NATURALEZA DE LA PLANEACIÓN ECONÓMICA. RECUENTO DE LA PLANEACIÓN ECONÓMICA EN MÉXICO Y EL MUNDO.

Rodrigo Hernández Gamboa

Intentos económicos socialistas anteriores a los planes quinquenales.

El modelo utilizado posterior a la revolución rusa de 1917 fue el primer paradigma del modelo de economía planificada que se trató seriamente en el mundo. Su visión provenía de los escritos socialistas del siglo XIX, y como ya lo hemos tratado, no abordaron de manera concretizada las funciones o los manejos específicos de la nueva economía en la transición del modelo capitalista de mercado, a una economía planificada y en medio del transe al comunismo.

La principal tarea de la planificación como hipótesis de la organización de la economía comunistas, radica en la forma de emprender la producción socialista y desarrollarla, cosa improcedente sí se aloja en lo primitivo de los teorizaciones, pues los incipientes modelos hipotéticos sobre la transición del capitalismo al comunismo -muy pocas páginas en realidad en escritos del propio Marx- se centran en la apropiación de los medios de producción industrial en donde ya los hubiera, es decir, se trataba de construir la dictadura del proletariado en donde éste fuera el principal actor de la producción.

La antigua Rusia zarista casi feudal, mantenía a su población viviendo en el campo y pocas ciudades eran centro del movimiento popular, más bien la elite intelectual y el campesinado, conjuntado con pequeños focos socialistas en el ejercito y en la fabricas de las ciudades, fueron causantes del triunfo de la revolución; pero de estos acontecimiento en su gran mayoría no surge teoría arraigada en el cientificismo del materialismo dialéctico enfocado en lo ulterior al advenimiento de la revolución. Es sí no hasta que ocurrieron o se alinearon los sucesos para concluir en una revolución socialista, cuando se plantea la disyuntiva del nuevo modelo social y como llevarlo a la realidad. Inclusive se tiene que apuntar, que tanto estas variantes que determinaron la revolución y los modelos de desarrollo que ésta propicio, no son atenuantes del posterior desenvolvimiento, tanto de la planificación ni de otras medidas similares, sólo son entornos que afectaron a que la puesta en marcha de los mecanismo proletarios evidenciaran su poco análisis científico.   

El partido bolchevique, radicalizado y con Lenin a la cabeza asume el poder en 1917, año en que triunfa la primera revolución obrera del mundo. Pero cómo aplicar el modelo económico idealizado; cosa por demás ambigua, sin una teoría que sustente la búsqueda de una economía armónica que garantice la avenencia para transitar poco a poco a otro lugar también desconocido; el comunismo, un poco más inexplorado que la planificación del socialismo.

Pero antes de siquiera poner a maquinar la nueva plataforma teórica que le daría sustento a la planificación, era necesario hacer cambios durante pleno conflicto bélico internacional. Detener la primera guerra mundial, situada en el mismo proceso histórico de la revolución roja. A este periodo prematuro del tratamiento económico después se le conoció como comunismo de guerra, y es de vital importancia sí se quiere reconstruir las bases de la planificación posterior y hacerse de una idea que refleje lo poco preparado que estaban las concepciones de transición capitalistas al relevante modelo comunistas.  

