EDUARDO CHIBÁS: AL RESCATE DE UNA ÉTICA POLÍTICA

Raúl Quintana Suárez

1.- “Cuba, colonia de España, termina en el siglo XIX. Cuba, colonia norteamericana, se inicia en el siglo XX.”

La instauración de la República, el 20 de mayo de 1902, despertó en nuestro pueblo la esperanza de la materialización de las ideas por las que ofrendaron, vida, familia y bienestar personal, miles de cubanos en más de medio siglo de heroico bregar revolucionario, no obstante las condiciones humillantes impuestas a nuestra ansiada y real soberanía, a través de la inmoral Enmienda Platt  por el gobierno norteamericano interventor (1899-1902) (1906-1909), en pleno auge de expansión imperialista (1).
Durante algo más de media centuria, la ejecutoria política de sucesivos gobiernos supuestamente “democráticos”, entronizaron en nuestra vida pública el accionar inmoral de  funcionarios, que en buena medida, se preocuparon más por su enriquecimiento personal y la supeditación de los intereses populares, a aquellos gratos a los inversionistas extranjeros y sus fieles aliados, la oligarquía criolla y a políticos, mayoritariamente dóciles a sus dictados, encargados de instrumentarlos. La corrupción administrativa, el asesinato político, el nepotismo, la retórica engañosa, las elecciones amañadas, la instauración de una legislación anti obrera, el desalojo campesino y el servilismo de las  instituciones militares, a tales espurios intereses, como instrumento de represión contra el pueblo, se entronizaron en la joven República. Inevitablemente un pesado lastre de frustración permeó la conciencia nacional, no obstante la lucha sostenida por importantes sectores obreros, campesinos, estudiantiles e intelectuales, liderados por personalidades de la talla de Enrique José Varona, Carlos Baliño, Julio Antonio Mella, Antonio Guiteras, Rubén Martínez  y tantos otros, que reafirmaron la validez de la dignidad nunca perdida, solo en ocasiones adormecida por la supuesta impotencia ante tantos desmanes (2).
En una de las tantas etapas  sombrías de nuestra historia como nación “soberana” y que decursa a partir de la llegada al poder de Gerardo Machado, en 1925 y culmina casi en vísperas  del nefasto golpe de estado de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952, surge en la vida política cubana la figura de Eduardo Chibás, él que a través de su trayectoria inclaudicable contra tales lacras, sufre prisión, acoso policial, exilio y sistemática difamación por los personeros de los gobiernos de turno.
Con una activa participación en el enfrentamiento a la dictadura de Gerardo Machado  participa en la fundación, el 21 de febrero de  1934, del Partido Revolucionario Cubano Auténtico, liderado por Ramón Grau San Martín recién derrocado el llamado “Gobierno de los 100 días”,  cuyo programa  Eddy Chibás defendió con pasión por ser contentivo de aquellas reivindicaciones, que en la época,   el sufrido pueblo más  ansiaba (3).
No debemos olvidar que Grau surge a la vida pública como una de las principales consecuencias del movimiento de clases y soldados del 4 de septiembre de 1933, que en sus inicios tenía una esencia indudablemente revolucionaria, hasta ser traicionado por el ambicioso y astuto ex sargento, pronto auto ascendido a coronel y posteriormente a general, Fulgencio Batista y Zaldívar. Al resultar inviable la Pentarquía, de muy breve duración, es propuesto por el propio Chibás, entonces dirigente  del Directorio Revolucionario Estudiantil de 1930, como presidente de la anacrónica junta, asimismo conformada por  figuras radicalmente antagónicas como Antonio Guiteras, honesto líder revolucionario y el propio Batista, representante de los peores intereses de la oligarquía nacional y foránea, complaciente a los dictados de Washington. Grau, de tendencia ideológica reformista y conservadora, utiliza de forma engañosa una retórica progresista y accede a algunas de las medidas adoptadas por Guiteras encaminadas a una real transformación de la estructura económica, política y social, del país, en los marcos de un nacionalismo de izquierda y antiimperialista. No obstante su brevedad, el llamado Gobierno de los 100 Días, derrocado por Batista en enero de 1934, le permite a Grau apropiarse de la popularidad de que disfrutaban las medidas  promovidas por Guiteras.  (4). 
