EDUARDO CHIBÁS: AL RESCATE DE UNA ÉTICA POLÍTICA

Raúl Quintana Suárez

2.- “No quiero llegar a la Presidencia de la República a través de alianzas que signifiquen el sacrificio de los principios”.

La fundación del PPC(O) en mayo de 1947 abre una nueva etapa en el enfrentamiento de Eddy Chibás al ejercicio tradicional de una política carente de principios éticos, no obstante que no impide que en la naciente organización política se infiltren figuras de cuestionable moralidad, que en el futuro crearan nuevas disensiones y contradicciones en su seno, que solo el carisma de su líder logra salvaguardar.
Los intentos de Grau, que éste ladinamente niega,  de presentarse a la reelección en las elecciones de 1948 determinan este escrito donde afirma como…”...el movimiento reeleccionista está en marcha. Hay que escoger entre dos caminos: la rebeldía gallarda o la sumisión incondicional. Al iniciarse el año 1927 nos lanzamos a la lucha contra la violación constitucional que representaba  la prórroga de poderes. Veinte años después, al iniciarse el año 1947, leales a nuestros principios de toda una vida, nos hallamos de nuevo en pie contra otro nuevo conato de reelección o prórroga de poderes, que aspira a burlar o violar la Constitución de la República (de 1940)….Para que se cometieran esas desvergüenzas no fue que Pío Álvarez y González Rubiera brindaron sus vidas al alborear el año 1933. Para eso Julio Antonio Mella no ofrendó su existencia el 10 de enero de 1929…..De vivir ellos estaríamos juntos en el presente, como lo estuvimos en el pasado, en la línea de la auténtica Revolución y del auténtico decoro” (29).
Y que reafirma en su alocución radial por la emisora CMQ, unos días después, reproducida en la prensa escrita, donde reflexiona de como“…sin detenernos en el examen de la gestión oficial del gobierno que preside el doctor Ramón Grau San Martín, el cual ha frustrado parte  de los anhelos y esperanzas del pueblo cubano, entendemos que invocar los principios y la doctrinas del Partido Revolucionario para defender la reelección presidencial es atacar la misma razón de existencia de nuestra organización…Las múltiples y graves denuncias  de irregularidades, de peculado y de malversación contra los funcionarios oficiales ha quedado en la impunidad por la resistencia gubernamental a facilitar las investigaciones….Resultan evidentes el fracaso del plan de abastecimientos y la falta de autoridad para eliminar la Bolsa Negra. La tan prometida reforma agraria es una de las grandes frustraciones del gobierno que preside el doctor Grau San Martín. Juramos en esta noche, desde esta radioemisora CMQ desde la cual el doctor Grau San Martín dictó su mensaje sobre Martí en 1939,y con el carácter entero y la firmeza pública que recomendaba el Apóstol, combatir sin desmayo y sin tregua todo propósito o toda acción en favor de la reelección o la prórroga de poderes. Invocar la doctrina del PRC para defender la reelección constituye una blasfemia” (30).
En carta leída por su hora radial, y que se reproduce en la prensa, dirigida al Presidente Grau, Chibás expresa como…“…la politiquería viciosa que tanto combatimos ha infectado los principales ministerios. Es justo reconocer que sus primeras avenencias con las impurezas de la realidad fueron de poca importancia, sólo en los medios, con la vista todavía puesta en el ideal. Al comienzo, esas transacciones le causaron náuseas, pero es triste tener que confesar que poco a poco se fue familiarizando con ellas. …El pueblo ve con asombro creciente que entre sus colaboradores más cercanos, sin que usted lo perciba, se improvisan fortunas enormes, gracias a la bolsa negra y a los negocios inconfesables del azúcar. Mientras tanto, los niños de las escuelas públicas siguen sin desayuno escolar. La historia nos demuestra con claridad meridiana que la reelección ha costado a nuestro país, cada vez que se ha llevado a cabo, una guerra civil: en 1906 con Estrada Palma; en 1917 con (Mario García) Menocal y en 1927 con (Gerardo) Machado. La reelección en Cuba es sinónimo de atropello, abuso, sangre y anarquía. ¿Por qué no perseveró en su línea inicial de conducta?¿Por qué en vez de abandonarla, no concentró las energías en reafirmar sus primeras medidas revolucionarias, depurando los errores naturales a todas?¿Por qué abrir sus brazos a la vieja política, dándole la espalda al Partido Revolucionario Cubano, especialmente a las Secciones Juveniles Auténticas, las Brigadas Femeninas y los obreros del PRC que estuvieron a su lado a la hora del sacrificio y la lucha por el poder?...”  (31).