Para poner en contexto, se debe señalar que después de que triunfa la revolución de 1917, se impuso rápidamente por todo el país el ánimo socialista. Los campesinos siguiendo los consejos bolcheviques, se habían apoderado de la tierra, y ahora creían que con la consagración del dominio Leninista y obrero, estas parcelas expropiadas serían legitimadas y entregadas a los campesinos, cosa contraria entendiendo la abolición de la propiedad privada en su totalidad y con ella la pequeña parcela. Pero en realidad la consagración interna no era la principal diatriba con que se enfrentó el Estado bolchevique, el verdadero conflicto fue el abandonar la guerra en la cual estaban imbuidos y poner en vías de desarrollo la épica comunista. En el interior de partido se reconocía en Lenin como el principal líder conciliador entre las divergencias; además a Trotski, que por su origen racial, y por su ambigüedad en su postura desde los inicios de la Revolución, merecía descredito y desconfianza entre los círculos bolcheviques antiguos, aún así, le otorgaron a Trostski la cartera de Ministro de Relaciones con el Exterior, siendo el encargado de la complicada tarea de hacer la paz con los enemigos externos que se habían germinado por la Guerra Mundial.
En tanto en el interior, las otras fuerzas progresistas que ayudaron al triunfo revolucionario no estaban en total concordancia con los planteamientos bolcheviques. Los mencheviques y los social-revolucionarios, querían ser participes de este nuevo modelo social, y propusieron que se encauzara este movimiento popular hacia una revolución burguesa, en otro gobierno de coalición con los partidos burgueses. Esto lo descartaron los bolcheviques, así como la transición progresiva a una revolución burguesa a donde se crearan los medios de producción convenientes a una revolución socialista.
Así que con la intención de realizar un socialismo de fondo, es que se implementa el Comunismo de Guerra, intentando aplicar medidas especificas como; la nacionalización de la industria, la banca y los ferrocarriles, además confiscando los bienes de los propietarios agrícolas, estableciendo un monopolio del comercio exterior, implantando el control obrero en las administraciones de las empresas, suprimiendo el sistema de precios y con ello el mercado, y por último, requisando a los campesinos, obligándoles a entregar parte de los productos en especie que se negaban a dispensar. Todas aquellas medidas que trataban de trasformar desde la raíz la estructuras de los mecanismos económicos, se justificaban en una muy permeada conciencia ideológica, pero sobretodo atendiendo a una coyuntura internacional que presionaba al máximo al Estado revolucionario en su búsqueda de hacer viable los postulados socialistas que detentaban (Martínez Cortiña, 1971: 2). El resultado fue desastroso, llegando la producción agrícola a un tercio del nivel registrado en 1913, la producción industrial es un 13% menos que en ese entonces, y en el mismo apartado los traslados en ferrocarril descendieron al 12% de lo contemplado para la misma fecha (Bahamonde Magro, 1987: 1).
Por otra parte con el acuerdo Brest-Litovsk firmado entre la Rusia revolucionaria y los contrarios, Alemania y Austro-Hungría, dejaban en manos de éstos toda Ucrania y sellaban con esto el fin de su participación en la Primera Guerra Mundial, amputando esta enorme parte del territorio soviético (Mikailovich, 2007: 13).
El reconocimiento del Comunismo de Guerra, como un momento de excepción y de asentamiento, está explicito en sus medidas, además de que intrínsecamente en el concepto se encuentra la medula diferenciadora. Incluso, con el fin de la primera guerra mundial, se da inicio a una guerra civil que compromete la revolución y agrava todavía más la situación de las fuerzas productivas y del campesinado. Las requisas por los alimentos eran intensas y continuas, así que los campesinos se veían en peores condiciones que antes de la guerra. Las ciudades, que antes de la guerra civil veían un promisorio futuro, ahora se vaciaban por la hambruna y el cierre de gran parte de las fábricas. Éste era el resultado de una intensa deficiencia economía, aunado a la huida de los capitalistas en masa y de una mayor preocupación del Estado revolucionario por el mejoramiento de la economía en general, en claro detrimento de una colectivización general de los medios de producción. Esta tarea de colectivizar los medios de producción en las fábricas fue resuelta primeramente por los comités de fábricas, que estaban ligados a las secciones sindicales casi en su totalidad. Estos comités primero lograron establecer las exigencias laborales indiscutibles para el trabajo todavía expuesto a los patrones que se negaban a perder sus capitales; estas exigencias de basaban en las jornadas máximas de ocho horas y en el salario mínimo, pero rápidamente se hicieron cargo de las demandas de estatización de la industria. Pidieron al gobierno que nacionalizara las empresas que no cumplían con las demandas obreras, pero más que eso exigían la autogestión de los trabajadores para hacerse cargo de las fábricas (Droz Jacques, 1982: 32-33).