Desde su fundación el 21 de febrero de 1934, apenas un mes después de su renuncia, nace el Partido Revolucionario Cubano Auténtico, quien se apropia  del nombre  de la organización política fundada por Martí, en abril de 1892. En su primer Manifiesto “Al pueblo de Cuba” el PRC(A) proclama su propósito de luchar por darle al pueblo el poder político a través de medidas que coadyuvasen a profundas  transformaciones  que gozaban de amplia simpatía popular. En el mismo se expresa como…para el logro de esos propósitos, los hombres que constituyen el Partido Revolucionario Cubano han creído necesario la organización de una nueva fuerza política como el continuador de la obra del gobierno del doctor Grau San Martín truncada por la acción de la  injerencia…”  (5).
Ya anteriormente, en su juramento como Presidente, el 10 de septiembre de 1933, ante una multitud concentrada frente a la Terraza Norte del Palacio Presidencial, Grau expresa como…juro y prometo por mi honor ante el pueblo de Cuba, depositario legítimo de la soberanía nacional, cumplir en todas sus partes el programa de la Revolución, con el anhelo fervoroso del bienestar y progreso de Cuba y con el máximo respeto a los intereses aquí radicados y las más cordiales relaciones con todos los pueblos que viven conformes a las normas de la sociedad jurídica internacional. Fío ante Dios y la conciencia pública mi leal intención de cumplir fielmente este juramento. Queremos obtener para todos una patria libre. Y ello será posible por nuestra obra y cuando, por la voluntad popular, quede integrada la Asamblea Constituyente, ante ella resignaremos nuestro mandato, con la satisfacción de haber cumplido con nuestro deber, entregándole al pueblo el legado de la obra revolucionaria” (6).
Como bien explica el historiador e investigador Humberto Vázquez García en su libro “El  Gobierno de la Cubanidad”, respecto a las medidas tomadas durante el llamado Gobierno de los 100 Días (Septiembre de 1933-enero de 1934)… …la Revolución Auténtica parecía comenzar verdaderamente. Con el lema Cuba para los cubanos, presionado por las movilizaciones populares y el influjo revolucionario de Antonio Guiteras-joven nombrado como Ministro de Gobernación- el gobierno de Grau San Martín promulgó leyes, emitió decretos y tomó medidas de indiscutible carácter popular y contenido progresista, tales como: la rebaja de los precios a los artículos de primera necesidad; la jornada máxima de 8 horas y el jornal mínimo de un peso para los obreros (Recordar que aún regía la Gran depresión de 1929 y la devaluación monetaria. Nota del Autor); la nacionalización del trabajo, estipulando que el 50 % de los empleos fueran desempeñados por nativos de Cuba; la disolución de los partidos políticos machadistas o que habían cooperado con Machado; la incautación de los bienes del tirano y sus colaboradores; la autonomía universitaria: la rebaja del precio del fluido eléctrico y la intervención de la Compañía Eléctrica; el voto femenino: la protección a la maternidad y al niño; las disposiciones contra la usura; el establecimiento del seguro y retiro obreros; la reivindicación de las tierras para el estado; la mejoría de la vivienda campesina así como la creación de la Secretaría del Trabajo y la reorganización de la enseñanza superior y secundaria” (7).
El breve gobierno de Grau-Guiteras se enfrentó a poderosos enemigos. En primer lugar, en su seno tenía a Batista, jefe del ejército, astuto oportunista, incondicional a los intereses de Washington y siempre presto a reprimir a las fuerzas progresistas; la constante amenaza de intervención de los Estados Unidos, por estar aún vigente la Enmienda Platt; las continuas sublevaciones de ex oficiales machadistas y de la agrupación política fascistoide ABC; la oposición de la alta burguesía y latifundistas, temerosos del rumbo de los acontecimientos, y para colmo, la oposición de los comunistas cubanos, pues solo…cuando la Internacional Comunista recomendó a los comunistas cubanos distinguir entre  en nacional-reformista Grau San Martín y el nacional-revolucionario Guiteras, tenía razón y solo un sectarismo-originada también en la política mantenida por la I.C. hasta poco tiempo antes- había llevado a los comunistas cubanos a no apreciar las evidentes diferencias” (8).