 De forma inmediata surge en el seno del PPC(O) dos tendencias: las proclives por algunos de sus dirigentes a la formación de alianzas con  partidos tradicionales, de dudosa ejecutoria pública, en aras de sumar votos; la defendida por el líder ortodoxo, de rechazo a las mismas, que le restarían credibilidad pública a su ideario.
Al respecto afirma como…“…a mí me preocupa más el aspecto histórico de la cuestión que el meramente político. No quiero llegar a la Presidencia de la República a través de alianzas que signifique el sacrificio de los principios. Me interesa más la ideología sin pactos, que los pactos sin ideología. Un partido revolucionario que capitalice la ansiedad popular defraudada en lo esencial….aunque no se llegue al poder en la próxima contienda electoral” (32).
A la vez que invita a“…!todos los  auténticos a luchar por el rescate del Partido Auténtico que está en manos enemigas, en manos de políticos arribistas y bandoleros! Confío para rescatar al Partido Revolucionario Cubano, que ha caído en manos de mercenarios, en la vergüenza, la decisión y el coraje de las masas auténticas. Sin embargo, encara uno de los funestos negocios del grausato. El grado de descomposición a que han llegado muchos funcionarios lo da el caso de Lucky Luciano, durante largos años el rey de las drogas, la prostitución y el  juego en Norteamérica y que lleva seis meses en Cuba dedicado a sus ilícitas actividades bajo la protección de altas autoridades, con las que está asociado” (33).
Su decepción ante la gestión de su antiguo paradigma político se revela cuando expresa como“…el Gobierno del doctor Grau San Martín, al que he contribuido en gran medida a llevar el poder para terminar con los vicios de la política tradicional, me ataca de modo mezquino, como nunca lo hicieron Machado ni Batista, a pesar de que he pasado veinte años, consumiendo mi fortuna y arriesgando mi vida en defensa del doctor Grau, no obstante que durante los dos primeros años de su gobierno, mientras su camarilla se enriquecía con toda clase de negocios inconfesables,  seguía yo ingenuamente sacrificando mi fortuna personal por defenderlo a él, mi líder y maestro, en quien tenía depositada mi fe, a quien creía ignorante de los negocios escandalosos que se estaban realizando. Durante muchos años, lo mismo que la mayoría del pueblo cubano, viví engañado.  Estaba convencido de que al subir el doctor Grau San Martín a la Presidencia de la República, arrancaría de raíz los males de la política tradicional y pondría en vigor el programa de la Revolución, llevando a la práctica nuestros ideales de veinte años de lucha, por los que tanta sangre se ha derramado, por los que se ofrendó una generación entera de estudiantes. Todo ha resultado u engaño, una  farsa, una burla cruel” (34).
Y que recalca al afirmar como“…el autenticismo bajo el gobierno del doctor Grau San Martín, ha sido violado en su doctrina y en su programa, maltrecho y desconocido en sus hombres dirigentes como en sus viejos aliados y combatientes de los días heroicos. El Partido, como órgano político nuevo, es un mito. No se ha reunido una sola vez en Asamblea Nacional, ni su Comité Ejecutivo,  desde que el doctor Grau resultó electo Presidente de la República., hace 3 años. Los organismos funcionales, que constituyen la esencia revolucionaria del partido, hoy no mandan en el gobierno….La crisis permanente del gobierno del Presidente Grau San Martín, caracterizada por imprecisión en materia de gobierno, por la incapacidad en el ejercicio de funciones públicas, por su política divisionista y tortuosa en sus relaciones con el PRC, el Congreso de la República y la Confederación de Trabajadores de Cuba, por su falta de unidad de método, de plan político, se ha agravado con el arribo reciente a las posiciones de comando de gentes sin historia ni capacidad reconocida, así como por el fraude y la corrupción administrativa crecientes.