Lenin, líder de la revolución, no hizo cambios profundos a la estructura económica heredada de la guerra civil, la guerra mundial y el comunismo de guerra, hasta que se estableció la NEP (Nueva Política Económica) que comenzó en febrero de 1921, proclamada durante el décimo congreso del partido, y que buscaba como prioridad corregir primeramente los destrozos del Comunismo de Guerra, pues éste había colapsado las vías de acumulación de capital, haciendo inviable con ello el programa de industrialización que se consideraba fundamental para la revolución, y en segundo lugar, trataba de dar un respiro dentro de la guerra civil que todavía se libraba, otorgando con ello cierto licenciamiento a los pequeños productores privados. La NEP supuso un paradigma mayor; resultó ser el impulsor teórico de la transición al socialismo. Una nueva configuración pragmática en la búsqueda de desarrollar el socialismo partiendo de una sociedad atrasada y con la mayoría de la población trabajando en el campo. Pero en una lectura general, la NEP resultó ser una peculiar trasformación de; una sociedad pre-industrial y con grandes atrasos en el campo, a un espécimen más cercano, a un capitalismo de Estado, que a las aproximaciones del socialismo marxista. Conformando con ello una de las contradicciones primarias con las interpretaciones del Comunismo de Guerra, dando paso a la ampliación de las actividades privadas en contraposición de los pronunciamientos primarios, que estaban bastante ideologizados, pero que en cambio, eran congruentes con sus ideales económicos. El intento del Lenin y de la NEP no era otro que desarrollar al país del modo posible, y sí para ello se volvía necesario darle un sosiego a la propiedad privada, en especial al terrateniente que generaba excedente en detrimento del campesino pobre, se tenía que hacer (Bahamonde Magro, 1981: 2-3).    
De entrada se cerró el paso a la organización obrera en las fábricas, incompatible con la urgencia nacional, concretizando con ello el desarrollo económico acelerado por métodos de la desnacionalización de las pequeñas unidades de producción, así como una autogestión en la ya industria de base nacionalizada (Bahamonde Magro, 1981; 3). A su vez, se modificó la organización autónoma de los comités obreros, colocando consejos de estudio en cada rama de las producciones dependientes del Estado bolchevique, para que supervisaran y corrigieran los inconvenientes que estos pudieran tener. Pronto se dio paso a la creación del trust (grandes monopolios industriales dependientes de un sujeto) controlados por el Estado desde el órgano denominado Consejo Superior de Economía, que tenían por función el de regular y tutelar a las empresas. Este organismo se trocó por el de un verdadero controlador y organizador de la situación financiera de cada fábrica. La pequeña empresa en cambio, no sufrió mayores complicaciones provenientes de los postulados de la NEP, argumentado que el Estado todavía no tenia la suficiencia técnica para su manejo, así que se permitió qué empresas con menos de cinco trabajadores continuaran funcionando sin ningún tipo de restricciones (Droz Jacques; 1982: 35).
La situación era cuestionable, no sólo por las deficiencias económicas de una eventual organización obrera, sino por las requisas y el mercado negro que inflaban los productos y hacían insostenible la saludable convivencia. Además, en el campo la situación se suscitaba benéfica para las grandes fincas que eran capaces de entregar excedentes mayores, que el Estado cobraba en impuestos, siendo estos en especie.   
El inevitable sostenimiento del capitalismo fue trascendental, pues aunque Lenin continuaba manteniendo su postura pragmática y progresiva, la realidad hacía imposible intentar el socialismo en esta etapa tan inmadura; las políticas socialistas se empezaron a derrumbar. La espontaneidad de los trabajadores y los sindicatos por organizar sus fábricas fue atragantada por la maquinaria revolucionaria que organizaba el desarrollo económico en general y de manera totalitaria, con una incipiente burocratización que sería su germen más dañino. El amplio conglomerado de fuerzas de izquierda; social-revolucionarios y anarquistas, que engrosaron las filas bolcheviques en un inicio, fueron eliminados de los primeros círculos del partido, además de un repliegue, desde las esferas revolucionarias de los obreros y los sindicatos; “estos últimos solo tendrían que ser la unión entre el Partido Comunista y las masas” (Droz Jacques; 1982: 38-41).
