NATURALEZA DE LA PLANEACIÓN ECONÓMICA. RECUENTO DE LA PLANEACIÓN ECONÓMICA EN MÉXICO Y EL MUNDO.

Rodrigo Hernández Gamboa

Socialistas

En intrincadas teorías sobre el valor, la producción de plusvalor, el proceso de acumulación de capital, la dialéctica como forma de interpretar la historia, la lucha de clases y tantos más conceptos de la escuela marxista del materialismo dialectico que se especializan en la economía política, surgió la planificación como forma de conducir la economía de manera más adecuada y concreta en una sociedad transitoria hacia el comunismo. Ya que ante las contradicciones de la economía de mercado que señala Marx en El capital, especifica como una de ellas, el anarquismo en la economía capitalista y sus serias afectaciones en la distribución del ingreso y en las constantes fluctuaciones de depreciación del capital y de toda la sociedad. Pero para Marx, como para Engels, y como para la mayoría de los pensadores que engendraron estos modelos de desarrollo social, económico y político, no tuvieron a bien profundizar en las tesis sobre el nuevo paradigma que se proponían procrear; y mayormente se aquerenciaron en hacer crítica notable al sistema predominante y exponer las tendencias contradictorias del sistema económico burgués para de estas criticas fundamentar las opciones a seguir1. Las notas que tenemos sobre las explicaciones o suposiciones sobre el nuevo ordenamiento humano obra de la desaparición de luchas de clases y de su manifestación económica, no son del todo contundentes y la mayor de las veces, la especulación y los deseos intelectuales de los pensadores socialistas se convirtieron en la forma más constante de adentrase en el nuevo modelo de sociedad que concebían.

Es entendible que su posicionamiento científico de facto haya sido causa para no ir más allá de un modelo de sociedad sustraído de la realidad, y que se organizaba en supuestos de desarrollo social que se engendraban indeterminadamente, teniendo muy presente su interés racional por mejorar las condiciones humanas de los trabajadores por sobre todo. Es por tanto que no hay mayor evidencia teórica que esboce el instrumento de la planeación como una objetivación propia y descrita con prolijidad de los pensadores marxistas del siglo XIX; claro, más allá de lo concerniente a lo especificado en el análisis de la división del trabajo que ya fue explicado con anterioridad y que de igual manera sólo es posible entenderlo así, como una interpretación muy particular que no fue desarrollado ampliamente por el propio Marx.

A pesar de que no existió ese pronunciamiento detallado de los grandes pensadores marxistas del siglo XIX sobre la economía de la nueva sociedad socialista hacía su transición comunista, si se describieron hitos sobre los cuales era más importante avanzar para lograr este desarrollo equilibrado de las fuerzas productivas. Los pronunciamientos de estos pensadores eran por lo general dirigidas a las diatribas sobre la abolición de la propiedad privada, los principios para la distribución del ingreso, la división del trabajo y de manera soslayada sobre la planificación de desarrollo, que es el que nos interesa por sobre las demás.

Ya Engels en su pequeño ensayo llamado Del socialismo utópico al socialismo científico hacía algunas advertencias sobre esta nueva manera de obrar la economía; “En los trusts, la libre concurrencia se trueca en monopolio y la producción sin plan en la sociedad capitalista capitula ante la producción planeada y organizada de la naciente sociedad socialista” (Engels, 1990: 78). Es decir, la formación evolutiva de los grandes industriales, deriva en la existencia uniforme de estos grandes monopolios llamados trust, pues con el perfeccionamiento de una economía desorganizada y competitiva, la única forma de sobrevivir de los propios industriales precede en la inevitable destrucción del competidor, con lo que se determina la formación de estas grandes fuentes de poder económico privado en donde se aglutinan las industrias más importantes y por ende el poder económico y político. Solamente con una planeación a priori y haciendo uso de la sincronización de todas las áreas productivas que se generarían con la nueva sociedad socialista, sólo así se fomentarían sin rezagos el desarrollo económico y la distribución equitativa.

También específica que, “El día en que las fuerzas productivas de la sociedad moderna se sometan al régimen congruente con su naturaleza por fin conocida, la anarquía social de la producción dejará el puesto a una reglamentación colectiva y organizada de la producción acorde a las necesidades de la sociedad y del individuo” (Engels, 1990: 80). Es decir, con la implantación del modelo socialista que ellos declaran por fin descubierto, la desorganización productiva dará paso a la planificación orgánica en la cual se someterán las necesidades del colectivo y del individuo. Como se nota en estas pequeñas citas, el discurso proselitista ideológico supera la argumentación científica-económica del pensador marxista, pero aún así es sencillo vislumbrar su propuesta planificadora de la economía en contraposición del librecambismo a ultranza como el que se practicaba en el siglo XIX.    
 