La crisis del Gobierno produce la Crisis del Partido, la cual a su vez determina la crisis misma de la revolución Cubana. Ideas y procedimientos nuevos: nacionalismo, antiimperialismo y socialismo, independencia económica, libertad política y justicia social. Esas fueron las consignas de las promociones revolucionarias del 23, 27 y del 30”  (35)
En carta pública a Jorge Mañach le expresa  como“…la creación del nuevo Partido responde a los principios que nos han guiado siempre en las luchas políticas cubanas y a los intereses del país, sino también a un estado de opinión nacional que se expresa popularmente y en las filas del PRC: estado de opinión que he sentido gravitar sobre mí con fuerza avasalladora, y que creo interpretar cabalmente al adoptar, rompiendo con afectos y vinculaciones emotivas de tipo personal,  la suprema decisión de invitar al pueblo de Cuba, a organizarse en un instrumento político capaz de satisfacer sus aspiraciones y necesidades…..No nos proponemos fundar un Partido exclusivista, de puertas cerradas, sino un gran instrumento político del pueblo de Cuba. No queremos que se convierta en un  Partido más, donde se imponga el dinero, las triquiñuelas de la politiquería al uso y las fórmulas de gabinete” (36).
En documento dado a conocer en noviembre de 1948 titulado “El Pensamiento ideológico y político de la juventud cubana” de la autoría de la Comisión Nacional Organizadora de la Sección del Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo, se nos revelan aspectos importantes de la plataforma ideológica  de la que es promotora la naciente organización política, a la que le proporciona validez la honesta trayectoria revolucionaria de su líder Eduardo Chibás.
Del extenso documento tomaremos aspectos que consideramos cruciales para comprender el complejo contexto histórico en que éste intenta materializar su ideario, que si bien por una parte cuenta con el valioso legado ético-político del pensamiento progresista cubano, desde José Agustín Caballero hasta José Martí, en el siglo XIX, se enriquece en el siglo XX, con los aportes trascendentes del ideario de Enrique José Varona, Carlos Baliño, Julio A. Mella, Rubén Martínez Villena,  Antonio Guiteras y Jesús Menéndez, por solo citar antológicos ejemplos.
En el mismo se valora como“…al principio del presente siglo, el alto capitalismo estadounidense penetró en la economía nacional, amparado en la política exterior seguida por el Gobierno de los Estados Unidos con respecto a Cuba. El régimen de libertades económicas que se instaura con la República de nada sirve  inicialmente para el desarrollo de la economía nacional: las guerras de independencia habían dejado destruidas nuestras fuentes de producción, aniquilando el poder de la alta burguesía criolla t reducida a la miseria a las grandes masas de la población cubana”
Y agrega como“…en esas condiciones ese régimen de libertades económicas consistente en la no intervención del Estado en las relaciones económicas surgidas entre los individuos, no sólo no sirvió para el desarrollo de la economía cubana en la forma en que estaba surgiendo a mediados del siglo pasado, sino que facilitó el control por las grandes empresas del capitalismo yanqui de las riquezas vernáculas. Poco a poco las empresas norteamericanas logran, con la adquisición de las plantas de producción, principalmente de los ingenios azucareros y de las tierras laborables,  estructurar en Cuba un tipo de economía factoril o colonial en que la producción no responde al interés de dejar satisfechas  de la población cubana, sino que funciona bajo el principal objeto de concurrir a una economía internacional de cambio operada en su beneficio desde los Estados Unidos por los altos intereses financiaros de aquel país”
Al respecto valora como“…de toda esta estructura económica, que tiene como corolario la existencia de una gran cantidad de tierras improductivas, el empleo de una mano de obra envilecida (chinos, haitianos y jamaicanos), el pobre desarrollo de las fuentes industriales, el dominio del comercio de importación por almacenistas españoles, la inexistencia de una marina mercante y otros factores, se deriva en el orden social para la población cubana una situación caracterizada por el retraso y la injusticia”.