Tal rectificación se hace evidente  tras la celebración del II Congreso Nacional del Partido Comunista en 1934, en medio de la clandestinidad y el acoso militar, en su “Resolución sobre la situación actual, perspectivas y tareas”, donde se valora que…de todos los grupos  y partidos políticos  existentes en Cuba, los más peligrosos para la revolución, son estos partidos de izquierda, que de no ser sistemática y enérgicamente desenmascarados, rompiendo su influencia, aislados de las masas, pueden canalizar el descontento y desengaño de éstas   en su favor, o lo que es lo mismo, desviar a las masas del camino revolucionario para salvaguardar la dominación burguesa-terrateniente imperialista” (9).
El 30 de octubre de 1933, Eddy Chibás  interviene en la Asamblea General estudiantil que tiene lugar en el anfiteatro del Hospital Universitario Calixto García donde valora como… ….las revoluciones solo avanzan taladrando montañas de intereses, de ignorancias y de miserias, montañas que inexorablemente sepultan en su seno a los pioneros que van abriendo surcos por donde avanzan los pueblos. Estos luchadores de avanzada siempre son devorados por su propia obra, víctimas propiciatorias de la falta de visión de los espíritus mediocres. A los pueblos solo se les presenta una vez en su vida la posibilidad de hacerse libres y dignos, y si por cobardía o por inconsecuencia, por maldad o por ignorancia la dejan escapar, son condenados a vivir como pueblos coloniales en perpetua esclavitud, porque estas oportunidades no se presentan todos los días”.
Al referirse a la Junta de Gobierno recién establecida, conocida posteriormente como “Gobierno de los 100 Días”, expresa como esta se…debate a la desesperada por consolidar la independencia política de Cuba y sentar los pilares de nuestra independencia económica, lo cual está a punto de conseguir,  consagrando (a) la causa cubana  la más brillante página de la historia de las Américas. Por eso los poderosos intereses que explotan a Cuba y que disponen de millones para la propaganda, aliados con sus servidores nativos, tratan de desorientar  la opinión  para aplastar la revolución en la misma forma en que nos trituraron a nosotros en 1927, cuando esos mismos intereses consolidaron a Machado con la prórroga de poderes. El pueblo cubano no puede dejarse engañar nuevamente con esta habilidosa campaña de propaganda y sabotaje” (10).
En 1934, en respuesta a la encuesta “¿Qué opina Vd. del posible regreso de Machado a Cuba?,  éste afirma como…el machadismo no es un peligro para Cuba, sino una realidad encaramada en el poder.  Cesarismo, dantonismo, leninismo y machadismo, son formas de gobierno que no exigen la resurrección de César, Dantón y Lenin, ni la presencia de Machado para implantarse en el poder. Haber sido oposicionista de Machado por aquello de  quítate tú para ponerme yo no es lo mismo que ser revolucionario. Lo que más indigna es que estos oposicionistas se titulan a sí mismos revolucionarios sin tener ningún derecho para ello. Con eso desacreditan la Revolución, que no tiene nada que ver con estos señores reaccionarios y machadista”. (11).
La estrecha vinculación de Chibás al  sector estudiantil más progresista se revela en el discurso pronunciado el 27 de noviembre de 1942, al cumplirse un aniversario más del fusilamiento de los estudiantes de medicina en igual fecha de 1871 cuando valora comoen cada instante crítico de la vida cubana, la Universidad ha jugado un papel preponderante. Ella es el barómetro más preciso de las pulsaciones de nuestro pueblo. Cuando en nuestro país se acentúa la descomposición política, económica y social, ese estado se refleja fatalmente en la Universidad de La Habana. Cuando la nación comienza a despertar es en el Alma Máter donde se experimentan los primeros síntomas. La Universidad al igual que la nación, ha disfrutado sus momentos estelares y padecido sus etapas sombrías de ignominia y corrupción, pero en el último caso casi siempre ha habido un puñado de estudiantes que salvaron el decoro del Instituto y uno o varios profesores que respondieron por la dignidad profesional” (12).