Engels también evocaría la necesidad de la orquestación de un plan en sus escritos denominados Anti-Dühring, al especificar que; “La sociedad, al adueñarse de todos los medios de producción para emplearlos socialmente y con arreglo a un plan, acaba con el avasallamiento a que hasta hoy se ha visto sujeto el hombre bajo el imperio de sus propios medios de producción” (Engels, 1932: 322). Es la concretización de un instrumento eficaz para derruir los pilares que atavían al hombre por culpa de la explotación capitalista. La planeación se convierte en un bálsamo necesario, y concretizado sólo hasta la revolución rusa de 1917.

V. I. Lenin fue impulsor ideológico y político del materialismo dialectico y de sus supuestos de economía política; él en buena medida fue el responsable de prolongar la aventura de la economía planificada y sus necesarias implementaciones organizativas. Pues él no sólo fue el continuador de esta corriente, sino que el fue el verdadero creador de este sistema planificado que se engendró en la URSS y en la mayoría de los demás países socialistas del siglo XX. “El socialismo es inconcebible sin una ingeniera capitalista en gran escala basada en los últimos descubrimientos de la ciencia moderna. Es inconcebible sin la organización estatal planeada que obligue a decenas de millones de persona a la observancia más estricta de una norma unificada en la producción y la distribución”. Como es evidente, después del triunfo en la revolución rusa, se buscó la forma más eficiente de maniobrar y organizar la nueva economía, siguiendo los enunciados de la organización social descrita en el marxismo clásico. Esta aventura soviética es desatinada y sin grandes sustentos humanos para organizar las nuevas tendencias. Pues los esfuerzos tanto en las políticas culturales, sociales y económicas se desarrollarían contiguos a la proliferación de ideólogos muy cercanos al fanatismo bolchevique y que de poco contribuían a la sistematización marxista y a la organización social de los trabajadores en el primer país proletario del mundo (A. Nove, 1972: 31).

Lenin plantea utilizar las organizaciones administrativas-burocráticas del Estado Burgués para planificar la nueva economía que se tiene pensado realizar armonizando la producción con el consumo y la necesidad. “El capitalismo ha creado un aparato contable en forma de bancos, sindicatos, servicio postal, sociedades de consumidores y uniones de empleados de oficina…Los grandes bancos son el aparato estatal que necesitamos para implantar el socialismo…Esto será la contabilidad de todo el país, el registro de la producción y distribución de bienes en todo el país, esto será, por decirlo así, como el esqueleto de la sociedad socialista”. La planificación administrativa será el soporte natural de toda la aventura socialista, será la pilastra más vigorosa que sostendrá una economía sin base en la sustentación del intercambio de mercancías, ni la compra venta de mercancías para su especulación. Será el ordenamiento profundo de la producción, será el equitativo reparto del ingreso, y otras tantas mayores necesidades de la nueva sociedad, las que derivarán en el pináculo de la planificación como eje rector de la nueva economía social, o al menos eso pensaba Lenin, sin embargo los bancos si tuvieron un papel muy singular en la planeación, no tanto como esqueleto y si como supervisor impío de las metas planificadas autoritariamente  (A. Nove, 1972: 30). 

Pero hablando seriamente de un teoría de la planificación como tal, es imprescindible ahondar ya en los primeros años de la Unión Soviética y en todo su desarrollo estatista de la economía. Economista, planificadores, administradores y otros tantos científicos organizaron una engorrosa sistematización burocrática de la economía, siguiendo como principal eje de las políticas económica al plan quinquenal que deviene en una planificación consolidada, fungiendo como impulsor apremiante de la economía soviética.

Eran en las intervenciones del partido comunista soviético en la que los intelectuales asignados evaluaban las conformidades de la planeación y situaban la importancia de esta materia. “Una de las tareas principales de los organismo de planeación y económicos es el mejoramiento de la calidad de los bienes de conformidad con las demandas de los consumidores y con las normas técnicas modernas. Los planes deben de incorporar los índices más importantes relativos a normas técnicas y a la calidad de los bienes, y todos los recursos financieros, de fuerza de trabajo y materiales que requieran la realización de tales índices.“ Es decir, la planeación como ente regulador de todas las situaciones comerciales del sistema, corrige y atiende, conforme a lo ineludible, la necesidad de encauzar el rumbo económico con reacomodos temporales de producción o consumo de una u otra industria, dependiendo de la disponibilidad de ciertos materiales inmanentes y necesarios para la correcta armonización de la economía (A. N. Kosygin, 1965: 13).