De lo que se deriva que“…el sector campesino que comprende una gran parte de la población cubana, se mantiene dentro de unas condiciones de vida que las de los esclavos, asediados por el hambre y las enfermedades, al margen de las reglas más elementales de la salubridad pública, carente de instrucción, trabajando de sola sol, explotado por el terrateniente, el refaccionista y el comerciante. El negro es discriminado en su derecho a obtener la instrucción necesaria, particularmente en las escuelas privadas, y en su derecho al trabajo, así como en las relaciones sociales. La mujer carece de protección, viéndose impelida a la prostitución y el vicio. El niño y el anciano, especialmente cuando carecen de ayuda familiar, se ven forzados a la mendicidad y a la delincuencia. El enfermo no halla la asistencia adecuada en los hospitales del estado, desorganizados por la politiquería, insuficientes e incómodos. Las muchachas y los jóvenes no hallan oportunidad para su educación intelectual y física, y confrontan dificultades para encontrar trabajo., siendo presa fácil de la politiquería y el gansterismo” (37).
En su defensa del no pactismo, en aras de mantener la pureza de su ideario ético-político, se enfrenta Chibás a los elementos oportunistas en el seno de su partido, solo en buscar de cargos y prebendas, pues para éste“…los incapaces de gestos valientes, faltos de coraje se mancomunan para disculparse en el número, rehuyendo las íntimas sanciones de la conciencia. Nosotros vamos solos, sin contaminarnos con la mediocridad del medio ambiente político que vive el país, donde las jornadas electorales se están convirtiendo en enjuagues politiqueros. Lo que antes era signo de inferioridad, se toma ahora en título de audacia”.
Al respecto enjuicia como“…tener un ideal es crimen que no perdonan las mediocracias. Por tener un ideal, no podemos servir los convencionalismos políticos de la hora presente, pues aspiramos a romper la monotonía de la historia contemporánea de Cuba. Aspiramos a transformar de raíz, sin pactos, transacciones, ni componendas, el sistema corrompido de la vida pública cubana, donde superviven los vicios de la colonia. Tenemos fe en la victoria final, porque creemos en las virtudes cívicas innatas que alientan las grandes masas populares ávidas de expresarse” (38).
No obstante para éste“…la línea de la independencia del Partido Ortodoxo  no debe confundirse con el aislamiento,  que resulta en nuestro tiempo anacrónico y absurdo. La línea independiente, lejos de ser aislacionista, es lo que nos menos nos aísla de nuestro pueblo. Y eso es lo que más importa” (39). 
Ello se fundamenta en la necesidad de“…declarar la total identificación de los dirigentes del Partido del Pueblo Cubano, cualesquiera que sean las circunstancias,  con el Tercer Frente,, para combatir por igual a los que hoy defraudan desde el Poder los limpios ideales de la Revolución Cubana y los que ayer fueron también poder y también defraudaron las justas aspiraciones de nuestros pueblo” (40).
Unos días después, Eddy convoca a la militancia a asistir el lunes 5 de abril de 1948, en el Liceo del Pueblo, en  Ia capital, para  elegir su candidatura presidencial a las próximas elecciones presidenciales, donde figura también entre los candidatos el elegido por el PRC(A), favorito de Grau e integrante de su camarilla más cercana. Para Chibás“…los delegados que falten a esa convocatoria no estarán cumpliendo el mandato que recibieron del electorado y contraerán una  enorme responsabilidad histórica…”…pues“…cuando la política decide abjurar de toda ideología, y los partidos se convierten en simples cooperativas de estudiantes para alcanzar una porción más o menos grande del poder, la vida pública se llena de confusión y el ciudadano se siente se siente desorientado. Tal es el fenómeno que está ocurriendo actualmente en nuestra patria. La crisis de los partidos, que es una crisis de fondo, ha llevado el descontento a las filas de los propios partidos y al gran electorado de nuestra nación” (41).  
Al valorar a los poderosos enemigos a los que debe enfrentarse en los comicios de junio de 1948, enfatiza como“…de un lado está el BAGA, la Bolsa Negra, el Inciso K y la Renta de Lotería. Del otro lado la coalición de los machadistas, los multimillonarios, ganaderos, los magnates del azúcar y los politiqueros más gastados de la República. Frente a todos esos intereses estamos nosotros solos: solos con el pueblo, pero contamos para derrocarlos con el más poderoso de los recursos; el recurso de (Ignacio) Agramonte: ¡La vergüenza de los cubanos! Aspiramos a barrer toda la podredumbre de la política cubana. Lo mismo la nueva que la vieja. Estamos contra el continuismo de Grau, pero también contra el de Machado y Batista”.