El creciente prestigio de Eddy Chibás en el pueblo cubano, es utilizado por Grau para reforzar sus  personales y turbias aspiraciones  presidenciales, al igual que hizo anteriormente al apropiarse, como logros personales, de los méritos acumulados por  la ejecutoria revolucionaria de Antonio Guiteras, posteriormente asesinado en 1935, en El Morrillo, Matanzas, por órdenes de Batista.. De 1934 hasta 1946, Chibás le otorga su plena confianza a las promesas electorales proclamadas por Grau.  Fortuna personal, incansable labor proselitista y su personal prestigio le son ofrendados al otrora profesor universitario, convertido ahora en figura nacional de amplio arraigo popular. En realidad, la gran mayoría del electorado se deja convencer de la legitimidad de tal  compromiso, que a los pocos años de gobierno auténtico, se desvanece como pompa de jabón. Una frustración más y quizás la más impactante sufrida por nuestro pueblo en la etapa analizada.
En  octubre de 1943 escribe el entonces aún convencido militante del PRC(A), Eduardo Chibás, al director de la revista Bohemia, con vistas a aclarar el malentendido surgido en la interpretación de declaraciones suyas y reproducidas en la Sección en Cuba de la propia publicación, acerca de sus valoraciones sobre los manejos inmorales de los funcionarios del primer gobierno de Fulgencio Batista (1940.1944). Afirma al respecto“… ¿desde cuándo el hecho de denunciar el juego, la botella, la distracción de los fondos de la guerra, el agiotismo, los fraudes y abusos de los poderosos, el robo de los mandones y la creación de nuevos impuestos que pagan principalmente las clases pobres  significa echar a un lado la prestancia revolucionaria y entrar por los caminos de la derecha?” (13).
En su campaña a favor de la candidatura de Grau, en las elecciones de junio de 1944, valora como…“…no se ha luchado durante veinte años simplemente para sustituir unos hombres por otros en la gobernación del país, sino para realizar con los hombres más honestos y capaces de la nación, dondequiera que se encuentren, la transformación completa de nuestro sistema económico, social político y administrativo” (14.)
Lo que reitera apenas unos meses después cuando reafirma su creencia de queel autenticismo surgió a la acción revolucionaria precisamente para oponerse a esta visión miope, extranjerizante y fatalista de nuestras posibilidades como pueblo, que nos condena eternamente a factoría extranjera. Aspiramos a convertir en realidad los anhelos de liberación que encendieron la fe del mambí y le llevaron, frente a todas las penalidades y sacrificios, a la gesta heroica de la independencia”. (15).
La presencia de Chibás se hace habitual en los medios de prensa,  denunciando desmanes, atropellos y corrupción de las autoridades durante el nefasto período conocido por los historiadores como gobierno Batista-Caffery-Mendieta, seguido por el de testaferros del ex sargento, ahora general, apoyado por los mandos militares (1934-1939).
Ya en vísperas de las elecciones presidenciales de 1944,  el PRC(A) liderado por Grau y el Partido Republicano, por Gustavo Cuervo Rubio, acuerdan una alianza para presentarse en los comicios.  En su  documento programático se reiteran las consabidas promesas de respeto al régimen constitucional; tratamiento honesto y honrado de las finanzas y de los negocios públicos y el mayor orden y rectitud en la Hacienda del Estado; implantar y organizar un sistema bancario y monetario propio que permita  al país el mayor aprovechamiento de sus riquezas; crear un régimen integral de asistencia social para contribuir de manera efectiva al bienestar popular, asegurando atención y mejoramiento de la salud, la vivienda y otros medios de vida a las clases más modestas del pueblo: defensa y protección de las clases trabajadoras, manteniendo la legislación social vigente y avanzando en la misma de acuerdo con las exigencias de la justicia social: promover al campesinado a un alto plano de vida mediante la implantación de un régimen jurídico-económico agrario, que respetando la  propiedad privada en su carácter de función social que le asigna la Constitución, organizará el aprovechamiento más cabal de las tierras,  reconociendo su derecho a la tierra que cultivara, vivienda confortable, educación, salud, rescatándolo de sus miserias y de la expoliación a que es sometido: intensa difusión de la educación popular: trabajar con fortalecer la unidad familiar: fomentar las mejores relaciones culturales, de amistad y económicas con los Estados Unidos y el resto del continente, en pro de un sólido interamericanismo. (16).