“La elevación de los niveles científicos de la planeación impone a nuestros economistas profesionales la tarea de analizar los procesos modernos del desarrollo técnico y económico del país, y la de definir las tendencias y perspectivas que están surgiendo” (A. N. Kosygin, 1965: 13). Queda en claro el carácter temporal y precautorio de la planificación de la economía. Reside su importancia en la implementación de correcciones evidentes en el reajuste del sistema económico preponderante. Pero su centralidad no radica en la simple ordenación de las industrias (producción y consumo). Sino que se organiza para a dentro de las propias fábricas y talleres, organizando lo necesario para ser óptimo el desempeño requerido.

“El investigador tendría que considerar, en este caso (el de la planificación), un número ilimitado de elementos de la economía nacional: diversos tipos de materias primas, combustibles, su Ministros auxiliares, productos finales de distintos grados, marcas, tamaños; distintos recursos naturales, diversas clases de fuerzas de trabajo, medios de producción y transportes diferentes, cambios de las normas de estos componentes en el transcurso del periodo del plan, etcétera…Es esencial tomar en cuenta que al aumentar la escala y complejidad de la planeación, aumenta el número y la complejidad de las interrelaciones en medida mucho mayor que los ingredientes introducidos. En consecuencia, es prácticamente imposible la compilación de un plan económico nacional óptimo, como la solución de un problema de máximo, en el curso del siguiente o de los dos siguientes planes quinquenales” (Veinshtein, 1966: 23).  

Mas valoro como el principal teórico de la planificación económica en la URSS a Oskar Lange, pues colabora con diversos tratados sobre la economía política en el socialismo y del que me baso para cotejar la afirmación del párrafo anterior sustentado en el  libro de título Ciencia, planificación y desarrollo. Este economista repleto de enseñanzas económicas del marxismo clásico, retoma el desarrollo y la critica de la economía capitalista, para adecuarlas en los moldes de la nueva economía socialista, que pretenden emerger en la URSS de a mediados del siglo XX. Aprovecha el aparato científico del marxismo que se dedica casi en su totalidad a explicar las razones del capitalismo, para adaptarlos a los problemas de la nueva sociedad, en la que se encontraba de forma predominante el tema de la planeación económica como adjetivo prevaleciente de la singular perspectiva económica. El autor expone cómo es que se plantean en los círculos intelectuales soviéticos las funciones de la económica socialista, el papel de las relaciones mercantil-monetario y el cálculo económico del socialismo. Pero en la contemporaneidad del mencionado autor se plantean diversos conflictos más específicos, como el papel de los precios y del mercado en la regulación de la economía socialista. El propio autor plantea la necesidad de ir más allá de las obras teóricas del marxismo y conducirse por una nueva senda inexpugnable todavía de la economía anterior al comunismo. Esto lo argumenta al descubrir que las leyes económicas del capitalismo son divergentes de las que se presentan en la sociedad socialista, en la que por lo general se plantean nuevas diatribas como la administración racional de los medios de producción y la misma necesidad aprovechada en la fuerza de trabajo (Lange, 1974: 101).

Pero la parte fundamental de su explicito trabajo se centra en la planificación de la economía nacional. En la que él descubre dos etapas de esta planificación; la primera, en la cual el objetivo principal se concentre en la coordinación de los diferentes planes que certifiquen el crecimiento equivalente dentro los sectores y ramas que el plan aglutine. Además de los instrumentos necesarios para su optimización equivalentes a los métodos de cálculos y balances de los diferentes planes que se organizan. Esta etapa de balances de los planes, él la obtiene de la teoría de la reproducción del capital de Marx (Lange, 1974: 104)

La segunda parte de estas dos etapas radica en la optimización de los planes, es decir, el aprovechamiento en su máxima eficiencia de las fuerzas y los medios de la economía nacional. Estas son las mejores herramientas para una planificación adecuada (Lange, 1974: 105).

Una característica muy elemental que supone este economista, es que con la implementación de las nuevas tecnologías como es el caso de las computadoras, el nivel de eficiencia y eficacia en la implementación de la planificación tiene más posibilidades de ser exitosa. Plantea la posibilidad de que con la evidente mejoría de las economías de los países socialistas, las potencias capitalistas y los países de economías subdesarrolladas opten por proponer sistemas de planificación en sus países, cuestión que analizáramos durante todo el trabajo, pero que el autor denota como un estimulante con necesarias deficiencias (Lange, 1974: 108).