Para ello proclama como“… mantendremos pues con firmeza inflexible, solos o acompañados de quienes quieran seguirnos, la línea heroica de la independencia política. No ambicionamos honores y dignidades, sin el honor y la dignidad singular de adecentar la vida pública cubana, reformando el régimen político corrompido que heredamos de la colonia. Por ese ideal hemos combatido durante veinte años y estamos dispuestos a seguir combatiendo durante 20 años más, sin debilidades y claudicaciones”.
Tal disposición lo fundamenta en que“…sabemos que hoy como ayer estarán a nuestro lado todos los hombres y mujeres que de veras ansían una renovación completa de la politiquería al uso, tarada de vicios tradicionales de la colonia” (42).
Como acertadamente valora Humberto Vázquez García en su libro ¡El Gobierno de la Cubanidad”, Grau maniobraba en busca de asegurar la victoria de su candidato y protegido, Carlos Prío Socarrás, ante un contrincante tan potencialmente peligroso como Chibás, que sin maquinaria política, sin el apoyo de los inversionistas extranjeros y la oligarquía criolla, y los politiqueros de siempre, en busca de rentables posiciones, algo ya tradicional en la vida pública de la República, hija de la Enmienda Platt  por lo que“…las dudas, los temores y el ansia de conquistar el poder a toda costa, llevaron a Grau y a los dirigentes auténticos a buscar alianzas con otras fuerzas del espectro político tradicional cubano, reeditando así sus experiencias de 1939 y 1940. Con ello procuraban no solo incrementar su potencial electoral, sino presentar una imagen más aceptable del PRC(A) como partido del sistema y mitigar su antigua fama de organización revolucionaria. Todo lo cual redundaría en una mayor credibilidad ante las clases dominantes cubanas y el Gobierno norteamericano, y le quitaría justificación a cualquier intención aviesa de Batista. Si los intereses de los verdaderos amos de la Isla no corrían peligro, la vida política cubana podía continuar su curso democrático. Por tanto, la alianza con un partido político tradicional se convertiría en una formidable arma disuasiva” (43)

 No le costó mucho esfuerzo a Grau encontrar “líderes” políticos que se prestaran al rejuego electoral. Entre ellos descollaban Gustavo Cuervo Rubio, Raúl García Menocal y Guillermo Alonso Pujol, dirigentes hasta entonces del Partido Democrático Revolucionario, integrante de la eufemísiticamente titulada Coalición Socialista Democrática, que apoyaba al candidato de Batista, su incondicional y anodino Carlos Saladrigas, hombre fácilmente manejable. Pugnas de ambiciones entre estos y el ambicioso general, siempre ávido de retorno al poder, llevan a estos a fundar el denominado Partido Republicano, sin gran militancia ni respaldo popular, pero con las suficientes conexiones en sectores de gran influencia en el país. Las discrepancias por supuesto, siempre giraban alrededor de los cargos a ocupar en caso de un triunfo electoral. Grau, astuto y ladino, trata de mediar la disputa con el posible aliado y expresa en carta personal a Cuervo Rubio el comprender“…la responsabilidad y el deber que esta hora me señala y recojo la cordial solicitud que me formulas para un nuevo examen del asunto, y como resultado del mismo, me es grato decirte para conocimiento y aprobación de la Asamblea Nacional que presides, que la Alcaldía de La Habana queda asignada al Partido Republicano; y que de este modo, estimo definitivamente sellados nuestros acuerdos” (44).
El asesinato por encargo de dirigentes obreros y líderes campesinos  se convirtió en la modalidad más repudiable en los gobiernos auténticos  y que por supuesto conllevó la valiente denuncia pública del dirigente ortodoxo. Respecto al brutal crimen el 21 de enero de 1948, en Manzanillo, del  respetado líder proletario Jesús Menéndez, de filiación comunista, representante a la Cámara y reconocido por su audaz y exitosa campaña por el pago del diferencial  azucarero a los trabajadores del sector, en desmedro de las cuantiosas ganancias de la oligarquía criolla y sus socios extranjeros, éste valora como“…sería torpe y mezquino contemplar el asesinato de Jesús Menéndez como un caso esporádico, como una simple periferia de las contiendas, como un accidente de la lucha anticomunistas. No, no es eso. Se trata de un ataque brutal y deliberado del Gobierno a toda la clase trabajadora, a la inmunidad parlamentaria, al Congreso y al orden constitucional” (45). 