Tal programa,  permite aglutinar alrededor de la candidatura de Grau, las mayores simpatías populares, reforzadas por otros factores como  la amarga experiencia del periodo presidencial de Batista (1940- 1944), plagado de corrupción, represión popular e incondicionalidad a los intereses de los grandes inversionistas; la desafortunada alianza de los comunistas cubanos con Batista, tanto para las elecciones a la Asamblea Constituyente, en 1939, así como en el apoyo a su candidatura presidencial en  1940, al igual que la incorporación al PRC(A), figuras de probada honestidad y trayectoria revolucionaria, como el propio Chibás, Luís Orlando Rodríguez, Juan Manuel Márquez, y otros tantos a nivel nacional y otros incontables miles en las estructuras partidistas de  base, que veían renacer la esperanza surgida como Ave Fénix del amargo cúmulo  de pasadas frustraciones.
La  elección de Eddy en 1939, a  la Asamblea Constituyente; como miembro de la Cámara de Representantes, en 1940 y como senador en 1944, atestiguan lo anterior. Su ejecutoria en cada una de esas altas responsabilidades siempre estuvo guiada por sus inalterables principios morales. Ello lo lleva a criticar  la propuesta de ley que amplía el pago de impuestos, particularmente por los menos favorecidos, dado que…“…los actuales vampiros de la política cubana, bien cebados como están con la sangre, que desde hace años vienen succionando al pueblo escuálido de Cuba, no se encuentran satisfechos todavía con lo que han atracado ya, sino que quieren más y más y siempre más. Ese es el motivo de la proposición de la Ley de Ampliación Tributaria que crea impuestos nuevos por valor de 30 000 millones de pesos al año” (17).
Aunque Chibás ideológicamente no puede considerarse marxista, tampoco puede tildársele, como mucho se ha intentado, como furibundo anticomunista. Piénsese en el contexto de la época, en que los comunistas incurrieron en serios errores políticos al aliarse con un Batista repudiado por el pueblo. Por el contrario el valoró altamente a personalidades marxistas, por su prestigio y ejemplo personal, como expresa en el diario Prensa Libre al afirmar como…es evidente que ya no quedan en el Comité Central del Partido Comunista, hombres de la talla de Julio Antonio Mella, Martínez Villena, Gabriel Barceló Fernández Sánchez, Chelala, etc. A esos dirigentes comunistas, aunque estaban en campo distintos al mío, siempre les reconocí dignidad y valor. Se jugaban la vida frente a los gobiernos y eran incapaces de pactar con un traidor como Arévalo, porque no eran iguales que éste, que no se vendían a los gobernantes ni a la policía” (18).  
Aún en los primeros años de la década de los 40, Chibás se mantiene ilusionado con las promesas del PRC(A) cuando afirma como…el autenticismo surgió a la acción revolucionaria precisamente para oponerse a esta visión miope, extranjerizante y fatalista de nuestras posibilidades como pueblo, que nos condena eternamente a factoría extranjera, Aspiraciones a convertir en realidad los anhelos de liberación que encendieron la fe del mambí y le llevaron, frente a todas las penalidades y sacrificios, a la gesta heroica de la independencia”  (19).
Y que reitera solo unos días después al reafirmar su convicción de que…“…el autenticismo propugna la colaboración de todas las clases sociales en un clima de libertad y justicia….sobre la base de la equidad entre los tres factores: capital, la técnica y el trabajo” (20)… pues“…los cubanos tienen que despojarse de los hábitos mentales de tipo colonial, sacudirse su derrotismo, sentirse orgullosos de  su patria y marchar hacia adelante, con la frente levantada, a la conquista de la independencia económica de Cuba” (21).
Engañado por la retórica genuflexa del grausato, proclama en su discurso, desde el Palacio Presidencial, en el acto de toma de posesión de éste,  tras la victoria eleccionaria de 1944 que…el Gobierno de Grau logró la independencia política, al obtener la derogación de la Enmienda Platt y ahora el  Gobierno del doctor Grau va a obtener la independencia económica. Para esta tarea tendremos con nosotros al pueblo de Cuba entero. Estamos decididos a  obtener, pase lo que pase, y pésele a quien le pese, el ideal martiano de liberación económica de Cuba” (22).