Esboza que los países subdesarrollados que utilizan la planificación económica como forma de desempeñar un papel decisivo en sus pequeñas y menguadas economías, tienen la oportunidad decisoria de imponer donde colocar la inversión estatal dependiendo de sus intereses; pero aún así, necesariamente estos países requieren del improbable deseo de los países imperialistas para su desarrollo. Esta influencia del sistema económico socialista en una economía burguesa es resultado del choque de las influencias mundiales, -sabiendo de antemano que este economista publicó sus notas a mediados del siglo XX-, teniendo la oportunidad los países subdesarrollados a decantarse por alguna de estas ideas teóricas dependiendo de la relación de fuerzas en la dirección que enfilen las fuerzas políticas y económicas del mundo (Lange, 1974: 110).  
 
Encamina -el autor- el carácter matemático de la planificación, al señalar, que las relaciones cuantitativas de las interrelaciones económicas sólo son detectadas y estudiadas con cantidades especificas que sólo las ciencias exactas disponen. Estas interrelaciones económicas se pueden ejemplificar con el conocimiento de los coeficientes técnicos de producción o inversión. Cierra esta argumentación señalando que con el uso de la cibernética en la planificación, la utilidad de este apero de la economía socialista garantizará la administración eficiente de la misma.

Este pensador al adentrase en las entrañas del modelo soviético de planificación, y al explicar la necesidad de una descentralización de la administración económica, expone que la planificación nacional no puede estar basada en la coordinación de empresas socialistas, teniendo que abarcar más allá que el simple recuento analítico. La planificación tiene por tanto que adosarse dentro de su campo de acción las categorías del ingreso nacional, las fuentes de producción, la división entre acumulación y consumo, y la distribución entre los diferentes sectores de la sociedad, así como el empleo de la fuerza de trabajo y su situación en las principales ramas de la economía. La planificación debe de comprender los índices financieros globales y el valor de la masa mercantil producida para el autoconsumo, es decir, se plantea el autor la necesidad de conjugar al modelo económico socialistas, la planificación central y la administración de la economía nacional. Para esto se debe sujetar la planificación a las autoridades más competentes que organicen con tranquilidad y sin imposición el empleo de esta herramienta que plantean será la panacea de la economía del nuevo mundo social (Lange, 1974: 123).

El autor hace crítica del modelo burocrático estalinista de industrialización y lo cataloga como una usurpación al tutelaje impuesto por algunos sectores del partido comunistas soviético que no conminaron a una descentralización de la economía y de la vida política de la nación obrera. La democratización socialista es el desapego de estas evidentes degeneraciones del modelo social, permitiendo con este alejamiento la maduración de las nacientes fuerzas sociales.

En una crítica sobre el modelo de economía polaca, vuelve a evocar la necesidad de la planificación, y construye los cimientos de la herramienta conjugados con “la división del ingreso nacional en acumulación y consumo y relacionado con esto, la tasa de crecimiento de la economía nacional, el fondo de salarios y otros ingresos de la población, el valor de las mercancías fabricadas de acuerdo con las necesidades de los consumidores y la circulación monetaria”. Es decir, de la planificación económica nacional emerge sobre la mayoría de los pilares con que se sostiene a la economía de los países soviéticos socialistas. (Lange, 1974: 134).
     
En un contúndete análisis de la economía socialista, el autor antepone cualquier funcionalidad de ésta a una buena planificación economía, en la que se contenga todos los buenos rasgos de la probabilidad humanan y cibernética para un beneficio social. Limita todos los alcances de lo humano en cuestiones cuantitativas, proponiendo el uso de maquinas especializadas para contabilizar la totalidad de las funciones de intercambio comercial que devengan en las más adecuadas formas de entender el curso de la economía, haciendo total diferencia con la libertad economía expresada con tanto impulso por los liberales de su época. 

1 Esto lo encontramos en los Anuarios Francoalemanes de Marx, específicamente en las Cartas de Marx a Ruge. “Por otra parte en esto precisamente consiste la ventaja de la nueva tendencia; nosotros no anticipamos dogmáticamente al mundo, sino que queremos encontrar el nuevo mundo a partir de la critica del viejo…No es cosa nuestra la construcción del futuro o de un resultado definitivo para todos los tiempos; pero tanto más claro está en mi opinión lo que nos toca hacer actualmente: criticar sin contemplación todo lo que existe; sin contemplación en el sentido de que la crítica no se asuste ni de sus consecuencias ni de entrar en conflicto con lo poderes establecidos.” (Marx, 1978: 173-174) 

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