El asimismo alevoso asesinato del también dirigente comunista y destacado líder obrero portuario, Aracelio Iglesias, en octubre del propio año, por pistoleros al servicio del gobierno, ya en el mandato presidencial de Carlos Prío Socarrás, es denunciado por Chibás dado que…“…insepulto todavía el cadáver del gran líder proletario que encontró el fin trágico de Jesús Menéndez, ya se intenta tergiversar los hechos para favorecer a los asesinos de Aracelio Iglesias, que fue nuestro adversario político, pero a quien siempre reconocimos su condición de luchador incansable…Para acabar con el gangsterismo, no hacen falta leyes nuevas sino la aplicación sencillamente del Código de Defensa Social..” (46).
Candidato a las elecciones de junio de 1948 por el PPC(O), sin alianzas ni componendas con los partidos tradicionales, debía enfrentarse al candidato elegido por el PRC(A), Carlos Prío Socarrás, apoyado no solo por la maquinaria política del mismo, sino además por poderosos intereses económicos nacionales y extranjeros, que ven en Chibás un enemigo peligroso. El candidato auténtico cuenta además con grandes recursos financieros, en gran parte producto de la corrupción y el desfalco del presupuesto nacional. No obstante tales recursos, se intenta  sobornar al líder ortodoxo, como era habitual en la política cubana, desde la propia fundación del remedo de República, con cargos y privilegios. Al respecto este valora críticamente como…“…nos han ofrecido la mitad de los cargos en el Consejo de Ministros, incluyendo Hacienda, Educación y Comercio. Creen que esa es la mejor prueba de buena fe  que pueden ofrecernos.  Nosotros no queremos esa clase de garantía. Queremos, como única garantía de un proceso de rectificación, que por el gobierno se le dé al Fiscal del Tribunal Supremo de Justicia, para que acusen a los grandes malversadores del erario público, para entonces poder recibir a Grau, a Prío,  en nuestro apartamento del López Serrano, no para pactar con ellos, sino para saber lo que quieren decir” (47).
Como era de esperar, en los meses previos a los comicios, aquellos que se unieron al PPC(O) en busca de cargos y privilegios, pero con gran experiencia en las acostumbradas farsas electorales, desertan del mismo y apoyan al candidato auténtico.  Esos mismos que Chibás califica con desprecio como“…estos millonarios del Partido del Pueblo Cubano, grandes terratenientes y abogados de poderosas compañías y trusts parece que no fueron sinceros al ingresar en la ortodoxia,  sino que vinieron a ella en busca de senadurías. Cuando se dieron cuenta de que yo sí soy sincero, de que no soy un demagogo, sino que pretendo cumplir seriamente las bases programáticas fundamentales, que dieron origen al movimiento ortodoxo y llevar adelante, sin contemplaciones con los latifundistas. Nuestro programa de reforma agraria en beneficio de los campesinos, y acabar de veras con la corrupción administrativa, la bolsa negra, el trust de la carne y los demás monopolios, se han espantado ante la posibilidad de que yo llegara a ser presidente” (48).
Su frustración ante el ejercicio político de Grau, carente de toda ética y que eleva a grado superlativo las lacras de anteriores gobiernos republicanos, aparentemente difíciles de superar, se revela, al reflexionar como…”…a los perros y cucarachas los apartamos con el pie y seguimos nuestro camino, que es el camino de la liberación nacional, el camino del pueblo cubano. El Presidente de la República puede seguir pagando con botellas y sinecuras de los ministerios de Hacienda y Educación a los miserables que le venden su pluma para insultarme soezmente, lo que no había hecho anteriormente ningún presidente con los líderes de la oposición; pero no por eso me van a apartar del camino recto que he emprendido contra sus desvergüenzas y la des colaboradores y sucesores.
El Presidente de la República también puede mandar subrepticiamente a sus pandillas de gángsteres a que me asesinen, como ha hecho con muchos otros, de modo artero y cobarde, sin dar la cara; pero no lo hará porque le falta coraje para ello.