Su decepción tras  la traición del gobierno auténtico a su programa electoral y particularmente del presidente Ramón Grau San Martín, a quien durante años valoró como su paradigma, llevan a Chibas a disentir, a partir de 1946 de la política asumida por el PRC(A) en el poder y en definitiva a fundar el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) en 1947, en un proceso que inevitablemente le resultó traumático, pero que ya  libre de tan pesado lastre  le permite enrumbar por nuevos caminos de lucha. Su desempeño como promotor del programa electoral, pronto burdamente traicionado, caracteriza a Chibás en los dos primeros años del gobierno auténtico, que gradualmente se convierte en el más sistemático crítico de encumbrados  funcionarios, aunque aún considere no sin cierta ingenuidad política, que el Presidente, está ignorante de los desfalcos, componendas politiqueras y el apoyo al gansterismo, que se autoproclama revolucionario, integrado por oportunistas, conocidos popularmente como representantes del gatillo alegre.
En el decursar de los dos primeros años de mandato presidencial de Grau, se hace  evidente que pronto Eddy Chibás,  quedaría desengañado ante los malabarismos políticos de su antiguo maestro y de sus más cercanos colaboradores, quienes asumen las ya tradicionales ejecutorias inmorales, tan en boga en la República, incluso mucho de ellas negativamente superadas por el antiguo Profesor de fisiología, con un giro pronunciado a las posiciones más conservadoras. El auge de la corrupción, el gansterismo con apoyo oficial, el lacayismo ante los intereses foráneos y la más burda politiquería, se entronizan en la ejecutoria auténtica.
Ya Raúl Roa, hombre de formación marxista y de probada lealtad a sus principios revolucionarios, valoraba con visión  aguda la controvertida personalidad de Ramón Grau San Martín, en su antológica obra “La Revolución del 30 se fue a bolina” cuando afirma sobre éste, como…de fisiólogo competente, Grau devino maravilloso equilibrista. Flirteaba gratuitamente con las izquierdas y le hacía guiños de inteligencia a la burguesía amedrentada, profería denuestos de Welles y pagaba la deuda extranjera, estaba ansioso de ser reconocido por Washington y  permitía mítines antiimperialistas, lanzaba un virulento manifiesto contra las Corporaciones Económicas y mandaba, por bajo cuerda, emisarios a recabar su apoyo.  Nunca hubo espectáculo tan divertido y trágico.”  (23).
 En líneas generales las concepciones ideo-políticas del chibacismo están presentes, en sus aspectos fundamentales, desde 1938, cuando no por simple intuición la revista Bohemia, la de mayor circulación en el país, lo caracteriza como…“…un joven de la nueva generación que entra en la vida pública de Cuba con el ferviente propósito de lograr el cumplimiento cabal de nuestra etapa de liberación nacional” y lo señala como “incuestionablemente, uno de sus más destacados representantes”. Ya Chibás en ese mismo año había sustentado en las páginas de la propia publicación, que al concluir la lucha por la independencia…“…los cubanos alcanzaron la apariencia del poder político, pero jamás se reintegraron a la hegemonía económica, indispensable para el desarrollo de la plena soberanía”. En párrafos posteriores ratifica como… “…les faltó para la culminación de la obra el genio de Martí, fundador y el alma del Partido Revolucionario Cubano.Y puntualiza en el mismo artículo del 5 de junio que…“…en la Cuba colonial hispánica los cubanos poseían la riqueza y los españoles usufructuaban las posiciones burocráticas. Cuba, colonia de España, termina en el siglo XIX. Cuba, colonia norteamericana, se inicia en el siglo XX.” (24).
Como antecedente inmediato de la futura creación del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) PPC(O) se informa en la leída Sección en Cuba, en la revista Bohemia, en su edición del 10 de noviembre de 1946, pp. 38-39 que en el seno del llamado bloque parlamentario del PRC(A) se crea una fracción independiente presidida por Chibás y que tiene además como integrantes a Pelayo Cuervo Navarro, Agustín Cruz y Emilio Ochoa (25)
En el seno del PRC(A) se vislumbran las primeras fisuras de la futura crisis, alrededor de la elección del candidato presidencial para las elecciones de 1948, donde Carlos Prío Socarrás era el que gozaba del apoyo de Grau, el que incluso tanteaba el terreno para la posibilidad de su reelección. No obstante surge como propuesta la de Chibás.
