspectos científicos, tecnológicos, normativos“(pág. 149).
En la educación ambiental se debe recalcar la importancia de tomar en cuenta la realidad de la comunidad, sus necesidades e intereses, su saber popular, experiencias y vivencias para promover la participación libre y democrática, lo que en conjunto con los saberes formales y la participación de expertos permitirá dar soluciones conjuntas a las necesidades y problemáticas que afectan o limitan el desarrollo sostenible en dicha comunidad, es decir, permitirá construir procesos de aprendizaje participativo.

Por esto Vargas afirma que “no podemos partir de recetas para educar, y menos aún para desarrollar procesos pedagógicos participativos, dado que cada circunstancia y cada momento que se vive con las personas en dichos procesos son diferentes y están mediatizados por su propia realidad” (Vargas, 2006:128).
2.1.5.   Enfoque pedagógico de la gestión ambiental participativa
Para entender el enfoque pedagógico de la gestión ambiental participativa se deben comprender los supuestos en que se basa; Sánchez nos indica que la hipótesis en que se sustenta la gestión ambiental participativa se puede enmarcar dentro de los siguientes parámetros: “Si la gente conoce y entiende la problemática de la microcuenca en que vive, y cuenta con la información necesaria, tiene mayores posibilidades de involucrarse, participar en la búsqueda de soluciones y de generar cambios en la actitud y el comportamiento, que coadyuven al manejo sostenible de la microcuenca” (Sánchez, 2003:169).  En esencia, la gestión ambiental participativa se fundamenta en el supuesto de que si las personas que viven en la microcuenca, conocen y comprenden su importancia, detectan su problemática y además son capaces de buscar soluciones reales y factibles, tendrán mayor disposición para llevar a cabo esas soluciones, y desarrollar su comunidad de forma integral, pues verán la protección de su recurso hídrico como un elemento congruente con sus propias actividades cotidianas dirigidas a cubrir sus necesidades básicas.
Se evidencia entonces que la gestión ambiental participativa, utiliza la educación ambiental como herramienta para lograr la participación comunitaria, basándose en el supuesto resumido de que si la gente conoce y entiende los problemas ambientales de su comunidad y como resolverlos tiene mayores posibilidades de participar proactivamente en la solución. 
Este principio se puede fundamentar con las teorías de aprendizaje de Vygotski, según lo expuesto por Solano:

“Todas las funciones superiores se originan como relaciones entre seres humanos, es por eso que el sujeto ni copia los significados del medio, como lo acotan los conductistas, ni los construye, como en Piaget, sino que los reconstruye.

Para Vygotski, el motor del desarrollo y del aprendizaje va desde el exterior del sujeto hasta el interior, en un proceso de internalización o transformación de las acciones externas, sociales, en acciones internas psicológicas” (Solano, 2009: 68).
El ser humano toma de su entorno todo lo que requiere para desarrollarse y aprender, y lo lleva a su propio ser adaptándolo y transformándolo, esto incluye las relaciones que establece con otros seres humanos, donde en conjunto toman de la realidad que los rodea y de su saber común para poder reconstruir nuevos saberes, es aquí donde la gestión ambiental participativa se basa para llevar una educación exitosa, guiando ese proceso de reconstrucción a favor del desarrollo sostenible.
Otro sustento teórico se puede encontrar en lo que Ausubel denomina aprendizaje significativo, es decir, “aquella posibilidad de establecer vínculos sustantivos y no arbitrarios entre lo que hay que aprender (nuevo contenido) y lo que ya se sabe, o sea lo que se encuentra en la estructura cognoscitiva de la persona que aprende, es decir, sus conocimientos previos” (Solano, 2009: 73). De este supuesto se deriva que si la comunidad es participante del proceso de gestión ambiental, partiendo de sus conocimientos y de la realidad que conoce y le rodea puede establecer vínculos fuertes entre los nuevos conocimientos que aportarán los expertos, y podrá elaborar una nueva estructura de conocimientos que les permitirá desarrollarse como comunidad de forma sostenible y amigable con el ambiente.
En resumen la gestión ambiental participativa se fundamenta en las relaciones entre los seres humanos, sus experiencias conjuntas,  sus saberes, en todo el incentivo exterior ejercido por los expertos que intervienen en el proceso y en el aprendizaje significativo, que parte de lo que los humanos saben y que los motiva para construir las soluciones para su propia realidad.

2.1.6.   Metodología de gestión ambiental participativa
Una metodología es una guía de pasos y la secuencia correcta para ejecutarlos, con el fin de lograr desarrollar un proceso exitoso.  Sin embargo la metodología de gestión ambiental participativa, como tal aún no está sistematizada o en simples pasos a seguir, que permita la fácil comprensión de cómo lograr la gestión ambiental participativa, sino que se diluye en una serie de conceptos y experiencias previas en el tema. 
Por ejemplo, si se habla de una metodología para hacer que los miembros de una comunidad formen parte de un proceso educativo participativo se debe tener en cuenta que los miembros de la comunidad deben ser parte del diseño del proceso, sobre esto Vargas refiere que “un elemento importante y digno de tomar en cuenta desde la programación de procesos educativos participativos, es que los seres humanos participamos en aquellos eventos que tengan sentido para nosotros” (Vargas, 2006:126),  es por ello que se debe asegurar que la participación se dé desde la construcción misma del proceso educativo participativo para que este sea ajustado a los gustos y necesidades de la comunidad.
Asimismo indica Vargas (2006:127), al efectuar una programación de procesos educativos participativos, se debe tener en cuenta que la participación se aprende y paulatinamente se va adquiriendo hasta lograr mayor efectividad, por lo que exige condiciones personales, políticas, socioculturales y de capacidad operativa de los y las participantes.
La metodología de gestión ambiental participativa se puede resumir en tres grandes pasos:

2.1.7.  Iniciativas de sistematización de la metodología de gestión ambiental participativa
La revisión literaria sobre iniciativas sistematización de la metodología de Gestión ambiental participativa presento diversos casos de sistematización de la experiencia, pero no se encontró en ninguno de estos casos una sistematización de la metodología en sí, y mucho menos experiencias previas de llevar a cabo este proceso basándose en tecnología.

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