Ahora conozco bien al doctor Ramón Grau San Martín, émulo de los Borgias, el mayor simulador que ha dado el mundo desde los tiempos de Calígula, a cuyo lado he sacrificado veinte años de mi vida, sin pedirle ni aceptar nada, solo confiado en que haría un gobierno honrado y capaz, haciendo cumplir, desde el poder, el programa de la Revolución” (49).
El 10 de octubre de 1948 toma posesión Carlos Prío Socarrás como Presidente de la República. El esperado resultado, más que por simpatías populares, por los amplios recursos puestos a su disposición, da paso a un nuevo mandato del PRC(A) y a una agudización de sus turbios manejos, que tendrán en Chibás a su crítico más implacable.
En la influyente Sección en Cuba, de la revista Bohemia, en su edición del 6 de junio de 1948, al realizarse un análisis de los resultados electorales y de las peripecias de sus candidatos,  se valora como…“…el caso Chibás obliga igualmente al comentario. Los observadores neutrales y enemigos políticos suyos, consideran como un indicio positivo de su fuerza política, la votación alcanzada por el candidato ortodoxo, luchando contra la corriente en poderosos partidos, asistido solo de su prestigio personal y su independencia de la mercenaria técnica electiva de otros sectores. Los votos ganados por el jefe del PPC, sin prebendas, sobornos ni compromisos de ninguna clase podrán ser utilizados por él como palanca propia para levantar un equipo, al que ningún otro discutirá la primacía en el combate oposicionista en los próximos años” (50).
¡Certera predicción del equipo reporteril de la prestigiosa publicación!
No obstante que no faltasen quienes tildasen a Chibás de un practicante más del populismo utilizado en latinoamericano, con un límite muy tenue respecto a la demagogia; que se le criticase por su personalidad apasionada y en ocasiones quizás desmedida en algunos juicios y valoraciones y sobre todo, su obsesión por el ejercicio de la moralidad en la práctica política, éste constituía una ejemplarizante excepción de actuación y conducta pública, en aquella república, donde los gobernantes pensaban primero en sus intereses personales y luego en el de sus incondicionales. Sin haber una tercera opción. Las esperanzas y afanes del pueblo no desempeñaban ningún papel, ni siquiera en las componendas electorales. La inmensa mayoría utilizaba el  Erario Público, como bolsillo particular, del que se podía disponer a su antojo.
¿Acaso Chibás, tildado de loco por sus sistemáticas críticas a los politicastros de turno, exageraba en sus afirmaciones?
Llegado el momento de los recuentos acerca de las interioridades de las elecciones  que llevaron a la mansión palatina, a  Carlos Prío Socarrás, podemos conocer como rasgos de la misma, nada novedoso en la época por sus procedimientos, pero si por la cuantía de recursos puestos a disposición del candidato presidencial (teniendo en cuenta el cambio monetario en la época y el hecho de que el peso cubano equivalía al dólar estadounidense) la…“…utilización de enormes cantidades de dinero para corromper el sufragio, según la acertada expresión de Eduardo Chibás. No se trataba de una novedad en los comicios cubanos-todo lo contrario, el dinero había corrido abundantemente a lo largo de la historia de la República-pero ahora se llegaba a cifras fabulosas (teniendo en cuenta el cambio monetario en la época y el hecho de que el peso cubano equivalía al dólar estadounidense) que resultaban inéditas y causaban asombro. Solo (Juan) Marinello y Chibás hicieron campañas modestas, pues las de Prío y Ricardo Núñez Portuondo fueron millonarias. El hecho resultaba más grave en el caso del candidato auténtico, dado que la mayor parte de sus fondos procedía del erario.
Debido a las propias características del fenómeno no fue posible conocer cuánto dinero se gastó en las elecciones. Resulta fundada la sospecha de que las cantidades que salieron a luz pública eran un pálido reflejo de la realidad, la clásica punta del iceberg…Y aunque no se supieran  las cifras exactas, el pueblo, que percibía la omnipresencia corruptora del dinero, calificó la cita comicial como las elecciones de la Divina Pastora; mientras que Eduardo Chibás, parodiando la Jornada Gloriosa de  1944, la denominó la Jornada de Doña Pastora” (51).