Al respecto…“…en junio de l946, en una Asamblea Provincial del PRC(a) en Holguín, se analizó la reorganización para las elecciones de l948, donde participaron entre otros: Eduardo Chibás Ribas y Emilio Ochoa -presidente del PRC(a) en Oriente-, quien propuso la candidatura de Chibás a la presidencia de la República. El 7 de julio se proclamó la candidatura presidencial de Chibás, y la de Emilio "Millo" Ochoa, como vice, por una emisora radial, con el apoyo de partidarios y miles de personas. En Oriente se opusieron a esa decisión los auténticos Arturo Vinent y Rubén León. La candidatura presidencial de Chibás surgía de una parte mayoritaria de la Asamblea del PRC(A) en Oriente, lo que no coincidía con la dirección nacional del partido. El 14 de julio se proclamó la candidatura de Chibás por la Asamblea de Holguín, por 110 de los 129 delegados en el Liceo auténtico” (26).
El fraccionamiento en las filas del autenticismo, dado en lo fundamental en el incumplimiento del programa del PRC(A) por el presidente Ramón Grau San Martín y la camarilla de sus más allegados e influyentes allegados, siembra el gradual descontento en aquellos militantes honestos que se incorporaron a sus filas, con la esperanza de ver cumplida la promesa de una verdadera revolución. Ello determina que…“…el 15 de mayo de 1947, en la sede de la Sección Juvenil Auténtica, en horas de la tarde, se desarrolla una reunión trascendente. Allí se acuerda crear una comisión integrada por Eduardo Chibás, Emilio Ochoa, Pelayo Cuervo y Manuel Bisbé, entre otros, que incluye a Leonardo Fernández Sánchez, ideólogo fundamental del nuevo partido y quien escribirá sus tesis esenciales. En principio, la comisión debería condicionar sus labores a las siguientes bases aprobadas por unanimidad: 1. Rescatar el programa del PRC y la doctrina Auténtica; la independencia económica, la libertad política y la justicia social, desenvolviendo nuestras actividades dentro del régimen democrático establecido en la Constitución; 2. Organizar a ese objetivo un partido medularmente revolucionario por su estructura funcional, en el que se integren los núcleos sociales interesados en la liberación nacional: sectores productores, obreros, campesinos, clases medias, juveniles y femeninos; 3. Luchar sin contemporizaciones contra el latrocinio, el prebendaje, el soborno, el caciquismo y demás vicios de la política tradicional. Frente a la política al uso de los pactos sin ideología mantendremos con firmeza la ideología sin mistificaciones de la auténtica revolución cubana; 4. A fines de garantizar la aplicación del programa y la línea táctica del partido y de que la estructuración de este no sea meramente electoral, es necesario adoptar formas de organización y dirección que le impriman la disciplina y la militancia indispensable en un partido revolucionario moderno; 5. Promueve un procedimiento de consulta popular que sea la resultante de asambleas y no de mera fórmula de gabinete. Es indudable que las bases programáticas de la nueva organización están en ciernes. Ya comienza a andar el futuro partido, un movimiento de vital aliento y renovación que busca en la línea martiana del Partido Revolucionario Cubano la razón de ser de su creación, el cual surge en el seno de las masas en una coyuntura de apertura singular” (27).
La nueva orientación política del recién surgido Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) intenta rescatar las aspiraciones populares, sistemáticamente incumplida por el grausato y que tiene en Eddy Chibás a su indiscutido líder, dado que para éste“…siempre hemos tenido plena confianza en la sana intuición política del pueblo cubano para orientarse con rapidez de modo correcto, ante los más graves y complicados acontecimientos nacionales.  Para ello sólo es necesario que se le expongan los hechos con claridad meridiana. Una vez en conocimiento de la verdad, no se deja engañar fácilmente por la palabrería insincera de los documentos pomposos, llenos de literatura intrascendente, ni por sofismas hábilmente urdidos y falsos llamamientos al patriotismo, cuando en realidad sólo se pretende, en muchos casos,  defender intereses personales a través de grandes apostasías y escandalosas claudicaciones” (28).

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