La conclusión de la guerra civil hizo disminuir la carga impositiva a los campesinos que ya morían de hambre o de frio. El viraje hacia esta política económica más relajada, dio como resultado la libertad de intercambio de mercancías entre campesinos y obreros, además de la suspensión sobre las limitaciones en el uso de la moneda con el fin de reactivar la industria. Este retroceso táctico, también aceptó al capital privado en la apertura del comercio, argumentado el Estado, que ellos, los capitalistas, poco poder tenía para alentar este sistema de intercambios, además que al detentar el Estado revolucionario el monopolio del comercio exterior, las empresas privadas estarían subordinadas a un manejo externo del Estado. La cosecha de 1922 fue sobresaliente, y poco a poco el campo ruso fue recuperando la bonanza, aunque aun estaban lejos de las cosechas anteriores a las revoluciones y los conflictos internos de todo tipo (Droz Jacques, 1982: 42).
Esta NEP aunque beneficiaba el desarrollo económico del Estado, no hizo ningún progreso hacia el socialismo. Alentaba una economía mixta y favorecía a la pequeña industria, pues no se había realizado ninguna acción para su colectivización, al mismo tiempo, en el campo se mantenían las pequeñas y medianas parcelas en detrimento de las cooperativas o las parcelas estatales.
Lenin, como tantos otros no estaba de acuerdo en el rumbo que estaba llevando la revolución, pero tenía fe en que este sólo era un paso progresivo hacia el socialismo. Creo que el caso mas grave hasta ese entonces fue el de los campesinos, que afianzaban su propiedad otorgada en las confiscaciones a los terratenientes, pero la colectivización se veía tan lejos que el propio Lenin mencionó en el Congreso de la III Internacional Comunistas, que se debía aliar sólidamente con el campesinado para logara grandes avances hacia la gradual agricultura mecanizada y colectiva.
Finalmente en 1924, muere Lenin dejando un socialismo ambiguo en Rusia, y un futuro desolador para la gran mayoría de los socialistas contemporáneos. Pero no por eso la tarea económica de la NEP se estancó. Inclusive se dio inicio a una nueva fase anterior a los planes, que podemos encontrar durante los años de 1925-1928. En esta fase se intentaba alcanzar dos objetivos básicos aunados a lo ya impulsados de aumentar la producción y liquidar los restos del capitalismo, meta impuesta anteriormente por el propio Lenin. En estos nuevos objetivos se encuentra primeramente; el de dar prioridad a la industrialización de productos pesados y medios en las industrias nacientes. El segundo objetivo se decantaba por colectivizar la agricultura, eliminando los “Koulaks”, que eran propiedad de grandes terratenientes, por “Sorjozes”, empresas agrícolas controladas por el Estado, o “Koljozes”, cooperativas agrícolas, intento que no diera frutos del todo hasta la década de los treinta, cuando se iniciaron los cambios provocados por los planes quinquenales (Martínez Cortiña, 1971; 14-15). Esto se planteaba mientras que Stalin afianzaba el liderazgo dentro del partido, en este sentido, las visiones de largo plazo de Stalin se volvían incompatibles con el desfase de la NEP, provocando su cancelación y dando paso al primer plan quinquenal de (1928-1932).
La puesta en marcha del Comunismo de Guerra o de la Nueva Política Económica, como formas anteriores a la planificación, se caracterizaron principalmente por el predominio de una agricultura poco racional, basada en la propiedad tradicional y un comercio e industria que permitió en los albores de la NEP cierto resquicio por donde sobrevivió el capitalismo durante un lapso de tiempo considerable, después de que se ganó la primera revolución socialista del mundo. Estos intentos, aunque contenían una planificación con objetivos y metas a mediano plazo, no fueron el resultado de averiguaciones anteriores que proporcionaran racionalidad a estos lineamientos; mayormente estaban contenidos por aspiraciones y preceptos ideológicos que dieron cabida a la fase anterior de la planificación socialista soviética que se presentó después en todas sus dimensiones.

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