Esgrimiendo la idea martiana de que… “…los pillos han puesto de moda el burlarse de los que se resisten a ser pillos”,  Chibás se nos revela como expresión de la antológica locura quijotesca, en su arremetida contra los supuestamente ilusorios molinos de viento.
Al respecto el combativo periodista Guido García Inclán valora en carta a Chibás fechada el 13 de julio de 1946 como“….he notado que en estos días se ha agudizado una severa campaña contra ti, llamándote loco; tal parece que la honradez es una enajenación en nuestro país. A los que han robado y acabado con la República les llaman  vivos. A los que teniendo oportunidad no estafan al estado se les denomina bobos. A ti Chibás te dicen loco –precisamente por haber estado siempre la decencia y la honradez-. Te llaman loco por haberte sabido colocar valientemente en esa lucha entre la vergüenza y la desvergüenza. Tú has sido uno de los pocos que han difundido esa vergüenza en la arena de la lucha, en la trinchera defensiva de la decencia; ¡y yo me complazco en proclamarlo así!” (52). 
A su vez  el influyente periodista de la época Sergio Carbó, ofrece el siguiente criterio acerca del dirigente ortodoxo cuando valora como…“…se trata de un fundador del movimiento revolucionario, con coraje político, con historia reconocida en esta época de tanto trepador y tanto tipo anónimo, y otra cosa importante que hace contraste con la pour vire  de los fracasos reformadores  gubernativos: con una probidad sin sombra. Se le podrá decir loco, ahora que parece  locura decir las verdades que antaño tantos decían para llegar a los cargos y que muchísimos no pueden decir ya si provocar la carcajada; pero nadie le conoce a Chibás una negociación ni u enjuague torpe. Chibás es un sello viviente de lealtad doctrinaria” (53
Para Don Fernando Ortiz…“…los que nos acostumbrarnos a ilusionarnos con palabras rimbombantes, sentimos gozosos la oportunidad que ahora se nos presenta de votar con trascendencia eficaz por unos candidatos sanos, Chibás y el grupo respetable de sus compañeros, quienes más que por los intereses creados contra ley, se preocupan por la urgencia de los intereses creados con justicia, y de los que están aún por crear, si Cuba ha de salvarse de ser mendiga…Parece que Chibás y los suyos lo han comprendido así y que, adoptando los procedimientos propios de las culturas triunfadoras en estos tiempos, ya están abriendo los nuevos surcos sobre estériles sabanas, enmaniguados montes y viejos caguazos” (54). 
En criterio de Jorge Mañach…“…se le caería a uno definitivamente el alma a los pies, si no fuese porque, frente a tanta inmundicia, se han alzado, como una victoria moral, en efecto, de la vergüenza, frente al dinero, los trescientos y pico mil votos que  Chibás levantó en su épica arrancada. Dígase de él lo que se quiera: llámesele demagogo, estridente y huero, cólmese de cuantos vituperios dicte el despecho de verse denunciado. Pero un hecho, un gran hecho queda a la luz del día; y es que Chibás levantó la bandera de la fe cívica de un pueblo  que parecía ya totalmente entregado a la reacción desalentada o al cinismo abyecto”. (55).
Para Gastón Baquero, escritor y periodista…“….Chibás no tiene absolutamente nada de arbitrario, ni de ilógico, ni de insensato. Dentro de la cruda realidad actual, podrá estar ilusionado, electoralmente hablando, pero nadie puede negarle el derecho a aspirar a ver  realizados sus ideales de adecentamiento político, ni el derecho a proclamar sus verdades…Ama a Cuba; ha sacrificado su juventud en nombre de unos ideales. ¿No es esto precisamente, lo que nos pide, desde el silencio clamoroso de la historia,, los grandes fundadores de la Patria, los varones sin mancha y sin mengua?” (56). 
A su vez Blas Roca, en el extremo opuesto del espectro político expresa que…“…Chibás tiene popularidad por dos razones: su ataque invariable contra la inmoralidad administrativa y su repulsa no menos constante del crimen político. Chibás es, en definitiva, el heredero de la mística que el pueblo forjó en torno a Grau y seguirá creciendo políticamente” (57). 

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